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La ciencia, esa desconocida.
Hace algunos posts atrás, cuando los inicié en la geología como disciplina, enumeré los aspectos formales de la ciencia. Hoy vamos a conversar otra vez sobre ella, pero atisbando en sus contenidos y con una mirada más crítica.
En aquel primer momento expresé entre otras cosas, que la ciencia es un conjunto ordenado de conocimientos. Y en las nociones de metodología, también les mencioné algunos de los métodos que se utilizan para establecer y validar esos conocimientos.
¿Qué puede agregarse ahora?
Ahora vamos a poner a temblar esa bella estantería, porque es hora de asumir, que en última instancia, la adopción final de ese acervo científico no es otra cosa que un acuerdo social.
En efecto, todo el cúmulo de contenidos que rigen nuestra visión científica del mundo, es, si bien se mira, un entramado de convenciones generadas por los investigadores de cada disciplina, y puesto a disposición de la sociedad, que le da su aprobación final para entronizarlo como el paradigma vigente. (paradigma= norma o modelo)
Esto hace de la ciencia en su conjunto una construcción cambiante y siempre provisoria.
En el curso de la historia hubo descubrimientos revolucionarios que, sumados unos a otros cambiaron a la larga todo el paradigma científico.
Podemos mencionar un par de ejemplos bien claros, que son hitos muy dramáticos, como el pasaje de la teoría Ptolemaica a la Copernicana es decir desde ese sistema planetario dibujado por Ptolomeo con la Tierra, en el centro, y con el resto de los planetas girando a su alrededor, al que hoy aceptamos, en el que el Sol es la estrella alrededor de la cual giran la Tierra y otros cuerpos, constituyendo el Sistema Solar.
Esto se conoce también como el cambio de paradigma desde el universo geocéntrico al heliocéntrico.
Otro ejemplo es el pasaje de la noción del mundo material compuesto por cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego, a la actual concepción que implica más de cien y deja siempre abierta la posibilidad de seguir incorporando nuevas sustancias.
En cada caso, cuando los paradigmas cambiaron, primero hubo una gran resistencia de parte de la sociedad en general y de la comunidad científica en particular. Sólo cuando la acumulación de pruebas fue suficiente, se instaló el nuevo paradigma.
Hilando más fino, y sin que medie un cambio tan dramático, la ciencia evoluciona permanentemente, corrigiéndose acá, retocándose allá, robusteciéndose en algún punto, y refinándose en otro, de tal manera que se dice que en unos diez o quince años el conocimiento de una rama determinada de la ciencia se vuelve totalmente obsoleto.
Mala noticia, chicos, hay que pedalear bastante para permanecer más o menos actualizado.
Y eso que todavía no les dije lo peor.
Ya sabemos que la ciencia en última instancia, es un acuerdo social y para colmo provisorio, ahora veamos su relación con la realidad.
Para eso les invito a analizar la bella obra de Octavio Ocampo que ilustra este post. Ocampo es un pintor mexicano, maestro de la incertidumbre.
Juguemos un poco, a ver: ¿Qué hay en ese cuadro? ¿Un rostro femenino? Si se fijan bien, pueden verse también un par de ardillas sobre un árbol, almacenando bellotas.
Ahora bien, ¿cuál es la realidad? Pueden decir «una mujer», pueden decir «ardillas» y hasta pueden decir «ambas cosas».
Pues, mis queridos lectores, deberé decirles: las tres respuestas son falsas. La respuesta correcta es «ninguna de las tres opciones».
Porque la realidad no está allí. En ese cuadro lo que hay es la representación de una, de otra, o de ambas cosas, como prefieran.
Sutil ¿verdad? Pero toda una diferencia.
Y ahora llegamos al punto al que quería llegar.
Al cabo, la ciencia no es la realidad, sino la interpretación o representación que de ella hacemos. Y para colmo con validez provisoria, y sujeta a permanentes ajustes.
Bueno, ahora que les he pateado el tablero, les voy a ayudar a levantar las piezas.
Por lo menos hay cosas que la ciencia puede hacer con relativa seguridad, y es ir descartando interpretaciones antojadizas, absurdas, ridículas o reñidas con ciertas normas básicas muy comprobadas a lo largo del tiempo.
Así, por ejemplo, en el cuadro que analizamos, estamos seguros de que no está representado Pinocho enlazando una vizcacha.
Es decir que en definitiva, la ciencia tiene algunas certezas, aunque también debamos incorporar a nuestra tarea científica un cierto grado de aceptación de las incertidumbres.
