Aclarando malentendidos y posibles confusiones

Otra vez, después de muchos años, se cruza en mi camino aquella señorita Laura Ávila que se apropió indebidamente en Facebook del nombre Locos por la Geología. La historia la conocerán los lectores desde hace mucho tiempo, pero quedó registrada en este post, por si no la leyeron.

Parece ser que esa persona no ha cambiado la costumbre de montarse sobre el trabajo ajeno, pero esta vez además, ha salpicado el nombre Locos por la Geología con sus plagios, y por eso siento la necesidad de aclararlo.

Les cuento todos los hechos. Se contactó conmigo un representante de la revista Fuerza Minera, que es una prestigiosa publicación de la provincia de San Juan, con un reclamo por un uso indebido de material acuñado por ellos en una Biblioteca Virtual, pero publicado como propio por esa «señorita».

Sucede que esa persona forma parte de un Grupo privado en Facebook que sigue usando el nombre Locos por la Geología, y los representantes de la revista Fuerza Minera dirigieron su justo reclamo hacia mi blog, creyendo que se trataba de la misma cosa. Pero como les aclaré a ellos, y aclaro siempre también a mis lectores, nada hay más diferente a mi blog que un perfil en el que se copia y pega material ajeno.

Por enésima vez, señalo la estructura de mi blog, los miércoles subo informacón de cursos, charlas, congresos, etc., con el correspondiente link a la página de origen de la información. Los viernes subo material ameno, curioso o divertido como para empezar el fin de semana, que puede o no pertenecerme, pero que en el segundo caso lleva los créditos correspondientes. Y los lunes los reservo para material científico y técnico, de mi exclusiva autoría. NUNCA HAY COPY-PASTE NI MATERIAL PLAGIADO. Si utilizo mucha información publicada por otros la reinterpreto, pero anoto esa bibliografía. Pueden comprobarlo por ustedes mismos. Mi trabajo es de la mayor honestidad intelectual, y hay un currículum que me avala y pueden ver en la pestaña correspondiente.

Ahora bien, la Biblioteca Virtual copiada y denunciada con todo derecho por Fuerza Minera, fue subida por Laura Ávila a ese grupo de facebook que usa el mismo título que mi blog, y veo en la captura que me enviaron con su reclamo, que la mentada señorita aparece como «Laura Ávila de Locos por la Geología» .

Ya ha quedado aclarada la situación con Fuerza Minera, pero ellos ya antes habían advertido a los grupos y perfiles que habían compartido la «truchada» (permítanme el término que tan bien se ajusta a la situación), y que inmediatamente dieron de baja el posteo, sin que quedara claro a qué Locos por la Geología se referían.

Por ese motivo, me urge realizar este post, tan fuera de programa, porque bajo ningún concepto querría que se confundiera un blog serio como el mío, con el copie y pegue de esa señorita.

Locos por la Geología, mi blog, no copia ni se apropia de contenidos ajenos. Es fruto del exclusivo trabajo de la que suscribe, Graciela L. Argüello, que no tiene ni tendría relación alguna con Laura Ávila.

Gracias por su paciencia y comprendan mi fastidio ante semejante confusión. Y por favor no dejen de visitar el post científico que corresponde a este lunes y que trata sobre el Puente del Inca.

Otro lugar que los geólogos argentinos deberían conocer: el Puente del Inca

En un post de hace bastante tiempo, les presenté el listado de diecisiete lugares de particular interés geológico en Argentina, y les prometí hablar poco a poco de todos ellos. Hoy es el turno del Puente del Inca en Mendoza.

¿Dónde se encuentra el Puente del Inca?

El Puente del Inca se encuentra conectando las dos orillas del Río Cuevas, en la provincia de Mendoza, en el departamento de Luján de Cuyo, y dentro de lo que se denomina Cordillera Principal. Dista 183 kilómetros de la ciudad capital, y sólo 17 del límite con Chile. El puente se encuentra a  2.719 msnm, es de origen completamente natural, tiene forma de arco, mide 50 metros de largo y 15 de ancho, y tiene una luz de 40 m.

