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¿Qué sabemos de la amatista?

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Ya hace un tiempo, mencioné el listado de las variedades preciosas del cuarzo, y entre ellas, merece un lugar destacado la amatista, ya que es considerada la más valiosa, y lo amerita por su belleza. De ella vamos a hablar hoy.

¿Qué es la amatista?

La amatista es una de las variedades macrocristalinas del cuarzo, es decir, por ende, que se trata de un mineral de composición esencial Si O2.

Esta composición hace que algunos autores la consideren un óxido, como la fórmula química indica; y otros, en cambio, atendiendo a su estructura cristalina, la ubiquen entre los silicatos, tal como pasa con el cuarzo mismo.

En la red cristalina de la amatista resultan capturados algunos óxidos de hierro (Fe +3), y ellos son los responsables de las tonalidades características a las que me referiré más abajo.

¿De dónde procede su nombre?

El nombre amatista proviene del término griego amethystos, en el que coexisten el prefijo negativo y el concepto de embriaguez. Esto se debe a la antigua creencia de que esta gema podía evitar emborracharse, o bien atenuar los efectos del estado de beodez.

Dicha creencia se relacionaba a su vez con una historia mitológica, según la cual Dioniso el dios del vino y la vendimia, (equivalente al Baco romano) acosaba a una doncella llamada Amethystos, quien no solamente no estaba interesada en él, sino que además únicamente deseaba una permanente castidad. Para lograrlo, acudió a la diosa Artemisa quien la transformó en una piedra blanca. Pero ni así pudo mantener a raya a Dioniso, quien despechado y arrepentido, manchó con lágrimas contaminadas con vino, su blancura, confiriéndole para siempre el tono púrpura que hace tan estimados los cristales de amatista.

¿Cuáles son la propiedades físicas de la amatista?

Como he señalado más arriba, la amatista es una variedad preciosa del modesto cuarzo, que además, dada su composición es el mineral más abundante de la corteza. Esto determina la amplia variabilidad de apariencias que puede asumir la gema que hoy nos ocupa, y es responsable también del hecho de que su dureza (7), tenacidad, diafanidad, etc., sean semejantes a las del cuarzo.

Respecto a su color, varía desde el violeta característico que puede ser más o menos intenso, dependiendo de la cantidad de óxido de hierro que contenga, hasta amarillo y aun incoloro.

Cuando la saturación de color violeta es excesiva, la amatista aparece a simple vista como prácticamente negra, lo cual le hace perder algo de su valor en el mercado.

Por otra parte, la distribución no homogénea del color es un rasgo típico, presentándose en general una gradación desde lo más intenso en un extremo hasta prácticamente incoloro en la base o el otro extremo.

Son comunes también las inclusiones de otros minerales, o de burbujas con contenido líquido o gaseoso. Esas inclusiones pueden restarle valor para su uso en joyería, salvo notables excepciones en las que aumentan la belleza de la gema. No obstante, cuando el uso es el coleccionismo, los ejemplares pueden valorizarse más por esas mismas inclusiones.

Otro rasgo característico de la amatista, es su fuerte tendencia a formar cristales perfectos y de gran tamaño. Se trata de cristales idiomórficos (de caras bien definidas) del sistema trigonal, hábito hexagonal y terminación piramidal. Raros y muy valorados son los cristales con ambos extremos piramidales.

Es muy común que haya crecimiento de numerosos cristales paralelos o divergentes, a veces en el interior de ágatas o geodas. Cuando los cristales se estorban unos a otros en el crecimiento, pueden resultar deformados, perdiendo algo de su valor. También figuras de corrosión o roturas desmerecen los ejemplares.

¿Cómo se forma?

La génesis habitual de las amatistas en en rocas ígneas, ya sea hipabisales o volcánicas. Entre las primeras se cuentan las pegmatitas, venas hidrotermales y cavidades de granitos preexistentes. Entre las segundas, los basaltos.

En general el crecimiento de las amatistas ocurre ocupando oquedades en el interior de las cuales se generan geodas.

