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Ecoturismo en La Calera 1888

Hoy les traigo un post en el que se relacionan, la historia, la geología, la minería y el turismo. Ojalá les interese.

¿Por qué incluir un post sobre la historia del cemento en un blog de Geología?

Básicamente porque si bien el cemento no es un material natural, fue su explotación la que impulsó la minería en canteras calizas en nuestro país. Por otra parte, según ya les he explicado exhaustivamente en otro post, un depósito o acumulación natural, sólo se constituye en yacimiento, cuando su explotación resulta rentable; y esto a su vez depende en gran medida de la demanda del mercado.

¿Cuál es el circuito turístico que va a ocuparnos hoy?

La Calera 1888 es una antigua fábrica de cal que desde hace décadas ya no está en producción. El edificio, totalmente hecho de piedra caliza, fue puesto en valor por iniciativa privada, como una suerte de monumento recordatorio de los pioneros de la historia minera local, y se ubica en la calle Rivadavia a sólo 100 metros de la plaza principal del pueblo de Sierras Bayas.

Cuenta con diversos sectores recuperados, tales como los sitios donde se embolsaba la cal, donde funcionaba el taller de talla en piedra, la antigua oficina comercial y  la casa que ocupaba la familia, que constaba de tres habitaciones. Se exhiben documentos de época y fotografías, además de algunos objetos propios de la actividad.

El nombre del Monumento surge del relato de un antiguo vecino que trabajó en el lugar y vio una piedra tallada con ese año. No obstante no se sabe a ciencia cierta a qué evento habría aludido ese número, pues se presume que la Calera es bastante más antigua, si bien los edificios habrían sido construidos en 1890. Por esta discordancia es que se especula que «1888» podría no tratarse de una fecha sino de algún código identificatorio del bloque.

La Calera forma parte de un viejo complejo de explotación en Sierras Bayas, entorno del que hablaré más abajo, que incluía la propia calera, bautizada «La Libertadora», hacia 1906. Poseía un galpón y cuatro hornos verticales que dejaron de producir cal en el año 1984.

También formaba parte del complejo, el Horno Calera «Victoria», ubicado en Pueblo Arriba, y que perteneció a los Arata, una familia de inmigrantes genoveses; la Calera «Nasif» que desarrolló sus operaciones hasta la década de los 90, con cinco hornos verticales; y la «Chapería», perteneciente a la «Gran Fábrica Cementera», y que se denominó así porque cada obrero tenía una chapa identificatoria que debía usar para ingresar a la planta y dejaba colgada en un tablero cuando salía.

¿Cómo es la historia de estas caleras?

La organización productiva de las calizas de Sierras Bayas surge con la llegada de algunos inmigrantes europeos que importaron sus métodos de explotación de las canteras, pese a carecer de casi toda la tecnología de sus países de origen.

En los primeros tiempos, la producción era prácticamente artesanal hasta que en 1917, se instala en la zona la primera fábrica cementera del país, la Compañía Argentina de Cemento Portland, de capital norteamericano, con lo que se inicia un proceso de reorganización espacial que aún hoy está vigente.

Según se cree, el primero en explotar cal para blanquear fue Ambrosio Colombo, hacia fines de la década de 1860-70, y fue seguido- entre otros- por Alfonso Aust quien, junto a su hermano Mauricio, habría comenzado a producir cal hidráulica pulverizada y apagada, tal como se hacía en Europa. Esta producción habría desatado una suerte de «fiebre de la piedra» que determinó que en 1879 se conociera el primer decreto provincial regulando la explotación de canteras en la Zona de Sierras Bayas del Partido de Olavarría.

Fue precisamente Aust, quien acuciado por la falta de medios económicos para la producción en gran escala, se asoció con los norteamericanos, abriendo la historia de las grandes Compañías de Cemento.

Otros precursores de la industria minera sierrabayense de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX fueron los hermanos David y Juan Spinetto, Juan Ginocchio y su esposa María Litra de Ginocchio, Manuel Mouriño, Luis Toffoletti y sus hijos Julio Luis y Ángel Ernesto, Camilo Campagnale y sus descendientes Pablo y Luis, y  la familia Veyrand y su socio Lettieri.

