Archivo de la categoría ‘Geología en la vida cotidiana’
¿Qué es el lapizlázuli?
Hoy vamos a dar un poco de claridad al concepto de lapizlázuli que tanta gente toma por un mineral, sin que lo sea en un sentido estricto.
¿Qué es el lapizlázuli?
En primer lugar, digamos que es una gema, y eso, como expliqué hace ya mucho, no significa que sea un mineral.
En efecto, el lapizlázuli no es un mineral, sino una roca que contiene siempre lazurita (mineral idiocromático, de color azul), pero que también puede contener uno o más de los siguientes minerales: sodalita, haüynita y noseana (generalmente ostentando también un color azul), además de calcita, pirita, wollastonita, diópsido y escapolita. Todos estos minerales ya están indicando que el origen de la roca que los contiene es metamórfico, y por ende es en sectores de rocas de ese origen que debemos buscar sus depósitos, pero ya volveremos sobre este punto.
El lapizlázuli es una de las gemas no transparentes más valiosas, por la belleza de su color intenso, a veces veteado y hasta con brillos metálicos dorados cuando es muy rica en pirita.
¿Qué características tiene el lapizlázuli?
Como se trata de una roca que puede contener una diversidad de minerales, no puede darse para ella una composición química determinada, pero sí debemos saber la fórmula de la lazurita (no confundir con azurita, que es otro mineral azul), que siempre está presente en la gema.
La lazurita es un silicato de composición Na3Ca(Si3Al3)O12S, idiocromático azul, como ya dije, no transparente y de raya obviamente azul. Cristaliza en el sistema cúbico, pero su hábito es granular masivo, y tiene dureza: 5 a 5,5 en la escala de Mohs.
En cuanto a la gema misma, es decir la roca que continene a la lazurita, conserva la dureza de este mineral y tiene una densidad del mismo orden que él, rondando los 2,75 a 2,90 g/cm3.
¿Qué usos tiene el lapizlázuli?
Hoy, por su gran belleza, es una gema usada en joyería y en esculturas y otros ornamentos. Pero en otros tiempos tuvo alguna significación religiosa, como en el antiguo Egipto, donde se la consideraba símbolo de pureza, poder y salud, llegándose a extremos como ingerirla en forma de polvo por sus supuestos efectos curativos.
El polvo de su mineral constituyente, la lazurita, se usó en la Edad Media para producir el pigmento azul ultramar para pinturas y telas.
¿Dónde hay yacimientos en el mundo?
Los principales yacimientos, explotados desde la antigüedad y todavía en producción, son los del Hindukush en Afganistán. Existen también depósitos en Alemania, Angola, Canadá, norte de Chile (país del que es la piedra nacional), Estados Unidos, Birmania y Rusia.
¿Hay yacimientos en Argentina?
El único depósito conocido en Argentina no está en producción aunque sí denunciado, y se encuentra- y no por casualidad- en la Cordillera principal, limitando con Chile. Se encuentra a una altura de 3.000 msnm, en la Provincia de San Juan, Departamento Calingasta. Su referencia es el Hito Portezuelo de Calderón que se halla a 500 metros más al sur.
Obviamente, el origen de este enriquecimiento mineral es el mismo que el de los yacimientos chilenos, de los cuales es la continuidad en nuestro territorio.
Se trata de un cuerpo de calizas que han sido metamorfizadas por la intrusión de un cuerpo monzogranítico, y afectadas también por la posterior inyección de líquidos hidrotermales ricos en azufre.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
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¿Puede un volcán enfriar el planeta?
Esto que voy a narrarles está perfectamente documentado, porque ocurrió en la historia reciente, cuando se cuenta con todo tipo de medios para registrar acontecimientos de esta clase.
¿Puede un evento volcánico cambiar el clima del planeta?
Comencemos por aclarar que un verdadero cambio climático, tal como expliqué en su momento, requiere una persistencia en el tiempo del orden de los cincuenta años como mínimo; de lo contrario estaremos ante las fluctuaciones que se contemplan dentro de lo que es la variabilidad climática.
