Diccionario geológico con humor.

ballet-costa-rica-y-maty-011bisOtra entrega de mi diccionario para geólogos disidentes, como para empezar el fin de semana con una sonrisa semejante a la de la foto.

 

Átomos: libros que no vienen en tomos.

Augita: mineral que los geólogos usan para remendar sus ropas.

Avalancha: proceso geológico que se produce a mediodía cuando se vuelve a comer al campamento.

Autometamorfismo: especie de canibalismo rocoso.

Aventurina: aventura sin riesgo ni importancia.

LETRA  B

Badlands: tierras malas, muy agresivas en su trato con las demás. Jabón geológico para prendas finas.

Banco: estrato financiero.

Barómetro: lo que usa un geólogo para controlar su tensión arterial.

Suficiente para un post de viernes, cuando uno quiere salir corriendo a disfrutar su ocio. Nos vemos el lunes. Un abrazo. Graciela

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Un abrazo y hasta el lunes, Graciela

¿Qué son los Geoindicadores?

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Estos dos últimos años nos han convocado reiteradamente en función de eventos de gran magnitud que afectaron la vida, los bienes y la actividad humana, lo que ha hecho que el público en general tomara conciencia de la permanente actividad de esta Tierra que nos alberga, y que parece a veces engañosamente quieta y previsible.

Precisamente, por esa actividad que afecta tantas veces al hábitat, es que hace ya más de una década se han definido los Geoindicadores, y se ha generado con ellos una lista standard de control, y una metodología de trabajo que permite monitorear la actividad geológica y, a veces, establecer alertas tempranas respecto a procesos potencialmente destructivos.

Dada la importancia de estos elementos (los Geoindicadores), este post será el primero de una serie en la que lentamente nos iremos familiarizando con ellos y con su uso. Porque créase o no, muchos son los colegas que de algún modo los aplican, sin siquiera saber que lo están haciendo.

Pero comencemos por dar hoy una breve definición, y referirnos un poco a sus alcances y limitaciones, dejando para más adelante su listado y aplicaciones, sean ellas conscientes o no.

Una de las mejores definiciones y tal vez la primera es la que aparece en la monografía de Berger y Iams de 1996. Anthony Berger, a quien tuve el honor de conocer en un Workshop sobre este tema, es el Director del Grupo de trabajo sobre Geoindicadores de Victoria, Canadá, y de él es la siguiente definición, de cuya traducción directa desde el inglés me hago responsable:

Geoindicadores son medidas (magnitudes, frecuencias, tasas y tendencias) de procesos y fenómenos geológicos que ocurren en la superficie de la Tierra o en su proximidad, y están sujetos a variaciones que son significativas para comprender el cambio ambiental a lo largo de periodos de 100 años o menos.

Esto implica que los geoindicadores se aplican tanto a los eventos catastróficos como a otros más graduales, pero cuyos efectos son visualizables dentro del intervalo de una vida humana, o  muy poco más.

Se usan en circunstancias y sistemas actuales (avance de desiertos, cambios de líneas de costa, desplazamientos en terremotos, etc.) o en paleosistemas que han registrado cambios del pasado, siempre y cuando en ese tiempo pasado hayan comprendido intervalos no mayores a los 100 años.

Estos geoindicadores del pasado son sumamente interesantes para predecir tendencias del futuro, tal como les señalé en el post en el que les conté de la Ley del Actualismo, que no les vendría nada mal ir a repasar para este tema.

Conviene aclarar que los Geoindicadores se usan para reconocer el estado y progreso de un cierto sistema, lo cual puede en muchas situaciones ayudar a la predicción de determinados eventos, pero no es ése su propósito inicial.

La idea original es simplemente entender la evolución del paisaje a través de las señales que pueden quedar registradas en él.

Si ello conduce a reconocer la posible aproximación de un cambio sobre el cual es necesario encender las alarmas, se trata más bien de un efecto colateral que del propósito que generó todo el estudio de los Geoindicadores.

