Archivo de la categoría ‘Historia de la geología’
Una nota de color e interés histórico

Hace bastantes años, ya les expliqué quién es Anselmo Windhausen, pero por si no lo recuerdan, se trata de un prócer en la Geología argentina.
En esa lejana ocasión, les subí la imagen de una breve epístola que obra en mi poder. De la misma manera que les relaté en su momento, llegaron también a mis manos estas dos cartas, esta vez de puño y letra de su esposa Hedwig Windhausen, con motivo de su por entonces reciente fallecimiento. Si ven las fechas, una es del 24 de abril de 1932 y la otra del mes siguiente, siendo la fecha de muerte de Windhausem el 2 de abril de 1932,
Primero vean esas reliquias, usando Scribd y luego las comento más abajo.
cartas2de Widha. by GracielaL.Argüello on Scribd
Lo primero que debo aclarar es que -como verán por sí mismos- la letra de la Sra Windhausen es por momentos indescifrable, de modo que esta vez no pude hacer una traducción completa, sino que fui leyendo los párrafos, y según el contexto, fui llenando los blancos de las partes que no podía leer. Al fin desistí, como ya les adelanté, de hacer las traducciones que acostumbro, para, en cambio, resumir las partes del contenido que logré desencriptar.
Y he aquí en pocas líneas el contenido general.
En la primera carta, agradece «ambas cartas» que la acompañaron durante la pérdida. Hay luego en las misivas, algo así como un inventario de las cosas que le pertenecían a su esposo y ella deseaba recuperar, tales como un cuadro en particular, una alfombra y una lámpara. Al mismo tiempo, cede todo lo demás al Departamento (asumo que es el de Geología)
Por otra parte, enumera las certificaciones que necesita para gestionar su pensión, e informa que encontró un recibo por la compra de ciertos libros, y que su hijo va a revisar la biblioteca para donar otros libros que le pertenecen y de los cuales solicita un recibo.
Tal vez lo más interesante es que menciona a un Dr. Eckener que consiguió pasaje gratuito para venir en Zeppelin, y que le telegrafió desde Pernambuco para informarle de su próxima llegada.
Como verán es todo un jugoso pedazo de historia lo que vengo a compartir con ustedes.
Un abrazo y hasta el miércoles.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio
Breve apunte sobre la historia del Museo de Ciencias Naturales

Hoy vamos a reflexionar acerca de la historia de uno de los sitios emblemáticos de la cultura de nuestro país: el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
¿Dónde queda el museo y qué funciones cumple hoy?
Hoy el Museo funciona en edificio propio, sito en el Barrio de Caballito de Buenos Aires, más específicamente en la zona del Parque Centenario, en la calle Ángel Gallardo 470. Ocupa una superficie de 14.000 m2 y la Unidad Ejecutora, es decir quien lo gestiona es el CONICET. Sus funciones no son únicamente reunir colecciones relacionadas con las Ciencias Naturales, y recibir las visitas que desean conocerlas; sino también realizar eventos culturales tales como cursos, conferencias y debates; investigar con base a las propias colecciones y divulgar la ciencia, entre otras.
¿Cuál fue su primer antecedente?
El primer intento data de la infancia de nuestra patria, muy poco tiempo después de la Revolución de Mayo de 1810.
Efectivamente, fue Bernardino Rivadavia quien en cumplimiento de sus funciones de Secretario del Primer Triunvirato, dictó una resolución en 1812, según la cual todas las provincias debían reunir elementos para «dar principio al establecimiento en la Capital de un Museo de Historia Natural».
