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¿Qué animal es Manny, el mamut de la Era del Hielo?
Hola, chicos, otra vez estoy preparando un post para ustedes, porque pienso que querrán saber un poco más sobre los maravillosos personajes que vemos en la saga de la Era del Hielo como Sid, Diego, Scrat y Manny.
Manny es un mamut, animal enorme y majestuoso, de los que existían millares en extensas zonas frías de Norteamérica, Eurasia y África hace entre más o menos 4 millones y medio de años y unos 3.700 años atrás.
Ya no hay ejemplares vivos, porque una convergencia de causas, entre las que se cuentan un cambio de clima y vegetación, una excesiva especialización, y la aparición de un predador al que antes no tenían que enfrentarse (el hombre moderno o sus antepasados más directos) los eliminaron del planeta.
Una lástima, ¿verdad? Porque sería bien lindo verlos movilizarse por las estepas con tanta parsimonia y belleza.
Pero ahora les cuento un poco de lo que la ciencia conoce sobre estos animales.
¿Cómo es el nombre científico del mamut?
El nombre que la ciencia le da al mamut es Mammuthus, y hay que tener mucho cuidado de no confundir este grupo de animales con los del género Mammut, que incluye a los mastodontes y que pertenecen a otra familia (Mammutidae). Ya vamos a ver en seguida cómo es toda la clasificación de los mamuts, y esta parte les quedará más clara.
La palabra Mammuthus deriva de una palabra del idioma ruso antiguo, маммот, que a su vez probablemente proviene de la expresión en lengua mansi mang ont, con el significado «cuerno de la tierra», en probable alusión a sus gigantescas defensas, más conocidas como colmillos.
¿Cuál es la clasificación científica del mamut?
Reino: Animalia (Esto quiere decir que es del reino animal)
Filo: Chordata (esto indica que son vertebrados)
Clase: Mammalia (mamíferos, es decir que se alimentan de la leche de su madre, como nosotros mismos)
Orden: Proboscidea (tienen una trompa móvil)
Familia: Elephantidae (son antecesores de los elefantes modernos, que pertenecen a esta misma familia)
Género: Mammuthus (extinguidos)
Ahora podés ver bien la diferencia, fijate que en el nivel de Familia, el Mammuthus es de la familia Elephantidae, y el Mammut en cambio es de la familia Mammutidae, como dije más arriba. Es ahí donde comienzan a diferenciarse los Mammut de los Mammuthus, hasta aquí toda la anterior clasificación es igual.
¿Cuántas especies de mamuts existieron?
El género Mammuthus, al cual pertenece el mamut (como Manny) abarca numerosas especies, que son las siguientes:
Mammuthus africanavus
Mammuthus columbi
Mammuthus exilis
Mammuthus imperator
Mammuthus jeffersonii
Mammuthus lamarmorae
Mammuthus meridionalis
Mammuthus primigenius
Mammuthus subplanifrons
Mammuthus sungari
Mammuthus trogontherii
¿A qué especie habría pertenecido Manny?
Manny seguramente era, o bien un Mammuthus columbi, vulgarmente conocido como mamut colombino, o bien un mamut lanudo (Mammuthus primigenius).
Ahora te explico por qué no puedo estar muy segura, y cuáles son los indicios que uso para suponer esto. No puedo estar segura porque Manny es un dibujito, de modo que no puedo mirar muchas de las cosas que se usan para las clasificaciones, ni medir proporciones, por ejemplo, que también dan pistas.
Pero puedo pensar que pertenece a una de esas dos especies por varias razones, tales como la distribución geográfica, y el biocrón.
Te cuento entre paréntesis que el biocrón es el tiempo de duración de una especie a lo largo de las eras geológicas.
En la primera película de la serie, Manny aparece coexistiendo con hombres modernos, de tal modo que no puede pertenecer a una de las especies que se extinguieron antes de la aparición del homo sapiens sapiens, lo cual me hace descartar varias especies.
Por esas razones, más su gran tamaño, y su pelaje, asumo que Manny debe haber sido un mamut colombino o uno lanudo.
¿Cómo se puede saber cómo eran los mamuts si ya no existen?
Por los restos fósiles, por las pinturas rupestres, y porque afortunadamente se han encontrado ejemplares que han permanecido congelados por miles de años, en un estado de conservación tan perfecto que hasta el pelo estaba intacto.
