Archivo de la categoría ‘Geología en la vida cotidiana’

¿Es lo mismo una tormenta eléctrica que una tormenta magnética?

rayos2He notado que con motivo de los luctuosos sucesos acaecidos en la playa de Villa Gesel, muchos lectores han entrado al blog a través de la búsqueda «tormenta magnética», lo cual me induce a pensar que diferenciar entre ambos fenómenos no sería ocioso.

Casi todo lo que quieran saber acerca de las tormentas magnéticas ya lo he detallado antes en otro post, que les recomiendo leer también; pero hoy quiero resaltar en qué residen las diferencias entre esos eventos y las tormentas eléctricas.

¿Qué disciplina estudia las tormentas magnéticas y por qué?

En general es parte del conocimiento de astrónomos y astrofísicos, ya que se trata de eventos que se originan en el Sol, y no en nuestro propio planeta.

¿Qué disciplinas estudian las tormentas eléctricas y por qué?

Las tormentas eléctricas son abordadas tanto desde la Climatología, porque las tormentas son parte de los elementos constituyentes del sistema climático; como desde la Meteorología, porque caracterizan el estado del tiempo en un momento dado.

En cualquier caso, esto está señalando que se trata de fenómenos generados dentro de la propia atmósfera del planeta Tierra.

En el marco de la Meteorología, existe además una especialidad que estudia todo lo relacionado específicamente con los rayos, que se denomina Ceraunología.

¿Qué grandes diferencias puede notar una persona no versada en ninguna de ambas ciencias?

Pues es muy sencillo: en una tormenta eléctrica, habría que ser muy nabo para no darse cuenta de que está teniendo lugar.

No es así en cambio con las tormentas magnéticas, cuyos efectos pasan desapercibidos a la población, afectando solamente a numerosos aparatos e intrumental electrónico, eléctrico y electromagnético en general

¿Cuáles son las manifestaciones de las tormentas eléctricas?

Casi todos las podemos enumerar sin problemas: el rayo (del cual hay varios tipos), el relámpago, el trueno (ambos estrechamente vinculados con los rayos) y las centellas. Sobre estas últimas suele discutirse si son o no un fenómeno que de verdad puede separarse de los rayos, o si simplemente se trata de un caso particular de ellos.

¿Qué es el rayo, específicamente?

El rayo es una poderosa descarga electrostática natural que genera también emisión de luz  (relámpagos) y estruendos acompañantes (truenos).

La explicación misma y detallada de la producción de la descarga ha causado serias divisiones entre los científicos que se decantan por una u otra de diversas hipótesis, que exceden nuestras líneas, pero que en términos muy generalizados intento sintetizar más abajo, rescatando exclusivamente los puntos que casi todas ellas comparten.

Básicamente se trata de una gran descarga eléctrica que responde a su vez a una diferencia de potencial generada entre dos nubes, o entre las nubes y la tierra. Obviamente al existir una diferencia de estado energético entre dos porciones del medio, las partículas cargadas tienden a moverse desde las zonas de alto potencial a las de bajo.

Así nace la corriente de descarga, es decir el rayo, que en definitiva no es otra cosa que eso.

Ahora bien, cómo se produce la diferencia de potencial (que puede llegar a valores de millones de voltios) es el tema siempre en discusión y para el cual existen numerosas hipótesis.

¿Cómo se relaciona con el trueno?

El trueno es el resultado sonoro del rayo, que surge porque ante el paso de la corriente eléctrica, las moléculas de aire se ionizan, y se desarrollan ondas de choque.

Antes de dejar este tema, les recuerdo que a veces los rayos pueden producirse en las nubes de cenizas de erupciones volcánicas, como ya expliqué en otro post.

¿Hay precauciones especiales que pueden tomarse en las tormentas eléctricas?

Sí, por supuesto, y esencialmente residen en tratar de hallar refugio en construcciones cerradas. Aun dentro de ellas, es mejor abstenerse de utilizar aparatos conectados a la red eléctrica, como por ejemplo el teléfono, salvo que sea inalámbrico.

Cuando uno está en espacios abiertos (como nos pasa muchas veces a los geólogos), pero con el vehículo cerca, lo mejor que puede hacerse es entrar en él y cerrar todas las ventanillas, porque el auto se constituye en ese caso en una «jaula de Faraday» que conduce la electricidad por la superficie, protegiendo el interior.

