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Reflexiones geológicas a diez años del tsunami en Indonesia
El próximo día 26 de diciembre, recordaremos con tristeza uno de los eventos más luctuosos producidos por la geodinámica interna.
Por ese entonces, este blog no había nacido aún, por lo cual nunca me referí a ese evento, y ésta es la oportunidad de hacerlo.
Ya he explicado antes qué es un tsunami, y cómo actuar ante él, de modo que les recomiendo ir a leer esos posts.
Por ese motivo, hoy me voy a referir a un tsunami en particular: aquél que azotó Indonesia y zonas aledañas.
¿Cuándo y cómo se desarrollaron los acontecimientos?
El día domimgo 26 de diciembre, un sismo- del que hablaremos un poco más abajo- tuvo lugar a las 7 y 58 am, en las proximidades del extremo noroeste de Indonesia. De resultas del mismo, a las 9 y 30 de esa mañana se produjo un tsunami que afectó las costas del Océano Índico, lo que es de por sí un evento extraordinario, puesto que los tsunamis son mucho más habituales en el Océano Pacífico.
Este fenómeno afectó severamente a muchos de los países que rodean el Índico, entre los que pueden mencionarse la propia Indonesia, Thailandia, Malaysia, Myanmar, Bangladesh, India, Sri Lanka, las Maldivas, y hasta algunos países africanos, como Somalia, Tanzania, etc. Esto puede verse en amarillo en el mapa que ilustra el post.
Debido a la enorme extensión que resultó afectada, y a las grandes distancias entre los sitios castigados, ningún equipo de investigación pudo relevar todas las áreas que padecieron la consecuente destrucción. Por esa misma razón es que la información recabada está muy dispersa en la bibliografía y no es siempre coincidente.
De los resultados de los distintos equipos de investigación de campo, puede establecerse sin embargo, que el tsunami golpeó las costas a partir de las dos horas y media posteriores al terremoto.
La altura promedio de la ola sísmica fue de 5 m, con alturas máximas que en algunas localidades se aproximaron a 10 m. Hay algunas menciones a sitios con alturas de hasta 30 m, pero no son muy precisas ni del todo confiables.
Las pérdidas de vidas humanas fueron estimadas en alrededor de 230.000, lo que posicionaría a esa catástrofe entre las más luctuosas de la historia moderna.
Si se suman a estas víctimas fatales, los numerosos desaparecidos y los que perecieron por epidemias posteriores, hambruna, etc., el recuento ascendería a por lo menos 300.000.
Las pérdidas materiales significaron más de un millón de personas sin hogar.
¿Cuál fue el acontecimiento disparador?
Como adelanté más arriba, el tsunami fue consecuencia inmediata del terremoto que se conoce en la literatura científica como de Sumatra-Andamán.
Se trata de un sismo submarino que aconteció a las 7 y 58 am, (hora local de la zona del epicentro) y que tuvo su hipocentro en las coordenadas 3,316 N y 95,854 E, aproximadamente a 120 kilómetros al oeste de Sumatra, Indonesia, y al norte de las islas Simeuluead. Se profundidad fue de unos 30 kilómetros por debajo del nivel del mar.
La duración del sismo y sus réplicas inmediatas estuvo entre 500 y 600 segundos (alrededor de 10 minutos), lo que es muy inusual y por ende potencialmente muy destructivo.
La magnitud del terremoto fue oficialmente informada como como 9,3 en la escala de Magnitud de Momento, detalle no menor, que aclararé en la siguiente pregunta.
¿Es lo mismo la magnitud del momento que la magnitud de la escala de Richter?
No, y es precisamente por eso que debo aclararlo, ya que en un post anterior he explicado la diferencia entre Intensidad y Magnitud de un sismo, pero haciendo referencia precisamente a la magnitud más conocida, que se mide en la escala de Richter y que es lo que se define científicamente como Magnitud local o ML.
Ésta que se menciona más arriba, en cambio, es Magnitud del Momento o Mw.