Uno de los datos que aportaron las pinturas rupestres, por ejemplo, es la presencia de una espalda curvada, que en los esqueletos no se conserva, porque no era de hueso sino de grasa o músculo.
De los otros restos encontrados pudo saberse que algunas especies eran más grandes que los elefantes modernos, y otras en cambio, más pequeñas.
El mamut lanudo era de los de mayor tamaño, aunque tenía una variedad pigmea.
A esta especie, precisamente, pertenece el colmillo más grande que se haya encontrado hasta hoy, con una longitud de 5 metros.
Como las distintas especies ocupaban hábitats de diferentes características, sus adaptaciones generaban alguna variación en ciertos rasgos como el tamaño de las orejas, la cantidad de pelo, la forma de los colmillos, etcétera.
Les cuento que en las especies de mayor tamaño, las muelas podían llegar a pesar hasta 2 kilos, ¿se imaginan cuánta plata les traería el Ratón Pérez?
Bueno, por hoy ya les he contado bastante, pero volveremos a hablar de los mamuts en otras oportunidades, porque hay mucha información más que interesante, relacionada con ellos.
Espero que les haya gustado el post y vuelvan pronto a visitarme. Un beso Graciela.
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: la imagen que ilustra el post es recortada de la misma película.
20 cosas que NO deben hacerse en una visita con niños a museos, parques temáticos etc.
En relación con numerosos posts anteriores, fueron surgiendo estas reflexiones, inspiradas en comentarios de algunos lectores, en experiencias personales, y por supuesto en la fantasía y el humor.
Espero que las tomen con la misma buena onda con que fueron escritas…aunque a esta altura ya no sé qué esperar.
Si está planeando una visita familiar a un museo, esto es lo que NO DEBE HACER bajo ningún concepto:
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No vaya con la idea de que la entrada es un paquete accionario de la compañía organizadora, que le da derecho a exigir cambios de precios, fechas, horario, emplazamiento, infraestructura o características de la muestra. Mal que le pese, el evento tiene ya reglas estipuladas, y preferirá perder el aporte económico que significa su entrada, antes que mudarse a la puerta de su casa para ahorrarle a usted el traslado.
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No predisponga a toda la familia en contra, quejándose de los precios de las entradas, de la pérdida de tiempo, del costo del estacionamiento, o de la crisis en Egipto, desde el momento de salir de su casa hasta el regreso sin gloria. Si no quiere hacer la visita, sencillamente no la haga, no es obligatoria para nadie.
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Si en última instancia decide ir, hágase cargo de los efectos sobre su bolsillo, su estado de ánimo, y la armonía familiar, sin echarle la culpa a nadie más, ya que si bien puede ser que alguien le sugiera la visita, difícilmente habrá sido llevado a las rastras, si es usted un adulto responsable.
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Vaya cómodo y relajado. Ninguno de sus hijos se sentirá motivado si lo escucha quejarse de que le duelen los pies, la espalda o las orejas. Y meterse un hijo debajo de cada brazo para pasar corriendo delante de los elementos en exhibición para terminar lo más rápido posible, no será disfrutable para usted ni para ellos.
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Si su hijo desconoce todas las reglas de la convivencia pacífica, tal vez requiera algunas salidas a espacios de interacción social, antes de internarse con él en un museo, porque resultará muy desprolijo que se dedique a desmantelar vitrinas, encaramarse en los ejemplares exhibidos, o revolcarse en el piso pegando alaridos, con la pretensión de llevarse un dinosaurio a su casa. (En principio hablo de la conducta de su hijo, no de la suya, pero si algo le cabe en la enumeración, usted sabrá)
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Ahora sí, si el que hace todas esas cosas es usted mismo, con más razón requerirá otros entrenamientos previos a la visita al museo.
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Si ninguno de ustedes está debidamente socializado, advierta al menos a su cónyuge que también es mal mirado que se descalce en público y reparta chancletazos, con el riesgo que eso implica para los demás visitantes y los materiales en exhibición.
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No trate de ahorrarse unas monedas de gastos en gaseosas y golosinas, porque no se permite en ningún museo sentarse a tomar mate con criollitos entre los stands. Ni acá ni en Europa, de modo que si se lo hacen notar, no insulte a nadie, limítese a volver a plegar las reposeras y levantar la canasta de picnic, procurando no olvidar ninguna vitualla, porque no le admitirán reclamos posteriores.