Por entonces se pensaban las colecciones en términos de «curiosidades», de modo que eran bastante eclécticas, y no siempre estrictamente científicas. Es por eso que una de las primeras donaciones es la del Presbítero Bartolomé Muñoz, quien llevaba más de 35 años juntando cosas como libros, instrumentos, láminas, grabados, mapas y cartas geográficas, junto con especímenes de animales y vegetales. En total se trataba de más de 6.000 artículos, que junto a otras donaciones se depositaron provisoriamente en la Biblioteca Pública, que ya tenía en custodia los importantes libros científicos donados en 1811 por el Obispo de Charcas, Benito Moxó y Francoli. Por muchos años, estas importantes colecciones permanecieron descuidadas y juntando polvo, sin que se concretara la iniciativa de creación del museo.
¿Cuándo se hizo finalmente realidad y cómo evolucionó luego?
Muchos años después, cuando Rivadavia era Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1826, pudo por fin realizar el viejo sueño del Museo, sobre la base del laboratorio de química y el gabinete de física que ya llevaba gestionando desde 1823, en su anterior función de Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores durante la gestión del gobernador de Buenos Aires, don Martín Rodríguez.
Tanto los laboratorios como el incipiente museo funcionaron en sus comienzos en las celdas altas del Convento de Santo Domingo, y en la vieja Procuraduría Jesuítica de la Manzana de las Luces.
Por ese entonces, a las colecciones preexistentes y ya mencionadas, se sumaron una importante colección de monedas comprada en Europa, y numerosos trofeos militares, que pasaron más tarde al Museo Histórico.
El primer plantel del Museo estuvo integrado por Carta Molina, y su ayudante, el italiano Carlos Ferrari.
Una vez definitivamente constituido, se comenzó la construcción del que sería su edificio propio y que demoraría más de 15 años en concluirse completamente. La inauguración de la primera de sus tres etapas constructivas tuvo lugar en el año 1937, durante la presidencia de Agustín Pedro Justo.
El edificio presenta por dentro y por fuera ilustraciones de flora y fauna autóctonas, realizados entre otros por artistas como Alfredo Bigatti, Emilio J. Sarguinet y Donato A. Proietto.
¿Qué más puede agregarse?
Por razones que personalmente no en todos los casos alcanzo a comprender del todo, el museo sufrió continuos cambios de nombre, que se resumen así:
- Entre 1823 y 1882 se llamó Museo Público de Buenos Aires.
- Desde 1883 y hasta 1911 fue el Museo Nacional
- De 1911 a 1931 se lo conoció como Museo Nacional de Historia Natural
- Entre 1948 y 1956 fue el Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales y Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, reconociendo por fin al autor de la importante iniciativa
- Finalmente desde 1957 en adelante se conoce como Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN) e Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de la página de Turismo de la ciudad de Buenos Aires.
Control estructural de ríos. Alguna terminología útil.

Hoy voy a presentarles una antigua clasificación de ríos que en buena medida ha caído en desuso como tal, pero cuyos términos son útiles por lo claros y descriptivos. Si se los separa de la idea de una clasificación de gran vigencia, en mi modesta opinión son términos que un geólogo, estudiante de geología, o simple aficionado a ella, no debe desconocer. Sobre todo porque en alguna bibliografía no muy moderna, pero todavía de consulta -aunque sólo sea para recabar antecedentes- esos términos están presentes
¿Cuál fue el criterio que se aplicó al crear esta clasificación originalmente?
Originalmente se conoció como «control estructural» o antes aún, «control topográfico» de los ríos, pretendiendo con ello definir el modo en que el relieve de origen tectónico modificaba o no las trayectorias de las corrientes superficiales encauzadas. También se intentaba un rastreo de cómo había sido esa influencia a lo largo de eventuales levantamientos isostáticos y cambios en el nivel de base.
Ahora veremos cómo era esa clasificación y luego las razones por las que hoy el valor de la terminología es más descriptivo que taxonómico.
¿Cuáles son los términos que se crearon a ese fin?
Los términos que se crearon fueron:
- Ríos antecedentes.
- Ríos consecuentes.
- Ríos subsecuentes.
- Ríos obsecuentes.
- Ríos resecuentes.
- Ríos insecuentes.
- Epigénicos o sobreimpuestos.
¿Qué son los ríos antecedentes?
