La investigación, según Dorothy L. Sayers. Lo que la literatura puede enseñarle a la ciencia
Lo que hoy voy a presentarles no menciona a la Geología en particular, sino que puede aplicarse a la investigación en general.
Curiosamente no fue escrito con esa intención, sino que forma parte del prólogo de un libro de crímenes y suspenso, que es en sí mismo un caso poco corriente, porque fue redactado como un juego de contrapuntos por numerosos autores, cada uno de los cuales recibía el manuscrito original en un determinado estado de avance, y lo pasaba al siguiente, luego de agregar un capítulo de su propia cosecha.
Se trata de la novela «El almirante flotante» (The floating Admiral) escrita en 1931 por los miembros del «Club de Detectives» .
Este club nucleaba a los que en ese momento eran la flor y nata de los escritores británicos de novelas de suspenso, con autores de la talla de Gilbert K Chesterton, Agatha Christie, Ronald Knox, etc.
El pasaje introductorio estuvo a cargo de Dorothy L. Sayers, quien con gran sagacidad, además de explicitar la metodología y requisitos de las contribuciones, aportó párrafos de mucha sabiduría, que copio a continuación, porque expresa verdades que todo investigador debería tener presente, porque de hacerlo, bajaría notablemente los decibeles de su autocomplacencia por un lado, de su fanatismo por el otro, y sobre todo abriría su mente a las críticas, aceptando al mismo tiempo que los errores de interpretación son posibles y nadie merece ser crucificado por ellos, ni puede arrogarse el derecho de crucificar a otros.
Todo esto, que parece dictado por el más básico sentido común, y que Sayers presenta con una fina ironía, lamentablemente está lejos de ser moneda corriente entre los científicos del presente.
Aquí, el parrafito que tanto me ha gustado:
…»es entretenido y aleccionador observar el número asombroso de interpretaciones diferentes que pueden concebirse para dar cuenta de los hechos más simples. Donde un escritor dejó una pista, convencido quizá de que sólo podía apuntar en una dirección evidente, otros escritores sucesivos se las compusieron para hacerla apuntar en la dirección exactamente contraria. Y tal vez sea en esto en lo que el juego se aproximó más a la realidad. Solemos juzgarnos los unos a los otros por nuestras reacciones externas, pero en la motivación en ellas implícita, nuestro juicio puede errar totalmente.»
«Preocupados por la interpretación personal del asunto, no alcanzamos a discernir más allá del hecho sino un motivo posible, y por tal modo, nuestra solución puede ser perfectamente lógica y consistente, sin dejar por ello de ser perfectamente errónea.»…
Si Sayer no lo ha dicho de manera insuperable, no sé quién podrá hacerlo, pero los dejo pensando por el fin de semana. Un abrazo, Graciela
Cuán ciertas esas palabras… y qué difícil nos resulta a la mayoría aceptar otros puntos de vista…
Por eso mismo reproduzco estas perlitas cuando las encuentro, Terox, porque no hay nada más autoritario que la mente de algunas científicos e investigadores, por suerte no son todos.Un beso Graciela