Archivo de la categoría ‘Geólogos destacados’

Un trabajo sobre Windhausen

Este trabajo debe citarse como:

Argüello, G.L. y Sacchi, G.A. 2019. Nuevas aristas del perfil de Anselmo Windhausen. Resumen en Actas del V Congreso Argentino de Historia de la Geología, publicadas en la revista Miscelánea N° 107 de la Academia Nacional de Ciencias. Córdoba, Argentina. Páginas 33-34.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Se acerca el Día de la Geología en Perú.

El próximo 17 de Septiembre se celebra en Perú el Día de la Geología, en homenaje al Ing. Carlos Lissón Beingolea, conocido como «el padre de la geología peruana», quien nació en fecha similar en 1868.

Para leer más sobre esta fecha los invito a visitar este post en el blog Peligros Geológicos en el Perú.

Nosotros nos vemos el lunes aquí mismo. Pasen un buen fin de semana. Graciela.

Un gigante de la Geología: G.K. Gilbert

Tal como les prometí al hablarles de orogénesis y epirogénesis, hoy vengo a contarles un poco sobre la vida, obra y legado de Grove Karl Gilbert, más conocido en la literatura científica simplemente como G.K. Gilbert, ya que los estadounidenses son muy afectos al uso de las iniciales en reemplazo de los nombres completos.

Como nota de color, el nombre Grove, usado como sustantivo común, y no propio, significa arboleda, huerto o alameda, todo lo cual parece casi una predestinación para alguien que pasaría gran parte de su vida en conexión directa con la naturaleza,ya que fue explorador, geógrafo y geólogo, todas ocupaciones que lo alejaban de los espacios cerrados por largos intervalos de tiempo.

¿Qué sabemos de su vida?

Grove Karl Gilbert, nació en 1843, en Rochester, Estados Unidos, en el seno de una familia amante de los desafíos mentales, como la resolución de rompecabezas y acertijos, lo que seguramente influyó en su producción científica posterior.

Su padre era un pintor de retratos autodidacta que apenas alcanzaba a solventar los gastos familiares, lo que mantuvo al joven Karl algo alejado de la vida social, y ocupándose en la lectura, y más tarde en la construcción de botes con los que surcaba el cercano Río Genesee, en el que comenzó a hacer sus primeras observaciones relativas a la dinámica fluvial, de manera absolutamente espontánea y experimental.

Karl terminó la escuela secundaria a los 15 años, y su familia, que había percibido su capacidad intelectual, hizo cuantos sacrificios fueron necesarios para enviarlo a la Universidad de Rochester,

¿Qué estudios realizó?

Gilbert se inscribió en un programa clásico, centrado en Matemáticas, Griego, Latín, Retórica y Lógica. Debido a su constitución algo enfermiza, su padre le impuso como condición para financiar sus estudios, la práctica regular de actividades al aire libre, lo que lo condujo a tomar como materia optativa, Geología, donde encontró su verdadera vocación, además de fortalecer su salud.

Su profesor en esa área fue Henry A. Ward, el fundador del que luego sería el Ward´s Natural Science Establishment, pero que por entonces se denominaba Cosmos Hall.

Karl completó sus estudios en 1862, con algunas deudas a pagar por ellos, lo que lo hizo aceptar un cargo docente en la escuela pública de Jackson, Michigan, donde vivía su hermana mayor, aunque regresó rápidamente a su ciudad natal.

Durante los años 1863 a 1868, consiguió trabajo con su antiguo profesor en el Cosmos Hall, donde catalogaba muestras y montaba exhibiciones para museos. Su despegue comenzó cuando James Hall, a la sazón jefe de la excavación para extraer un mastodonte en Mohawk River, se rompió la cadera, y le delegó el liderazgo.

Si bien eso le generó un cierto prestigio, el verdadero interés de Gilbert era la Geología Física, y no la Paleontología, de modo tal que aun durante las excavaciones por mastodontes, realizaba descripciones muy detalladas de los paisajes invlucrados, y les daba alguna interpretación.

¿Cómo suele recordarse su actividad?

Muchos de sus contemporáneos lo consideraban no sólo como un gran geólogo, sino también como un audaz explorador que cruzó el Valle de la Muerte a pie y en mula, que remontó la corriente a través del Gran Cañón, y realizó expediciones en Utah, Arizona y Nuevo México. Presenció también el gran terremoto de San Andrés, publicando en 1907 los resultados que observó desde el punto de vista geológico.