Mientras que la Magnitud de la escala Richter se basa en la máxima amplitud de onda registrada en el sismograma; la Magnitud del Momento es resultante de multiplicar la rigidez del terreno por la cantidad promedio de desplazamiento y por la extensión del área de falla que se desplazó.
En este caso debió usarse esta medida porque para magnitudes en general superiores a 6, la eficacia de la escala de Richter es, por lo menos, cuestionable.
La energía liberada en el terremoto que provocó luego el tsunami, fue estimada en 500 megatones, lo cual es miles de veces superior a la que se liberó en los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki.
¿Por qué la zona afectada es proclive a los fenómenos sísmicos?
La palabra Indonesia deriva de Indo= India y nesos= islas, y ya ese nombre está informando acerca de su conformación, que incluye más de 17.500 islas, menos de la mitad de las cuales se encuentran habitadas.
Las de mayor tamaño son Java, Sumatra, Kalimantan, Nueva Guinea y Célebes. La actividad sísmica y volcánica de Indonesia se encuentra entre las más intensas del mundo y responde a su emplazamiento en zonas de contacto entre placas tectónicas. Efectivamente, en todo ese espacio insular, hay porciones que se ven afectadas por los límites entre las placas mayores del Pacífico, la Euroasiática y la Indoaustraliana.
Sin embargo, la zona de ruptura en el sismo de diciembre de 2004 fue a cierta distancia de esos bordes de placa, y se relacionó con la presencia de una placa mucho menor, la de Burma, bajo la cual, en la fosa de Sonda, subduce la placa de la India.
¿Por qué hubo tantos daños?
En primer lugar por la gran magnitud del terremoto y su extrema duración, que generaron un tsunami que devastó costas muy alejadas entre sí.
Por otra parte, como la zona del hipocentro no es de las más agitadas en la región, y como el último registro histórico de tsunamis databa de más de 100 años, la población estaba en general mal preparada, si se la compara con la de las costas pacíficas, mucho más frecuentemente castigadas por estos fenómenos.
Es notable cómo la memoria colectiva de los isleños de Simeulue tuvo un papel importante en su reacción, que redundó en un número relativamente alto de sobrevivientes. En efecto, en ese sitio hay una tradición oral acerca de un tsunami importante en 1907, y el correspondiente consejo de correr hacia las zonas altas inmediatamente después de movimientos telúricos importantes.
Además, se ignoró la advertencia que el propio terreno había registrado en sus paisajes, y que pueden verse en las imágenes de antes y después del tsunami.
Si se compara la zona devastada con las características del sitio antes del evento, puede verse cómo las olas ingresaron hasta lo que se reconoce como un límite geomorfológico, que indicaba la frontera de seguridad ofrecida por la propia topografía. La densa población asentada al oeste de ese límite estaba naturalmente en riesgo.
¿Qué se aprendió en ese evento?
Probablemente las más interesantes conclusiones son las relativas a las tácitas advertencias que propone la misma configuración del territorio, que son casisiempre prolijamente ignoradas por los planificadores urbanos, y a las que me he referido más arriba.
También pudo observarse el efecto mitigador que los manglares ejercieron sobre los efectos devastadores del tsunami.
A partir de ese acontecimiento, comenzaron a respetarse las barreras naturales que los manglares suponen, y muchos de los que sobrevivieron comenzaron a ser protegidos como medida preventiva de daños.
Comenzó a prestarse más atención a los eventos precursores de grandes tsunamis, tales como sismos, fluctuaciones inusuales del nivel del mar, olas de comportamiento poco corriente, sonidos especiales y conducta anómala de los animales.
A los responsables y trabajadores de medios de comunicación que estén interesados en informarse para para realizar notas sobre desastres naturales, los invito a visitar el post que escribí sobre Geología para periodistas y comunicadores.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio, y la figura con las imágenes satelitales es de imágenes Google.
La explosión en Barrio Alta Córdoba, y algunas reflexiones científicas.