Por otra parte, la definición, que exige una relativamente rápida ocurrencia, hace que los Geoindicadores se orienten básicamente a cambios ambientales muy sensibles para el ser humano, como efectos de contaminación, erosión, inundaciones y sequías, por ejemplo; o lisa y llanamente a eventos instantáneos y de gran espectacularidad como el vulcanismo o los sismos, deslizamientos, hundimientos y tsunamis.

Por el contrario, los fenómenos de larga trayectoria y muy lenta ocurrencia, como el metamorfismo, la deformación lenta de las rocas, o la isostasia, no son campos propicios para su uso.

Hasta aquí, el concepto general, y puedo adelantarles que existe una lista de control ya avalada como para su uso normalizado, que abarca hasta hoy 27 sistemas de rápida evolución, cada uno de los cuales reconoce hasta 16 marcadores para evaluar su progreso y estado.

Pero eso ya será motivo de otros numerosos posts, porque creo que se les habrá despertado el interés, porque este tema es absolutamente apasionante.

Bibliografía consultada:

Berger, A.R.; Iams, W.J. 1996. Geoindicators: Assesing Rapid Environmental changes in Earth Systems. Rotterdam. A.A: Balkema

P.S.: Nuevamente estoy aprovechando las fotos que tomó Dayana en su viaje a Chile, porque vienen muy al caso.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Locos por la Geología en la prensa escrita

Como es viernes, y eso me autoriza a tomarme muchas licencias, permítanme que siga jugando a hacer como que me creo muy importante, y que les muestre una entrevista en el diario más leído en Córdoba. No será el New York Times, pero tiene lo suyo.

Pero de paso, puedo contarles que tanto Lucas (el periodista) como Raimundo (el fotógrafo) pusieron la mejor onda, y toda la charla fue más que entretenida y provechosa. Después de la edición quedó como la ven, pero hubo mil carcajadas en la entrevista, les aseguro. Porque fue un momento muy grato. Abajo pueden leerla en el sistema al que ya los tengo acostumbrados: la ventana de Scribd.

Entrevista en La Voz

Nos vemos el lunes con algo que pienso les va a interesar. Un abrazo Graciela.

¿Tienen relación el sismo en España y la predicción hecha para Roma?

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Hoy, cuando se produjo el sismo en España, pensé que debía escribir algo al respecto, pero que no significara ni repetir lo ya señalado en otros eventos, ni adelantarme al análisis más sistemático que ya he iniciado por entregas, y así fue que se me ocurrió esta vuelta de tuerca sobre el tema, sobre la cual hay tanto para decir.

Pero vayamos por partes, y analicemos primero el sismo español con nuestra mirada geológica.

¿Cómo y cuándo se produjo el evento sísmico en España?

Se trata de un terremoto con dos liberaciones de energía separadas por menos de dos horas, que alcanzaron magnitudes de  4.5 grados y 5.3 grados, y que se registraron a las 17:05 y 18:47 (hora local) respectivamente.

El epicentro se situó en la ciudad de Lorca (Murcia), emplazada en el sureste de España, a 368 km de Madrid.

Se trata de un evento de poca profundidad, lo cual explica en buena medida los daños provocados, ya que la cantidad de energía liberada no es muy grande, sobre todo si se la compara con la de los terremotos de Chile o de Japón, de reciente ocurrencia.

¿Por qué se produjo el sismo en ese lugar?

La zona afectada yace sobre la costa mediterránea, y conviene recordar que toda esa región es muy activa, sobre todo volcánicamente, pero también en lo que a sismos se refiere.

Y esto es así, porque en esa zona corre un límite entre placas, y ya les he explicado que es precisamente a nivel de los contactos entre las mismas donde se producen una gran variedad de fenómenos espectaculares.

