Archivo de la categoría ‘Geología y literatura’
Un poema de Ovidio
La que sigue es una taducción al inglés de un poema de Ovidio, aparecido en Metamorphoses. Ignoro quién hizo esa primera traducción, pero yo la paso al castellano más abajo.
Naught looks the same for long…
Waters rush on, make valleys where once stood plains;
hills wash away to the sea.
Marshland dries to sand, while dry land
becomes stagnant, marshy pool.
From Nature, springs erupt or are sealed;
from earthquakes, streams burst forth or vanish.
Mi traducción:
Nada se ve igual por mucho tiempo…
Las aguas corren veloces, hacen valles donde una vez hubo planicies;
los montes se lavan hacia el mar.
Los pantanos se secan en arena, mientras la tierra seca
se estanca en cuencas pantanosas.
De la naturaleza surgen manantiales o se sellan;
de los terremotos, las corrientes estallan o desaparecen.
Realmente disfrutable, ¿verdad?
Nos vemos el lunes con algo de mi cosecha científica. Un abrazo Graciela.
Una poética descripción de Talampaya

Talampaya es en Argentina, uno de los sitios de interés geológico, y por eso, les presento ahora una muy bella descripción, escrita por el Dr Odontólogo Juan Victor Maiorano, con quien comparto jornadas de tango y que me honra con su amistad. También la foto que ilustra el post es suya. Disfruten este texto, como yo lo he disfrutado.
TALAMPAYA
por Juan V. Maiorano
Los faldeos descansan custodiados por cardones…el viento es música que llama al cóndor…vigilante en las alturas abrazando cielos que dibujan alegrías .
Y las jarillas bailan melodías ancestrales …
Todo es armonía y rara belleza…
Paredones tajeados por el capricho erosivo del viento, del río y del tiempo, coloreados por un pincel majestuoso que se esmera por teñir todo de rojo…
Talampaya » …río seco del tala…» una de las tantas acepciones…
De misterios y de sombras…reunión antigua del originario y de otros seres…
Sabiduría atrapada que busca ser hallada…
Conjunción de misterios y de magia…
Belleza majestuosa…
Fibra cósmica que vibra y trasmuta…
Lenguaje de esperanza…
Bello, ¿verdad? Nos vemos el lunes con uno de mis propios posts científicos y de divulgación, como siempre. Disfruten el fin de semana, Graciela.
Hoy la traducción que prometí el viernes pasado.
Como ya saben, el libro «Eating dirt» de Charlotte Gill es uno de mis favoritos, por su enfoque ecológico y su rigurosidad en las descripciones y explicaciones con fundamento científico.

Hoy traduzco para ustedes el párrafo que seleccioné y subí al blog el viernes pasado. Pero les recomiendo leer todo el libro si es que entienden inglés, porque vale la pena.
Nuestro lugar de trabajo es una zona de impacto. Dos fuerzas en yuxtaposición. Una es vieja y lenta, acumulando biomasa. No quiere otra cosa que construir. La otra es rápida y rapaz- nuestros apetitos, aparentemente sin límite. La mayoría de los días estamos demasiado ocupados haciendo dinero, para verlo de este modo, pero a veces levantamos la vista de los escombros y las astillas. Sentimos la brisa fresca, la transpiración en nuestras cejas. Miramos hacia el océano, cuando este mismo aliento de la tierra ondula el agua. La marea corre en una dirección y el viento en la otra, como la trémula piel de un animal acariciado a contrapelo. Sentimos un vago dolor en nuestros pechos. El soplo de algo que se ha perdido para siempre. O quizás no sentimos nada en absoluto.
Espero que lo hayan disfrutado como yo.
Another text by Charlotte Gill. Se traducirá a castellano el próximo viernes.
You already know how much I love the book «Eating dirt» by Charlotte Gill. Here, I have selected another paragraph for your pleasure. Enjoy it.

Our workplace is a crash site. Two forces in juxtaposition. One is old and slow, accumulating biomass. It wants nothing more than to build. The other is fast and rapacious- our appetites, seemingly without end. Most days we’re too busy making money to see it this way, but sometimes we look up from the rubble and the wood chips. We feel the breeze cool, the sweat in our brows. We gaze down at the ocean, where this same earthly breath ripples the water. Tide running one direction, wind running the other, like the quivering fur of an animal rubbed the wron way. We feel a mild ache in our chests. A brush with a thing that’s been lost forever. Or maybe we feel nothing at all.