Si bien es cierto que una explosión en una fábrica de productos químicos está lejos de ser un evento geológico, hay sin embargo algunas reflexiones técnicas que se pueden aplicar tanto aquí como en otros escenarios de desastres que sí son naturales.
Porque lo que ha pasado en Alta Córdoba es un típico ejemplo de una ciudad que crece sin tener un plan de Ordenamiento Territorial coherente.
Como he planteado más de una vez- tanto en este mismo blog como en entrevistas con la prensa- las decisiones políticas populistas sin fundamento científico, tienen antes o después consecuencias trágicas.
Ejemplos son las inundaciones urbanas, la tragedia de San Carlos Minas, y mil más de las que ya he hablado antes.
También les dije antes que lo que solemos llamar catástrofes no son tan fortuitas a veces. Simplemente se deben a malas evaluaciones de impacto, o al desconocimiento del riesgo.
Todos estamos sujetos a esta clase de eventualidades mientras los que toman las decisiones no se asesoren con los que saben, prefiriendo el nepotismo o la devolución de favores a la idoneidad.
Les he dejado links en este post a temas que todos los funcionarios deberían consultar, en la esperanza de que alguna vez empiecen a ser más racionales y se informen mejor.
Ojalá no hubiera sido necesario este recordatorio.
Los dejo, con mi solidaridad a los vecinos de mi propio barrio que se han visto damnificados por una explosión que se debe al emplazamiento absurdo de una fábrica de alto riesgo en el corazón de un barrio residencial.
Un abrazo, y hasta el próximo lunes. Graciela.
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P.S.: La imagen que ilustra el post es de La Voz on line.
Ebullición y evaporación, dos fenómenos relacionados y diferentes.
Cuando hablamos del ciclo del agua en la naturaleza, aprendimos algunas cosas relativas a la evaporación pero habrán notado que allí no se mencionó nunca a la ebullición.
Y fue intencional, porque si bien ocurre en algunos entornos particulares de la naturaleza, para evitar confusiones, es mejor que separemos ese proceso específico y lo tratemos aquí, comparándolo con la evaporación y distinguiéndolo claramente de ella.
¿Qué tienen en común la evaporación y la ebullición?
Esencialmente, ambos procesos significan lo mismo, es decir el pasaje de una sustancia, desde su estado líquido a su estado gaseoso.
Hoy hablaremos en particular del agua, ya que se trata de un compuesto tan protagónico en la naturaleza y en gran parte de los procesos geológicos.
¿En qué se diferencian la evaporación y la ebullición?
Las más importantes diferencias pasan por el entorno de temperatura en que ambos procesos ocurren, la cantidad de agua involucrada, y la velocidad del cambio.
Efectivamente, la evaporación puede ocurrir prácticamente en cualquier intervalo de temperatura, dependiendo de las condiciones del aire circundante; mientras que la ebullición ocurre en un rango muy estrecho y bastante bien definido que se conoce como punto de ebullición.
Por otra parte, la evaporación ocurre gota a gota, lentamente y sólo a nivel superficial. En cambio, la ebullición involucra a todo el cuerpo líquido, es mucho más rápida y se puede describir como turbulenta.
¿Qué explicación tiene cada uno de esos procesos físicos?
Como dije en algún momento al referirme a la diferencia entre calor y temperatura, cuando por efecto de aquél, ésta aumenta, el estado de agitación de las moléculas que componen el material calentado aumenta también.
Cuando la energía adquirida es lo suficientemente elevada, puede llegar a vencer la tensión superficial, en este caso, del agua. Eso permite el paso de una parte de las moléculas desde la fase líquida a la gaseosa, constituyéndose así la evaporación.
Cuando, en cambio, la energía aumenta hasta el punto en que la presión de vapor saturado del líquido iguala la presión atmosférica de su entorno, el volumen entero entra en ebullición; y el rango térmico en el cual se produce ese cambio, se conoce como punto de ebullición, aunque diste de ser un punto único, en realidad.