Si miran el mapa, el mar Mediterráneo es atravesado por la zona en que la placa Africana colisiona con la Eurasiática, y esta última se ha visto convulsionada recientemente por varios sismos acontecidos en su borde opuesto, de modo que su movilización no debería ser una sorpresa.

imagen-placas-etc11España registra un promedio de 2.500 terremotos anuales, casi siempre con magnitudes de entre 2 y 3 grados como máximo. Por esa razón, pese a la habitualidad de los eventos, su baja intensidad los hace pasar desapercibidos.

No obstante, un terremoto de energía modesta como el de la fecha, es muy destructivo por la alta vulnerabilidad de las edificaciones antiguas y no necesariamente sismorresistentes.

Con respecto al sismo registrado en la fecha, se encuentra entre los más graves acaecidos en los últimos sesenta años en España. El 20 de abril de 1956, la provincia de Granada padeció un terremoto con el saldo de 12 muertos, más de 70 heridos y 500 edificios destruidos; mientras que en la provincia de Huelva, un evento de 7.5 grados de magnitud dejó cuatro muertos el 28 de febrero de 1969.

¿Qué se había predicho para el 11 de mayo de 2011?

En realidad se trata más de un rumor que de cualquier otra cosa, ya que se atribuye a Raffaele Bendandi (1893-1979), la supuesta previsión de un violento terremoto que debería haber tenido lugar hoy, 11 de mayo, en Italia, el cual habría dado por resultado la destrucción de la ciudad de Roma.

Pero, de hecho, no se presentó publicación alguna para probar tal predicción, y Bendandi no era tampoco un científico, sino un autodidacta que se había hecho conocido en la época de Mussolini por supuestos aciertos relativos a terremotos de ese tiempo, de los cuales tampoco hay registro fidedigno (me refiero a los aciertos, no a los terremotos)

¿Ese terremoto supuestamente previsto podría ser éste de España?

No, de ninguna manera, porque ni ocurrió en Italia, ni destruyó ciudad alguna, ni tuvo la entidad requerida para ser equiparable a ese megaevento anunciado.

Digamos que hubo una rara coincidencia en la fecha, pero nada más.

Eso sería como si yo le dijera a un amigo: «Mañana te vas a ganar el gordo de la lotería de Santa Fe», y el cuñado del socio de ese amigo se ganara un asado en la feria de platos del Jardín de Infantes de su hijo. ¿Les parece que yo podría decir que acerté en la predicción?

Pero hagamos una salvedad importante: es probable que ahora sí se produzca alguno que otro movimiento más, si no en Italia, en cualquier otro lugar del Mediterráneo, pero sencillamente como parte del acomodamiento de la placa que ya comenzó a dar señales de vida. El famoso efecto dominó del que tantas veces les he hablado. Eso no significaría que la predicción haya sido correcta, sino que ocurrido el primer desplazamiento notable, todo el conjunto debe reajustar su posición de equilibrio relativo.

¿Por qué no aceptamos esa predicción como un hecho científico más allá de sus diferencias con lo que ocurrió en realidad?

De por sí esas diferencias ya mencionadas podrían bastar para rechazarla, pero existe además otro cúmulo de razones:

  • Como ya lo expresé más arriba, no está documentada en ningún escrito serio.
  • Nunca Bendandi explicitó metodología científica ni técnica para predecir terremotos.
  • El conocimiento geológico en la época de actividad de este autodidacta estaba en pañales (y sucios para más datos), tanto es así, que ni siquiera se había entronizado el actual paradigma de la tectónica de placas.

  • El solo hecho de poner una fecha exacta a una predicción sísmica desmerece toda su credibilidad, aun a la luz de una ciencia muchísimo más evolucionada, como es la actual.

¿Hay posibilidades reales de predecir eventos sísmicos?

Hace ya bastante que se viene trabajando en esa dirección, y hay muchos datos que permiten esperar la ocurrencia de determinados eventos en un intervalo de tiempo no demasiado acotado.

Esto quiere decir que no se puede poner fecha, pero sí suponer que algo se aproxima o puede esperarse en un sitio determinado, en un plazo mediato y no estrictamente definido.

Sobre esas metodologías, vendrán muchos posts en el corto plazo, no lo duden, porque son sumamente atractivas.

