¿Qué le debe la Geología a Demócrito?

La construcción de la ciencia avanza lentamente – y retrocede a veces también- cabalgando sobre el esfuerzo de miles de estudiosos que van haciendo diversos aportes para ese desarrollo.

A lo largo de la historia, algunos debieron luchar contra un pensamiento dominante y sufrieron las correspondientes consecuencias.

Por eso merecen nuestro homenaje y recuerdo. Veamos hoy el legado de Demócrito, que fue vital para desentrañar el misterio relativo al edificio estructural de la materia toda.

¿Quién era Demócrito?

Su nombre en griego se escribe Δεμóξριτο, y fue un filósofo y matemático, obviamente nativo de Grecia, que vivió entre los siglos V-IV a.C. Se le conoce también como «el filósofo que ríe», por razones que están poco claras, como muchos datos de su biografía, acerca de la cual hay muchas discusiones y disidencias, además de numerosos mitos, como aquél según el cual se habría arrancado los ojos para que nada lo distrajera en sus meditaciones.

Un párrafo que le pertenece, reza en su traducción al lenguaje moderno:

Yo soy, entre mis contemporáneos, el que ha llegado más lejos; he extendido mis investigaciones más allá que todos los demás. y soy el que ha escuchado más discursos de hombres doctos.

Estas palabras parecen muy soberbias, a menos que se las entienda en el contexto, y como la mera relación de hechos, ya que en efecto fue uno de los primeros pensadores de la época que se aventuró en viajes de investigación, como veremos más adelante, y seguramente escuchó a otros sabios, algunos de los cuales fueron sus maestros.

¿Qué se sabe de su vida?

Como ya les adelanté, mucho se discute acerca de ella, incluso su lugar de nacimiento, que para la mayoría fue Abdera- colonia jónica de Tracia- aunque hay voces que lo proclaman natural de Milesia. La fecha también es dudosa, ya que para unos es el año 467, y para otros el 456 a.C. Tampoco hay acuerdo respecto al nombre del padre, que podría ser Hegesistrato, Atenócrito o Damasipo, según cuál sea la fuente consultada.

De lo que no cabe duda es de que perteneció a una familia adinerada, lo que significó que el rey Jerjes se hospedara en su casa, dejando tras de sí a los maestros que educaron al joven Demócrito.

Más tarde esa educación se refinó en la escuela de Leucipo, que fue su antecedente más directo en la teoría que lo haría inmortal; y en sendos viajes de investigación por Egipto, Persia y el Mar Negro.

En esos viajes gastó el patrimonio que le dejara su padre, por lo cual a su regreso debió vivir del producto de sus escritos, además de ser asistido por sus hermanos.

Su libro Gran Diacosmos, fue premiado con 300 talentos y le valió tal notoriedad y prestigio, que se le dedicaron estatuas de bronce, y hasta se le concedieron honores de semidios. Por supuesto, esta aseveración también es objeto de controversia, ya que algunos afirman que en su época fue totalmente ignorado, y debió esperar por los mencionados honores hasta después de su muerte, acontecida cuando tenía casi cien años, y probablemente por su propia decisión, ya que según esas fuentes, se habría suicidado en el año 370 a.C.

¿En qué campos se destacó?

En Filosofía, Metafísica, Matemáticas, Astronomía, y por supuesto, en lo que sería el antecedente de la Ciencia Química, a través de su teoría sobre el átomo, que es precisamente lo que hace su aporte tan valioso para la Geología.

¿Cuál fue su gran aporte a la ciencia?

Aparentemente fue su maestro Leucipo quien sembró la idea original, pero le cabe a Demócrito el mérito de sistematizar lo que se denominó la «teoría atómica» que sentó las bases de un conocimiento que llevaría muchos siglos completar y difundir.

Según su visión, todo el mundo y las cosas que existen en él estaban constituidas por dos elementos básicos, opuestos pero complementarios: un vacío infinito, y ocupando algunos espacios en él, unos corpúsculos diminutos a los que llamó átomos, uniendo para ello, la partícula «a» que significa falta o privación, y la palabra «tomo» que indica cortar o dividir.

De este modo indicaba que los átomos eran las partículas más pequeñas y por lo tanto indivisibles.

Lo que él postulaba puede resumirse más o menos así: los átomos no se distinguen por su sustancia sino únicamente por su figura, posición y magnitud. (Se discute si mencionaba o no la importancia del peso en su esquema teórico). Todos los cuerpos existentes del presente, del pasado y del futuro resultan de las diversas combinaciones de átomos. Los átomos son inmutables e impenetrables.

Por supuesto desde entonces hasta acá sabemos mucho más acerca de la complejidad de las estructuras atómicas, pero si pensamos esta teoría en el contexto de su tiempo, es de verdad un enorme avance. Una verdadera genialidad, que fue desde luego incomprendida en su momento, salvo por unos pocos iluminados.

¿Quiénes continuaron con su teoría?

Protágoras de Abdera fue su discípulo directo, pero su influencia es mucho más notable en Epicuro, de quien algunos aseveran que fue el que introdujo la importancia del peso entre las cualidades del átomo, mucho después de la primera elaboración teórica de Demócrito.

Lucrecio Caro, en su bellísimo poema De Rerum Natura (La naturaleza de las cosas) mantiene de alguna manera vigente el concepto de átomo.

En el Renacimiento, muchas de sus ideas fueron resucitadas, luego de la «muerte» de la que las hizo víctimas Aristóteles.

Giordano Bruno fue en ese tiempo uno de los encargados de tal reivindicación, dándole un papel tan importante que para muchos, Demócrito es «el padre de la ciencia moderna».

En esta ciencia moderna, la historia se hace mucho más compleja y será tema de otros posts.

¿Qué pasó en su tiempo con la teoría que él formulaba?

Como adelanté más arriba, Aristóteles (384-322 a.C) fue por muchos siglos la máxima autoridad del pensamiento, y desde esa autoridad descartó la teoría atómica en ciernes, imponiendo en cambio su teoría de 4 elementos (tierra, agua, aire y fuego) y 4 estados (calor, frío, sequedad y humedad). Pero eso es otra historia, lo bastante pintoresca como para incluirla más adelante en la categoría Geología y mitos, sobre todo porque perdura en el inconsciente colectivo, impregnando pseudociencias como la astrología.

Afortunadamente, los sabios que mencioné en la pregunta anterior, se encargaron de pasar la antorcha de la teoría atómica, hasta depositarla, muchos siglos después en las manos de Dalton, Proust, Avogadro y muchos otros de los que hablaremos a su tiempo.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de este sitio.

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