El paisaje en la serie del Coyote y el Correcaminos.

PICT0390Hola, chicos, seguramente ustedes (y sus papás también) se han reído muchísimo con la eterna persecución del Coyote, que nunca puede atrapar al Correcaminos.

Y es probable que se hayan preguntado alguna vez, si existe un paisaje tan extraño, y de ser así cómo se ha formado.

Pues bien, para contestar esas preguntas es que les escribí este post.

¿Existe algún lugar de la Tierra que tenga realmente paisajes tan accidentados?

Sí, por supuesto, como ven en la foto que ilustra el post, que es de Estados Unidos, o en la otra foto, en la cabecera del blog, donde me ven a mí sentada ante una ventana desde la que se observa el submarino del Valle de la Luna en Argentina.

Pero hasta mucho más cerca hay paisajes, no tan carentes de vegetación como esos dos, pero sí con curiosas esculturas naturales en rocas, tomemos por caso Los Terrones en Córdoba, mi provincia.

Y hay muchos otros países que tienen también sus propios valles «de la Luna», como se suele bautizar a todos los que tienen esas figuras erosivas tan espectaculares.

Es decir que salvo porque en nuestro país no hay coyotes ni correcaminos, la serie también podría haberse dibujado con nuestro Talampaya como fondo. No es nada imposible, ni tan fantasioso.

¿Dónde estaría ambientada la serie del Coyote y el Correcaminos?

Casi con toda seguridad, la fuente de inspiración es la meseta de Colorado en Estados Unidos, porque es allí donde se conjugan la aridez, las formas de erosión, la clase de rocas y la fauna que se ven en la serie.

¿Qué se puede decir de la meseta de Colorado?

Es una Provincia Geológica, del sudoeste de los Estados Unidos de Norteamérica. Se extiende por aproximadamente 337.000 km2, ocupando extensas áreas de los estados de Colorado, New Mexico, Utah y Arizona y constituyendo la gran cuenca del río Colorado, cuyos principales afluentes son el Green (Verde), San Juan, y Little Colorado (Pequeño Colorado).

La meseta es mayormente desértica, con escasas y dispersas áreas forestadas. Su porción sudoeste se engalana con el Gran Cañón del Río Colorado.

Es una zona tan extremadamente bella y grandiosa que es la que tiene más cantidad de Parques Nacionales de todo el país, llegando a contarse 10, además de 17 Monumentos Naturales.

O sea, algo como para no perderse. Y que por eso mismo será motivo de muchos posts en este blog.

Pero como hoy estoy escribiendo para ustedes, los más chicos, no les voy a complicar demasiado la historia, sólo vamos a pensar en los paisajes que ven El Coyote y el Correcaminos.

¿A qué se deben esas formas tan extrañas, como pilares, columnas, arcos y hongos, paredes verticales y enormes precipicios?

Básicamente a que las rocas están compuestas por minerales diferentes, algunos de los cuales resisten más el desgaste que otros. Entonces, los que son más resistentes van quedando aislados del resto del paisaje porque todos los que eran más débiles, son destruidos o arrancados por los agentes erosivos y se van del lugar. Los pilares , las columnas y todas las otras formas son el resto que queda en pie.

Ahora bien, hay algo que es muy importante aclarar, porque la gente suele atribuirle toda la erosión al Río Colorado, y eso no es justo.

Efectivamente, el río desgasta solamente en su cauce y a lo sumo en la zona de su llanura de inundación (allí por donde va pasando, o por donde se desborda cuando hay grandes lluvias), pero no tiene forma de erosionar la meseta entera, en áreas por donde no pasa ni él ni ninguno de sus afluentes.

Entonces, es muy importante considerar que hay otros agentes actuando en la zona, como la meteorización (cuando son los elementos climáticos y biológicos los que alteran los minerales sin moverlos de su lugar), el viento, que se mueve sin límites por toda la meseta, o la gravedad que provoca caídas, deslizamientos, etc.

A veces, hasta movimientos sísmicos, aunque sean distantes, pueden poner materiales en movimiento.

Por supuesto, como la parte más baja de los cañones están ocupadas por los ríos, a la larga o a la corta, todo lo que cae se va desplazando hacia ellos, que se encargan de transportarlos fuera de la meseta misma.

¿Por qué es tan importante el paisaje en la serie de dibujitos?

Porque si ustedes se fijan un poco, es casi como otro personaje.

¿O acaso no vieron cuántas veces el coyote se para sobre una saliente rocosa que se desploma con él encima, o bien un pilar se rompe y lo aplasta, o en una curva se da de hocico contra una pared?

Es casi como si el paisaje conspirara para salvar al correcamino, perjudicando una y otra vez al pobre coyote.

¿Algo así podría pasar en la realidad?

Fíjense que sí, por eso me gusta tanto esta serie: porque instala el concepto de que el paisaje es dinámico y cambiante, y de que no todos los fenómenos geológicos demoran años en producirse.

Muchos efectos son instantáneos, como esos derrumbes, rupturas y deslizamientos.

Y precisamente es en esos paisajes tan inestables, donde las formas son consideradas efímeras. Porque para la geología es efímera una saliente que se va gastando y en unos cuantos años desaparece, porque en un minuto trágico pierde su sustento y se desploma.

La próxima vez que vean la serie, analicen cómo el paisaje parece estar vivo, y recuerden este post.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente, porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

La foto que ilustra el post es de mi viaje a Grand Canyon en U.S.A.

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