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Evolución climática del holoceno, el desarrollo de los suelos y la edad de los sedimentos en la plataforma basculada, Córdoba, Argentina
Este trabajo debe ser citado como:
Sanabria, J.A.; Argüello, G.L. 2003 «La evolución climática del Holoceno, el desarrollo de los suelos y la edad de los sedimentos en la Plataforma Basculada, Córdoba, Argentina». Revista Cerrados de la Universidad Estadual de Montes Claros, Brasil Vol 1. Nº1 pp 107-117.
El Museo de Paleontología de la Universidad Nacional de Córdoba.
El Museo de Paleontología de la Universidad Nacional de Córdoba merece un post por su historia e importancia, y a eso nos dedicaremos hoy.
¿Dónde se encuentra el Museo?
Este Museo tiene su sede en un edficio que pertenece a la Academia Nacional de Ciencias y que ha sido declarado Monumento Histórico Nacional. Su dirección es Avda Vélez Sarsfield 299, y depende de la Universidad Nacional de Córdoba.
¿Cuándo se fundó?
No es sencillo establecer una fecha cierta, ya que inicialmente las colecciones fósiles que lo constituían ocupaban algún espacio en las mismas instalaciones que el Museo Stelzner de Geología y Mineralogía (del cual también hablaremos alguna vez) de la U.N.C, que había sido fundado durante la presidencia de Sarmiento en 1871.
Tal vez el hito que podría tomarse como su puntapié inicial es el nombramiento, en 1885, de Florentino Ameghino, como su primer director.
¿Cómo evolucionó a lo largo de su historia?
Las primeras colecciones que darían pie a su nacimiento son las que realizaron los primeros geólogos, de origen alemán, que llegaron al país de la mano del Presidente Sarmiento, y que trabajaron de manera muy fecunda entre 1871 y 1900.
Como dije más arriba, fueron albergadas en otro Museo ya existente, padeciendo la falta de espacio propio, hasta el extremo de perder su identidad entre 1905 y 1909.
Durante un largo lapso, sólo hubo un pequeño espacio «prestado» en el ya mencionado Museo Stelzner, hasta que en 1995, durante el rectorado de Francisco Delich, y bajo la responsabilidad del Dr. Mario Hünicken, se habilitaron un par de salas para exhibición al público. Esta situación continuó hasta el año 2006, en que por razones presupuestarias volvió a cerrarse.
No obstante, el tiempo de cierre fue también de impulso para reorganizaciones internas que permitieron la reapertura en 2010.
¿De dónde proceden sus colecciones?
Pese a la falta de espacio genuino, que motivó varias interrupciones en la historia de las salas abiertas al público, las colecciones siempre siguieron creciendo, mayormente por gestión de la Cátedra de Paleontología, y de la mano de los trabajos de investigación llevados a cabo por los docentes de la Universidad e investigadores de CONICET, y gracias a donaciones varias.
Las colecciones históricas más importantes son las de los fósiles colectados en las campañas de Stelzner a La Rioja, San Juan y Mendoza; las de Brackebush a Mendoza y San Juan; las de paleobotánica de Kurtz; y las de ejemplares coleccionados por Bodenbender, Carlos Ameghino, y Windhausen entre otros.
De las colecciones más modernas, a cuyo origen me referí más arriba, merecen ser mencionadas las de microfósiles como los conodontes, que fuera tema de especialización de muchos de los investigadores que pasaron por la Cátedra.
¿Qué características tiene hoy el Museo y qué objetivos persigue?
El museo cuenta con un hall de acceso y un salón con la exhibición permanente, donde se puede leer una breve síntesis de la historia evolutiva de la vida en el planeta.
Hay tanto ejemplares reales como réplicas, que abarcan un rango de escalas que va desde los microfósiles hasta un dinosaurio de 13 metros de longitud.
La evolución geológica y climática también puede seguirse en la visita, junto con información acerca de las causas de extinción, y conceptualizaciones sobre el tiempo geológico.
En la nueva sala de exhibición hay dos secciones, una de las cuales ilustra acerca de las condiciones en que se forman los fósiles, y la otra hace un recorrido cronológico de la evolución biológica.
El objetivo excede la mera presentación de curiosidades, para adentrarse en la educación y divulgación de la ciencia y el conocimiento ambiental.