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Si lo invitan a sacarse una foto, sepa que se la van a cobrar, y que los souvernirs están en venta, no son regalos, de modo que no ponga el grito en el cielo si le exigen los correspondientes pagos.
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Si usted tiene algún conocimiento sobre el tema, no es necesario que se suba a un banquito y diserte sobre el mismo, si la gente estuviera interesada en su discurso, pagaría para ir a verlo a usted, no a la exposición. Y si usted se desvive por mostrar su pericia, en vez de hacer papelones, genere su propia conferencia en el ámbito adecuado.
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No discuta con el guía sobre temas específicos, esgrimiendo algo que usted leyó en el Patoruzito cuando era chico. Seguramente el guía se habrá preparado con bibliografía actualizada.
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Si desde un conocimiento profundo y actualizado, usted detecta algún errorcillo, comuníqueselo al guía a solas y discretamente, no es una competencia entre su conocimiento (del guía) y el suyo (de usted), pero él se juega su trabajo y usted no.
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No sea intolerante con los hijos ajenos. Ellos también pagaron su entrada, y usted no ha comprado con ella el derecho de admisión.
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Si hay que hacer cola, no insulte a los organizadores, los guías y los publicistas. Más bien aproveche el tiempo para conversar cordialmente con los que están en la misma espera que usted. Y si le pone humor, hasta una fila es entretenida.
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No haga a los demás lo que no quiere que le hagan a usted. Por ejemplo, evite que los aullidos de su hijo impidan a los demás escuchar las explicaciones del guía. Si no consigue que se calle, considere la posibilidad de acortar la visita, o retirarse lisa y llanamente.
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No haga reclamos absurdos. Si usted tiene una bruta diarrea gastroenteritis y tiene que esperar en la cola del baño, no culpe a la empresa si tiene un accidente. Piense que debería haber elegido otro día para el paseo.
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No solicite reembolso del dinero si su nene se aburrió, si un dinosaurio le asustó al bebé, o si usted fue a una muestra del Jurásico y no encontró en ella hombres de las cavernas. Si esperaba verlos, es usted el equivocado, no la empresa organizadora.
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No entre a repartir cachetazos entre los niños ajenos, aun cuando se le adelanten en la cola: son los padres los que deberán hacerse cargo de ellos, no usted.
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Si no le interesa la ciencia, no le atraen los museos, y no le gustan los precios de las entradas, NO vaya a las muestras, así de fácil, y todos contentos.
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No luche contra lo que no puede cambiar. Si los dinosaurios le parecen animales muy feos, quejarse no los hará más bonitos.
Espero que se tomen este post con humor, como yo lo escribí, pero no dejen de tener en cuenta que hay mucho de cierto en lo que digo, porque con una sonrisa se pueden decir y escuchar muchas verdades.
Un abrazo. Graciela
10 Consejos para visitar muestras y museos de ciencia con niños
Entre las publicaciones del blog muchas han tenido como tema museos de Ciencias de la Tierra y muestras privadas sobre dinosaurios.
Pero curiosamente en muchos de los comentarios se han dejado ver más las preocupaciones y quejas de los padres (que van desde el costo de la entrada hasta el clima), que una actitud positiva ante el plan para el paseo familiar.
Es por eso que creemos necesario acercarles una mini-guía para hacer de una visita de este tipo, un auténtico disfrute.
Dayana aportó toda la base a partir de sencillas reflexiones del más puro sentido común, y yo le estoy sumando la experiencia de madre, abuela y profesional en una carrera afín.
Antes de visitar la muestra
1- Elegir paseos adecuados a los intereses y posibilidades de comprensión de los niños: puede que a usted le fascinen los barcos antiguos, pero si a sus hijos no le interesan en lo más mínimo se van a aburrir muy rápido.
Otro de los puntos es tener conciencia de que no todas las actividades son aptas para cualquier edad y que los niños muy pequeños pueden cansarse con facilidad o ser muy sensibles al ambiente (frío, calor, demasiada gente, demasiado ruido o hasta asustarse del montaje del material expuesto).
2- Mentalizarse positivamente: si la actitud es de fastidio porque prefiere quedarse viendo un partido de fútbol por TV antes que estar con sus hijos, ya estará creando negatividad sobre el paseo. Póngase en el lugar de sus hijos o recuerde su propia infancia. ¿Le gustaría salir con un padre rezongón y enojado? Seguramente, no.