A propósito de estos pronósticos, un ejemplo de razonamiento lógico y científicamente fundamentado lo vieron en este propio blog, cuando con motivo del terremoto de Nueva Zelanda, advertí que convenía mirar hacia algunas zonas como Filipinas, entre otras, porque hacia allí podían desplazarse las tensiones resultantes del acomodamiento de placas.

Desafortunadamente, a los pocos días, la naturaleza me dio la razón cuando ocurrió el sismo de Japón, país asentado entre tres placas, una de las cuales es precisamente la de Filipinas.

Por otra parte, el próximo lunes sube un post sobre Geoindicadores, que tangencialmente roza el tema, ya que no apunta estrictamente a predicciones sino a monitoreo de eventos y cambios actualmente en curso; pero es bueno hacer notar que a veces los llamados «signos precursores» de un terremoto, permiten dar alertas tempranas sobre su advenimiento.

En esos casos en particular, no se trata de una predicción en sentido estricto, sino de una detección con un margen de tiempo que puede a veces significar la diferencia entre una catástrofe y un evento inevitable, pero de consecuencias no tan luctuosas.

Para que se entienda mejor valga el siguiente ejemplo: los signos precursores son como el malestar y la fiebre que preceden a la erupción típica del sarampión: primero se sienten esos síntomas y uno o dos días después se ven las típicas manchitas. Pero cuando comienza la fiebre, la enfermedad ya está instalada.

De la misma manera, hay determinados acontecimientos que si bien se perciben antes de la sacudida principal, ya son parte integrante del fenómeno sísmico, y saber reconocerlos puede permitir la emisión de alertas tempranas con horas y hasta días de antelación. Pero, repito, no se está prediciendo en ese caso, sino sencillamente decodificando las señales más precoces de un terremoto.

Los animales lo hacen constantemente, y por eso el seguimiento de sus conductas es una de las tantas estrategias dentro de la metodología de prevención.

Pero todo eso ya es materia suficiente para numerosos posts en el futuro. Por hoy me despido hasta mañana, ya que éste es un post fuera de programa, dictado por los acontecimientos. Un abrazo Graciela.

PD: A los responsables y trabajadores de medios de comunicación que estén interesados en informarse para realizar notas sobre desastres naturales, los invito a visitar el post que escribí sobre Geología para periodistas y comunicadores.

P.S.: La foto que ilustra el post es de las muchas que me envió mi amigo Paulino, y corresponde a efectos del terremoto de 2010 en Chile.

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Tips para sacar fotos útiles desde el punto de vista del geólogo

imagen1suelos-podsolÉste es uno de esos posts a los que me veo empujada (con zamarreo incluido) por Dayana, quien quiere aprovechar cada viaje de la mejor manera posible, trayendo fotos realmente útiles, de modo que me preparó un listado de preguntas sobre las cosas que piensa que deberían saber quienes van a hacer una salida al campo- ya sea como estudiantes, aficionados, turistas curiosos o geólogos principiantes- al disparar su cámara.

Pero antes de abocarme al punto debo aclarar algunas cosas:

  • No busquen aquí especificaciones sobre cámaras, objetivos, filtros, ni otras yerbas, porque de eso no sé un pomo. Tal vez si a ustedes les parece, podemos invitar al Pulpo, que sí sabe, a prepararnos un post sobre eso en el futuro.
  • Todo lo que diremos se referirá en este primer post sobre el tema, a fotografías de campo sobre el terreno.
  • No hablaremos, todavía, ni de las fotografías aéreas, ni de las de laboratorio o microscopía, o de imágenes subacuáticas u otras situaciones especiales que seguramente tendrán sus propios posts.
  • No estaremos haciendo referencia tampoco a ninguna otra forma de teledetección como imágenes satelitales ni cosa por el estilo, para todo lo cual deberán esperar con alguna paciencia hasta que lleguemos a ellas en otros posts.

Y ahora sí, a lo nuestro.