A veces como parte del mismo proceso se forman también ágatas, quedando las amatistas incluidas en ellas. Las geodas son precisamente alveolos o huecos redondeados preexistentes a los que líquidos mineralizantes llevan nuevos elementos químicos, que precipitan o cristalizan allí, tapizando las paredes con cristales perfectos.

Ocasionalmente la amatista puede aparecer en drusas. Una drusa es la estructura inversa a una geoda, es decir que en ella los cristales cubren por fuera las paredes de cuerpos redondeados preexistentes.

Si la erosión es intensa, las geodas y drusas pueden ser liberadas de las rocas que las alojan y ser transportadas por los ríos en cuyos cauces se las puede encontrar. En caso de tratarse de cristales aislados- sea por su origen o por haberse roto los conjuntos originales- debido a su fragilidad, rápidamente pierden su forma hexagonal y piramidal, para convertirse en cantos redondeados, que también se usan para joyería, pero de orden artesanal.

¿Dónde se la encuentra?

Los principales yacimientos del mundo se encuentran en los Montes Urales, en Alemania, Australia, en países africanos como Zambia y Túnez; Brasil, departamento de Artigas en Uruguay, Estados Unidos, Canadá, India, Sri Lanka, Bolivia, España y Argentina.

En Argentina, las amatistas más apreciadas por su color, son las de la Provincia de Córdoba, pero hay también en Catamarca, la Mesopotamia y hasta en la Patagonia.

¿Qué usos tiene?

La amatista es la variedad del cuarzo más apreciada y tiene tres usos diferentes: joyería, coleccionismo, y como piedra ornamental.

En general los cristales más perfectos se tallan (como se ve en la foto al pie) para usarlos engarzados en joyas, pero también más modernamente, suelen engarzarse los cristales enteros y sin modificar, en pendientes, o colgantes, según el tamaño.

Una buena parte de las amatistas menos perfectas se usan para tallar objetos de arte, o para adornarlos.

Finalmente los especímenes más raros y de mayor tamaño son buscados por los coleccionistas y museos.

Existen numerosas maniobras para modificar el color de las amatistas, tema que les recomiendo leer en el post cuyo link aparece más arriba, anclado en el término amatista.

amtista

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La foto que ilustra el post me pertenece y corresponde a un ejemplar de mi propia colección, originario de las proximidades de Cura Brochero en la Provincia de Córdoba. La he fotografiado junto al estuche de la cá¡mara para apreciar el tamaño. Se trata de un trozo de una geoda de amatista.

La foto de la gema pulida es de Jorge Bravo y la he tomado del libro:

Saadi, J. 2006. Gemología. Las Piedras Preciosas de la República Argentina. I.S.B.N.10:987-05-1943-1. I.S.D.N.13:978-987-05-1943-1. 183 pp.

¿De qué depende el valor de un diamante?

Ya antes les he hablado del diamante, en un caso con relación al quilate, y en otro como recurso natural.

También les he hablado de los requisitos que debe cumplir una sustancia para ser considerada gema.

Pero hoy voy a hablar un poquito acerca de algunas características del diamante, y de las condiciones que se toman en cuenta para su tasación como gema, que son un poco más específicas que las reglas generales de las que ya hablamos.

¿Qué es el diamante?

La palabra diamante deriva del vocablo griego adámas, que significa invencible o inalterable, lo cual señala su gran dureza por un lado, y su escasa reactividad química por el otro.

Es una forma de presentación del elemento químico carbono (C) que debido a su particular estructura cristalina (cúbica) y fuerte enlace covalente entre las partículas, adquiere propiedades de gema, en grados de los que hablaremos más adelante.

¿Cómo se forman los diamantes?

Los diamantes naturales (lo aclaro porque ya se producen también artificialmente, tema del que hablaremos en otro post) se forman en condiciones de altísima presión y temperaturas extremas, en general en profundidades de entre 140 km y 190 km en el manto terrestre.

Por su origen profundo, se requiere de otros procesos posteriores a su formación para que aparezcan en la superficie terrestre, o a profundidades accesibles a la explotación.