Si nada de eso es posible, y uno está a campo abierto, debe acuclillarse en el suelo, porque la energía busca el camino más corto, y toda superficie alta o elevada es una vía preferente para la descarga. Inclusive es mejor meterse en el fondo de una zanja o barranco, y es bueno alejarse de los elementos metálicos, como la piqueta que uno siempre carga, por ejemplo.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de este sitio.

Repasemos un post que hoy merece una primera plana.

Hoy que se habla bastante de las condiciones del agua en la ciudad de Córdoba, los invito a visitar un post en este mismo blog, Locos por la Geología, en el cual me he referido a los requisitos que se exigen del líquido elemento para ser considerado potable. http://www.locosporlageologia.com.ar/el-agua-es-un-recurso-valioso-y-escaso-parte-1/

La pirotecnia y el ambiente.

pirotecnia1Como se vienen aproximando las fiestas de fin de año, ya se han empezado a hacer notar los petardos, cohetes y otras yerbas con que algunos creen aportar algo a la alegría más o menos generalizada.

Y no se puede menos que intentar un análisis racional de los efectos de tanto despliegue de cohetería sobre el ambiente que nos vemos obligados a compartir, participemos o no de semejante salvajada.

Con esa última afirmación se habrán dado cuenta ya, de que no se trata de una actividad inocente ni inocua, pero mi propuesta es hacer una lectura objetiva de las consecuencias de tanto jolgorio, desde un punto de vista ambiental. Manos a la obra pues.

¿Qué se entiende por pirotecnia?

La palabra procede de dos vocablos griegos: pirós= fuego y techne= técnica, de modo que podría entenderse como la técnica de producir fuego.

Con el tiempo, el uso de la palabra pirotecnia se fue reservando a campos mejor definidos, y hoy se refiere a la fabricación y empleo de dispositivos destinados a producir reacciones químicas que generan la combustión de determinados materiales.

Los efectos observables de esa combustión son llamas, chispas y humos coloreados, con o sin el acompañamiento de explosiones.

De ocurrir estas últimas, se supone que son controladas, aunque ya sabemos de la cantidad de accidentes que provoca su manipulación.

Generalmente el uso que se le da es festivo, aunque en su forma más explosiva, y por ende más peligrosa, suele relacionarse también con manifestaciones de protesta callejera.

¿Cómo se componen químicamente los implementos pirotécnicos?

Más arriba les he dicho que estos artilugios provocan combustión y en otro post les expliqué también que básicamente la combustión es una forma especial de oxidación química.

Por esta razón, los compuestos químicos que se requieren en la pirotecnia son de dos grupos, los oxidantes que provocan la combustión, y los combustibles que la alimentan para que dure el tiempo necesario para el efecto que se busque.

Entre los oxidantes, los más comunes que se utilizan en la pirotecnia son: cloratos de Potasio, Bario, Sodio, y Estroncio, percloratos de Potasio, Amonio y Bario, y nitratos de Estroncio, Potasio y Sodio.

Entre los combustibles, dominan el Magnesio y sus aleaciones, el Aluminio en polvo y el Fósforo rojo, blanco o amarillo.

Ya la mera enunciación de estos compuestos debería empezar a preocuparnos, pero antes de ver sus posibles efectos, respondamos a preguntas más generales.

¿Qué efectos tiene el uso de la pirotecnia sobre el ambiente en general?

Si nos proponemos hacer un análisis bien contextualizado y profundo, veremos que hay varios aspectos a considerar:

¿Qué pasa desde el punto de vista del recurso?

En el post que les he linkeado más arriba, encontrarán una definición de recurso, y también la correspondiente clasificación. Y allí habrán visto ustedes que todos los elementos que forman parte de los artefactos pirotécnicos son recursos no renovables. Por esa razón, dilapidarlos en un uso tan banal, es por lo menos irresponsable.

Porque prácticamente todos esos elementos tienen otras aplicaciones mucho más vitales, con las cuales no debería competir tan innecesaria utilización.

Recordemos que la minería está permanentemente cuestionada por sus efectos sobre el medio, y que por eso mismo reducir la presión de la demanda es una de las estrategias más sostenibles en el tiempo.

Solamente una producción racional permite una disminución de los impactos. Y no es racional absorber costos ambientales solamente para producir elementos que se van a quemar en unos segundos de algarabía.

Yo soy una defensora de la minería responsable y con los más estrictos controles, pero eso no es compatible con una demanda desbordada para destinos injustificados.