Una vez comprendido esto, diremos que la respuesta es no. Un evento volcánico aislado, difícilmente podrá prolongar sus efectos por tanto tiempo. No obstante, si cambiamos esta pregunta por la del título del post, es decir si puede una erupción enfriar el planeta, la respuesta es sí.
Sólo que no podrá sostener ese enfriamiento por más de cincuenta años, porque mucho antes, las lluvias mismas habrán cambiado las condiciones atmosféricas, devolviéndolas a la situación imperante antes del evento.
En otras palabras, habrá una importante influencia, capaz de inducir una variación climática, pero no tan prolongada como para generar un cambio climático. ¿Está claro?
Y todavía hay que aclarar, que para complicar aún más un sistema de por sí complejo, como es el clima, luego de una erupción de gran intensidad, pueden coexistir un calentamiento en ciertas partes de la atmósfera, y un enfriamiento en otras capas de ella. Interesante, ¿verdad?
Pero no se sientan aliviados, que todavía falta agregar algo más: si en lugar de tratarse de un único volcán erupcionando, se sumaran los efectos de muchos volcanes, relevándose unos a otros en intervalos relativamente cortos, en lo que se conoce como un ciclo de vulcanismo, o un pulso volcánico generalizado, entonces sí, podría contribuirse a un cambio climático global, siempre que otras condiciones estuvieran dadas. Otra vez, la famosa convergencia de causas.
Pasando en limpio, episodios volcánicos generalizados y duraderos constituyen un factor más que favorece el Cambio Climático Global, siempre que «trabaje» en la misma dirección que los otros constituyentes del sistema, y no en oposición a ellos.
¿Qué efectos pueden generar los volcanes en relación con el clima?
En general, las erupciones volcánicas de violencia suficiente como para eyectar materiales hasta la alta atmósfera, llegan a producir tanto a nivel local como regional, al menos tres efectos diferentes, a veces antagónicos entre sí.
El primero de los efectos deviene de la contaminación química resultante de la emisión de gases tóxicos, como los ácidos clorhídrico y fluorhídrico, el dióxido de azufre, el hidrógeno, el flúor y el azufre sublimado.
El dióxido de azufre se oxida en la atmósfera y se combina con el vapor de agua, generando gotas de ácido sulfúrico, que gradualmente se distribuyen por toda la estratósfera y que persisten alrededor de un año o poco más. La principal consecuencia se observa en la ocurrencia posterior de lo que se conoce como «lluvia ácida», fenómeno que afecta a los suelos, lagos y cursos de agua, provocando además corrosión en edificios, monumentos, vehículos, etc.
¿Dónde queda y cómo es el volcán Pinatubo?
El Pinatubo es un volcán activo, situado en la isla de Luzón en las Filipinas, y su nombre, en el idioma de los habitantes originarios significa «hacer crecer», lo cual se ha interpretado alternativamente como tierra fértil, o como montaña en crecimiento, relacionándolo en este último caso con un volcán cuyas emisiones le hacen ganar altura.
No obstante, las tradiciones orales no incluyen relatos de ninguna erupción anterior de gran importancia, y de hecho, hasta el año del gran evento reciente (1991), la zona estaba cubierta por un denso bosque, y habitada por los aeta.
La altura de su cima ronda los 1.750 msnm, pero no sobresale más de 600 m respecto a las mesetas circundantes, y sólo es unos 200 m más alto que los picos aledaños. La lluvia es abundante y responde al régimen monzónico, y cuenta con suelos volcánicos fértiles. En esas áreas positivas nacen ríos como el Bucao, el Santo Tomas, el Maloma, el Tanguay y el Kileng, que resultaron fuertemente contaminados, y cuyos ricos ecosistemas resultaron muy afectados por la erupción.
Respecto al tipo de aparato volcánico, podemos referirnos al Pinatubo como un estratovolcán o volcán estratificado que ha generado una caldera y aloja el maar homónimo.
¿Qué características tuvo la erupción que nos ocupa?