Esos procesos son los ígneos, en los cuales desde un magma rico en C, se enfrían las rocas denominadas kimberlitas y lamproitas, en las cuales, los diamantes aparecen diseminados, como si fueran las frutas abrillantadas de un budín inglés. Si alguien quiere mandarme uno para su uso como material didáctico, será debidamente apreciado. (Me refiero tanto a un budín como a un diamante :D)

Con posterioridad a la formación de los diamantes en el seno de las rocas ya mencionadas, múltiples fenómenos erosivos pueden liberarlos de su matriz litológica y depositarlos, luego de algún transporte, en los yacimientos que se conocen como placeres. ¡Y vaya si es un placer encontrarlos!

¿Por qué se considera al diamante una de las gemas más valiosas?

Porque cumple con todos los requisitos que señalé en el post cuyo link está incluido más arriba, (si no fueron todavía a leerlo vayan ya, ¡caramba!); pero por sobre todas las cosas, porque es el material natural más duro según la escala de Mohs, lo que garantiza su durabilidad.

Por otra parte, los diamantes y todas las piedras preciosas son fácilmente transportables, sobre todo si se los compara con el oro, patrón internacional de la moneda, ya que para igualar el valor de mercado de unos pocos diamantes, el oro, debido a su alta densidad, alcanzaría pesos que nadie podría llevar en su bolsillo.

¿Cuáles son las condiciones que se consideran a la hora de tasar un diamante?

Estamos hablando por supuesto de los diamantes de joyería, vale decir los que ya pasaron el filtro de los requisitos comunes a todas las gemas. Si no superan esa primera selección, se trata de diamantes industriales, cuyo uso es esencialmente como abrasivos, por su alta dureza.

Por eso a veces uno se sorprende al escuchar que el principal productor de diamantes en el mundo es Australia. El tema es que son industriales. Los gemológicos proceden mayormente de África, en cambio.

Los factores que modifican el valor de un diamante son:

  • El quilate
  • La claridad
  • El color
  • El corte o tallado

¿Cómo se evalúa el quilate?

Ya les he explicado el tema del quilate en otro post, que asumo que ya fueron a leer después del reto que ya les he dado. Por eso, partimos del conocimiento de que 1 quilate corresponde, en peso a 0,200 g, pero hay algo más.

Se considera que cada quilate es igual a 100 puntos, de modo que un diamante de 0,100 g o 100 mg, como prefieran, es considerado como de medio quilate, o 50 puntos, indistintamente.

Esto se plantea así, porque para diamantes muy pequeños, hablar de la novena parte de un quilate, o de 22,22222 mg  es incómodo, pero decir de él que tiene 11 puntos, es mucho más sencillo.

Lo importante es no dejarse confundir por la terminología, porque ni remotamente es lo mismo comprar un diamante de 1 quilate que uno de 1 punto (cien veces más chico).

¿Cómo se evalúa la claridad?

En general los minerales naturalmente tienden a crecer, incluyendo impurezas en su red. Esas impurezas, en el caso de los diamantes le restan «claridad», ya que ante la lupa de un experto se manifiestan como plumas o nubes que empañan el interior del cristal.

Si las impurezas se llegan a ver a simple vista el valor del diamante disminuye notablemente y se lo clasifica como I1 hasta I3, en sentido de valor decreciente en el mercado.

Si las impurezas son solamente apreciables con aparatos ópticos, la clasificación de claridad es VVS1 o VVS2.

¿Cómo incide el color?

Los diamantes se definen como incoloros, y cuanto menos invasión de tonalidades variadas tengan, más valiosos son. Se los clasifica con letras desde la D (el absolutamente incoloro) en adelante, siendo los más valiosos los que menos se alejan de la D.

Pero vale la pena señalar una excepción importante: si los diamantes no están matizados, sino que son definidamente de un color dado como rojo, rosa, azul, verde o amarillo, totalmente puros, se trata de ejemplares de extrema rareza, por lo cual su valor asciende vertiginosamente en el mercado.

¿Cómo se considera el corte?