¿En qué consiste su interés?

Su interés es básicamente paisajístico, por la belleza de las coloraciones de los sedimentos que lo conforman y lo rodean. Pero también tiene interés geológico por su origen natural, y hasta un interés histórico, relacionado con la época, en el siglo pasado, en que se lo explotaba como centro turístico de aprovechamiento de la actividad hidrotermal. Dicha actividad se manifiesta sobre la margen derecha del río, en forma de manantiales calientes que brotan bajo el puente con temperaturas de 34º a 38º centígrados, es decir lo que más específicamente se conoce como aguas mesotermales.

El turismo revaloriza hoy aquellos sitios que conservan huellas de la historia, en este caso bastante reciente, pero no por ello de menor interés. Repasemos un poco esa historia.

Al comenzar el siglo pasado, la Legislatura Provincial autorizó a una sociedad anónima, cuyo representante era Luis Kuffre a construir y explotar un balneario que se popularizó como «Estación Termo Balnearia de Puente del Inca», a cuyas aguas se atribuían propiedades terapéuticas. Con la llegada del ferrocarril Trasandino, en 1902, la villa aledaña, denominada precisamente Villa Puente del Inca, conoció un periodo de notoriedad y bonanza, que motivó a la Compañía Hotelera Sudamericana a comprar en 1910, el antiguo establecimiento termal, donde comenzó a construir un hotel con todos los lujos de la época, y que podía alojar cómodamente hasta 100 pasajeros.

Desde el propio hotel se realizaban excursiones y cabalgatas hacia localidades cercanas, incluyendo el Aconcagua, y el Cristo Redentor. Respecto a los baños mismos, consistían en 9 cuartos con piletas revestidas de azulejos, por las cuales circulaba continuamente el agua termal, tan cargada de sales, que periódicamente debían eliminarse los depósitos carbonáticos empleando écido clorhídrico.

En 1965 un deslizamiento desde el cerro Banderitas Sur, causó grandes daños en el establecimiento, con lo que se dio fin a la explotación del complejo, cuyos restos son hoy motivo de visitas turísticas.

¿Cuál es el entorno geológico del Puente del Inca?

Si se realiza una apretada reseña, pueden mencionarse cuatro secuencias estratigráficas principales:

  • Basamento pre-jurásico, compuesto por rocas de origen marino de los periodos Carbónico y Pérmico inferior, consistentes en sedimentos arenosos homogéneos grisáceos, con pelitas, conjunto probablemente generado por corrientes turbidíticas que descendieron por los fondos de la topografía marina. Sobre esa serie, se apoyan en discordancia angular, rocas volcánicas de edad permotriásica, depositadas por vulcanismo explosivo.
  • Sobre el conjunto ya descrito, y discordancia mediante, yace una sucesión mesozoica de sedimentos continentales y marinos, y rocas volcánicas que comienzan en el Jurásico medio a superior y culminan en el Cretácico.
  • Por encima, y luego de una discordancia angular, que afecta a los dos complejos anteriores, se encuentran conglomerados del Mioceno inferior a medio. Se trata de materiales de transporte fluvial, que se acumularon como abanicos aluviales de alta energía, en el quiebre de la pendiente.
  • La cubierta más moderna, incluye diversos depósitos cuaternarios, representados por sedimentos glaciarios, nivoglaciarios, de remoción en masa, aluviales y coluviales.

¿Cuál es el origen de las aguas termales?

Si bien durante algún tiempo se relacionó el fenómeno hidrotermal con la actividad volcánica regional, al demostrarse que ésta data de hace unos 15 millones de años, se prefirió otra explicación diferente. Según Ramos, (1993) las aguas pluviales se infiltran a gran profundidad dentro de la corteza, atravesando niveles permeables generados por fallas (especialmente la de Quebrada Blanca), hasta alcanzar la profundidad del plano de despegue de las estructuras tectónicas. Es allí donde, por el gradiente geotérmico que ya les he explicado, el agua se calienta, y por la gran presión hidrostática reinante en un ambiente tan profundo, comienza su ascenso aprovechando el camino que le ofrece la superficie de falla de Penitentes, que se manifiesta en la superficie a poca distancia del Puente del Inca.