Son aquéllos cuyo potencial erosivo es lo suficientemente alto como para conservar el diseño general de su curso original, aun cuando se interponga un cordón en ascenso, o haya cambios en el nivel de base. En tal caso el río va cortando su valle en el mismo relieve que se va creando. Puede ser considerado como un río permanentemente rejuvenecido, que por esa misma razón conserva su pendiente. El término indica claramente que el río es anterior al relieve. Un claro ejemplo está constituido por los ríos que cortan nada menos que la cadena del Himalaya. La imagen que ilustra el post lo explica muy bien.
¿Qué son los ríos consecuentes?
El concepto es el inverso al anterior. En este caso el relieve es más antiguo que la formación del río, y por ende éste responde a la configuración de la topografía, descendiendo siempre por las partes más bajas del mismo.
¿Qué son los ríos subsecuentes?
Son ríos consecuentes de bajo potencial erosivo, razón por la cual si en su descenso por el valle preexistente se interpone un paquete litológico más resistente, se desplazan por el terreno, buscando las áreas más fácilmente erosionables.
¿Qué son los ríos obsecuentes?
Aquí aparece una dificultad semántica- que generó cierta confusión- ya que obsecuencia es sinónimo de obediencia en cierta medida, y estos ríos parecen contradecir, en cambio la inclinación regional de los estratos del lecho.
En efecto, son ríos que discurren sobre estratos inclinados, pero no en el sentido del descenso de las aguas, sino que dichas capas se inclinan hacia la dirección aguas arriba. En definitiva, el río se obedece a sí mismo, por eso se le aplicó el término de obsecuente, no por obedecer la inclinación de los estratos.

Les he preparado un dibujito muy esquemático y precario, pero creo que con eso lo van a entender mejor. Es la figura 1.
¿Qué son los ríos resecuentes?
Se trata del concepto inverso, en este caso, los ríos descienden en el mismo sentido de la inclinación de los estratos del lecho.
¿Qué son los ríos insecuentes?
Son aquéllos en que no se puede establecer una relación clara con algún control topográfico o estructural.
¿Qué son los ríos epigénicos o sobreimpuestos?
En este caso, como el nombre lo indica, todo el diseño del drenaje «viene desde arriba». Sencillamente se debe a que casi toda la topografía con la cual el río y sus afluentes guardaban relación de control, ha sido rebajada erosivamente, y el sistema ha ido insertándose en estratos antes subyacentes, conservando de modo general su configuración.
¿Por qué dejó de usarse esta clasificación de modo habitual?
Varias fueron las razones:
- Ya he señalado más arriba un ejemplo de interpretación confusa, cuando les expliqué el uso del término obsecuente. En algunos casos no se entendía claramente a que se refería esa obsecuencia, si al río respecto al valle o al río respecto a su curso propio.
- Del mismo modo, muchas veces se aplicaba al río el concepto que se debía aplicar al valle y viceversa. Si el río es antecedente, el valle es a la inversa, consecuente, ya que es resultado de él. Pero la aplicación del término de modo poco claro o algo descuidado generó tal polémica y confusión que se fue dejando de lado. Primero este nombre, y luego todos los demás.
- Algunos de estos términos comenzaron a utilizarse en las llanuras costeras marítimas, pero con sentidos diferentes, ya que hacían más bien referencia a los paralelismos o no de las corrientes respecto a las líneas de las costas. esto generó más confusión.
- Se desatendía, al pretender explicar en términos tan lineales, la complejidad del sistema y de su evolución. Eso fue el disparo final o tiro de gracia para esa casificación.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
Stefan Daszyński, geólogo y montañista

Hace algún tiempo atrás les presenté el libro «Más alto que los cóndores» de Víctor Ostrowsky, y les adelanté que entre los participantes de los ascensos a importantes picos de los Andes, que en ese libro se narran, participó un geólogo, del que me ocuparía alguna vez.