¿Cuál es el marco geológico?

Comencemos por describir la posición geográfica: Sierras Bayas está situada en el partido de Olavarría a 20 Km. de la ciudad cabecera, en la Provincia de Buenos Aires, República Argentina, con coordenadas 35º 57’00″ de latitud Sur y 60º 08’60″ de longitud Oeste, y a una altitud de 214 msnm.

Debe su nombre a la coloración blanco amarillenta (similar al de los potros conocidos como bayos) de los cerros y lomadas que la caracterizan.

Las Sierras Bayas comprenden cerca de 130 Km² de estructuras con rumbo NNE a SSW, en un área de 18 Km de longitud máxima y ancho de alrededor de 80 Km.

Orográficamente se compone de tres unidades:

  • Septentrional: formada por los cerros Matilde, Largo (con la mayor altitud, correspondiente a 310m), Aguirre y del Diablo.
  • Central: constituida por Las Tres Lomas.
  • Austral: correspondiente a la Loma Negra y los cerros Bayo y La Horqueta.

En cuanto a las condiciones geológicas, puede señalarse que los yacimientos de calizas forman parte de la cubierta sedimentaria precámbrica del Sistema de Tandilia, Provincia Geológica que forma parte de la Provincia de Buenos Aires y que está constituida básicamente por serranías onduladas relacionadas al basamento cristalino, y mesetas bajas en las zonas en que afloran los sedimentos.

La cubierta sedimentaria se apoya sobre un basamento ígneo- metamórfico cuya edad se ha calculado en 2.620± 80 Ma (millones de años), formado por granitoides, migmatitas, ectinitas, milonitas y una variedad de rocas filonianas.

La cubierta misma se compone del Grupo Sierras Bayas, correspondiente al Precámbrico y que comprende las formaciones Villa Mónica, Cerro Largo, Olavarría y Las Águilas, (estas últimas conforman el piso de la explotación) y la Formación Loma Negra, que es, junto con la base de la formación que la sobreyace, la portadora de materiales explotables.

Por encima de este Grupo Sierras Bayas, se ha depositado material cámbrico temprano, en las Formaciones Cerro Negro y Balcarce.

Volviendo a los niveles productivos, ellos son, dentro de la Formación Loma Negra, las unidades informalmente conocidas como «Caliza color» y «Caliza negra», y en La Formación Cerro Negro, las «Margas».

Las Calizas color o Caliza chocolate, forman un nivel de alrededor de 8 m de espesor, y tenor de Carbonato de Calcio que alcanza entre 74 y 76%.

La Caliza negra alcanza un espesor de entre 16 y 23 m, con contenidos de CO3 Ca de entre 88 y 90%, razón por la cual la Formación ostenta precisamente el nombre de Loma Negra.

Las Margas, ya fuera del Grupo Sierras Bayas, sobre el cual se apoyan en discordancia, presentan espesores de alrededor de 12 m, con porcentajes de carbonato que varían entre 46 y 83. Debido a que la calidad del material es mejor cuanto mayor sea su contenido en CO3Ca, la producción implica en muchos casos, mezclar materiales de distintos niveles para alcanzar el promedio deseado, que es del orden de 78%. Sólo la caliza negra lo presenta sin recurrir a la mezcla.

Respecto a las condiciones estructurales, la zona ha recibido un empuje desde el sudoeste, que ha generado el corrimiento visible en las tres escamas tectónicas correspondientes a cada una de las unidades orográficas mencionadas más arriba.

Bibliografía consultada:

Poiré, D; Canalicchio, J, y Alonso, G. 2005. las calizas y su utilización en la industria cementera. Relatorio del XVI Congreso Geológico Argentino, La Plata 2005, Capítulo XXIV, páginas 387-396.

Puede consultarse aquí.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es del artículo que apoya bibliográficamente este post.

Un trabajo sobre Windhausen

Este trabajo debe citarse como:

Argüello, G.L. y Sacchi, G.A. 2019. Nuevas aristas del perfil de Anselmo Windhausen. Resumen en Actas del V Congreso Argentino de Historia de la Geología, publicadas en la revista Miscelánea N° 107 de la Academia Nacional de Ciencias. Córdoba, Argentina. Páginas 33-34.