¿Qué importancia geológica tienen las fotografías que se toman en el campo?

En primer lugar, todos sabemos que una imagen vale por mil palabras, y por muy habilidoso que uno sea con la retórica, a la hora de describir un fenómeno, nada supera a la visión directa de lo que se quiere mostrar.

Por otra parte, enunciar la presencia de tal o cual proceso en un determinado lugar requiere alguna prueba para el lector que no puede ir directamente a constatarlo.

Y hasta puede darse el caso de que una fotografía sirva de elemento de consulta con un colega que sabe más que uno sobre algún tema determinado.

Por todo eso, conviene tener en cuenta algunos detalles al tomar fotos. Por cierto, esos detalles variarán según el objetivo de la excursión, y la persona que lleva la cámara. Es decir que mientras que los geólogos, estudiantes de geología, y/o carreras afines tomarán en cuenta todo lo que aquí les diga, los simples turistas y aficionados, elegirán cuáles de los consejos les resultarán más o menos interesantes, según su propia intención.

¿Para qué se usan las fotografías geológicas?

  • Como ya adelanté, todo informe, requiere ilustración probatoria y/o aclaratoria de lo que se enuncia. Esto vale para trabajos prácticos de los alumnos, tesis, apuntes y libros para docencia o papers a publicar.
  • En muchos casos, las fotografías sirven para recordar relaciones entre los elementos del paisaje, o posiciones en que se realizan determinados hallazgos, o son como ya señalé en el post de excavaciones paleontológicas, documentos probatorios de la manera en que yacían originalmente, diferentes restos fósiles, estructuras o muestras.
  • Todo geólogo que se precie, tiene su propio banco de imágenes, del que hará uso para ilustrar charlas, conferencias, workshops, o posts de blogs 😀 , llegado el caso.
  • Eventualmente, y conociendo la metodología adecuada, pueden hacerse mediciones sobre las fotos, y debidamente editadas en softwares adecuados, pueden ser completadas con datos y nomenclaturas, como se ve en la fotografía superior, ilustrativa del post. (Nobleza obliga, el crédito por las indicaciones añadidas a esta foto en particular corresponde a mi colega Jorge Sanabria)

¿Qué podemos decir del equipamiento a utilizar?

Yo personalmente, no mucho, porque como ya advertí más arriba, ignoro casi todo sobre él. Pero la experiencia y el sentido común me autorizan a indicar un par de pequeñeces, a saber:

  • Es básico asegurarse de tener suficiente «autonomía de vuelo» si se me permite usar esta expresión fuera de su contexto adecuado. Vale decir, hay que cerciorarse de tener las pilas o baterías cargadas, y/o llevar otras de repuesto. No hay nada más frustrante que hacer un hallazgo importante y no poder fotografiarlo porque la cámara se quedó sin pilas.
  • Si la campaña dura más de un día y se regresa a un sitio donde se cuenta con energía eléctrica, es muy importante tener el cargador de pilas o baterias, y por supuesto usarlo.
  • En esa situación también es importante tener el cable para descargar las fotos a la notebook o PC, o el lector de chips, según sea el caso, porque tampoco es nada agradable tener que andar borrando fotos para hacer espacio en la memoria, por falta de previsión.
  • Todavía hay quienes prefieren las fotos en papel, en cuyo caso habrá que atenderse a la provisión de rollos.
  • Siempre es importante llevar todo el tiempo la cámara dentro de su estuche, porque nadie está exento de accidentes en el campo, y la cámara es muy sensible a los golpes, (el que la lleva también, pero a ése no hay forma de meterlo en un bolsito). Por otra parte, también hay que protegerla del polvo y otras agresiones omnipresentes en el campo.
  • El uso del trípode es bastante complicado en la mayoría de las situaciones, porque por lo general las superficies son muy irregulares y escarpadas, y las posiciones desde las que se hacen las tomas son también poco corrientes, pero si se dispone de él y no es engorroso cargarlo, puede ser un auxiliar útil.
  • A la hora de seleccionar entre un equipo voluminoso y pesado de más calidad y uno liviano y pequeño de resolución más modesta, se debe considerar el modo de trasladarse. Si se cuenta con vehículo que nunca quedará demasiado distante, la primera es la opción deseable, si se caminará muchas horas con la mochila en la espalda, lo es en cambio la segunda. Por supuesto, casi siempre uno simplemente lleva lo que tiene, sea cual sea su tamaño, peso, calidad etc.
  • Precisamente, como consecuencia de lo anterior, y dada la calidad de los teléfonos celulares más modernos, su ayuda no es de despreciar tampoco.

