Literatura y Geología.

Imagen1el lagoEste post de hoy incluye algunos párrafos interesantes de un libro titulado «El Lago», que fue escrito por Paola Kaufmann, y que obtuvo el Premio Planeta 2005.
Libro, por otra parte, al que voy a volver más de una vez, porque contiene verdaderas joyitas relacionadas con la ciencia que nos apasiona.

Pero antes, déjenme contarles que Paola Yannielli Kaufmann nació en General Roca el 8 de marzo de 1969, y murió con sólo 37 años, víctima de un tumor cerebral, en la Ciudad de Buenos Aires, el 25 de septiembre de 2006, cuando apenas estaba disfrutando su merecido premio.

Esta joven escritora, tras la muerte de su madre comenzó a escribir como un modo de homenajearla, ya que ella – la madre- había sido estudiosa de filosofía y literatura. Con ese propósito, Paola dejó de usar el apellido paterno al escribir sus cuentos y novelas, y pasó a ser conocida como Paola Kaufmann.

Pero su carrera original fue la Biología, con especialidad en neurociencias. Si bien su infancia y adolescencia transcurrieron en Córdoba, a donde la familia se mudó tempranamente en su vida, cursó la carrera universitaria y el doctorado en la UBA. Realizó luego un posdoctorado en el Smith College de Massachusetts, ciudad donde residió hasta 2003, cuando regresó a Argentina.

El primer párrafo de los muchos que compartiré con ustedes, es interesante como para que tengan algo en qué pensar durante el fin de semana.

Según este libro de filosofía que encontré en la biblioteca de mi padre, en 1758 Carl Linneo introdujo la palabra Mamíferos en la taxología zoológica, incluyendo al hombre, al mono y a toda criatura con mamas, pelos, tres huesos en el oído y cuatro cámaras en el corazón. 2.400 páginas para 4.400 especies, edición monumental de 1776.
Curiosamente la reina de los mamíferos es nada menos que la hembra: esa sombra inculta y aletargada de la que habla Niezstche, es la que define a todo un orden…

………….

…El mundo debió haber sido bastante sencillo para Linneo: bautizó él mismo todo lo que no tenía nombre. Les dio a las cosas un nombre y una casa donde alojarse, una vecindad a la que pertenecer, una tumba en la que reencontrarse al final del camino con otras cosas similares. Un espacio común, un rótulo, un origen, un propósito….

…………..

…Ahora ya es tarde: la naturaleza está coartada por todo aquello que no puede ser. Forzada a ser lo que queda, en todo caso, lo posible. No puede haber un monstruo porque simplemente, no puede haberlo. Hay demasiadas hipótesis, demasiadas teorías e impedimentos. Y lo que es peor, ya no quedan nombres…

Espero que les haya gustado como a mí.

Un abrazo y hasta el próximo lunes, con algo científico. Graciela.

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