Otro de los rasgos destacados por otros importantes científicos, como William Morris Davis, por mencionar alguno, fue su don de gentes. Se lo consideraba honesto, gentil, generoso, y cultor de la amistad. No buscaba el liderazgo, pero lo aceptaba cuando le llegaba de modo natural, precisamente por su temperamento ecuánime y su solidez científica.

¿Cuáles fueron sus trabajos más destacados?

Suele considerarse que lo más sustancioso de su trabajo se resume en dos segmentos principales de su actividad.

El primero, fue cuando Gilbert tomó por primera vez contacto con el todavía casi inexplorado Oeste Americano durante su participación en el Relevamiento de Wheeler de 1871, que cubrió una transecta de unos 1.500 kilómetros en lo que hoy se conoce como la Provincia Geológica Basin and Ranges, que se extiende por los estados de California, Nevada, Utah, y Arizona. En ese tiempo estuvo estrechamente en contacto con John Wesley Powell, que en realidad formaba parte de otra expedición que recorría la zona.

Durante esa primera parte de su carrera, los relevamientos de Wheeler y Powell dieron origen a numerosos estudios hoy clásicos, en los que se reconocieron la naturaleza lacolítica y de bloques falla de la Provincia de Basins and Ranges.

Es también por entonces que realiza un trabajo monumental sobre el Lago Bonneville.

El segundo segmento de la actividad de Gilbert implica su participación en la Expedición Harrimann a Alaska, de 1899, a bordo del vapor SS Elder, que pasó meses analizando las costas, y desembarcando partidas terrestres para reconocer la vida silvestre, y la geología y geomorfología del área.

Más tarde, regresó al Lejano Oeste, como jefe de la División Appalachiana, a los fines de estudiar los problemas causados por la minería del oro. El resultado se ve en dos trabajos medulares, uno sobre el transporte de sedimentos, y el otro que hoy sería considerado como una Evaluación de Impacto Ambiental.

¿Qué sobresale en su legado?

El trabajo de Gilbert ha resistido la prueba del tiempo en muchos aspectos, un ejemplo de lo cual puede verse en la explicación de la figura 2.

A diferencia de muchos otros autores él expuso siempre las fortalezas y debilidades de sus propios argumentos.

Sus trabajos lo posicionaron como uno de los gigantes de la Geomorfología, ya que contribuyó a comprender la evolución, la erosión, la incisión fluvial y la sedimentación.

Gilbert fue también pionero en la identificación de los cráteres lunares como productos de impactos, lo que lo consolida como uno de los más completos e influyentes de los geólogos americanos de su tiempo.

¿Qué reconocimientos recibió?

Además de ser la única persona que fue por dos veces presidente de la Sociedad Geológica Americana (1892 y 1909), colaboró en el despegue del Servicio Geológico de los Estados Unidos, (USGS), del que fue Geólogo en jefe, bajo la dirección de John Wesley Powell.

Fue miembro fundador de la National Geographic Society, ganó la Wollaston Medal de la Sociedad Geológica de Londres en 1900; la Medalla Charles P. Daly de la American Geographical Society en 1910; y en su homenaje, la Sociedad Geológica de América creó el premio G.K. Gilbert, para la Geología Planetaria, en 1983.

Hay cráteres en la Luna y en Marte con su nombre, y no puede dejar de mencionarse el Monte Gilbert en Alaska.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de esta página de Wikipedia.

La figura 2 es de este sitio.

Olsacher, un geólogo cordobés que dejó marca

Hoy voy a contarles lo poco que sé de un geólogo cordobés notable, que no llegué a conocer porque falleció antes de de que yo soñara siquiera con elegir una carrera universitaria. Sin embargo, cuando finalmente ingresé a la Facultad, todavía se contaban allí numerosas anécdotas de este tan especial profesor. Esas anécdotas pueden o no ser del todo ciertas, pero las iré relatando en los posts de los viernes, del modo en que llegaron a mis oídos… E se non é vero, é ben trovato (si no es verdad, está bien hallado).

Pero hoy, mi tributo es mucho más serio, y para eso he intentado reunir algunos datos, lo cual no ha sido fácil.

¿Qué sabemos de la vida de Olsacher?

Como ya he advertido más arriba, no hay mucha información publicada acerca de los detalles de su vida personal, tal vez por aquello tan humano que ha entronizado la locución: «¡Qué va a ser famoso si vive a la vuelta de mi casa!»

Y eso pasa con este profesor, tan nuestro que no hay historiadores que se hayan ocupado seriamente de él. Mucho de lo que nos llega es a través de los que alguna vez fueron sus discípulos, la mayoría de los cuales tampoco están ya entre nosotros.

Pero digamos lo que sí sabemos.