¿Qué es la presión de vapor saturado?
Primero debemos recordar que el agua se mueve en un ciclo cerrado, donde a la evaporación le sucede la condensación, cuando el vapor de agua se enfría lo suficiente como para que ya no pueda mantenerse en estado gaseoso.
Supongamos ahora que la evaporación tiene lugar en un contenedor cerrado: algunas moléculas pasan al estado gaseoso, pero otras- encerradas de modo de no poder escapar a distancias mayores- vuelven a su previo estado líquido. En algún momento habrá tantas moléculas regresando al estado líquido, como pasando al gaseoso. Ése es el punto en que el vapor está saturado, y su correspondiente presión en ese punto es la que se llama presión de vapor saturado.
Es obvio que cuanto mayor es la temperatura, más agitadas están las moléculas, y más de ellas pueden escapar de la superficie, haciendo que la presión de vapor saturado crezca.
En otras palabras, la presión de vapor saturado es directamente proporcional a la temperatura.
¿Hay algún rango de variabilidad en el punto de ebullición?
Si ustedes han leído atentamente el párrafo anterior, podrán contestar por sí mismos, y lo harán de manera afirmativa, ya que el punto de ebullición es dependiente del momento en que la presión de vapor saturado iguala a la del medio.
Ese punto varía entonces, según algunas condiciones físicas del medio que definen el valor de saturación de vapor local.
Para el agua, la presión de vapor saturado se iguala con la presión atmosférica al nivel del mar (760 mm Hg) a los 100°C.
A distintas altitudes, la presión atmosférica es menor y el punto de ebullición del agua desciende. A la inversa, en el interior de una olla a presión, el punto de ebullición está por encima de los 100°C. Esto incide de manera notable en muchos fenómenos geológicos que iremos viendo en otros posts.
¿En qué situaciones y entornos naturales ocurre la evaporación?
En el ciclo del agua superficial, obviamente, y en los poros del suelo, pero también en procesos y fenómenos no geológicos, como ocurre en los organismos vivos, cuya transpiración se evapora también (evapotranspiración). Para más detalles, vayan a ver el post del ciclo del agua.
¿En qué situaciones y entornos naturales ocurre la ebullición?
Básicamente en algunos de los fenómenos postvolcánicos o hidrotermales, de los que ya muy pronto llegaremos a hablar.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S: la foto que ilustra el post es tomada de este sitio.
¿Qué pasó en Avenida Ricchieri, Ciudad de Córdoba?
Hoy vengo de nuevo a quebrar la programación acostumbrada del blog, para referirme a un acontecimiento de actualidad.
¿Qué ocurrió en Avenida Ricchieri?
La noticia objetiva aparece en La Voz del Interior en los siguientes términos:
El pavimento precario que se había colocado en avenida Ricchieri al 2.700, en barrio Jardín, cedió y al menos dos autos y dos colectivos del transporte urbano de pasajeros quedaron atascados, pocas horas después de la tormenta de agua y granizo de la madrugada.
Hasta ayer se habían realizado obras de desagüe en el sector, hoy anegado por la lluvia.
…
…Uno de los automovilistas afectados señaló que en el lugar «no hay un solo cartel de prohibido el paso»…
De esto se deduce que existió un disparador del proceso, que fue, obviamente la tormenta que se abatió sobre la ciudad en horas de la madrugada de ayer, pero debemos agregar que el evento de colapso responde a características que atañen directamente a las condiciones del entorno físico, y que por esa razón tienen que ver con la Geología y la Geomorfología.
¿Cuál es el fenómeno que allí se produjo?
Geomorfológicamente, el fenómeno de colapso fue causado por un proceso que se conoce como sofusión, tubificación o piping, que ya he explicado en detalle en otro post, con motivo de un evento acontecido en Guatemala, hace un par de años. Les recomiendo leer ese texto, antes de seguir adelante.
¿Por qué ocurrió allí?
Como habrán leído en el post que les mandé a ver un poco más arriba, existen causas convergentes, tanto naturales como emergentes de la intervención humana.