3- Anticipar algo de la actividad: darles a los niños información sobre el lugar donde se hace la muestra, les ayudará a saber qué se espera ver pero también cuál debe ser su comportamiento en el lugar.
4- Conocer del tema de la muestra: no hace falta estudiar como si se fuera a rendir un examen, pero al menos servirá para crear una conexión entre lo que se charló en casa y lo que se verá en la muestra. De esta manera se pueden leer libros, ver películas o buscar en internet algo de información confiable sobre algún aspecto de lo que se verá exhibido. Hacer esta preparación previa no le autoriza sin embargo a amortizar el esfuerzo, discutiendo con los guías expertos, y haciendo gala de un conocimiento limitado y recientemente adquirido .
Así sea usted un profesional galardonado en el tema, tampoco es el lugar de demostrarlo, porque ninguno de los demás asistentes espera escuchar una conferencia petulante y cargada de términos científicos.
5- Elegir el momento adecuado: no ir en la hora pico, cuando el tránsito es caótico ni cuando el adulto está cansado porque recién sale de trabajar, puede hacer una gran diferencia en el ánimo del grupo.
6- Contagiarse del entusiasmo y la alegría de los niños: puede que para un adulto ver un robot de dinosaurio no tenga nada de interesante y que sea sólo un pedazo de hierro y plástico pintado. Pero los niños los ven con otros ojos y con otras expectativas según sea su edad, por supuesto. Es el adulto el que tiene que entrar en el universo infantil para compartir su asombro, no contagiar al pobre chico de su eventual falta de imaginación.
Si no tiene la habilidad de hacerlo, arruinará la visita del niño, y lo privará de una posibilidad de disfrutar la actividad compartida.
Durante la muestra
7- Armarse de paciencia: para lidiar con sus niños, los niños ajenos, las situaciones imprevistas y los demás adultos que no hayan leído este maravilloso post 😀
8- Si es una visita guiada indicar las normas de comportamiento: explicar cuándo puede hacer preguntas y cómo debe comportarse con la persona que está efectuando su trabajo de guía. Por supuesto, es imprescindible que el adulto predique a través del ejemplo.
9- Buscar el feedback con el niño: hacer preguntas abiertas sobre lo que se va viendo, por ejemplo «¿Qué es lo que más te gustó de ese dinosaurio?», «¿Cuál ha sido el animal más raro que viste?», etc. El adulto también compartirá sus opiniones de una manera positiva.
10- Permita que el niño haga preguntas: ya sea al guía o a usted. Si pregunta es porque hay un interés o una curiosidad; y por medio de respuestas directas o de la deducción puede ayudarlo a descubrir las respuestas. No tema reconocer que no sabe algo, y recurra en ese caso al guía, antes que inventar respuestas falsas que se graban indeleblemente en el cerebro infantil. La actividad lúdica que la visita conlleva actúa como un sello en la memoria del niño.
Tips para salir con niños
– Tiempo: los paseos no deben durar más de una o dos horas, sobre todo con niños pequeños.
– Ropa: tanto los adultos como los niños deben ir con ropa cómoda y calzado apropiado para un recorrido confortable. Si una mamá recorre escasamente veinte metros sin buscar una silla porque los tacones aguja la están matando, nadie estará contento. Lo mismo si van excesivamente abrigados, o por el contrario se mueren de frío en el aire acondicionado, en el caso de que lo haya.
– Descansos: a lo largo del paseo, los niños pueden necesitar momentos de descanso, para ir al baño o para comer algo; tenga previsto esto como algo natural.
– Actitud: recuerde que no es una «clase», sino un paseo de esparcimiento, de modo que su niño tiene todo el derecho de distraerse y manejar sus propios ritmos, deteniéndose donde quiera y hasta salteando las cosas que no despiertan su interés.
-Hay lugares para todos los bolsillos: los museos de Ciencias de la Tierra suelen ser muy baratos, muchos de ellos cuentan con precios especiales según el día y algunos hasta tienen visitas gratis.
Las muestras privadas, por otra parte, suelen ser más caras pero presentan actividades lúdicas y entretenimientos que no se encuentran en los museos. Tenga en cuenta, además que esos entretenimientos extra pueden tener un costo sobreagregado, y si no está dispuesto a gastar más que en la entrada, advierta de ello a sus hijos con anticipación, para evitar malos momentos en el paseo mismo… o quejas y lamentaciones posteriores.