¿Qué cosas son motivo de interés para una fotografía en una campaña geológica?

Eso dependerá del motivo del viaje. Obviamente, si se trata de un proyecto geomorfológico, por ejemplo, la mayor parte de las fotos estarán apuntando al relieve y la estructura del paisaje, mientras que un pedólogo tomará básicamente perfiles.

Pero ningún geólogo, sea cual sea el motivo de su viaje (incluso recreación y turismo) desaprovechará la oportunidad de sacar fotos que le permitan testimoniar un proceso interesante, más allá de que esté o no trabajando en él. Un ejemplo que les aclarará a qué me refiero pueden leerlo en el post de la palmera delatora, donde les conté una anécdota de mi viaje al caribe colombiano.

Así, pues, rocas con formas erosivas notables (como en Talampaya o el  Valle de la Luna), o estratos bien diferenciables por su color o su modo de yacencia, hallazgos de minerales poco comunes o de restos fósiles, cicatrices de avalanchas, eventos catastróficos o sus efectos visibles, todos son temas que de percibirse, deben ser registrados, por cierto.

Y por supuesto, notas curiosas (determinada fauna, un hermoso atardecer, un ejemplo de contaminación ambiental, etc.) o accidentales (una caída graciosa, una posición ridícula de alguien del equipo, etc) también son un buen tema, aunque sólo sea por su pintoresquismo. Algunos ejemplos de esto aparecerán en posts de viernes, ya verán.

El turista o simple aficionado, seguramente centralizará su atención en los atractivos naturales y de gran espectacularidad que motivaron su visita al lugar, como por ejemplo geisers, cavernas, volcanes, marismas, salares, desiertos, dunas, etc.

En algunos casos, el turista testimoniará en cambio, visitas a intervenciones sobre el paisaje o sus recursos, como podrían ser  explotaciones mineras, construcciones de represas, medidas de protección del suelo, etc.; o bien ámbitos más urbanos como visitas a museos, exposiciones o muestras que de todas maneras guarden estrecha relación con la geología.

¿Cómo se toman las fotos para obtener su mayor utilidad?

  • En primer lugar, debe tenerse siempre presente que todo evento, hallazgo, rasgo o estructura del paisaje, es parte integrante de él, y es emergente de un sistema de alta complejidad, razón por la cual, cada toma debe atender al contexto. Si se fotografía un perfil de suelo, por ejemplo, junto a la foto de detalle debe estar también la foto del paisaje en el que ese perfil está inmerso, de lo contrario su interpretación se dificulta. Es decir que siempre haremos tomas con diferentes aproximaciones: megascópico (el panorama general) mesoscópico (el sitio del perfil) y macroscópico (el perfil mismo). Luego, en laboratorio pueden hacerse tomas microscópicas también, llegado el caso.
  • Dada la diversidad de escalas de las fotos, ellas siempre deben tener un elemento de tamaño conocido para dar idea de la real magnitud de lo que se ha capturado en la imagen. Eso justifica la inclusión de alguna persona en ellas, pero la patética actitud de algunos colegas que corren a ponerse en pose cuando ya hay otro elemento para testimoniar el tamaño, debe ser absolutamente erradicada porque nunca mejora la calidad de la foto. La falta de un elemento de proporciones conocidas induce a error, como puede verse en las dos figuras que incluyo más abajo: la fig. 1 es un recorte del perfil, que por no tener patrón comparativo no dice nada de la magnitud de la pared fotografiada. Cuando vean la Fig.2, en cambio, entenderán exactamente lo que les digo, porque se trata del mismo perfil, pero allí la foto está completa y su magnitud queda clara.