Más allá de la tormenta que disparó el evento, las causas preexistentes tienen que ver con las condiciones de los suelos de esa parte de la ciudad.
Todos los que conocemos algo del tema sabemos que la región sur de la ciudad, y más específicamente la sudeste, es muy propensa a padecer sofusión, generando lo que en el hablar vulgar se conoce también como «mallines», porque los suelos dominantes son colapsibles en general.
Esto se debe a su vez, a que hay en la composición de los sedimentos del área un alto porcentaje de materiales finos de características tales que constituyen el material conocido como loess.
Mucho hay para decir sobre el loess, y ya hay un post sobre él dedicado a quienes no son especialistas.
Pero sin necesidad de abundar demasiado, cabe consignar que si bien en estado seco el loess es un material muy resistente, tan pronto como se embebe en agua es terriblemente lábil y se desliza con enorme facilidad.
Ese material es uno de los factores que generan las condiciones para el piping.
¿Qué otro factor incide en la profusión de mallines en esa parte de la ciudad?
Además del material, es su distribución regional la que hace que la ribera sur del Río Suquía, y más notablemente en su porción oriental sea una zona de mayor ocurrencia del fenómeno.
Efectivamente, es el interfluvio entre los Ríos Suquía y Talamocchita, el área con los loess más típicos en la provincia, es decir, los de mayor porcentaje de limos. Más al norte y más al sur, los loess se vuelven más arenosos, con lo que su resistencia al arrastre hídrico es ligeramente mayor, y exigen mayor velocidad del agua para su arranque y movilización.
Por otro lado, la Geología de la provincia está diseñada sobre grandes lineamientos estructurales que generan una forma característica. En ella, un gran bloque al este de las fallas regionales que determinan el levantamiento serrano, se encuentra inclinado (como si fuera un tobogán, si me permiten un paralelo muy poco científico) hacia el oriente constituyendo la Asociación Geomorfológica conocida como Plataforma Basculada. Sobre dicho bloque conformado por rocas duras, se deposita el loess.
¿Por qué ocurrió en este momento?
Sí, ya sé que les he dicho que el disparador fue la tormenta de ayer, pero eso no los autoriza a decirme: «Porque llovió, bolu tontuela», porque mi pregunta apunta a otra cosa.
Efectivamente, no me refiero al momento «4 de septiembre de 2014», sino a un lapso mucho más amplio, del orden de meses y años, en que estamos viendo cada vez con mayor frecuencia que se desploman edificios en construcción o hay colapsos en caminos, y hundimientos varios.
¿Por qué se hacen tan frecuentes estos eventos?
Pues porque en general se siguen aplicando fórmulas más o menos consagradas por el uso, a la hora de construir o intervenir en el medio, sin tener en cuenta que éste es dinámico, y que cada intervención sobre él modifica sustancialmente las condiciones reinantes para la siguiente construcción.
Los márgenes de seguridad que se calculan sobre estadísticas de escurrimientos de un par de años atrás ya están obsoletos, por la sencilla razón de que se están permantemente eliminando superficies de infiltración, toda vez que se pavimenta una calle, o se edifica sobre lo que antes era un terreno baldío.
Y es obvio que lo que se resta de la infiltración, mayoritariamente se suma al escurrimiento.
En conclusión, si se siguen aplicando fórmulas no revisadas con nueva información y nuevos cálculos estadísticos, las consecuentes intervenciones son más o menos suicidas.
Por supuesto que en el caso particular de Avenida Ricchieri, una parte importante del problema fue generado por la habilitación de un espacio pavimentado de manera precaria, más que por cualquier otra cosa, pero siempre subyace el hecho de que se autorizan y habilitan obras con muy pocas exigencias relativas a sus normas de calidad y casi sin seguimiento ni control.
¿Pueden evitarse estos eventos?