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La primera astrónoma de la historia: Cecilia Payne-Gaposchkin

Si bien la Astronomía no es parte integrante de la Geología, es una ciencia que los geólogos no podemos ignorar porque la Tierra, que es nuestro objeto material de estudio, forma parte de ese cosmos acerca del cual es imprescindible conocer al menos los fundamentos, y de una manera sólida. Por ello, es que he elegido hoy este homenaje a la primera mujer que se reconoce mundialemnte como astrónoma en la historia de la ciencia.

¿Por qué se reconoce a Cecilia Payne -Gaposchkin como la primera astrónoma de la historia?


Porque su vida se desarrolló en una época en que las puertas de la ciencia no estaban del todo abiertas para las mujeres, a quienes muchas veces se consideraba como excelentes ayudantes por su dedicación, minuciosidad y prolijidad; pero a las que muy difícilmente se les permitía ejercer roles de mayor protagonismo.

Cuando se produjo su reconocimiento ya el Observatorio de la Universidad de Harvard desde hacía décadas contaba con esas mujeres que aun dedicando su vida al estudio de las estrellas, y teniendo estudios cursados, no alcanzaban el cargo que realmente merecían. Entre las pioneras podemos mencionar a Annie Jump Cannon, Williamina Fleming, Antonia Maury y Henrietta Leavitt, que en los corrillos universitarios eran conocidas como «el harén de Pickering», ya que era éste quien las seleccionaba y contrataba.

A ese selecto grupo pertenecía Cecilia, y se abocó desde 1923 a realizar su tesis doctoral, tarea en la que la había precedido un año antes Adelaide Ames. Al terminar su tesis doctoral titulada “Atmósferas estelares, una contribución al estudio de observación de las altas temperaturas en las capas inversoras de las estrellas”, en 1925, su talento no pudo menos que ser finalmente reconocido, según veremos más abajo.

¿Qué se sabe de su vida?

Cecilia Helena Payne nació el 10 de mayo en 1900 en Inglaterra, en la ciudad de Wendover. Sus padres eran Edward John Payne, abogado, músico e historiador, que falleció cuando Cecilia contaba apenas con cuatro años de edad; y Emma Leonora Pertz, quien fiel a su educación prusiana procuró para sus tres hijos, la mejor educación posible.

Cecilia en particular estudió en el Saint Paul’s Girls School y a los diecinueve años ganó una beca para proseguir sus estudios en el Newnham College, que dependía de la Universidad de Cambridge. Por ese entonces – y hasta 1948- las mujeres que estudiaban allí no podían acceder oficialmente a un título, pese a lo cual, ella terminó su formación en Botánica, Física y Química.

Sin embargo, su verdadera y definitiva vocación fue despertada por una conferencia del astrofísico Arthur Eddington, lo que le hizo pensar que en Inglaterra sólo podía aspirar a ser profesora en algún colegio femenino, y eso no se correspondía con su sueño de ser investigadora. Fue por ese motivo que en 1923 se marchó a los Estados Unidos donde las mujeres comenzaban a abrir un camino algo menos limitado, aunque en roles todavía subalternos.

Su traslado fue auspiciado por un programa de Harlow Shapley, y como ya dije más arriba, allí presentó su tesis que algunos científicos de ese tiempo consideraron como la tesis doctoral más brillante sobre astronomía. En ella, Cecilia estableció que las estrellas estaban formadas en un amplio porcentaje por hidrógeno, elemento que empezó a mencionarse como el más abundante de todo el universo. En parte por ese prestigio, ya en 1931 recibió la nacionalidad norteamericana, y dos años después, en un viaje por Europa conoció al astrofísico ruso Sergei I. Gaposchkin, con quien habría de casarse en 1934 y con quien tuvo tres hijos. Cecilia no siguió la tradición norteamericana de asumir el apellido del marido en lugar del propio sino que conservó el suyo y le adicionó el de su cónyuge y desde entonces pasaría a llamarse Cecilia Payne-Gaposchkin.