Para entender más profundamente el tema deberían conocer mucho más sobre la transmisión de la luz a través de ondas, tema que en realidad veremos más adelante en otros posts, por su importancia para entender los sismos, las olas, y muchos otros fenómenos. Pero por ahora basta con que recuerden lo que aprendieron en la escuela primaria acerca de reflexión y refracción de la luz.

Lo que deben recordar, es que ambos fenómenos ocurren cuando la luz atraviesa la superficie que separa dos medios distintos (en este caso cristal y aire). Sepan también que reflexión es el retorno de la luz incidente al medio del que procede, y refracción es el cambio de dirección de transmisión al cambiar de medio.

Y ahora, piensen en otro concepto: el ángulo crítico que es ese ángulo en el que cuando la luz incide, en vez de seguir su viaje en el segundo medio, vuelve al medio del cual procede, como si fuera una reflexión más.

Ahora, volviendo a la tasación de un diamante, mientras que color y claridad son propiedades naturales, el quilate depende del tamaño en que se lo pueda fraccionar para su uso en joyería, lo cual depende en parte de la calidad original del cristal, y en parte de cuánto de él se conserve luego del tallado.

En cambio, el corte que valoriza o devalúa un diamante es enteramente dependiente de la habilidad del tallador, por lo cual no debe sorprendernos que se trate de uno de los oficios más especializados y mejor pagados que existen, aunque también sea de los más estresantes, ya que arruinar una gema que vale muchos miles o millones de dólares, puede significar la muerte social de un experto. Cuando no de la muerte real por infarto…

Si los cortes están bien realizados, se aprovecha la reflexión de la luz en cada una de las facetas, y se aprovechan también los ángulos críticos para disponer los ángulos de incidencia de la luz, de modo que se sume la luz que retorna de una reflexión, con la que resulta de una refracción en el ángulo crítico, precisamente.

Por eso, cuando definimos los brillos de los minerales en otro post, dijimos que el que se parece al del diamante tallado tiene nombre propio (adamantino), y significa muchos puntos de luz o destellos.

Si este tema les parece interesante, podría llegar a contarles muchas cosas más del tallado de gemas, díganme ustedes si les parece un tema potable.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la tomé de Imágenes google, que me direccionó a este sitio.

¿A qué se llamó «la fiebre del oro»? Parte 1.

El tema de hoy tiene mucho de historia, pero también de leyenda, de comedia y de tragedia.

Vale la pena, no lo duden, pero precisamente porque el tema es tan interesante y extenso, lo dividiré en dos partes, la segunda de las cuales subiré el próximo lunes.

¿A qué se llamó la fiebre del oro?

Históricamente se conoce como «fiebre del oro» al fenómeno por el cual se produce una migración acelerada y masiva de emprendedores independientes hacia áreas en las que se informa sobre algún descubrimiento notable de oro, cuyo acceso es relativamente fácil.
Numerosos son los factores que influyen para que ocurran migraciones multitudinarias movilizadas por el alumbramiento de oro. Algunos de los que concurrieron en el S XIX fueron:

  • La mejoría comparativa en los medios y vías de transporte y comunicación.
  • Dificultad para una inserción económica y social en el lugar de origen.
  • La propagación en el imaginario popular de que ciertos resultados casi mágicos en materia de evolución personal, son solamente posibles, en tierras remotas. («Nadie es profeta en su tierra»).
  • El valor intrínseco del oro, como patrón monetario y como mineral útil en muchas aplicaciones más allá de la joyería.

El primero de estos factores fue característico del S XIX, pero los otros permanecen aún hoy, razón por la cual aunque sea con características muy diferentes, hay todavía lugares que son polo atractivo de migraciones de buscadores independientes, como Alaska y Australia.

¿Cuándo y dónde se produjo la fiebre del oro?

Pese a que se habla de la fiebre del oro en singular, los episodios que podrían denominarse así, fueron numerosos y comenzaron hace varios siglos.