No en cuanto fenómenos naturales, pero sí pueden evitarse muchas de sus consecuencias, si como siempre digo, se realizan evaluaciones de impacto (EIA) con estadísticas actualizadas, y se respetan las limitaciones propias del territorio, interviniendo en él de manera racional, y no como simple respuesta a necesidades válidas, pero incompatibles con las condiciones inmodificables de los espacios intervenidos .
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Un abrazo y hasta el lunes, en que retomo el programa habitual. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de La Voz del Interior on line.
El «alud» de Catamarca, ¿qué dice la Geomorfología al respecto?
Nuevamente la naturaleza, en su grandiosidad, pasa por encima de todos nuestros planes, y debemos asumir los resultados de un evento luctuoso, que es importante comprender, si deseamos sacar de él alguna enseñanza.
Esta vez, la noticia procede de la provincia de Catamarca, donde según informa la prensa, ha ocurrido un «alud». ¿Pero se trata realmente de un alud? Veamos qué puede aportar la Geología al respecto.
¿Cómo, dónde y cuándo sucedieron los hechos?
Como consecuencia de un fuerte temporal de lluvia y viento que se inició el pasado jueves en los alrededores de la villa veraniega El Rodeo, a unos 38 kilómetros al norte de la capital de Catamarca, tuvo lugar una crecida repentina del río Ambato, cuyas aguas bajaron arrastrando árboles, piedras y lodo.
Las consecuencias inmediatas fueron el corte de la Ruta provincial 4, la caída de postes de media tensión, y lo que es más lamentable, la ocurrencia de entre cinco y siete muertos -según las distintas fuentes- y entre 10 y 20 personas desaparecidas.
Como ya es habitual en nuestra cultura antropocéntrica, nadie dio cuenta de ellas, pero seguramente se perdieron también las vidas de numerosos animales, que al estar domiciliados o encerrados no pudieron obedecer a tiempo sus instintos de huida.
Hasta aquí, lo que reporta la prensa.
Ahora mirémoslo desde la Geología y la Geomorfología.
¿Se trata de un verdadero alud?
Para responder brevemente, no. No lo es estrictamente al menos, si bien algún componente de ese proceso habrá también intervenido una vez que se desencadenó el fenómeno. Ya saben ustedes: convergencia de causas.
Ya les he explicado en otros posts qué es un alud, qué es una avalancha, y también de qué se trata, en general la remoción en masa. Les recomiendo seguir todos esos links, y repasar esos posts, para que todo les quede más claro, pero insistiré en algunos de los conceptos aquí también.
Por lo pronto, les voy adelantando que la forma correcta de denominar el fenómeno acontecido no es alud, sino aluvión, y en seguida verán por qué.
¿Qué se define como aluvión?
Un aluvión es un proceso natural que ocurre en zonas con cierta pendiente, de resultas de lluvias intensas que arrastran materiales detríticos de diversos tamaños, y que generalmente provocan desbordes más o menos repentinos de los cursos temporarios o permanentes por los que originalmente se desplazan.
¿En qué se diferencian un alud y un aluvión?
Si ustedes han leído los posts que les mandé a leer, y la definición anterior, ya podrán establecer las diferencias por sí mismos, pero como soy un ángel de buena, 😀 se los voy a explicar personalmente.
El alud es un proceso de remoción en masa, es decir, que el agente movilizador es la gravedad, aunque pueda intervenir en mayor o menor grado el agua en alguna de sus formas, pero nunca como «medio de transporte».
El aluvión en cambio, es una forma de arrastre hídrico, vale decir que el agua es el agente que mueve el material.
Por otra parte, el alud no reconoce cursos preexistentes, mientras que el aluvión se origina en ellos, aunque luego los desborde, derramándose por toda el área circundante. Y es ese derrame o inundación, lo que le da su potencial para provocar erosión acelerada, y eventualmente daños como los que se reportaron en este caso particular de Catamarca.
Antes de cerrar este punto, les aclaro que coloquialmente los términos aluvión y alud suelen usarse como sinónimos; y que en ciertas regiones, los mismos geólogos intercambian ambos términos, influenciados por las costumbres locales.