Fue recién en 1938 que se la reconoció oficialmente en Harvard como astrónoma titulada. En 1956 fue nombrada profesora titular en la Facultad de Artes y Ciencias, para ser poco después responsable de la Cátedra del Departamento de Astronomía, que fue por primera vez dirigida por una mujer.

En 1966 se jubiló de la enseñanza pero continuó trabajando como investigadora del Observatorio Astrofísico Smithsonian. Falleció el 7 de diciembre de 1979, en Massachussets, después de acumular logros que nada tenían que ver con una «ley de cupos», sino solamente con su capacidad, esfuerzo y talento.

¿Cuáles fueron sus principales contribuciones científicas?

Ya en su tesis, mencionada más arriba, y cuyo título original en inglés era «Stellar Atmospheres: a contribution to the observational study of high temperature in the reversing layers of the stars», marcó un hito al señalar la composición estelar dominantemente de hidrógeno y helio, lo que contradecía la opinión reinante en esa época según la cual, las estrellas no diferían de la Tierra en su composición.

Para establecer sus conclusiones, Cecilia utilizó la ecuación de ionización del físico indio Megnad Saha, que también orbitaba algo alejado del centro de los investigadores más reconocidos, en buena medida por su nacionalidad.

Además de esa tesis que contribuyó a cambiar todo un paradigma, escribió varios libros tales como: The stars of high luminosity; Variable stars; Variable stars and galactic structure, y The galactic novae, de 1957.

¿Qué premios y homenajes se le dedicaron?

A lo largo de su carrera científica obtuvo numerosos y merecidos reconocimientos, tales como el premio Henry Norris Russell, Prize de la American Astronomical Society, recibido en 1976.

Por otra parte, el Asteroide 2039 recibió el nombre de Payne-Gaposchkin.

Pero también cabe mencionar que todavía siendo estudiante, en 1923, su brillante desempeño le valió ser elegida miembro de la Royal Astronomical Society, y más adelante formó parte de otras numerosas y prestigiosas asociaciones entre las que cabe mencionar la American Astronomical Society (1924), y la American Philosophical Society (1936), la American Academy of Arts and Sciences (1943).

Recibió el premio Annie Jump Cannon, del que fue la primera ganadora en 1934, el Premio al mérito del Radcliffe College en 1952, y la Rittenhouse Medal, del Franklin Institute en 1961.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela. P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Un trabajo sobre Historia de la Geología

Este trabajo debe citarse como: Sacchi, G.A. y Argüello, G.L. 2019. La evolución histórica de la Pedología y su relación con la Geología. Resumen en Actas del V Congreso Argentino de Historia de la Geología, publicadas en la revista Miscelánea N° 107 de la Academia Nacional de Ciencias. Córdoba, Argentina. Páginas 83-85.

Historiade La Pedología Resumen Extendido Publicado 2019 Sacchi Argüello by GracielaL.Argüello on Scribd

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Breve historia del Parque Nacional Yellowstone

Ya hace bastante tiempo les conté algunas generalidades acerca de ese extraordinario lugar que es el Parque Nacional Yellowstone, y les señalé sus coordenadas, de modo que daré por conocidos esos puntos, y me referiré específicamente ahora a su historia, ya que tuve la oportunidad de enterarme de ella a través de un  video de la National Geographic, en la que su Director de Expediciones y docente en Ciencias de la Tierra, el multipremiado John Cochran, la relata con gran detalle.

Aquí les presento una versión libre de lo que aprendí en esa conferencia, dándole el crédito a quien le corresponde.

¿Quién fue el primero en reconocer la existencia de ese lugar tan majestuoso?

Obviamente no lo sabemos, porque naturalmente debe haber sido uno de los pobladores originarios, de los cuales no se guardan reportes de ese tipo. Somos nosotros, «la gente moderna», los que nos preocupamos por detalles como ése, 😀

No obstante, sí se sabe, por la cultura que aún se conserva, que las diversas tribus que se movían por la región, coincidieron todas en considerarla un territorio sagrado, debido a la existencia de geysers, barros humeantes, piletas termales y otras manifestaciones que consideraron sobrenaturales, y atribuyeron a espíritus y dioses.

¿Y quién fue el primer hombre blanco que lo recorrió?