Nació en 1903, en Córdoba, la Docta, de padre austríaco y madre alemana, lo que nos permite imaginar una férrea disciplina a la hora de estudiar, más allá de las muchas extravagancias que de él se cuentan también, cuando de otros aspectos se trata.

Estudió Geología en la Universidad Nacional de Córdoba, recibiendo su título en 1930. Luego de finalizados los estudios, viajó a Dresde, Alemania, donde realizó una pasantía bajo la tutela de Eberhard Rimann y Walter Träger.  Allí se sintió atraído por la especialidad de Mineralogía, en la que habría de destacarse especialmente, pese a ser también- por su gran capacidad integradora- un dotado geólogo generalista y regional, que desarrolló una invalorable tarea en el reconocimiento de las Sierras Pampeanas.

La agudeza de sus observaciones lo convirtieron por añadidura, en un excelente descriptor de campo, y algunos de sus alumnos recordaban su lema: «¡Vista larga y paso corto!». Con ello señalaba la importancia de observar todo el contexto por un lado (vista larga); y la necesidad de no desatender las descripciones detalladas en cada sitio significativo (paso corto). Hubo entre sus discípulos quienes interpretaban además que su «paso corto» entrañaba una recomendación de dosificar la energía para campañas que podían ser extremadamente largas y extenuantes, si no se apoyaban en el buen criterio y la disciplina.

Nada más puedo contarles de su vida personal, salvo que falleció en la misma ciudad que lo vio nacer, en el año 1964.

¿Cuál fue su actividad en la Escuela de Geología de Córdoba?

A su regreso de Alemania, fue durante cuatro años ayudante del profesor Robert Beder, en la cátedra de Mineralogía de la Universidad Nacional de Córdoba. A partir de 1934 y hasta su muerte, treinta años después, fue el profesor encargado de la ya mencionada cátedra, aunque dictó además todas las materias de la carrera que iban requiriendo su concurso mientras no se cubrieran los cargos con nuevos profesores. Prácticamente la continuidad del dictado de toda la carrera se debe a su tarea incansable.

Antiguos alumnos suyos lo recuerdan por su apodo – «El Puma»- que alguna vez me comunicó el Dr. Antonio Di Fini, pero lamentablemente sin explicarme a qué se debía tal apelativo; y por su característico chambergo ladeado, que era su marca personal.

Otros lo evocaban trasladando de aula en aula numerosas carpetas y libros, con los que dictaba sus clases en una gran variedad de materias, tal como ya les he contado.

¿Qué nos ha legado?

A la par de su tarea docente, Olsacher fue Director de los museos de Mineralogía y Geología de la Universidad Nacional de Córdoba, y del Provincial de Ciencias Naturales; y presidió la Academia Nacional de Ciencias entre los años 1950 y 1952.

Como ya lo habían hecho los primeros geólogos europeos que llegaron a Córdoba, también Olsacher dedicó parte de su tiempo a la confección de cartas geológicas.

Entre sus obras publicadas merecen especial mención la que apareció en 1938 con el título «Los Minerales de la Provincia de Córdoba», y la de 1942 titulada «Los Yacimientos Minerales de la Sierra de Córdoba».

Pero es su mayor legado el texto «Introducción a la Cristalografía», de 1946, que fue utilizado en diversas universidades del mundo hispanoparlante, y que aún es obra de consulta en muchos aspectos.

Publicó también «El Límite entre los Océanos Atlántico y Pacífico» escrito en 1956 en colaboración con F.A. Daus y L.R.A Capurro, y fue coautor de «Contribución a la Geología de la Antártida Occidental» en 1957.

Llegó a publicar 36 trabajos sobre temas de su especialidad en los Anales de la Sociedad Científica Argentina, en la Revista Geográfica Sudamericana, y en la Revista de la Universidad Nacional de Córdoba, entre otros medios.

A toda esta labor, sumó la fundación y edición de la revista Comunicaciones.

En otros aspectos de su investigación científica, mejoró notablemente el método de Hobson para realizar bloques diagrama, propuesta que presentó en 1960.

En el campo específico de la Mineralogía, descubrió, describió y publicó nuevas especies minerales, como la achavalita en 1939, y la schmiederita en 1962. Esta última fue por él encontrada en Los Llantenes, La Rioja, y bautizada schmiederita, como un homenaje a Schmieder, que era el Director a cargo del Museo Provincial cuando Olsacher trabajó en él.

¿Qué homenajes se han hecho a su importante tarea?

