Un profesor de Mineralogía, según Julio Verne.
Este párrafo es tomado de Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, y como podrán ver, ya en la primera página tiene una descripción sin desperdicio, ya que hay profesores, todavía, como el que allí se describe, que no tienen ningún interés en compartir de verdad su conocimiento.
Tal vez por eso, como una reacción a ese egoísmo, a mí me gusta tanto darle a la ciencia un ropaje de entrecasa que la haga accesible a todo el mundo.
Ahora lean el parrafito que me gustó tanto, y que será el primero de muchos extractados del mismo libro, porque es un clásico de la ciencia ficción, centrado particularmente en la Tierra, nuestro objeto de estudio.
Otto Lidenbrock no es mala persona, lo confieso ingenuamente; pero, como no cambie mucho, lo cual creo improbable, morirá siendo el más original e impaciente de los hombres.
Era profesor del Johannaeum, donde explicaba la cátedra de Mineralogía, enfureciéndose, por regla general, una o dos veces en cada clase. Y no porque le preocupase el deseo de tener discípulos aplicados, ni el grado de atención que éstos prestasen a sus explicaciones, ni el éxito que como consecuencia de ella, pudiesen obtener en sus estudios; semejantes detalles teníanle sin cuidado. Enseñaba subjuntivamente, según una expresión de la filosofía alemana; enseñaba para él, y no para los otros. Era un sabio egoísta; un pozo de ciencia cuya polea rechinaba cuando de él se quería sacar algo. Era, en una palabra, un avaro.
En Alemania hay algunos profesores de este género.
Y permítanme agregar que no sólo en Alemania. Espero que les haya gustado. Un abrazo Graciela
Suelos desarrollados sobre granitos.
Para los que se interesan en la Pedología profesionalmente, el presente trabajo puede serles de interés.
Debe citarse como:
Sanabria, J.A.; Argüello, G.L.; Argüello, L.; Obregón M. 1996. «Comparación de suelos desarrollados sobre granitos en laderas con distinta orientación en el Cerro Colorado, Prov. de Córdoba.» Comunicación. Actas de Resúmenes del XV Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. La Pampa.
¿Cómo se forman los suelos?
En posts anteriores, ya les conté que existen dos grandes ciclos, y que dentro del exógeno, hay procesos que desgastan las rocas, y otros que construyen apilamientos de los materiales desgastados desde ellas, a los que llamamos sedimentos.
Para aquellos interesados en los suelos en relación a la construcción pueden visitar el post Qué es y para qué sirve un estudio de suelo.
¿Cómo se forman los suelos?
Por ahora, sepamos que tan pronto como las rocas han sido atacadas por los procesos de la meteorización, y/o ha ocurrido algún transporte (erosión) de los productos resultantes; sobre ellos se instala un nuevo tipo de fenómenos más avanzados que se denominan pedogenéticos, edafogénicos o formadores de suelos.
Si bien la meteorización es un requisito previo indispensable para la iniciación de toda evolución edafológica, no es suficiente en sí misma, ya que el suelo no puede considerarse tal, sino hasta después de la instalación de ese nuevo grupo de procesos edafogénicos.
¿Qué son los materiales parentales?
Son aquéllos a partir de los cuales se generan los suelos, y pueden pertenecer a uno de los dos grandes grupos que definimos a continuación.
Si los productos que han resultado de la meteorización permanecen en el lugar, los materiales parentales u originarios de los suelos se denominan autóctonos.
En cambio, si han sido sometidos a transporte por algún agente se conocen como alóctonos.
Ejemplo del primer caso es el regolito, o material desgastado desde un afloramiento, que por su tamaño, o por estar protegido de agentes de transporte como el viento y el agua, queda en el lugar en forma de residuos de la meteorización.
En el segundo caso, se encuentran los sedimentos que fueron movilizados a lo largo de mayores o menores distancias, y luego fueron depositados.
Cuando el vehículo es el viento, y el material, fino, el típico sedimento resultante es el loess, a partir del cual han evolucionado la amplia mayoría de los mejores suelos de zonas agrícolas.
Localmente, hay también materiales parentales que han sufrido transporte hídrico, como ocurre en antiguas llanuras de inundación o terrazas de ríos; y aún -en otras geografías- rocas madres depositadas por hielo, vulcanismo, gravedad, etc.
¿Cómo empieza a formarse un suelo?
A partir del momento del depósito, y durante tanto tiempo como dure una relativa estabilidad de la superficie geológica, comienza su curso la formación de suelos, tema que abarca muy numerosos cambios, que hoy apenas comenzaremos a enumerar.
La forma más simple en que puede intentar comprenderse la complicada historia de la formación de un suelo, podría resumirse como sigue.
Cuando hasta un material tal como el loess, ya preparado por la meteorización y la erosión llega – traído por agentes como el viento, los animales o el hombre- alguna semilla que logra sobrevivir a la escasez de nutrientes, y a la falta de un verdadero suelo, generando los primeros vestigios de vegetación; se disparan los procesos pedogénicos que en otros posts se mencionarán con algún detalle.