De hecho, el primero de los antecedentes data de varios siglos antes de Cristo, en la antigua Grecia, cuando Jasón y sus argonautas- según se cuenta en crónicas legendarias- partieron en su nave «Argos» hacia la Cólquida, (reino mítico ubicado en lo que hoy es Giorgia, en la costa del Mar Negro) en un viaje plagado de aventuras, buscando el Vellocino de Oro«.

Más adelante, la búsqueda de El Dorado, que funcionó como motor de la conquista española en América, bien podría considerarse también una fiebre de esa clase, pero aun sin tomar los dos ejemplos anteriores en cuenta, los primeros «pulsos febriles» ya datan del Siglo XIV.

No obstante, probablemente la más conocida de las migraciones motivadas por la búsqueda de oro, es la que se produjo en California a partir de 1848, con su pico en 1849.

La razón de esa popularidad es casi seguramente la difusión que se le dio en novelas y películas del lejano oeste, que fueron en sí mismas un género particular.

No obstante, las «fiebres del oro» se sucedieron unas a otras, formando parte de la cultura popular del siglo XIX, con coletazos hasta nuestros días en algunos lugares.

El listado de las más importantes de esas movilizaciones poblacionales es aproximadamente el siguiente:

  • En la segunda mitad del siglo XVI, fiebre de Zacatecas, México.
  • 1631: movilización hacia Parral, Chihuahua, México.
  • 1836 en adelante: migración hacia el sur de los Montes Apalaches, al norte de Atlanta y al oeste de Charlotte, todo en Estados Unidos.
  • 1848 movimiento hacia Carolina del Norte y la más famosa Fiebre del Oro de California.
  • 1850: migración hacia el norte de Nevada.
  • 1856 en adelante, Colorado en Estados Unidos.
  • 1858 Fiebre del cañón del Fraser también en Estados Unidos.
  • 1861: Otago, Nueva Zelanda.
  • Entre 1860 y 1870, este de Oregon.
  • 1863, Montana.
  • 1880. Zona de El Oro en México.
  • 1883. Tierra del Fuego, Argentina y Chile.
  • 1886, la fiebre del Transvaal (Sudáfrica) fue una de las más cruentas, ya que contribuyó a fogonear la Guerra de los Boers.
  • 1888 hasta 1930: Las Juntas de Abangares, Guanacaste, en Costa Rica.
  • 1896, es también una de las dos más conocidas y ocurrió en Klondike, en el Río Yukón, Canadá.
  • 1898. Alaska, que comienza como una continuación de la de Canadá, afectando al mismo distrito geológico, y que sigue en cierto modo todavía vigente.

Son los pulsos febriles de California y los dos últimos mencionados, los que quiero comentarles en este post, porque son los que adquirieron más notoriedad y están rodeados de un halo de aventuras, tragedias y hasta romanticismo.

¿Cómo se desarrolló la fiebre del oro en California?

El 24 de enero de 1848, James Marshall, capataz del rancho Sutter’s Mill, cuyo propietario, el general John Sutter, poseía una concesión sobre casi 20.000 hectáreas con los mejores suelos agrícolas de California, inspeccionaba un canal de desagüe que conducía al Río American, cuando descubrió en el lecho de este último, algunas pepitas de oro.

Al conocer este hecho, Sutter- de quien la leyenda cuenta que esa misma noche desenterró con su navaja una pepita de 43 gramos de peso- supo que estaba ante lo que podía ser su fortuna o su desgracia, y trató de mantener la noticia en secreto.

Sin embargo, como los obreros que acompañaban a Marshall en el momento del hallazgo esparcieron rápidamente el rumor, no pudo evitarse que el 15 de marzo, el periódico The Californian publicara la noticia, firmada por Samuel Brannan, que abandonó el periodismo para poner un alamacén para abastecer a los cazafortunas que sabía que llegarían muy pronto.

Se cuenta también que Brannan corrió por las calles de San Francisco, con un frasco lleno de oro y gritando «¡….oro, oro! ¡Oro en el río American!», en un pionero alarde de marketing viral, que le dio un excelente resultado, ya que fue uno de los pocos que generó un imperio a partir de sus ganancias.