¿Cómo se ha formado el puente mismo?

Hoy se considera que esencialmente el puente reconoce un origen sedimentario- termal, vale decir que la cementación de los sedimentos previamente existentes se debe a las sales transportadas por el agua termal. Y son las mismas sales las que al depositarse en delgadas capas mineralizadas, le confieren a toda el área coloraciones en diversos matices de ocre, amarillo, verde, castaño y naranja.

No obstante, pese a ese acuerdo en lo general, los detalles del proceso han dado lugar a diversas hipótesis, de entre las cuales podemos recuperar al menos las siguientes:

  • Darwin en 1838 postuló que el río Cuevas habría excavado un canal sobre un lado, dejando como remanente un voladizo colgante que se habría prolongado con materiales desprendidos desde el acantilado opuesto, y que se habría cementado luego con las sales minerales del fenómeno hidrotermal. Kitll en 1941, y Monteverde en 1947, apoyaron, con muy ligeras variantes de su propia cosecha, este modelo.
  • En 1907, Walter Schiller supuso un lento crecimiento por aposición lateral desde el área donde emergen las fuentes termales, que habrían depositado minerales, avanzando a expensas de la cementación resultante, hacia la margen opuesta del río.
  • Ramos, en el trabajo ya mencionado, propone otra alternativa, a partir de las observaciones realizadas en otros puentes naturales temporarios de la cuenca del río Cuevas. Según su modelo, son comunes en la región los puentes de hielo ocasionados por nevadas excepcionales durante el invierno, algunos de los cuales llegan a durar varios años. Posteriormente el hielo se convierte en una base sobre la que se acumula el material que se desprende de las laderas colindantes, formando capas de rodados que se sustentan mientras el hielo persista. En el caso particular del Puente del Inca, la cementación causada por el hidrotermalismo sería la responsable de haber preservado el puente después de la fusión del hielo.

Sea cual sea la hipótesis que se prefiera, no debe olvidarse que por lo general no existen causas únicas en las estructuras complejas, y en este caso también hay contribución biológica de numerosas colonias de algas verdes, rojas y azules, tanto macro como microscópicas. Efectivamente, la observación con microscopio de muestras del puente, revela una estratificación paralela de capas algáceas, carbonáticas, y hasta a veces, de intercrecimientos de sílice, probablemente generados por las mismas algas.

Factores a tener en cuenta al tratar de comprender la génesis de este maravilloso paisaje, son: el quimismo de las aguas termales, su salinidad, temperatura, gases disueltos y presión parcial. También la velocidad y turbulencia del flujo de agua termal sobre el puente y el gradiente de luminosidad del área influyen en la distribución areal de los diferentes tipos de algas que medran en el lugar.

¿Cuál sería su evolución futura?

Como señalé más arriba, el evento de 1965 determinó el abandono de las instalaciones del hotel, pero el ambiente mismo, importante patrimonio paisajístico, ya había sido afectado por la explotación sin control ni planificación coherente con las condiciones propias del sistema natural, que previamente a la intervención había encontrado su propio equilibrio.

La ruptura de ese equilibrio colocó al sistema en situación de fragilidad, que se produjo fundamentalmente por las siguientes actividades:

  • Explotación de las aguas termales, que fueron desviadas mayormente hacia los recintos de baño del hotel, pero también a través de zanjas semiclandestinas creadas por los cacharreros que fabricaban souvenirs, como explico más abajo. La disminución de la cantidad de agua que fluía hasta entonces sobre el puente, produjo un desecamiento que facilitó la formación de grietas en su parte superior.
  • Tránsito excesivo de personas, animales y vehículos sobre el puente.
  • Aumento de la turbulencia de las aguas, por ende más erosivas, debido a desprendimientos de bloques sobre el propio cauce del río, fenómeno acelerado por la agresiva intervención humana.