Por su grado de violencia, las consecuencias que tuvo, y lo completo de los registros existentes, hemos seleccionado la erupción de junio de 1991, que según se estima tuvo lugar luego de al menos 500 años de inactividad.
Se considera la erupción más violenta luego de la de Krakatoa (1883) que haya tenido lugar en tiempos modernos. Sólo una alerta temprana evitó que se perdieran vidas, pero los daños materiales fueron enormes, no sólo por el evento mismo, sino también por las avalanchas de tierra y lava producidas por las lluvias subsiguientes, que ya caracterizamos como abundantes en la región.
Algunos meses antes de la erupción, se produjeron movimientos sísmicos que podrían considerarse como los precursores, y seguramente estuvieron causados por los movimientos subterráneos de corrientes de magma en ascenso.
El 2 de abril, el propio volcán comenzó a liberar aguas sobrecalentadas, a lo largo de una fisura de 1.5 km de largo, y durante algunas semanas, se produjeron erupciones de baja intensidad, acompañados de cientos de sismos de escasa magnitud, prácticamente a diario.
La respuesta de la comunidad científica fue inmediata, y se produjo la instalación de equipos de monitoreo, y se extrajeron muestras que al ser sometidas a datación por radiocarbono, revelaron episodios eruptivos explosivos hace aproximadamente 5500, 3500 y 500 años. Al mismo tiempo se fueron midiendo las emisiones gaseosas, con lo cual se activaron las alarmas a tiempo.
La actividad volcánica se fue intensificando a lo largo del mes de mayo, cuando se ordenó la evacuación de miles de habitantes. Las erupciones propiamente dichas comenzaron el 3 de junio, y la primera gran explosión fue el 7 de junio, seguida de otras más en el transcurso de ese mes.
Los efectos de la erupción se sintieron en todo el mundo. Según algunas estimaciones, en la erupción principal se levantó una columna de gases y aerosoles de hasta 35 km de altura que llegó a inyectar hasta 19.000.000 de toneladas de material, récord digno de la Guía Guinnes, y responsable de dos consecuencias de las mencionadas más arriba.
Por un lado se produjo una disminución de alrededor del 10% de la radiación entrante a la tropósfera, con un descenso en las temperaturas medias del hemisferio norte de 0, 5 a 0,6°C y una caída a nivel de todo el planeta de aproximadamente 0.4° C, en lo que se conoció como el «invierno volcánico» de los años 1991 a 1993.
Por el otro lado, la temperatura en la estratósfera se elevó varios grados, según el mecanismo ya explicado.
¿Cómo es el marco geológico de este episodio volcánico?
El Pinatubo es uno más de los muchos volcanes que constituyen una cadena, o arco volcánico a lo largo del extremo oeste de la isla de Luzón. Se trata de volcanes resultantes de la subducción de la placa Euroasiática por debajo de la placa Filipina, que determina la falla de Manila, que es a su vez una línea de ascenso para los magmas profundos.
¿Qué otro dato de interés puede mencionarse?
La emisión de los gases hacia la atmósfera, causó un gran aumento en la tasa de destrucción de la capa de ozono. Fue en ese intervalo entre 1991 y 1993 que los niveles de ozono en latitudes medias acusaron valores mucho más bajos que los que se venían registrando hasta entonces; mientras que en el invierno del hemisferio sur de 1992, el agujero de ozono sobre la Antártida aumentó notablemente de tamaño.
Pero como no todas son pálidas, algo bueno para la ciencia resultó de todo ello. A partir del estrecho monitoreo y el registro de la consecuente actividad se afinaron mucho los métodos de predicción de actividad volcánica.
Y por otra parte, la deposición de cenizas que fue ocurriendo entre 1991 y 1993, generó una excelente herramienta de datación para eventos posteriores, ya que se sabe que lo que se encuentre por arriba o por debajo de esa capa de polvos y cenizas, es posterior o anterior respectivamente, al intervalo 1991-1993. Sólo hay que asegurarse una buena identificación de los materiales, y tener en cuenta la no ocurrencia de perturbaciones posteriores, como pueden ser intervenciones antrópicas en el corto plazo, y movimientos tectónicos en el largo.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio y el nombre del autor figura en ella.