Efectivamente, si la demanda es excesiva, la urgencia de producir en cantidad suficiente para responder a ella, hace que se relajen los controles y las medidas de seguridad. Por otra parte, una ganancia también muy elevada abre la puerta a tentaciones como la de elegir un camino no del todo legal, pero aceitado por el dinero contante y sonante.

Las mismas personas que se oponen a la minería, muchas veces, en las propias manifestaciones en su contra, utilizan bombas de estruendo. Por favor, ¿alguien puede explicarme tamaño despropósito?

Pensando en que esas actitudes nacen fundamentalmente del desconocimiento, es que surge este post, para tratar de estimular alguna coherencia y, en todo caso, para que las decisiones se basen en la razón, no en meros slogans.

Pero volvamos a la pirotecnia.

¿Qué pasa desde el punto de vista de la contaminación durante la fabricación de pirotecnia?

Las fábricas de elementos pirotécnicos son fuentes permanentes de residuos sólidos, efluentes líquidos y emanaciones gaseosas, que se van produciendo y liberando durante la manufactura.

Existen por supuesto, numerosas medidas de seguridad exigibles, y casi siempre también exigidas, que permiten disminuir en alguna medida, los efectos nocivos (casi siempre hasta niveles medianamente razonables).

La autorización para el emplazamiento de tales fábricas está teóricamente precedida de una Evaluación de Impacto Ambiental y el consiguiente monitoreo, de modo que en un alarde de ingenuidad voy a permitirme suponer que no es éste el aspecto más peligroso del tema, aunque no debe ignorarse su participación en la consideración integral del problema.

Pasada la etapa de producción, nunca debe olvidarse que el riesgo del almacenamiento de materiales combustibles, oxidantes y explosivos, es en sí mismo alto y omnipresente.

Pero, repito, en esta etapa, hay todavía un cierto grado de control, y la zona afectada está bien delimitada.

Los peores efectos ocurren después de la comercialización, es decir durante y después del uso mismo de la pirotecnia en un desfile, demostración o en festejos callejeros.

¿Qué grado de contaminación puede producirse durante y después del uso de la pirotecnia?

La más obvia entre las múltiples formas de contaminación es la sonora, que a todos nos mantiene irritables, además de perturbar el descanso y alterar notablemente a las personas nerviosas, ancianas o enfermas, tanto como a las mascotas y a los niños.

Pero ésa está lejos de ser la peor forma de polución ambiental resultante de los fuegos artificiales, porque la mayoría de las sustancias que intervienen en la composición de tanta cohetería, se liberan durante el consumo y pueden permanecer en el aire, o descender hacia el suelo y concentrarse en los cursos de agua.

Por lo general esto permanece desatendido porque en las zonas urbanas, el suelo está ya cubierto o pavimentado, y pocos son los cursos que atraviesan las ciudades. Pero lo que no se tiene presente es la contaminación aérea que afecta muy directamente a los habitantes del lugar, y que la circulación atmosférica puede llevará a zonas distantes de las de la liberación original.

Y debido a que la mayoría de los compuestos combustibles (como el magnesio, aluminio y fósforo que mencionamos más arriba) se encuentran en forma de polvo con partículas muy finas, pueden permanecer mucho tiempo en suspensión, siendo inhalados por los seres vivos y afectando grandes áreas hasta su depositación final.

Respecto a los efectos específicos, los percloratos pueden afectar a la tiroides, el bario contiene isótopos radioactivos, y en la explosión misma se desprende una gran cantidad de dióxido de carbono, partícipe del efecto invernadero.

Con relación a la duración del efecto, según algunos análisis, dentro de 14 horas de la utilización de los fuegos artificiales, los niveles de fondo de perclorato aumentan entre 24 y 1028 veces respecto al contenido habitual de un sistema ambiental sano. Pueden alcanzar el máximo un día más tarde y sólo después, los compuestos empiezan a degradarse lentamente hasta volver a niveles normales dentro de los 20 a 80 días.

No es tampoco despreciable la contaminación lumínica que puede afectar el comportamiento de la fauna, sea silvestre o urbana.

Y hay todavía una instancia más a considerar, y es la carga de residuos aun cuando muchos de ellos sean ya inertes, que se impone al ambiente.

Tanto los del packaging, como los que forman parte del artefacto mismo, en los cuales la carga explosiva está contenida, son todos desechos de los que la comunidad debe después librarse.