¿Qué se puede agregar?
Uno de los rasgos más interesantes es la existencia de una «Sala de descubrimientos», organizada para la visita de niños de entre 4 y 13 años de edad, que pueden visualizar microfósiles o pequeñas partes de macrofósiles, recurriendo a lupas binoculares, además de participar en juegos didácticos y dejar sus propias impresiones a través de dibujos y comentarios.
P.S.: Tanto la foto que ilustra el post como la información básica fueron extractadas del libro Memorias Materiales, Museos de la Universidad Nacional de Córdoba, editado por esta última, como parte de la colección de los 400 años. Corresponde al Capítulo redactado por Tauber, A. ; Mazzoni, A.; Ortega, G. y Albanessi G.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
Los albores de la minería cordobesa.
En buena medida inspirada en el libro «La minería cordobesa, una mirada a su historia», que ya les presenté en otro post hace más de un año atrás, he elaborado varios posts, resumiendo parte de la valiosa información obtenida en ese texto, pero agregándole el producto de mis propias búsquedas, y mi toque personal.
Éste es el primero de esos posts.
¿Quiénes habitaban el territorio de la actual provincia de Córdoba antes de la llegada de los españoles?
El poblamiento primitivo de la Argentina es seguramente muy posterior a las primeras migraciones del hombre desde Asia al continente americano, hecho que se calcula tuvo lugar hace unos treinta mil años, esto es, durante el Paleolítico superior, (último de los períodos arqueológicos de la Edad de la Piedra tallada), que corresponde geológicamente al Pleistoceno tardío, dentro del período Cuaternario en la era Cenozoica.
La llegada al territorio de lo que actualmente es Argentina no está del todo dilucidada, pero hay cierto consenso en establecer una ventana de tiempo entre los 12.000 y 10.000 años antes del presente.
En Córdoba. en el sitio denominado Ayampitín se hallaron molinos de piedra y otros rastros con una edad aproximada de 8.000 años a. C.
De lo que se tiene mejor conocimiento es de que a la llegada de los españoles, los aborígenes que ocupaban el territorio que hoy corresponde a la Provincia de Córdoba, pertenecían a diversas tribus: los comechingones y sanabirones pertenecían a la etnia que se clasificó como de indios andinos o andinizados, había también malquesis y quelosis al norte de Mar Chiquita; y los pampas y ranqueles ocupaban el sur del territorio.
Los comechingones habitaron las sierras ubicadas al oeste de la provincia de Córdoba, y según los describieron los cronistas españoles, eran individuos altos, de tez morena y a diferencia de otros aborígenes, tenían barbas. Vivían del cultivo de la tierra, y la caza y recolección de frutos silvestres y habitaban cuevas semisubterráneas que ellos mismos excavaban, o aprovechaban los abrigos rocosos naturales, que hoy se conocen como aleros y que son característicos de las sierras. Su aprovechamiento de los recursos minerales se reducía a la fabricación de hachas, raspadores y puntas de flecha, a partir de las piedras del lugar.
Los sanavirones, en cambio, habitaban más al este, en las amplias llanuras que llegan hasta la depresión de Mar Chiquita. Se los tiene por labradores sedentarios que cultivaron el maíz y también se alimentaron de los frutos agrestes y de la pesca. Desarrollaron la alfarería, lo que demuestra que debían explotar las arcillas para elaborar al menos dos clases diferentes de cerámicas decoradas: una con motivos geométricos grabados, y otra con adornos pintados en negro y rojo. Esta última requería seguramente también la explotación de óxidos.
Los ranqueles y pampas mantuvieron su dominio por mucho más tiempo luego de la llegada de los españoles y son conocidos por sus ataques a las poblaciones invasoras, en forma de malones.
¿Cuáles son las primeras explotaciones de que se tiene noticia en Córdoba, en el período prehispánico?
Ya hemos visto que naturalmente algunas de las tribus de la región ejercían al menos algunas formas rudimentarias de explotación mineral, pero ésta se vio reencauzada y modificada en sus objetivos, cuando el dominio incaico avanzó desde el noroeste.