Figura 1

Fig. 2

Fig. 2, la pequeña figurita al pie del perfil soy yo, lo que da idea del tamaño. Mi estatura es normal (165 cm)

  • Por otra parte, la má¡xima utilidad de la foto a los fines científicos, se obtiene cuando en el mismo momento de la toma, se añaden al objeto, no sólo patrones de escala, sino también algún rítulo identificatorio, y hasta marcas especiales para señalar los cambios detectados en el análisis in situ. Esto puede verse en la fig. 3, donde el perfil cuenta con una cinta métrica con segmentos de dos colores que se alternan cada 10 cm, un rótulo con el nombre del perfil (LG 1) y flechitas metálicas que se clavaron en el lugar de cada horizonte visualizado. Qué elementos use cada uno para estos fines es variable, desde simples marcas hechas con el cuchillo de campo hasta alfileres marcadores o las flechitas de este caso.
  • Un último tip especial para los geólogos, que será más útil a los más novatos, puesto que los de más experiencia ya seguramente lo conocen, es la posibilidad de tomar fotos que luego pueden verse en tres dimensiones de modo semejante a como se ven los pares estereoscópicos de fotografías aéreas. Para los lectores que no saben de qué estoy hablando, ya vendrán los correspondientes posts. Esto se consigue simplemente tomando dos fotos adyacentes del mismo objeto de interés, corriéndose la cámara lateralmente el espacio necesario para que el elemento enfocado aparezca en las dos tomas con un recubrimiento lateral de aproximadamente el 60%. Es decir: primera toma, correrse a un lado hasta ver el objeto de nuevo, pero desplazado de manera que el nuevo cuadro cubra el 60% de la foto anterior, y tomar una nueva foto.

  • Esas fotos deberán imprimirse luego en calidad óptima y papel fotográfico, y se podrá ver el objeto en tres dimensiones siempre que se cuente para ello con un estereoscopio, aunque sólo sea de bolsillo. Con suerte, las gafas especiales semejantes a las de los cines pueden servir, y con muuuuuuuuuuuuuuuchísssssssima experiencia se puede obtener el efecto a ojo desnudo.

¿Qué información relevante se debe agregar a la foto para su archivo?

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Si la foto es de un evento único, o de un viaje turístico que no se repitió nunca más, tal vez la propia memoria alcance para su identificación, pero ése no es el caso cuando se ha visitado docenas de veces un lugar de trabajo y se han tomado fotos de muchos perfiles y relieves parecidos, por eso es importante ir anotando los detalles de cada toma, ya en la propia libreta de campo, lo cual les aseguro que no es fácil cuando uno tiene compañeros que creen que lo recordarán todo y están siempre urgidos de seguir avanzando para volver del campo temprano, al cuete pero temprano; pero bueno, ésa ya es otra historia…

Lo concreto es que después cuando uno agrupe los resultados deberá archivar también los siguientes datos:

  • Número de foto y proyecto o trabajo al que pertenece .
  • Fecha y hora del día, para evaluar los efectos de la iluminación sobre los detalles.
  • Zona de trabajo.
  • Localización del punto de observación y dirección hacia la cual se toma la foto.
  • Descripción de lo que se fotografía, y/o de lo que se intenta ilustrar.
  • Si se ha usado un patrón de referencia de tamaño tal que pueda llamar a confusión, aclararlo. Recuerdo ahora a un colega, eminente en su área de especialización, que cuando aparece como patrón de referencia en una foto, agrega, con sentido del humor y honestidad científica envidiables » la persona en la fotografía tiene estatura subnormal».

Bueno ha sido un post largo, pero espero que provechoso, aunque no me queda ninguna duda de que el tema está lejos de verse completamente agotado.

Nos vemos el miércoles, un abrazo Graciela.

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