Según las crónicas de la época, las primeras referencias a la zona de Yellowstone se deben a John Colter, (1775-1813) un aventurero probablemente analfabeto, razón por la cual la ortografía de su apellido se discute aún, entre estudiosos que a veces le llaman Colter, pero también Coulter o hasta Coalter.

Cualquiera sea el caso, este hombre, reconocido como excelente cazador y profundo conocedor de las prácticas de supervivencia en zonas todavía inexploradas, fue contratado como soldado raso, y con un sueldo de 5 dólares mensuales, para ser uno de los guías de la expedición encomendada por el Gobierno a Meriwether Lewis y William Clark, quienes debían remontar el Río Missouri hacia las nacientes, y en lo posible llegar hasta la costa Pacífica. Se trataba de una tarea de reconocimiento para establecer las potencialidades del área como futuro hábitat de la población blanca en aumento.

En el viaje de regreso, Colter y algunos audaces, entre los que se menciona a Pott, con quien comparte una jugosa hostoria, que tal vez algún día se me dé por relatarles, decidieron abandonar la expedición original, para aventurarse en áreas que no habían sido reconocidas en su transcurso, sobre todo con la intención de realizar cacerías y obtener pieles.

Sus compañeros fueron quedando por el camino, pero según lo que describe a su regreso, en los largos meses de su vagabundeo, habría recorrido casi toda la superficie de lo que es hoy el Parque Nacional. Lo que relata es obviamente extraordinario, al punto de que muchos lo consideraron como un mero invento, o el delirio de un tipo que había estado demasiado tiempo aislado del mundo civilizado.

¿Qué repercusiones tuvo su relato?

El relato de Colter incluía aguas calientes que saltaban verticalmente muchos metros, piletas de lodos burbujeantes y lagos que exhalaban vapores densos y a veces malolientes. Todo eso provocó que se extendiera la expresión burlona con que comenzaron a designar el área: «El Infierno de Colter».

Pero mucho después de su muerte, en el año 1871, el Capitán de Caballería Gustavus Doane (1840-1892) lideró otra expedición por los territorios del futuro parque, a los que describió como muy promisorios para la investigación de Ciencias como Geología, Botánica, Zoología y Mineralogía entre otras.

Según sus palabras (y según mi propia traducción), Yellowstone era «probablemente el mejor laboratorio provisto por la Naturaleza en toda la superficie del Globo».

¿Cómo siguió la historia del redescubrimiento de Yellowstone?

Luego de la exploración de Doane, en el mismo año 1871, Ferdinand Hayden (1829-1887) condujo la primera expedición científica, en compañía del fotógrafo William Henry Jackson (1843-1912) y el pintor Thomas Moran (1897- 1926), quienes por fin pudieron a través de sus respectivos artes despejar toda duda acerca de la existencia y valor de las maravillas que iban encontrando y estudiando.

Así fue que en 1872, el Presidente Ulysses S. Grant promulgó la legislación que reservaba el territorio, prohibiendo actividades que significaran modificaciones profundas, con lo cual Yellowstone se constituyó en el Primer Parque Nacional protegido, en el mundo.

¿Qué se puede agregar a esta historia?

Solamente un par de datos de color, que despejarán tal vez las dudas respecto a algunos toponímicos que encontrará el visitante en el parque.

Es bastante obvio después de lo que acaban de leer, que el Valle Hayden debe su nombre al director de la primera expedición científica; pero hay también dos montes de más de 300 m de altura dedicados a sendos ayudantes de Doane. El Monte Washburn es en homenaje a Henry Washburn; y el Langford, está dedicado a Natahaniel Langford.

Una última nota de color se relaciona con el nuevo nombre que se popularizó para el que hasta entonces llamaban «El Infierno de Colter». Sucede que en 1865, el escritor inglés Charles Dawson, más conocido por el pseudónimo Lewis Carrol, había publicado «Alicia en el país de las Maravillas» (Alice in Wonderland), con gran éxito de ventas. A partir de 1872, la gente comenzó a llamar al Parque con el sobrenombre de «Wonderland», muy merecido por cierto.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La foto que ilustra el post es de mi propia cosecha, y retrata un rasgo del parque del que hablaremos específicamente en otro post.

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