En ese primer año, fueron los propios lugareños los que abandonaron sus profesiones y oficios (aun los médicos y jueces) y marcharon hacia el río a buscar el metal.

La noticia tuvo un gran impulso cuando el 19 de agosto de 1848, el diario New York Herald la publicó por primera vez en la Costa Este.

El 5 de diciembre de ese año, se oficializó la novedad, cuando el presidente James Polk pronunció un discurso ante el Congreso de los Estados Unidos, en el que incluía una referencia al yacimiento.

La mayor parte de la inmigración interna y externa llegó en 1849, razón por la cual esos aventureros pasaron a la historia con el nombre de «forty-niners».

Los primeros tiempos fueron de bonanza para el pueblo, ya que la abundancia alcanzaba a todos, pero cuando el metal comenzó a escasear y su extracción comenzó a implicar tareas de excavación, costosas en tiempo y dinero, se desató tal ola de violencia relacionada con los robos de que se hacían objeto los mineros entre sí, que el campamento minero que se hallaba al pie de las Sierras recibió el nombre de Hangtown, en alusión a la sumaria justicia que imperaba en la época. Efectivamente Hangtown es la unión de las palabras hang= colgar, y town= pueblo, y ésa era la forma en que se aplicaba muy rápidamente el castigo a quienes cometían delitos.

A todo esto, ¿qué pasó con los descubridores, que muy a su pesar iniciaron la fiebre?

Sutter lo perdió todo, debido a la violenta invasión que sufrió en sus tierras, y terminó viviendo de una pensión que le concedió en 1864, la legislatura de California, por la magra suma de 3.000 dólares anuales.

Marshall intentó encontrar oro vagando por años por la zona, sin conseguirlo jamás. Cuando murió, en 1885, todas sus pertenencias se subastaron por 150 dólares que se usaron para pagar sus deudas.

Debe haber una moraleja en alguna parte, ¿no creen?

Hasta aquí ya es un post bastante largo, en la segunda parte, que sube el próximo lunes, responderé las siguientes preguntas:

¿Cuál es el contexto geológico de los yacimientos de oro de California?

¿Qué es un placer aurífero?

¿Cómo se desarrolló la fiebre del oro en Canadá y Alaska?

¿Cuáles son las caracteríticas geológicas allí?

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Otra Ley fundamental de la Geología: la de la estabilidad mineral.

Imagen1estabilidadEntre las numerosas leyes fundamentales que permiten una interpretación racional de los procesos geológicos, una de las más aplicadas es la de Estabilidad Mineral, de la que hablaremos a continuación.

¿Qué dice la ley de Estabilidad Mineral?

Que un mineral es químicamente estable mientras no cambien las condiciones de presión, temperatura y ambiente químico imperantes durante su génesis.

A medida que las mencionadas condiciones varíen, el mineral tenderá a modificar sus características para adecuarse a la nueva situación.

Prestemos atención al hecho de que se trata de una ley aplicable solamente a la estabilidad de la composición química. En la estabilidad general, (l.s.) intervienen otros factores más, que veremos en diversos posts.

¿Es el cambio del mineral. instantáneo?

No, muy por el contrario la respuesta de adecuación química está lejos de ser inmediata, por las siguientes razones:

  • Los entornos de equilibrio o estabilidad de cada mineral son más o menos amplios, y dentro de todo ese rango cada mineral permanece prácticamente inalterado.
  • Los cambios en las condiciones del entorno sólo son rápidos en situaciones muy definidas, mientras que en la mayoría de los casos se trata de variaciones lentas y progresivas.
  • Determinadas condiciones del nuevo ambiente pueden acelerar o retardar considerablemente la respuesta química del mineral.
  • Algunos rasgos físicos de los minerales facilitan o retardan también su contacto con los elementos que cambian las condiciones del ambiente. La exfoliación por ejemplo, abre numerosas vías al ingreso de aguas portadoras de elementos reactivos, y modificadoras de la temperatura y la presión, que no existen en minerales masivos.

¿Cómo ocurren los cambios de los minerales?