Foto de los efectos del sismo en Indonesia en Septiembre de 2018
Esta espectacular foto fue tomada por un drón luego del terremoto de septiembre de 2018 en la isla Célebes de Indonesia. Fue tomada de este sitio.
Las pruebas de la deriva de las placas tectónicas. Parte 2.
El lunes pasado subí la primera parte de este tema, y por ende deberán comenzar por leer ese post antes de internarse en éste.
En ese momento respondí a las siguientes preguntas:
¿Cuál es el listado de las principales pruebas de la deriva de placas?
¿Cuáles son las pruebas paleogeográficas?
¿Cuáles son las pruebas paleontológicas?
Ahora retomamos con las preguntas que nos faltaban.
¿Cuáles son las pruebas paleomagnéticas?
Hoy les daré una explicación algo somera, puesto que no les he explicado todavía las características y el comportamiento del campo magnético terrestre, cosa que haré pronto en otro post. Pero lo que les cuente aquí, será lo más sencillo posible.
Para que puedan entender lo que sigue, les digo que cuando los minerales magnéticos se encuentran en formas de partículas de tamaño tan pequeño como para poder movilizarse, se orientan respondiendo a la configuración del campo en el que se encuentran. Eso puede suceder en sedimentos finos o en magmas fundidos. Cuando en cualquiera de esos casos, luego de haberse orientado quedan inmovilizadas, ya sea porque los magmas se solidificaron, o porque los sedimentos se compactaron o cementaron, los pequeños imanes que esas partículas representan, señalan la posición del polo magnético terrestre en el momento de la inmovilización.
Sumando a esto la posibilidad de datar los materiales, se ha generado toda la disciplina conocida como paleomagnetismo (paleo= antiguo) que permite- entre muchas otras cosas- reconstruir la posición de los polos en tiempos pasados.
Dicha reconstrucción ha permitido establecer lo que se conoce como»deriva de los polos magnéticos», ya que efectivamente, ellos han ido desplazándose a lo largo del tiempo geológico. Esa deriva -para el Polo Norte- se ha medido tanto en materiales de América del Norte, como de Europa, estableciéndose así en cada caso una curva de desplazamiento polar respecto a cada continente.
Ahora observen la figura que ilustra el post. Allí notarán la similitud en la forma de ambas curvas, dato reforzado por numerosas mediciones en distintos puntos del planeta. La forma se repite siempre con casi absoluta semejanza, es decir que la trayectoria del polo queda bien establecida, sin embargo…
Mientras que para las rocas más antiguas las curvas, pueden superponerse, a partir de ciertos momentos de la historia geológica, alrededor del fin del Mesozoico, aun conservando la similitud de formas, esas curvas comienzan a separarse, abriéndose cada vez más.
La existencia de una curva demuestra que el polo magnético ha ido cambiando de posición, pero siendo sólo uno, no puede haber definido dos trayectorias diferentes, de tal modo que cuando empiezan a alejarse las dos curvas- por otra parte idénticas en su forma- la única explicación posible es que los continentes desde los cuales se han realizado las correspondientes mediciones, también se han alejado uno de otro.
¿Cuáles son las pruebas geológicas?
Parte de las pruebas ya las he presentado la semana pasada, al hablar de las cordilleras y las orogenias, que pueden considerarse tanto objeto de la Geografía como de la Geología; pero existen otras muchas comprobaciones más, de las cuales, sólo mencionaré aquéllas más relevantes y sencillas de comprender para quienes no manejan el vocabulario científico específico. No obstante, tendrán que permitirme que use los nombres de algunas rocas, aunque todavía no les haya explicado cómo son.
Existen doleritas –rocas ígneas– correspondientes al Jurásico, totalmente similares, tanto en Tasmania (parte de la Mancomunidad de Australia), como en Victoria (Antártida), donde la formación se conoce como doleritas Farrar, y en África del Sur donde se las incluye en la Formación Karoo. La identidad de rocas y de edades se explica mucho mejor como resultado de un episodio único en un territorio antes unido, que como meras coincidencias en sitios distantes. Conviene recordar aquí que para la Geología un episodio magmático único puede durar desde decenas a cientos o miles de años, y puede contener diversos pulsos de menor duración.