¿Qué puede decirse acerca del Río Ambato?
En general se considera que existen en la Provincia de Catamarca nueve cuencas hídricas, la más importante de las cuales es la denominada, «Del faldeo Oriental de la Sierra de Ambato», y en ella se inscribe el Río El Rodeo o Ambato.
Este río nace en el cerro El Manchao y recibe las aguas del río Los Nogales y arroyos Nevado, Picaso, Manchao, Angostura, Higuerita y Algarrobal.
En La Puerta se une al Río del Valle, que es el gran proveedor de agua de la provincia, ya que recibe aportes tanto pluviales y de deshielos como de vertientes, por lo cual tiene un suministro continuado.
Una nota de color respecto a la toponimia, indica que el nombre Ambato proviene de los idiomas kakán y quechua, en los que An-Huatu significa Hechicero del Alto, y se aplicó originalmente a la Sierra donde este Río nace.
Por otra parte, el cerro más alto donde específicamente se inicia el río Ambato se llama «Manchao», que significa Manch= miedo y Ao= lugar, vale decir que es un «Lugar del Miedo», y se presume que los aborígenes le llamaban así por los ruidos del viento. Pero tal vez hayan también presenciado aluviones en tiempos remotos, los que son mucho más aterrorizantes que el sonido del viento.
¿Cómo es el contexto geológico?
Toda la zona pertenece a la provincia geológica de Sierras Pampeanas cuya estructura se reconoce como un sistema de montañas en bloque, limitadas por fallas inversas de alto ángulo; con cordones orientados en dirección norte-sur, y perfil marcadamente asimé©trico.
En efecto, el flanco occidental es más abrupto, mientras que el oriental se tiende de manera mucho más suave, en respuesta a la posición y forma profunda de las fallas que originan el levantamiento.
Además, la vertiente oeste es bastante más desnuda en materia de vegetación, lo que se atribuye mayormente al microclima resultante de las Sierras mismas, que son una barrera para los vientos húmedos del Atlántico.
No obstante, en la zona de Ambato en particular, deben considerarse también las diferencias litológicas y de relieve, que condicionan los suelos resultantes.
En el área, las migmatitas dominan el flanco oeste, mientras que en el lado oriental, éstas coexisten con micaesquistos y metacuarcitas, todas rocas constituyentes del «Basamento cristalino» de edad precámbrica a paleozoica inferior. No muy alejadas, hay intrusiones graníticas de dimensiones batolíticas, como el granito de Las Juntas.
El clima es cálido y árido con un monto de precipitaciones de 350 mm anuales, que se concentran entre los meses de diciembre y febrero; y la temperatura media anual ronda los 18º C.
¿Cuáles fueron los factores involucrados en el aluvión?
Todos los mencionados, por supuesto, es decir:
- La pendiente del cerro que da origen al río involucrado.
- Las condiciones de las rocas que favorecieron el escurrimiento.
- Las características climáticas, que implican una tendencia a la concentración de las precipitaciones en la estación estival, generando a veces lluvias muy intensas.
- Condiciones favorables para que además del aluvión mismo, fueran arrastrados materiales desde las laderas, a través de avalanchas en sentido estricto.
Conviene agregar que en las avalanchas que se sumaron al aluvión propiamente dicho, pueden haber tenido incidencia los movimientos sísmicos que han venido ocurriendo en los últimos meses en las Sierras Pampeanas.
En efecto, los sismos generan vibraciones que desequilibran sistemas metaestables, preparándolos para su posterior derrumbe, o provocándolo en el momento mismo.
¿Qué actuó como disparador?
Si bien como ya dije, el aluvión se vio seguramente magnificado por otros procesos como los deslaves de laderas, que a su vez pueden ser acelerados por múltiples causas, el detonante inmediato fue seguramente el temporal con abundantes precipitaciones que ocurrió inmediatamente antes del fenómeno.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de la prensa on line.