Una forma de visualizar este suceso es en la propia ciudad, en veredas o terrazas embaldosadas, que paulatinamente se ven invadidas por brotes de césped, arbustos y plantas, pese a que una calzada, mal puede considerarse un suelo.
¿Qué son y cómo se forman los distintos horizontes?
A ese material originario que ya esté en evolución hacia el suelo se lo denomina horizonte C, ya que cada una de las capas que constituyen el suelo se conoce como horizonte, y la letra C se reserva para aquélla que casi no tiene alteraciones desde el cuerpo inicial.
Una vez que ha comenzado la mencionada colonización vegetal, el propio ciclo biológico proveerá un enriquecimiento superficial en materia orgánica, dando lugar a la formación de un horizonte A, así denominado, precisamente por ese aumento de componentes orgánicos.
En pasos posteriores, el agua actuará como vector para arrastrar hacia abajo elementos minerales y orgánicos, que se depositarán a cierta profundidad, fundamentalmente en forma de arcillas y humus coloidales, constituyendo el horizonte B.
Un suelo medianamente evolucionado, terminará generando lo que se conoce como un perfil, que no es otra cosa que la sucesión vertical de las capas u horizontes mencionados, tal como se ve en la imagen que ilustra el post. Aclaremos de paso que dicha figura no está ni remotamente hecha a escala, no se dejen engañar por el arbolito. El espesor normal de un perfil de suelo es de alrededor de un par de metros.
Desde abajo hacia arriba, un suelo comprende de forma general: un horizonte C, que es casi el propio material parental; un horizonte B, conocido como iluvial, porque se enriquece con materiales movilizados desde arriba, y un A, conocido como eluvial, porque es a sus expensas que se han acumulado los elementos en el B.
Evoluciones más complejas o situaciones particulares, irán generando otros horizontes, como el E (empobrecido en numerosos elementos); o el O, que incluye restos vegetales y materia orgánica, y el R que puede ser roca subyacente a todo el perfil.
Existen también horizontes como el L, que incluye materiales límnicos, es decir de origen lacustre, y que puede denominarse también capa por su escasa edafización; capa u horizonte M, que implica limitaciones para el crecimiento de las raíces debidas fundamentalmente a acciones antrópicas, y la W, que indica presencia de agua.
Hay además subdivisiones, o rasgos peculiares de los horizontes, que dan origen a numerosísimas variantes en la nomenclatura del perfil, razón por la cual, vendrán todavía muchos posts.
La bibliografía básica para este post es mi propio libro:
Argüello, Graciela L. 2002. LOS RECURSOS SUELO Y AGUA. Libro de Texto para el Trayecto Ciencias de la Tierra, del PROGRAMA DE POSTITULACIÓN EN CIENCIAS NATURALES, de la F.C.E.F. y Naturales de la U.N.Cba. Versión actualizada, corregida y aumentada. 86 págs. ISBN Nº987-9406.
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Historias escritas por geólogos.
Ya les he presentado antes a mi colega y amigo, Dr. Pedro Leonardi, autor de un magnífico libro sobre los gliptodontes, pero hoy vengo a mostrarles una faceta distinta de su personalidad : la de excelente escritor.
Así pues, en nuestro recreo de los viernes vengo a presentarles su nuevo libro: Cuatro cuentos y sus tiempos, de Editorial Pirca de Alta Gracia, Provincia de Córdoba.
De ese texto, tomo un párrafo donde el escritor ficcional deja entrever el geólogo que lleva adentro:
…Se terminaron estos recursos alimenticios, nuestros inmensos bosques que proveían las plantas y los frutos de que vivíamos, desaparecieron y el hielo avanzaba cada vez más y nos moriríamos de frío. Para ese entonces ya habíamos estudiado los planetas de nuestro cosmos y habíamos fijado nuestra vista en planetas que gozaban de un clima igual al que nos había precedido, así que nuestra tecnología, mucho más avanzada que la que ustedes tienen en la actualidad, nos permitió llevar poco a poco, toda la población que quedó después de haber perecido, casi la mayoría, por efecto del frío. A ese cambio ambiental le siguieron grandes cambios geológicos por el movimiento de los continentes, por esa razón no quedó ni señal de toda nuestra civilización y de nuestras ciudades ni monumentos. El vulcanismo hizo el resto. Nuestros antepasados atrapados en ambientes que permitieron su fosilización son los dinosaurios que ustedes encuentran y desde entonces hasta ahora pasaron nada menos que 60 millones de años…
No tengo la menor duda de que tendrán ganas de leer algo más, para lo cual, los invito a disfrutar el libro completo, que en la ciudad de Córdoba pueden comprar en la librería Maidana.
Y ahora, los dejo para que disfruten su fin de semana, como pienso hacerlo también yo. Un abrazo, Graciela.