Aunque algunos estudiosos niegan tal dominación, hay hallazgos arqueológicos que la demuestran, tanto como la propia lengua quechua que todavía hoy se habla un poco más al norte de Córdoba. También los caminos construidos según el estilo incaico hablan de un avance desde el Perú que habría ocurrido hacia el año 1480, con un objetivo principalmente económico, para explotar los yacimientos mineros.
¿Qué se extraía en ese momento, y cómo?
Hasta la llegada de los incas, la explotación estaba orientada a obtener la materia prima para sus emprendimientos de alfarería, y se centraba en sitios como Ongamira (Departamento de Ischilín), Cuchiyaco, Ayampitín (Dpto Punilla) Agua de Ramón, Quillinzo y Malagueño entre otros.
Los pueblos originarios no mostraban interés alguno en explotar el oro hasta la llegada de los peruanos, quienes lo exigieron como tributo al Inca.
Fue entonces que se vieron obligados a extraer oro, plata y cobre de diversos yacimientos en los que hoy son los departamentos Minas, Pocho, San Alberto, Punilla, Calamuchita y Río Cuarto.
Se generó por entonces la leyenda de la Ciudad de los Césares, que localmente se llamó Trapalanda, que estaría ubicada en el Valle de Traslasierra y la Sierra de Comechingones, y que sería un reino de inconmensurables riquezas, que habría de tentar más tarde a los conquistadores españoles.
La procedencia de los metales preciosos es hoy algo incierta, pero se presume que se explotaban pequeñas vetas en el Cº Uritorco y en los Departamentos que hoy se denominan Cruz del Eje y Punilla.
Yacimientos muy diseminados se habrían explotado también en los Departamentos Pocho y Minas.
El método extractivo era seguramente el que hoy se conoce como pirquineo.
¿Qué destino se le daba a esos elementos?
Dado el inicial desinterés de los nativos por el oro, éste sólo fue motivo de búsqueda a instancias de las exigencias de los incas que llegaron al territorio, con el solo objetivo de llevarse tales riquezas. Por ende, pocos son los ornamentos de oro que se encontraron todavía en poder de los aborígenes locales a la llegada de los españoles. En efecto, prácticamente toda la producción se enviaba en largas caravanas hacia el Cuzco.
¿Qué incidencia tuvo el estado de la minería prehispánica en el curso de los acontecimientos históricos resultantes?
Básicamente dos: por un lado, el reconocimiento de la existencia de metales preciosos incentivó el avance de las huestes españolas en procura de descubrir la famosa Trapalanda, sin importar el costo en vidas humanas de uno y otro lado.
Por otra parte, la NO explotación del hierro por los indígenas, que- aun en las zonas no de Córdoba, sino más al norte o más al sur, donde había yacimientos- no habían desarrollado esa metalurgia, significó una decisiva desventaja que a la larga implicó el éxito de los invasores españoles.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de imágenes Google, que me direccionó a este sitio.
Extracto de una conferencia Central sobre Cuaternario y Geomorfología.
Otro de los trabajos en que soy coautora. Debe citarse como:
Frechen, M.; Argüello, G.L.; Budziack,D.; Cantú, M.; Carlini, A. Frilling, A.; Kruck,W.; Noriega,J.; Sanabria, J.A.; Scheele, B.; Tonni,E. 2003. «Chronoestratigraphy of Pampa loess- A Review». Conferencia invitada. Actas del Segundo Congreso Argentino de Cuaternario y Geomorfología. Tucumán. Septiembre de 2003. pp 19-21.
El desastre de las Sierras Chicas de Córdoba. Explicación geológica.
Hoy debo interrumpir la secuencia de posts programados, porque otra vez irrumpe la naturaleza con toda su fuerza para cambiar nuestros planes.
Vemos con tristeza que muchos de nuestros hermanos cordobeses se han visto afectados por un fenómeno meteorológico de gran magnitud, que además se ha cobrado al menos 5 vidas humanas.
¿Qué es lo que ha sucedido, cuándo y dónde?
Ayer domingo, se registraron precipitaciones intensas desde las primeras horas de la madrugada en la provincia de Córdoba, que provocaron desbordes de ríos, inundaciones, y localmente alguna corriente de lodo, principalmente en la zona de Sierras Chicas y Punilla.
La capital se vio también afectada, resultando de ello cortes de luz, cientos de vecinos evacuados y cierre al tránsito en las vías rápidas de la costanera.