Podemos entenderlos casi como «estrategias adaptativas» de los minerales, que intentan alcanzar un nuevo estado de equilibrio donde no sean tan alterables.

Ahora que en Argentina el tema está muy vigente, se me ocurre una comparación sencilla.

Supongamos que en una determinada condición económica, mi sueldo (el mineral) está «en equilibrio» con los requerimientos de mi calidad de vida (el ambiente original o de partida).

Si ocurre una importante inflación, el sistema (yo, bah) busca un nuevo estado de equilibrio, ya sea recortando gastos, o sumando actividades rentadas.

El mineral, en todo caso, y salvando las diferencias de materiales, espacios y tiempos involucrados, puede capturar, liberar o intercambiar iones, generando un cambio composicional (lo que para mí sería sumar actividades en el ejemplo), o acomodando su estructura para aliviar la presión (lo que sería mi recorte de gastos).

¿Cómo ocurren los cambios ambientales?

Si se trata de ambientes originalmente superficiales, la principal causa es el cambio climático, y si se trata de ambientes originalmente profundos, los cambios responden más bien a modificaciones del emplazamiento.

Estas últimas ocurren normalmente a lo largo de una lenta evolución que puede implicar muchos miles y aún millones de años. Un ejemplo es el levantamiento de determinadas áreas, ya sea en respuesta a fuerzas tectónicas o por el desgaste erosivo que deja expuestas zonas que estuvieron alguna vez cubiertas por espesas capas de otros materiales sobreyacentes.

En la mayoría de los casos, lo que tiene lugar es la combinación de ambas causas (y aun de otras) en un proceso que expone las rocas a las fuerzas exógenas.

Comúnmente, el alzamiento conlleva una aceleración de la erosión, que a lo largo del tiempo desnuda los materiales de las nuevas áreas positivas.

Pero puede suceder también un cambio casi instantáneo en las condiciones ambientales, como ocurre cuando material profundo sale a la superficie a través de erupciones volcánicas.

¿Cuál es la importancia de esta ley?

Es mucho mayor de lo que parece a simple vista.

Efectivamente, sirve para:

  • Entender todo el ciclo de las rocas desde un abordaje sistémico, ya que interpreta muchas de las interacciones endógenas y exógenas, posibilitando pensar los cambios petrológicos como lo que en realidad son: un pequeño intervalo dentro de un continuo de cambio mucho más amplio, y que a la larga cierra los ciclos, devolviendo los elementos a situaciones y estados anteriores, donde la historia puede recomenzar. Visualizadas desde este punto, tanto la meteorización como el metamorfismo pueden redefinirse como la respuesta de los materiales rocosos, que se encontraban en equilibrio con determinadas condiciones de presión y temperatura, a diferentes circunstancias. Efectivamente, analizando esencialmente dos de los principales factores ambientales- la presión y la temperatura-, puede realizarse un seguimiento de los procesos que se van encadenando, con las fronteras típicamente difusas, propias de los fenómenos geológicos, siempre tan imbricados entre sí. (Ver la figura que ilustra el post y que me pertenece).
  • Sirve para establecer un orden de ataque de los agentes externos sobre los minerales expuestos al ambiente superficial, detalles que veremos en otro post al referirnos a la Serie de Goldich.
  • El concepto mencionado más arriba puede extenderse a los cambios metamórficos y se relaciona también con el orden de cristalización en un magma, pero todos esos temas se verán en numerosos posts en el futuro.

Este post se ha basado en dos libros de mi propia autoría que se deben citar como:

Argüello, G.L. 2002. Programa de Postitulación en Ciencias Naturales. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Departamento de Enseñanza de Ciencia y Tecnología. Universidad Nacional de Córdoba. Proyecto Módulo los Recursos Suelo y Agua. Trayecto Ciencias de la Tierra. Nivel II. I.S.B.N. 987-9406. 86 pág.

Argüello, G.L. 2015. Geología: ciencia, arte, especulación y aventura. Edición on line.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

 

Las figuras lumínicas en minerales y gemas. Parte 2.