No puedo menos que confesar que pese a mis largas búsquedas, sólo pude encontrar unos pocos datos sueltos sobre este científico, y es todo lo que puedo presentarles hoy.
¿Cuáles son sus datos de nacimiento y fallecimiento?
Daszyński Stefan Witold nació el 27 de diciembre de 1902 en Cracovia, siendo hijo de Ignacy Daszyński, el famoso activista socialista que llegaría a ser Primer Ministro de Polonia, por cuya notoriedad, las hazañas de su hijo resultaron comparativamente muy poco publicitadas. A ese hecho atribuyo mis dificultades para encontrar información sobre la vida del geólogo (al menos en alguno de los idiomas que hablo, entre los que no se cuenta el polaco) mientras tropezaba a cada paso con la biografía de su padre.
Stefan asistió a la escuela secundaria en Zakopane, ciudad que se encuentra en la parte sur de la región de Podhale, a los pies de los montes Tatras donde comenzó su entrenamiento como montañista y alpinista. Siguió luego estudios superiores en Cracovia, donde se graduó como ingeniero geólogo, y más tarde se especializó en minería y geofísica, a través de estudios como postgraduado, realizados en Estados Unidos. Falleció el 9 de marzo de 1959 (en algunas fuentes el año de deceso se menciona como 1958) en Washington.
¿En qué expediciones destacadas participó?
Ya muy joven obtuvo numerosos logros relacionados con ascensos por diversos pasos en los Montes Tatras.
Fue miembro de la primera expedición polaca en los Andes argentinos, que tuvo lugar entre 1933 y 1934, y que acuñó entre otros logros, el primer ascenso al Cerro Mercedario (6.800 msn), tercer pico más alto de América, superado sólo por el Aconcagua y el Nevado Ojos del Salado. Los montañistas avezados consideran sin embargo que el grado de dificultad del Mercedario – con la tecnología accesible en la década del 30- superaba al de los otros dos picos mencionados.
Esa misma expedición realizó el primer ascenso por el muro oriental (mucho más arduo que el clásico por los Horcones) al pico más alto de América, el Aconcagua (6962 msm).
¿Cuáles fueron sus aportes al conocimiento geológico?
La expedición polaca a los Andes estaba integrada por científicos y profesionales que sumaban al interés meramente deportivo, la intención de documentar las condiciones geográficas, meteorológicas y topográficas que iban encontrando, además de llevar un registro de sus propias reacciones físicas y psicológicas en la alta montaña, por lo cual uno de los miembros de la expedición era precisamente un médico.
Stefan en particular, sumó a las publicaciones y entrevistas de los otros miembros, sus libros y reseñas:
Expedición a los Andes (» Tygodnik Ilustrowany » 1934, no. 38)
Expedición científica y de montañismo polaca a las montañas de América del Sur (» Wierchy » 1934)
Una expedición polaca a los Altos Andes (» The Geographical Journal[w innych językach] » 1934)
Más tarde documentó también en 1938-39 en el trabajo de WH Paryski et al., una expedición de investigación a Nicaragua.
¿Cómo siguió su actividad profesional?
Durante la Segunda Guerra Mundial, fue oficial de enlace aéreo de las Fuerzas Armadas Polacas en Occidente.
Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, representó al gobierno polaco en Egipto y en los campos de refugiados de esa nacionalidad en África Oriental.
Más tarde trabajó en Inglaterra y Estados Unidos, no sin pasar también por Irak, Alemania y Colombia entre otros países.
¿Qué podemos agregar?
Sólo puedo añadir que es en honor a la expedición de la que formó parte, que el hoy denominado Pico Polaco fue denominado como tal.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es del propio libro que menciono arriba.
La efeméride de hoy: fallecimiento de Florentino Ameghino.

Hoy, 6 de agosto se cumple un año más de la desaparición física de Florentino Ameghino, aunque el legado que significa su obra es inmortal.
¿Qué sabemos de la vida de Florentino Ameghino?