La peor de las consecuencias fue la muerte de al menos 5 personas, la desaparición de otras tantas, y el desplazamiento de casi mil personas cuyas viviendas están en riesgo estructural o se encuentran bajo el agua.
Además de Punilla y Sierras Chicas, también se vio afectada la localidad de Jesús María, donde se encuentran cerrados los puentes de la zona urbana y la ruta provincial E-66, que la une con Ascochinga.
Villa Allende y Mendiolaza, que ya se consideran parte del Gran Córdoba, también resultaron inundadas, pero la peor parte, probablemente, le tocó a Río Ceballos.
¿Qué explicaciones caben?
En tan amplia variedad de situaciones particulares (área urbana, zona de piedemonte, valles y localidades serranas) no cabe una explicación única, salvo la mención del propio disparador que fue la precipitación misma.
Por ese motivo, y para que quepan en este post la mayor cantidad de variables posibles, me voy a limitar a mencionar los factores generales en juego. En cada situación específica, esos factores se habrán combinado de maneras diferentes, interviniendo a veces unos u otros, y con distinto grado de importancia en cada caso.
Por eso es importante que recuerden lo que ya les he explicado en otro post, relativo a la ley de la convergencia de causas.
Hecha esta salvedad, veamos las causas que confluyen, de diversas maneras en esta situación general:
- La precipitación intensa, que alcanzó, en algunos puntos a sumar 300 mm en 15 horas. Esto es parte de un ciclo natural, que se relaciona con el fenómeno de «El Niño», que ya les he explicado en otro momento. Les recomiendo seguir los links para entender todo mejor.
- Las pendientes topográficas, que son elevadas en algunos de los lugares afectados, y que favorecieron el escurrimiento por sobre los otros destinos posibles (infiltración y evapotranspiración) para el agua precipitada. En algunos sitios, los volúmenes que se desplazaban ladera abajo, aumentaron el caudal de los ríos, ya fuera de cauce.
- El emplazamiento de algunas construcciones en zonas de alto riesgo, y que deberían dejarse libradas a la dinámica natural de la cuenca. Ése fue el caso de la Plaza de Río Ceballos que ocupaba un paleocauce, y que fue arrasada.
- Las consecuencias de los incendios forestales de los últimos años, tema que traté (y sobre cuyas repercusiones posibles alerté) en septiembre de 2013.
- Falta de alerta meteorológica. Si bien se pronosticaban lluvias, no hubo ningún indicio relativo a la intensidad que podían llegar a alcanzar. Sólo dentro de unos pocos días se inaugurará el radar meteorológico Doppler que puede ser de gran utilidad en situaciones como ésta. Lamentablemente, el fenómeno se produjo antes que la inauguración del sistema.
- Momento en que ocurrió el fenómeno, en medio de un fin de semana largo, que encontró las zonas serranas llenas de turistas, lo que complicó la evacuación, y ahora complica su asistencia, y el retorno a sus hogares, por las rutas cortadas.
- La notable insuficiencia de mantenimiento en los diques. Cualquiera debería saber que los diques, lagos y lagunas son formas geológicamente efímeras, porque, salvo que se reactiven tectónicamente, o se los someta a dragados periódicos, tienden a colmatarse por la sedimentación en el fondo. Esto significa que se requiere menores volúmenes de agua para desbordarse, o para requerir la apertura de válvulas que generan las crecientes en los ríos aguas abajo.
¿Qué puede esperarse ahora?
No quiero ser alarmista, pero pueden esperarse deslizamientos, derrumbes y desplomes en zonas de topografÃa abrupta, por la sobrecarga que en los materiales provoca la sobresaturación.
Por otra parte, es importante el control de los pilotes de los puentes que pueden ser socavados por el ímpetu de la correntada.
Desde aquí hago mi modesto llamado a los funcionarios responsables de la seguridad.
Una recomendación extra, sería evitar el tránsito en las zonas en que las rutas están o estuvieron inundadas, hasta tanto se constate cuál es el estado de las mismas, que pueden haber padecido sofusión, y podrían hundirse repentinamente.
A los responsables y trabajadores de medios de comunicación los invito a visitar el post que escribí sobre Geología para periodistas y comunicadores.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