Este post es continuación del de la semana pasada, de modo que deberían empezar por leerlo antes de internarse en el de hoy.

Las preguntas que ya he contestado el lunes pasado son:

¿Qué son las figuras lumínicas?

¿Cómo se las observa?

¿Qué tipos de figuras lumínicas hay?

¿Qué es el Asterismo?

¿Qué es el Diasterismo?

¿Qué es el Ojo de gato?

¿Qué es el Aventurinado?

Y ahora nos internamos en las preguntas restantes:

¿Qué es la Opalescencia?

La opalescencia propiamente dicha se da muy frecuentemente en el ópalo común, debido a que su estado cristalino es amorfo e incluye esferas de una variedad de sílice denominada cristobalita. Las esferas se empaquetan de manera azarosa e irregular, que dejan entre sí poros llenos de agua o de aire, en los cuales se produce reflexión y difracción de la luz incidente, fenómeno que confiere al mineral un aspecto lechoso azulado o perlado. La opalescencia aparece también en otras ejemplares de calcedonia, cuarzo o feldespato.

La opalinización o juego de colores es un fenómeno relacionado pero diferente, que implica una policromía causada por interferencias lumínicas debidas a corpúsculos o inclusiones ordenadamente empaquetados de manera de formar una auténtica red de difracción. La opalinización puede llegar a ser muy espectacular y es una de las razones por las que algunos ejemplares se constituyen en gemas.

¿Qué es la Labradorescencia?

Es típica de una variedad de feldespato denominada labradorita, que presenta vivos colores metálicos causados por la inclusión de laminillas de magnetita. El efecto es muy llamativo cuando se mueve la muestra de un lado a otro. Una variedad particular que se encontró en Finlandia ha sido denominada espectrolita porque muestra todos los colores del espectro electromagnético visible para el ojo humano. Eso la diferencia de todas las demás labradoritas que sólo exhiben una porción del espectro de colores.

¿Qué es la Seda?

Es un fenómeno muy relacionado con el ojo de gato y el asterismo, que se produce también por la presencia de finas agujas orientadas, algo más escasas que las presentes en los otros dos efectos. Por otra parte, ocurre más marcadamente en las zonas curvas del tallado en cabujón. Se visualiza como un brillo semejante al hilo de seda en su carretel, de allí el nombre que ostenta. Cuando las fibras incluidas son extremadamente escasas, se prefiere el tallado en facetas, para realzarlo. Es común en rubíes y zafiros.

¿Qué es el Oriente?

Es el efecto específico de las perlas y consiste en una suave combinación de colores, provocada por la interferencia de la luz entre las láminas de aragonita y conquiolina más superficiales.

¿Qué es la Irisación?

Se conoce también como iridiscencia, y se produce por la dispersión cromática de la luz cuando incide sobre discontinuidades o fracturas en la masa cristalina. El efecto es semejante a un arco iris, y cuando aparece en el cuarzo-cosa muy común- suele dar lugar a la variedad «cuarzo iris» si es suficientemente intenso.

Debido a que agrega gran belleza al ejemplar, es una prá¡ctica común en el mercado, generar artificialmente micro-roturas en las muestras para que se produzca la irisación.

¿Qué es la Adularescencia?

Es un complejo de refracción y reflexión que se produce de manera muy característica en el feldespato denominado adularia, del que toma el nombre.

Debido al entrecruzamiento interno de los haces luminosos, el fenómeno que se observa es la aparición de una mancha blanquecino azulada o amarillenta que se desplaza por la gema al ser movida. Se observa mejor en los cabujones, y por ser de alguna manera semejante a la luminosidad lunar, la adularia se vende en el mercado con el nombre de «piedra de luna».

El fenómeno físico es provocado por la exsolución de los minerales al descender la temperatura durante su formación.

¿A qué se debe que las figuras lumínicas puedan llegar a convertir una variedad mineral en gema?

A que su presencia determina algunas de las propiedades que se exigen en la definición de gema, tales como rareza y belleza.

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P.S.: La foto que ilustra el post es un ejemplo de opalescencia tomado de Wikipedia.

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