Esta situación y su denuncia por parte de los científicos, determinó que el gobiernode la provincia de Mendoza declarara el sitio «zona intangible», por el decreto 2291/91, vedando el tránsito, tanto sobre el puente como a través de la pasarela que conduce a la margen derecha del río Cuevas.

Validados por esta medida inicial, diferentes organismos técnicos provinciales y de la Universidad de Buenos Aires efectuaron estudios y consecuentes recomendaciones para la restauración y preservación del puente. Desde entonces se realizaron entre otras obras, las siguientes: relleno de grietas con sales provenientes del agua termal, eliminación de bloques rocosos del lecho del río, y reactivación del drenaje natural de las aguas termales sobre la estructura del puente.

¿Hay algo más que se pueda agregar?

Más arriba, mencioné la producción y venta de souvenirs que se hicieron famosos. Vamos a hablar de ellos. De un modo probablemente casual, los lugareños comprobaron que un objeto sumergido por algunas horas en las aguas termales se recubrían de una capa mineralizada, que las «petrificaba». Luego escribían encima «Recuerdo de Puente del Inca» y lo vendían como souvenir. Así lo hacían con las más variadas cosas, como plumas, huevecillos de aves, zapatitos de bebé, o cualquier elemento que para nada más les sirviera. Ya dije arriba, cómo los desvíos de corrientes que hicieron para esas ventas de artesanías, contribuyeron al deterioro del ambiente.

Pero lo que vale la pena conocer es el proceso mismo de petrificación, pero…no lo voy a explicar ahora, porque ya lo hice en dos posts anteriores, donde expliqué la formación de una caverna y de las estalactitas y estalagmitas. Vayan a leer el tema siguiendo los links.

Bibliografía

Ramos, V. A., 1993. Geología y estructura de Puente del Inca y el control tectónico de sus aguas termales. Simposio sobre Puente del Inca. XII Congreso Geológico Argentino y II Congreso de Exploración de Hidrocarburos, Actas V: 8-19. Buenos Aires.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de Juan Manuel Romo y aparece en el libro Sitios de Interés Geológico de la República Argentina. CSIGA (Ed.) Instituto de Geología y Recursos Minerales. Servicio Geológico Minero Argentino, Anales 46, I, 446 págs., Buenos Aires, 2008.

Mitos urbanos, absurdos pero divertidos

Antes de presentarles el video de hoy, que es desopilante, les explico que Gente rota, el canal de youtube de Gabriel Lucero, de donde procede esta joyita, tiene una dinámica muy especial. La gente envía audios de sus chats y él genera una animación para ilustrarlos.

En este caso, se trata de una de tantas estupideces que la gente pretende validar con explicaciones pseudo científicas, de las cuales en realidad no tiene idea, como bien se ve en el video que incluyo abajo.

A mí me resultó muy divertido, espero que a ustedes también. Pero por favor no lo tomen en serio.

Disfrútenlo, y nos vemos el lunes con algo que sí es ciencia. Un abrazo. Graciela.

Para jugar en la cuarentena

¿Todos estamos aburridos en casa? No hay razón para eso. Acá les traigo un juego, y les estaré armando más para los viernes. Promesa. Si el juego se sale de cuadro, usen el link que está al pie.

Mi pequeño aporte para hacer este tiempo más llevadero. Les aclaro que pueden repetir este juego mil veces, porque va variando automáticamente la posición de las letras. Pueden competir con ustedes mismos por el tiempo empleado.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

¿Nos llevará la pandemia de regreso a la Naturaleza?

Hoy otra vez me siento a escribir mi post acostumbrado, y no puedo abstraerme de una realidad tan apabullante como la que nos tiene atrapados hace meses en el mundo entero.

Y sobre todo porque me han planteado preguntas como la del título, en formulaciones de distintos matices, y en más de un entorno diferente. De modo que no tuve más remedio que ponerme a pensar (¡lo que puede la pandemia! ;D ) sobre el tema.

Pero debo decirles que no habiendo situaciones similares en la historia, todo lo que les diga sólo tendrá el valor de una mera especulación basada en parte en el conocimiento profesional, y en parte en el sentido común, pero sólo en eso.