Y acá me permito una digresión: existe tal volumen de basura en las comunidades urbanas, que se ha impuesto la llamada regla de las 4 R como la única alternativa inteligente para evitar que los residuos nos tapen por completo.

Las 4 R significan:

  • Reducir. Y como ya he dicho más arriba, generar «bienes de consumo» inútiles no es la mejor manera de achicar el tonelaje de basura de la que hay que disponer después. La pirotecnia viola este principio.
  • Reutilizar: Nada en la pirotecnia puede volver a usarse, porque literalmente se quema, casi por completo. Otro postulado ambiental violado.
  • Reciclar: No hay tampoco envases inocuos ni materiales que puedan procesarse para nuevos usos, con lo cual la regla de las 4 R es por completo inaplicable para proteger el ambiente, cuando de fuegos de artificio se trata.
  • Reparar: Tampoco se aplica esta regla, según la cual, los desperfectos solucionables nunca deben conducir a desechar artículo alguno.

¿Qué pasaría si se hiciera una evaluación de impacto ambiental?

Hasta aquí me he ceñido a la parte más directamente relacionada con mi profesión geológica, vale decir que me he referido a recursos, contaminación, suelos, aire y agua. Pero una evaluación de impacto ambiental debe, por definición ser completa, y por ende analizar todos los subsistemas que componen el medio, incluyéndose por lo tanto el análisis de los efectos potenciales sobre la población, la fauna, las construcciones, y hasta la economía.

En esa inteligencia, se pueden sumar otros resultados adversos, que sólo menciono porque exceden mi área de especialidad, pero que deben ser considerados también; por ejemplo:

  • Posibilidad de incendios y explosiones, de los que hay muchísimos antecedentes, tanto en las etapas de fabricación como de almacenamiento, transporte, venta y uso.
  • Efectos sobre las mascotas y animales silvestres que alteran su comportamiento por el estrés derivado del ruido y la vibraciones. No solamente se pueden producir heridas y muertes o extravíos por desorientación en el momento mismo del uso de la pirotecnia, sino que a largo plazo, la contaminación química puede afectar los ciclos reproductivos, y la salud en general.
  • Accidentes personales, a veces invalidantes y hasta fatales que ocurren durante la manipulación de los artefactos.
  • Costo económico y social a la hora de atender a los accidentados, y las posibles secuelas que deban sobrellevar.
  • Costo de esfuerzo, tiempo y dinero para acudir a controlar los incendios que mencioné más arriba, y a mitigar sus daños.
  • Costo psicológico para los afectados por accidentes. Esto permanece casi siempre como invisible, y no obstante, la sensación de culpa de un padre que ha comprado la pirotecnia con la que su hijo menor de edad ha padecido una mutilación o una quemadura, es de larga duración y puede conducir a conductas no deseadas, desde depresiones hasta adicciones y suicidios.

Insisto en que en estos aspectos, mi palabra surge del simple sentido común, pero hay miles de especialistas que podrían explayarse al respecto desde sus respectivas áreas de conocimiento. El precedente es un simple listado ilustrativo, que dista mucho de ser completo, precisamente porque excede mi propio conocimiento profesional.

¿Hay regulaciones legales?

Desde luego que sí, al menos en la mayoría de los países, ciudades y/o municipios. Por ejemplo, en casi todos lados está prohibida de manera absoluta la venta callejera, y la venta a menores. Tambié©n se exige que los menores manipulen los fuegos artificiales solamente con la asistencia de adultos responsables.

Y por lo general, solamente los artefactos debidamente autorizados por autoridad competente pueden ser comercializados.

En Córdoba, por ejemplo, está prohibido el uso de bombas de estruendo en las manifestaciones, y de bengalas en recitales de música.

Pero, ¿cuántas de estas reglamentaciones se cumplen de manera efectiva? ¿Cuándo se ha sabido del ejercicio de un poder de policía relacionado con este tema? ¿Alguien conoce que se haya aplicado alguna sanción alguna vez?

En determinados municipios del mundo, hay además legislación que solamente habilita a personal especializado, y en predios y horarios preestablecidos para manipular pirotecnia en festejos determinados. Eso es digno de imitar, siempre que luego se exija el cumplimiento de la normativa.

Por otra parte, la tecnología está buscando alternativas más saludables, menos peligrosas y mas amigables con el ambiente, para aplicar en la fabricación de pirotecnia.