Curiosamente, en casi todas las referencias biográficas se menciona como lugar de nacimiento de Florentino, la ciudad de Luján en la Provincia de Buenos Aires, Argentina, pese a que él mismo en una de sus cartas asevera que era natural de Moneglia, Italia, donde había nacido el 19 de septiembre de 1853. Su nombre original y completo era Giovanni Battista Fiorino Giuseppe, y Florentino no es sino la deformación de ese Fiorino que ni siquiera era su primer nombre.
Florentino habría llegado a Argentina con sus padres cuando ya tenía algo más de un año de edad, pues ellos se habrían trasladado aquí entre fines de 1854 y comienzos de 1855.
Su establecimiento en Luján determinó en buena medida su destino, ya que era allí donde buena parte del trabajo paleontológico de Francisco Javier Muñiz había alcanzado notoriedad algunas décadas antes, y ese nombre tanto como su obra formaban parte del acervo cultural local, lo que despertó el interés de Ameghino.
Es así que sus primeros trabajos científicos son precisamente relativos a la cuenca del río Luján, y fueron realizados en paralelo con su actividad docente en Mercedes, entre los años 1869 y 1877.
Entre 1878 y 1881 reside en Europa, de resultas de su participación en París en la Exposición Universal, a la que siguieron otros eventos científicos. Nuevamente en Buenos Aires abre una librería, que es icónica en las representaciones gráficas de Ameghino.
En 1886, Francisco P. Moreno lo lleva como vicedirector y secretario del Museo de La Plata, asignándole la sección de Paleontología, mientras que su hermano Carlos Ameghino se ocupaba de las tareas de campo.
Fue conocida la rivalidad que luego surgió entre Moreno y Ameghino, de resultas de la cual este último abandonó el museo de La Plata para ser luego director del Museo Nacional de Buenos Aires.
Por entonces fue nombrado profesor de Zoología en la Universidad Nacional de Córdoba, y entró a formar parte de la Academia Nacional de Ciencias con sede en la misma ciudad. Es allí donde publica la que habría de considerarse su obra magna.
Falleció en La Plata, el 6 de agosto de 1911, antes de cumplir 58 años, como resultado de complicaciones de la diabetes
¿Qué investigaciones y teorías desarrolló?
Como mencioné antes, fue en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias donde publicó en 1889 su obra monumental compuesta por 1028 páginas y un atlas, que llevaba por título: «Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina», con la que obtuvo la medalla de bronce en la Exposición Universal de París.
Otra obra notable fue «Filogenia, principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas», con la cual comienza a revistar en las por entonces poco frecuentadas filas de científicos que apoyaban el evolucionismo sobre bases paleontológicas,
Sobre sus ideas acerca del origen del hombre hablaremos más abajo, pero no podemos menos que mencionar que se ocupó también de un problema que hasta hoy no se ha resuelto satisfactoriamente.
Hacia finales del siglo XIX una prolongada sequía amenazó la permanencia del sistema de lagunas Encadenadas, lo que condujo a Ameghino y a otros estudiosos de la época a lanzar advertencias sobre el tema y a elaborar recomendaciones muy interesantes, entre las que se cuentan la generación de una red de canalizaciones tendientes a retener en la región los excedentes de agua de los períodos húmedos.
Esto puede leerse en su libro: «Las secas y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires», donde también recomendaba la derivación de los excesos de agua dulce hacia zonas bajas, para crear reservorios en prevención de nuevas sequías. Complementaba esa generación de canales con la forestación de las orillas de cursos fluviales y de zonas afectadas por la erosión, la piscicultura intensiva en los potenciales embalses, y hasta se refirió a la posibilidad de construir canales navegables para transportar económicamente los productos regionales.
¿Qué puede decirse de su teoría sobre el origen del hombre?