También hay coincidencias que no pueden achacarse al azar entre las charnoquitas (granitos alcalinos muy raros, que contienen hipersteno) que aparecen en Antártida, oeste de Australia, Madagascar y sur de India, sitios todos que alguna vez formaron la porción sur separada del supercontinente Pangea, a la que se denominó Gondwana.
También en los territorios que una vez constituyeron Gondwana, abarcando los sitios mencionados, y parte de Brasil, se encuentran lineamientos de anortosita (plagioclasa básica) que pueden seguirse como un continuo cuando se reúnen los continentes mencionados, en las posiciones que debieron ocupar antes de la deriva de las placas.
¿Cuáles son las pruebas paleoclimáticas?
Algunas se enlazan perfectamente con la deriva de los polos magnéticos, ya que ellos guardan relación -aunque no son idénticos- con los polos de rotación, y al cambiar su posición las paleolatitudes también van variando, con su consecuente incidencia sobre el clima regional.
Pero, ¿hay pruebas específicas de eventos climáticos que nos permitan asumir que zonas hoy distantes estuvieron en contacto alguna vez? Sí que las hay, y ahora mencionaremos unas pocas.
Las tillitas son rocas resultantes de la dinámica glaciaria, y han sido encontradas en registros del Carbónico, en India, Australia, África del Sur y Brasil. Otra vez, esa coincidencia es muy sencilla de explicar si se colocan todos esos sitios juntos en la antigua Gondwana, y se torna difícil de comprender, en cambio, si se pretende suponer eventos aislados pero simultáneos en sitios tan distantes y con diversas latitudes como son hoy los mencionados.
Una explicación alternativa sería que ocurrió una glaciación mundial en el Período Carbónico, lo cual no se sostiene, porque se han encontrado depósitos de bauxitas y lateritas- que se forman en entornos preferentemente tropicales- y grandes bosques en Norteamérica, Europa y hasta China para ese mismo tiempo. Las zonas mencionadas corresponden a la porción norte (Laurasia) que resultó separada de la antigua Pangea. Así pues, la parte norte habría registrado climas benignos, mientras el sur, estaba cubierto por el hielo.
Otra contundente prueba de que no hubo glaciacón mundial surge de la abundancia de registros fósiles de arrecifes coralinos, claramente de mares cálidos, que se encuentran en el norte de Bretaña y Alemania, con dataciones que los colocan en el Carbónico, precisamente.
Por si todo esto fuera poco, al norte de Laurasia se estaban formando depósitos evaporíticos, resultantes en gran medida de la intensa evaporación reinante en climas cálidos, y hay también registros de areniscas rojas con dunas fósiles. Todo ello además de demostrar que no hubo glaciación generalizada, sumado a los datos de las zonas que sí estuvieron glaceadas, ha permitido generar mapas de paleolatitudes, que corroboran una vez más la vieja y, en su momento, tan cuestionada teoría de Wegener.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es del libro Geología Global de Khan.
Talleres para adultos y niños en el Museo Geominero de España
Estos talleres están destinados a público general, incluyendo niños a partir de 6 años para facilitar la comprensión de las actividades. Consisten en el reconocimiento de fósiles, minerales o rocas a partir de características fácilmente observables en muestras de mano.
Cada taller consta de una parte teórica, en la que un monitor explicará los rasgos distintivos de las piezas en cuestión, y una parte práctica en la que los asistentes deberán identificar con la ayuda de una clave los elementos objeto del taller (fósiles, minerales o rocas). La duración estimada de cada taller es de unos 45 minutos y el aforo de cada grupo será de unas 18 – 20 personas.
Fechas:
Primeros domingos de mes
Precio:
Gratuitos
Información e inscripción:
Teléfono 913 495 959
De lunes a viernes de 9.00 a 14.00 h