Tal vez el que más le habría gustado es el de haber denominado a un nuevo mineral, en su honor. En efecto, la olsacherita le debe su nombre, que le fue asignado en 1969 por Hurlbut y Ariastarain, al descubrirla en Bolivia. Se trata de un selenio-sulfato de plomo, Pb2 (SeO4) (SO4), ortorrómbico, incoloro, de densidad 6,55, transparente a translúcido, de brillo vítreo y dureza 3 a 3,5 en la escala de Mohs.

Pero hay también otros homenajes, como la calle Dr. Juan Olsacher que se encuentra en el Centro de La Rioja , y el Museo Prof. Dr. Juan Augusto Olsacher en Zapala, Neuquén, Argentina; y el Museo Tecnológico Olsacher de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UN de Córdoba.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de Imágenes Google.

Ignacio Domeyko: una nota de color en la historia de la Geología.

Imagen1domeykoLa semana pasada les presenté una de las propiedades de los minerales que dependen del estado de agregación, pero mucho antes les había presentado- entre las que dependen de la luz- el color.

En ese momento les dije que existe una convención muy exacta y nada subjetiva para determinar el color, y que nombres fantasiosos no son en absoluto aceptables.

No obstante, hace un siglo y medio por lo menos, era muy corriente encontrar nombres llenos de adjetivos calificativos para designar la coloración mineral, y sobre ese tema, en mis eclécticas lecturas, encontré algo que merece ser compartido: las designaciones que proponía en su libro de texto un geólogo chileno que fue maestro de varias generaciones de profesionales.

¿A qué libro de texto se alude aquí?

Al libro Mineralojía – sí así, con J en vez de G, porque se trata de un libro de hace casi un siglo y medio, cuando la ortografía era todavía diferente- de Ignacio Domeyko, geólogo y docente polaco-chileno, que formó las primeras generaciones de geólogos de ese país. La primera edición de este texto data de 1845.

¿Qué se sabe de Ignacio Domeyko?

Ignacio Domeyko Ancuta nació en el Imperio Ruso, en lo que luego sería Bielorrusia, el 31 de julio de 1802 y murió en Santiago de Chile, donde había recibido la nacionalidad en 1848, el 23 de enero de 1889.

Estudió en la Universidad de Vilna, pero debió abandonar el país tras la derrota de la insurrección de 1831 contra la dominación rusa. Ya en París, estudió en La Sorbona, el Colegio de Francia, el Jardín Botánico y la Escuela de Minas. Su llegada a Chile se produjo en 1838, por contrato en calidad de profesor de Mineralogía y Química en el liceo San Bartolomé, de La Serena.

Entre 1840 y 1846 realizó viajes por gran parte de Chile describiendo su geología, lo que le permitió descubrir la por entonces casi desconocida riqueza minera y lo inspiró para incentivar a las autoridades chilenas hasta la creación de las Escuelas de Minas de La Serena y Copiapó.

Fue parte del claustro académico de la Universidad de Chile, llegando a ser electo como rector, precisamente cuando en parte por su influencia, el Congreso Nacional dictó una ley transformando la Universidad, que era una institución exclusivamente académica en un ámbito de docencia.

Son datos interesantes los siguientes:

  • el dinosaurio más completo hallado en Chile lleva por nombre Domeykosaurus (lagarto de Domeyko) en su honor.
  • el campus donde se encuentra la Escuela de Minas de la Universidad de La Serena, se denomina «Ignacio Domeyko», y otro tanto sucede con el Museo Mineralógico.
  • en Valparaíso, el Instituto Tecnológico que dicta numerosas carreras técnicas se llama Universidad de Playa Ancha Ignacio Domeyko.
  • en Santiago se encuentra el Liceo Industrial y de Minas Ignacio Domeyko.
  • una cadena montañosa de la Cordillera de los Andes situada en el norte de Chile, al oeste del Salar de Atacama se denomina Cordillera Domeyko, y así también se llaman un asteroide del cinturón ubicado entre Marte y Júpiter, descubierto el 15 de abril de 1975; y un pequeño pueblo de la región de Atacama.
  • también llevan su nombre, uno de los Salones de Honor de la Universidad de Chile, una oficina del Palacio de La Moneda, la Plaza en el sector El Llano de la ciudad de Coquimbo, y la Biblioteca Polaca fundada en 1960 en Buenos Aires, Argentina.

¿Cómo denominaba él los colores?

Se los muestro directamente en capturas de pantalla del texto que encontré digitalizado por Google, porque los términos son sumamente pintorescos, vean por ejemplo «pardo de hígado» o «pardo de tumbaga», ¿no son geniales? Por supuesto, inaceptables, aclarémsolo una vez más.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de Google, donde se ha digitalizado la segunda edición del libro.

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