Por ejemplo, se está privilegiando el uso de de materiales ricos en nitrógeno o nitrocelulosa, por sobre el del perclorato, porque su combustión es comparativamente más limpia y produce menos humo. Pero esos artefactos son todavía muy costosos, motivo por el cual, su utilización es muy reducida en la mayoría de los países.

¿Qué puede agregarse sobre el tema?

En este post, voy a salirme por un momento más de mi rol profesional, para hacer una pregunta desde el más profundo sentido común: ¿cuántos padres darían a su hijo preadolescente, un revólver o una granada para que se entretenga en Navidad? ¿Entonces, por qué le entregan una bolsa de explosivos casi tan potencialmente dañino, sin que se les arrugue el jopo?

Sí, ya sé que me van a decir que un cohete no es tan dañino como una granada, por cierto, pero por eso mismo se manipula de una manera mucho más irresponsable, a veces junto a elementos altamente inflamables, en la ventana de vecinos irascibles o metiéndolos en un tarro con cuanta porquería logran juntar para que el efecto sea más ruidoso.

Es verdad que una granada es más letal, pero por eso mismo su manejo es menos desaprensivo. ¿Sacan alguna conclusión al respecto? ¿Cómo creen que se vería la estadística si se comparara el número de accidentes fatales provocados por uno u otro aparejo en las fiestas de fin de año?

Bueno, por hoy creo haberme ya explayado bastante.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de este sitio.

 

La tormenta Berta.

tormenta_cordobaPrimero debo decirles que este post es una total irrupción en la programación original del blog, debida a la irresponsabilidad de la naturaleza, que no tuvo mejor ocurrencia que generar la noticia de Berta, pedazo de tormenta que dio que hablar.

De modo que si entraron a buscar la continuación del post relativo a los nombres de las eras, deberán esperar hasta el lunes 11, lo siento.

Y ahora sí, vayamos a Berta:

¿Qué es una tormenta intensa?

Este tema ya fue explicado en un post anterior y deberán recurrir a él para refrescar el concepto. Para eso les dejo el correspondiente link, para que vayan a hacer los deberes. Aquí solamente les recuerdo que los límites numéricos que definen si una tormenta es intensa o no, varían de una región a otra, según las características particulares del ambiente en cuestión.

¿Por qué se le dio nombre a esta tormenta?

Si bien ya estamos acostumbrados a que los huracanes sean bautizados, no siempre las tormentas intensas reciben un nombre propio.

En este caso, la razón para darle un apelativo no fue, como podría pensarse, su intensidad, sino que respondió a otros dos factores: su gran extensión que llegó a afectar simultáneamente a 7 provincias argentinas, por un lado; y por el otro, su duración que está ya superando las 48 horas ininterrumpidas de mal tiempo.

Las provincias que sufren a Berta son: Córdoba, La Pampa, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Santiago del Estero y Corrientes.

¿Por qué se llamó Berta en este caso?

Porque se siguieron los lineamientos generales ya normatizados para denominar eventos meteorológicos como huracanes, tormentas tropicales, etc (tema del que haré un post en cualquier momento).

En esta situación particular, correspondía el uso de un nombre con la letra B, ya que la anterior tormente intensa recibió el nombre de Adán, y el orden alfabético es una de las estipulaciones.

¿Se pueden tomar algunas previsiones a la hora de realizar proyectos ingenieriles, que tengan en cuenta la posible ocurrencia de estos eventos?

Sí, por cierto, y en ese sentido se están diseñando (al menos en teoría) las obras desde hace algunos años.

Para eso se definen las que se conocen como «tormentas de diseño», vale decir aquéllas que caracterizan los eventos extremos esperables en una zona dada, y que se supone que deben ser resistidas sin daño por las obras ingenieriles y de infraestructura.

Lamentablemente, la urbanización en la gran mayoría de las grandes ciudades (en todo caso en todas las afectadas por Berta, por lo menos) es muy anterior al desarrollo de estos conceptos, y ha estado casi siempre librada a crecimientos espontáneos, o que responden solamente a objetivos económicos.

No obstante, hoy se pueden definir las llamadas tormentas de diseño a través del estudio estadístico de tres factores fundamentales que componen las llamadas curvas i-d-f, y que son: intensidad, duración y frecuencia del evento.

Otra vez debemos lamentarnos de que no en todos los casos se cuenta con datos completos de series lo suficientemente largas y sin interrupciones, como se requieren para la aplicación de la metodología. En efecto, mínimamente debe contarse con registros de detalle de no menos de veinte años. Y no siempre es ése el caso.