Podrán decirme que ya antes hubo civilizaciones desaparecidas, que sólo fueron descubiertas mucho tiempo después, porque precisamente la naturaleza había avanzado sobre ellas dejando pocos vestigios de su existencia, pero… ninguna había alcanzado el grado de complejidad ni había modificado tanto y tan arbitrariamente el entorno como ésta a la que pertenecemos los miembros del mundo civilizado. Civilizado según lo definimos los habitantes de las grandes ciudades.

Les advierto además que probablemente nada de lo que diga aquí se relacionará con las pequeñas comunidades «primitivas» que todavía viven en algunos lugares como Oceanía, por mencionar un ejemplo. Pero creo que tampoco están ellas padeciendo esta pandemia, de modo que las dejaremos fuera de estas especulaciones. También dejaremos de lado las comunidades rurales que nunca se alejaron tanto de la vida natural. Nos centraremos en los grandes conglomerados urbanos.

¿Es posible que de prolongarse la cuarentena, la Naturaleza se reinstale con toda su fuerza?

Para pensar en cambios muy significativos debería ocurrir una extinción (tema del que ya hablé en otro post) de la especie humana, o bien una cuarentena muy extrema y de muy larga duración, cosas ambas que considero improbables. Pero podemos jugar a imaginarlas, si es que nos estamos aburriendo encerrados en casa.

Si ustedes me vienen siguiendo, ya sabrán que si bien amo la tecnología (si no no estaría blogueando desde hace casi 15 años), también disfruto la naturaleza como el mejor (o no sería geóloga), de modo que me encantaría contestar a la pregunta del título con un sí rotundo. Pero me parece poco probable una eclosión natural, aunque sí podrían sobrevenir algunos pequeños cambios que morigeraran en algo los exagerados desvíos de la vida natural, que hemos tomado en las megalópolis.

Veremos de a poco por qué pienso esto desde un punto de vista geológico, pero ya aquí puedo adelantarles que me parece que el habitante de las ciudades modernas, será el principal actor que se opondrá a ese retorno. Y a esto no lo digo como geóloga, sino como simple observadora, e inclusive haciendo mi autocrítica. ¿Cuántos de nosotros estamos de verdad dispuestos a volver a una vida muy simple y con pocas o ninguna de las comodidades de que gozamos hoy?

Y esto me recuerda a un dicho en alemán que me parece muy agudo:

Ich gehe gern ins Natur, aber nicht zu Fuβ.

Que en buen criollo significa «Voy con gusto a la Naturaleza, pero no a pie».

Y mucho me temo que mientras haya un humano ya acostumbrado a las comodidades cotidianas, todo regreso de lo indómito duraría sólo el tiempo que le tomaría a ese humano doblegarlo.

Pero supongamos un escenario (poco probable) en el que este cimbronazo cambiara abruptamente toda la mentalidad; o bien otro escenario (más improbable aún) en el que la cuarentena fuera tan larga y tan estricta como para que el normal deterioro de las cosas nos fuera conduciendo a prescindir de ellas…y nos gustara la diferencia.

Es decir, que en lo que sigue, imaginaremos a un humano tratando de armonizar con la naturaleza, en lugar de modificarla.

¿Ya comenzó a producirse el retorno de lo natural?

Se ven en las redes numerosos videos de animales salvajes o de granja, no necesariamente domésticos, que comienzan a pasear por las ciudades, despobladas de humanos. Asumo que son reales y no montajes, pero aun así, tengo mis reservas, y explico por qué.

Pienso que esos animales están tomando un merecido recreo, y que hacen «turismo» por las ciudades, pero para casi todos ellos, no son sitios habitables por largo tiempo, al menos en su estado actual. Los trae la curiosidad y la serenidad reinante, pero no hay en las ciudades ni alimento ni agua disponibles en la calidad y cantidad que se requiere para convertirse de inmediato en su hábitat permanente.