Porque al cabo, y volviendo al magistral pincel de Ocampo, según cómo elegimos mirarlo (paradigma aplicado) acordaremos cuál de las opciones ya mencionadas es la correcta (consenso social)-
Bueno, por hoy ya hemos discurrido bastante, pero todavía podemos romper mucho más las estructuras. No me digan que no la podemos pasar muy entretenidos.
Los espero en el próximo post para seguir abriendo la cabeza a nuevas interpretaciones. Un científico abrazo, Graciela.
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Esto es de Kamikaze
Porque es un abierto y descarado desafío al instinto asesino de mis mentores cibernéticos, Pulpo y Dayana, sobre todo la última, que me ha arreglado varios desaguisados en este paso desde blogger, en el que ya me siento experta, a wordpress en el que estoy haciendo pininos. Aunque si llegan al final del post, creo que hasta ellos me van a perdonar este texto porque tiene un plus científico que les puede llegar a interesar.
Pero, vayamos al punto: todavía estoy en los preparativos y presentaciones de este nuevo rincón cibernético donde nos daremos cita tan a menudo. Porque si voy a recibirlos aquí, tiene que ser un verdadero hogar.
Y como ningún sitio puede ser considerado por mí un hogar, si no hay en él una mascota, les presento a la que será la mascota oficial aunque (ojalá por poco tiempo) de este blog: Tiago, el más que guapo muchachito de la foto.
Dije más arriba: «ojalá por poco tiempo» porque Tiago es un animalito en busca de hogar, que está hoy de forma muy precaria, refugiado en el predio de una empresa desde la que permanentemente lo quieren desalojar. Espero que pronto sea adoptado, para lo cual sólo tienen que dejarme un comentario ofreciendo su corazón. Cuando lo sea, otro adoptable ocupará su lugar como mascota en la pestaña Sobre mí, donde desde hoy tendrá su cuchita Tiago.
Para tranquilidad de los ut supra mencionados Pulpo y Dayana, no tendrá otra intervención que su presencia y su paciente espera, a diferencia de Panchita. (la nombré nomás, al final :D)
Y ahora sí, ya puestos a hablar de perros, ¿saben ustedes acaso, que existe una corriente de pensamiento -en la que por supuesto me enrolo- que sostiene que la asociación Canis vulgaris-Homo sapiens sapiens fue definitoria para el curso de la historia de este último?
En efecto, el pasaje del nomadismo al sedentarismo, acontecido como resultado del nacimiento de la agricultura, se vio muy favorecido por la domesticación del perro. Esto es así porque debido a su fuerte sentido territorial y protector, el perro mantenía a raya a numerosas especies que se acercaban a alimentarse de los primeros cultivos, que no habrían sido tan exitosos sin esa vigilancia.
Muy probablemente, roedores, aves y pequeños mamíferos herbívoros habrían saqueado de tal modo a los humanos, que éstos podrían haber desistido de generar sus propios huertos y sembradíos, de no contar con los agudos sentidos de los canes, puestos a su servicio para evitar esas incursiones.
De no haber existido ese pasaje desde comunidades errantes a asentamientos de agricultores, todo el curso de la civilización habría sido diferente. No sé si mejor o peor, pero decididamente distinto.
También la capacidad de rastreo de los perros facilitó a los humanos la cacería, permitiéndoles entre otras cosas diversificar sus presas, con lo cual dejaron de moverse siguiendo las migraciones de los grandes rebaños.
Efectivamente, los canes encontraban madrigueras, cuevas y nidos, proveedores potenciales de alimento, que habían permanecido invisibles para los seres humanos.
No fue pues, poca la importancia de ese acercamiento entre dos especies que parecen tan diferentes, y que sin embargo se descubrieron mutuamente, cambiando de modo definitivo la historia, y generando un vínculo tan indisoluble que hace considerar, muy acertadamente, al perro como el mejor amigo del hombre.
Y yendo un paso más allá, la agricultura y las consecuencias del nacimiento de conglomerados poblacionales, a su vez, fueron induciendo también grandes cambios geomorfológicos de los que hablaremos tantas veces en este blog.
Ahora, vayan a agradecer a sus perros el no tener que andar todavía correteando por detrás de una manada de ñús para poder comer un asadito.
Y ahora sí, ya es este hogar un sitio completo y acogedor en el que podemos iniciar nuestras aventuras geológicas a partir del próximo post, que será totalmente didáctico e introductorio (no diga nada , Pulpo). Graciela.
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