De cualquier modo, se pueden hacer presunciones en base a los datos disponibles, y obtener un cuadro más o menos ajustado a la realidad, a la hora de la planificación urbana.

Es decir que se trata más bien de la decisión política de atender a ellos o no. En otras palabras se debe optar entre privilegiar la economía de ciertos sectores, o el bienestar y seguridad de las personas.

¿Existe un sistema de alerta hidrológica temprana?

En nuestro país hay diversos centros dependientes del INA (Instituto Nacional del Agua) que centran su acción en diversas regiones, con distintas características, y tienen sus propios protocolos de alertas tempranas.

En la Provincia de Córdoba se cuenta con el CIHRSA (Centro de Investigaciones Hídricas de la Región Semiárida) que desde el año 1987 opera una red telemétrica para pronósticos hidrológicos a tiempo real, básicamente para la Cuenca del Río San Antonio.

Por cierto se pueden recibir alertas del comportamiento de esas inundaciones fluviales, pero los anegamientos urbanos escapan por completo a esa red, salvo cuando tienen relación directa con desbordes del Suquía, que atraviesa la ciudad.

¿Cuánto de los actuales efectos de las precipitaciones intensas pueden relacionarse con la actividad humana?

En el post relativo a los posibles efectos de los incendios sobre el sistema geomorfológico y los suelos, ya les advertí que esto podía suceder. Y eso es un ejemplo de intervención humana, porque los incendios fueron provocados.

También la deforestación para urbanizaciones, uso de la madera, o para avance agropecuario, suman sus propios inputs a sistemas en riesgo.

No obstante, hay registros de antiguos desbordes y anegamientos en tiempos muy anteriores a la era industrial, en todo el mundo. En otras palabras, como siempre digo, el hombre acelera y magnifica (o minimiza, a veces) determinados procesos, pero ellos sólo ocurren si las condiciones naturales están dadas para ellos.

¿Qué podría recomendarse en adelante?

  • Planificación urbana basada en el conocimiento científico del comportamiento meteorológico e hidrológico natural.
  • Exigencia del más absoluto control de las intervenciones en los ecosistemas, a través de estudios de evaluación de impacto.
  • Actualización de los registros que permitan obtener la información requerida para una planificación racional.
  • Mecanismos legales (sobre todo en el poder de policía) para reprimir las acciones como los incendios provocados y otras muchas que rompen los equilibrios de sistemas frágiles.
  • Educación de toda la población acerca de su responsabilidad ciudadana respecto al ambiente.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela

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Geología para periodistas y comunicadores sociales

Japan earthquake / tsunami TV news screen grabMuchas son las veces en que escuchar la información periodística me pone al borde de un ataque de nervios, al mejor estilo Almodóvar.

Porque convengamos que observar cómo los supuestos vectores de la educación informal mediática confunden un meteoro (lluvia, viento, etc.) con un meteorito; o no distinguen entre la variabilidad climática y el cambio climático global, puede desafiar la estabilidad emocional de cualquiera.

Por ese motivo, recomiendo especialmente a los comunicadores sociales que tomen un mínimo de precauciones antes de decir que se aproxima el fin del mundo, sólo porque coinciden un par de inundaciones en la India con una erupción volcánica en Chile.

Para evitar esos papelones, y a instancias de Dayana, que se horrorizó como yo misma cuando los medios cordobeses atribuyeron una tormenta de polvo a la «desertificación» en nuestra provincia, les he reunido los links de algunos posts que pueden ayudarlos a informar con un mínimo de fundamento científico.

Les recomiendo que sigan todos esos links que les voy incorporando al texto, o al menos los tengan en cuenta a la hora de referirse a alguno de esos casos en particular.

¿Cómo informar sobre fenómenos naturales que causan daños recurrentemente en su área de influencia?

Para comenzar, no debe atribuirse todo evento a la intervención antrópica, a la proximidad del fin del mundo, ni al cambio climático global.

Muchos de los acontecimientos que redundan en daños, son parte de un ciclo natural y ocurren con una cierta periodicidad. El tema es que muchas veces esa periodicidad es tal que abarca miles de años, y es por esa única razón que no hay precedentes documentados.

Pero la falta de documentación no implica que algo determinado no haya ocurrido antes muchísimas veces.