Tal vez las aves y los insectos podrían medrar rápidamente, porque sus requerimientos son menores en un caso, y por su movilidad en otro. Pero de todos modos ni unas ni otros han estado del todo ausentes en las comunidades urbanas. Estaban allí, aunque no les prestáramos la debida atención.

Ahora bien, para los animales de mayor tamaño y herbívoros, no hay en la gran mayoría de las ciudades espacios provistos de las pasturas que requieren. Sólo unos pocos pulmones verdes que no podrían alimentarlos en gran cantidad ni por mucho tiempo. Y los animales de presa, no irían donde sus presas no están.

En cuanto al agua, en casi todos los conglomerados urbanos están canalizadas con paredes lisas y abruptas que serían trampas mortales para los que quisieran asomarse a beber porque caerían en ellas y no podrían volver a salir.

Y ahora me atrevo a exteriorizar un temor muy grande que siento al ver las imágenes de ciervos, tapires, coyotes o zorros correteando por las ciudades, ¿qué pasará con ellos cuando se levanten las cuarentenas? ¿No los tomará el cambio demasiado cerca de los humanos y demasiado desprevenidos? ¿Será el hombre capaz de respetar un nuevo orden de cosas donde entienda por fin que no es el dueño exclusivo del ambiente? ¿O «festejará» su retorno a las calles «limpiándolas» de estos nuevos ocupantes, aunque sólo sean visitantes a tiempo parcial? Me aterra pensarlo.

¿De ser posible ese retorno a un estado prístino, cómo comenzaría?

Supongamos que la Naturaleza avanzara, cómo lo haría es la pregunta.

Las primeras invasiones serían probablemente de aves e insectos como ya dije, y de pequeños animales que pudieran ocupar espacios todavía poco colonizados por la vegetación. Porque la vegetación avanza primero tímidamente para facilitar la generación de suelos como expliqué en algun momento, pero para hacerse masiva, debe contar con un perfil edáfico ya más evolucionado, lo cual lleva tiempo, porque requiere procesos de pedogénesis muy complejos.

Pero por supuesto, aunque avanzaran las plantas, para volver a estados semejantes a los originales deberían irse borrando los vestigios de las ciudades. Esa tarea le correspondería a la meteorización tanto física como química, y a la subsecuente erosión. Pero eso también lleva mucho tiempo. Entre decenas y centenas o miles de años según el caso. Prueba de eso son las ruinas de antiguas civilizaciones que no terminan de desaparecer.

¿Cuánto tiempo haría falta?

Esta pregunta me lleva a una serie que veía por la tele, cuyo nombre no recuerdo y que se planteaba lo que pasaría con las ciudades si los hombres desaparecieran. Un poco lo que estamos tratando de comprender ahora, sólo que le ponía fecha a los eventos. En una semana tal cosa, en dos meses tal otra. Y a mí me causaba un poco de gracia que se pudieran imaginar un calendario. Porque la respuesta a la pregunta ¿cuánto tiempo? es una sola: depende.

Y depende de tantas cosas que es bastante absurdo intentar darle una dimensión sin empuñar la guitarra.

Para comenzar todos los procesos geológicos ocurren en sistemas complejos, donde los factores son tantos que cada situación podría considerarse irrepetible.

Hay unos pocos conceptos básicos, como por ejemplo que los climas cálidos y húmedos tienden a favorecer la meteorización química. Pero al mismo tiempo los climas muy fríos o muy secos pueden ser favorables a la meteorización física. De esto hablaremos en algún post referido a dominios morfoclimáticos.

Por otra parte, cada tipo de material original responderá de distintas maneras a los mismos ataques. Y su posición en el paisaje modificará las respuestas. Y la biota será agente de cambio, pero también modificador del curso de acción de los demás agentes. Y así al infinito.

Por ese motivo, si alguien les responde a esta última pregunta con alguna seguridad, de lo que no cabrá duda es de que está mandando verdura alegremente.

Por fortuna, la Naturaleza nos sorprende siempre…

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela

P.S.: La foto sólo es un toque de humor para la cuarentena. Les juro que no soy yo.

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