Esencialmente Ameghino postulaba que el ser humano era originario de América y había comenzado allí su evolución, para luego dispersarse por el resto del mundo. Otros investigadores americanos llamaron a esta teoría «de autoctonía», cosa que por supuesto sólo podía comprenderse aquí. Toda esa hipótesis aparece reseñada en el libro «La Antigüedad del Hombre en el Plata»», que se publicó por primera vez en París en 1880, y fue reeditada en 1947 en dos tomos por la editorial Intermundo de Buenos Aires.
Pasados los años, pudo comprobarse que era una noción equivocada, y las razones para su definitivo abandono fueron básicamente tres:
- En realidad todos los restos humanos que se hallaron en América corresponden al homo sapiens sapiens, es decir al hombre moderno.
- Es obvio entonces, que nunca se han encontrado aquí restos fósiles de los homínidos que evolucionaron para dar surgimiento al hombre actual.
- Desde un punto de vista más específicamente geológico, las capas geológicas que contenían los huesos que estudió Ameghino, son también mucho más jóvenes que lo que él pensaba.
¿Qué otras obras legó?
Además de las que he venido mencionando hasta aquí, Ameghino es autor también de:
- «Los monos fósiles de la República Argentina», publicada en 1891.
- «Énumeration synoptique des espèces de mammifères fossiles des formations éocènes de Patagonie» (Enumeración sinóptica de especies de mamíferos fósiles de las formaciones eocenas de la Patagonia), aparecida en 1894, donde llega a catalogar 440 especies diferentes.
- «Sur les oiseaux fossiles de la Patagonie» (Sobre los pájaros fósiles de la Patagonia) de 1895.
- «L’Âge des formations sédimentaires de Patagonie» (La edad de las formaciones sedimentarias de la Patagonia, que aparece entre los años 1900 y 1903.
- «Línea filogenética de los proboscídeos» publicada en 1902.
- «On the primitive type of the Plagiodont molars of Mammalia» (Sobre el tipo primitivo de molares plagiodontes de mamíferos) publicada en 1902.
- «Los Diprotodontes del orden de los plagiaulacoides y el origen de los roedores y de los Polimastodontes» del año 1903.
- «Recherches de morphologie phylogénétique sur les molaires supérieures des ongulés» (Investigaciones de morfología filogenética sobre los molares superiores de los ungulados) de 1904.
¿Qué homenajes recibió por su trabajo?
Ameghino es reconocido como brillante científico en el mundo entero, aunque por supuesto, la mayor parte de los homenajes se le brindaron en su país de adopción, es decir la República Argentina.
Tal vez el homenaje más significativo, ya que se reserva para muy pocos elegidos, es el haber conferido su nombre a un cráter de la Luna.
Por otra parte llevan también su nombre varias localidades argentinas, numerosos establecimientos educacionales, bibliotecas, museos, plazas, y parques en todo el país.
Hoy se llama Florentino Ameghino la Diagonal 80 en la ciudad de La Plata, y hay numerosos bustos que lo inmortalizan en toda la Argentina; siendo además el mausoleo en que descansan sus restos en el Cementerio de La Plata, un Monumento Histórico Nacional.
Además de las muchas las localidades denominadas Florentino Ameghino, hay también un parque con su nombre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y un dique artificial en la provincia de Chubut. Así se llama también un Bosque Petrificado, y un Canal de 92 km de longitud, 30 m de ancho y 2,5 m de profundidad, construido en 1979 para controlar inundaciones en la provincia de Buenos Aires.
A nosotros, los geólogos nos interesa especialmente el hecho de que para homenajear tanto a él como a su hermano menor Carlos, se dio el nombre de ameghinita a un nuevo mineral descubierto en Argentina.
La casa en Luján en que pasó la infancia, es hoy el Museo Municipal Casa de Florentino Ameghino.
En 2020 se estrenó un documental ficcionado sobre su vida, titulado «El Loco de los Huesos», y por fin fue en su honor que se denominaron más de 100 especies de flora y fauna autóctonas. como la Amanita ameghinoi, o la Notopappus ameghinoi, por mencionar sólo algunas.
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