Y es importante entonces, informarse acerca de cuáles son los eventos que se repiten con cierta asiduidad (en la escala temporal geológica, obviamente, no en la humana) en una región determinada.

Algunos ejemplos de esos casos son:

  • las inundaciones y anegamientos, que pueden verse agravados por la intervención humana, pero que no son entera y exclusivamente provocados por ella.
  • las tormentas de tierra y sus consecuentes brumas -que no necesariamente ocurren sólo sobre áreas desérticas como algunos parecen creer, y como les conté más arriba- que son muy recurrentes en regiones áridas y semiáridas durante los meses de sequía.
  • algunos fenómenos meteorológicos, como las lluvias intensas, los tornados, la caída de granizo, etc.

¿Cómo informar sobre fenómenos naturales de mayor magnitud?

En estos casos, la función de la prensa debería limitarse a reportar los acontecimientos de manera objetiva, sin aventurarse en campos en los cuales carecen de idoneidad. Predecir la secuencia de acontecimientos geológicos que podrían sobrevenir con posterioridad al hecho, evaluar y comparar magnitudes o intensidades sin conocer sus diferencias ni su significado real, buscar actividades «disparadoras» de los fenómenos, etc., etc., implica un accionar riesgoso y compromete -por lo general sin ningún fundamento- la respuesta emocional de la población afectada que lo último que necesita es pronosticadores no científicos.

Si de todas maneras quieren editorializar al respecto, les sugiero leer como mínimo los posts relacionados con los siguientes temas:

¿Cómo informar sobre fenómenos aparentemente inexplicables o cargados de misticismo?

En este caso, el periodista debe despojarse de su parte ingenua, para dirigirse a los científicos que pueden dar una explicación coherente, con argumentos lógicos y objetivos. Casos hay en que lo mítico y/o el misticismo se cuelan en el imaginario colectivo, y es allí donde el comunicador social debe mantenerse dentro de los límites del conocimiento racional. Ejemplos al canto:

¿Qué términos frecuentes deberían conocer los periodistas para no cometer errores al informar?

Hay una multitud de términos que son esencialmente diferentes, pese a referirse a fenómenos parecidos o relacionados entre sí de una u otra manera, o a aspectos distintos del mismo proceso. Algunos ejemplos:

Desertización y desertificación.
Alud y avalancha.
Intensidad y magnitud sísmica.

Hay otros casos en que no existe la diferencia que el vulgo les confiere, o se trata de términos que lisa y llanamente no son aceptables. Por ejemplo:

Sismo y terremoto.
Piedras preciosas y semi preciosas.

Y por fin hay situaciones en que hay códigos muy específicos para aludir a determinadas actividades o evaluaciones científicas. Esos códigos deben reproducirse con exactitud si se pretende informar de manera correcta y completa. Serían los casos de:

Desarrollo sostenible y desarrollo sustentable.
Concepto y evaluación de Riesgo geológico.

Además de los posts que he linkeado en cada caso, puede serles útil un paseo completo por la categoría Glosario Geológico.

¿Qué deben tener en cuenta los periodistas a la hora de informar sobre los sistemas naturales?

Hay algunas premisas básicas que una buena información no puede dejar de considerar. En primer lugar, los procesos geológicos ocurren en el marco de sistemas complejos, de modo que es irresponsable su análisis descontextualizado, sobre todo cuando se busca responsabilizar a alguien de determinadas catástrofes.

En segundo lugar, el concepto mismo de catástrofe, tanto como muchos otros, parte de una mirada antropocéntrica, y por ende debe ser valorado como tal, y no como una conceptualización absoluta.

Y por último, hay que tener mucha cautela al pronunciarse sobre ciertas actividades, como el uso del suelo en la producción agropecuaria o la minería, que han padecido y padecen una demonización ideológica, apartada de los criterios científicos y técnicos.

Como una yapita final, que casi podría creerse que está de más, pero que lamentablemente ya ha quedado demostrado que es un consejo necesario, siempre, siempre sean cuidadosos con el idioma, la ortografía, la gramática, la sintaxis, etc.

Un ejemplo de destrucción sistemática del idioma es el uso erróneo del género en determinados sustantivos (casos como área, agua, etc.). Y tanto es así, que en mi otro blog, el literario y personal, he subido un post que no pueden dejar de leer, para no volver a cometer semejante burrada. Y eviten por favor el horror gramatical cuando de alertas se trata.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de Imágenes Google.

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