La foto que ilustra el post es de una visita a un acuario en el archipiélago Rosario en proximidades de Cartagena de Indias, y pueden ver muchos niños, perfectamente integrados al grupo.
Otro post recomendado sobre el tema en Viajeros.com
«Excavación patagónica» atracción paleontológica para niños en Temaikén
Como la paleontología es muy atractiva para los niños, según he podido comprobar en posts anteriores, hoy el post es una gacetilla que Dayana encontré en alguno de los sitios que explora incansablemente en la red.
«Excavación patagónica», es un espacio donde los chicos podrán sentirse paleontólogos, explorando y descubriendo los secretos de los dinosaurios.
Con una réplica de un Dinosaurio Piatnizkysaurus, originario de la Patagonia argentina, grandes y chicos podrán desenterrar los restos de dos ejemplares: Piatnizkysaurus y Patagosaurus. Estos dinosaurios habitaban el Cerro Cóndor en la provincia de Chubut hace 160 millones de años.
Con Excavación patagónica, Temaikén brinda un nuevo espacio para aprender jugando. Y busca así rendir un homenaje a la Patagonia Argentina, uno de los lugares más remotos e inhóspitos; custodio de innumerables tesoros de la historia del planeta y de la humanidad, hogar actual de fauna y flora únicas en su tipo.
Piatnizkysaurus floresi
Nombrado así en homenaje a los geólogos Alejandro Piatnitzky y Miguel Flores. Los fósiles fueron ubicados en el Cerro Cóndor, Chubut y se supone que se distribuía en el sudoeste de la Patagonia Argentina hasta Chile. Vivió a mediados del período Jurásico (hace 160 millones de años) y fue uno de los primeros carnosaurios. Poseía dientes largos y curvos hacia atrás, que se complementaban con fuertes garras cortas que herían a la presa, para hacerla débil.
Caminaba sobre sus patas traseras y poseía gran velocidad por su diseño, utilizando su cola para equilibrarse. Podía medir entre 4 y 5 metros, y alcanzaba un peso aproximado de 275 kilos. Se alimentaba de pequeños herbívoros o crías de otros herbívoros, y se supone que atacaba en grupo.
Patagosaurus fariasi
Su nombre significa reptil de la Patagonia, y fariasi homenajea a la familia propietaria del lugar donde fueron hallados los fósiles. Habitaba zonas abiertas como valles y ríos, principalmente en el centro de la provincia de Chubut.
Fue hallado en el Cerro Cóndor, en la provincia de Chubut y vivió a mediados del período Jurásico, hace 160 millones de años. El hallazgo de varios individuos de la especie en un mismo lugar sugiere que se movilizaban en grupos. Este herbívoro de gran talla, alcanzaba los 15 metros de largo y los 5 metros de altura; y se desplazaba en cuatro patas. Poseía un largo cuello que facilitaba la obtención de alimentos de las copas de los árboles como araucarias y otras coníferas, y fuertes dientes tipo cincel que le permitían alimentarse de las duras y espinosas hojas de esos vegetales.
No está de más invitarlos a leer mis consejos para visitar muestras científicas con niños.
Acerca de Temaikén: se define como un Bioparque, ya que a lo largo de las instalaciones se pueden conocer no sólo animales y plantas, sino también descubrir y aprender la relación que el hombre ha tenido y tiene con los demás seres vivos. Temaiken, nace de la unión de dos vocablos tehuelches, TEM (tierra) y AIKEN (vida), que invoca el respeto de estos indÃgenas por la naturaleza. A solo 30 minutos de la Capital un paseo para aprovechar y divertirse en familia.
El Bioparque stá ubicado en el Km. 1 de la Ruta 25 en el partido de Escobar, Pcia. de Buenos Aires. Más información.
Espero que encuentren útil esta información, y los espero el viernes con otro post. Un abrazo Graciela
Taller «Exploradores del mundo microscópico» para niños en el Museo de Ciencias Naturales de Córdoba
Taller «Exploradores del mundo microscópico» en el Museo Provincial de Ciencias Naturales «Dr. Arturo U. Illia»
Fechas: Viernes 3 y 10, Sábado 11 y Domingos 5 y 12 a las 10.30 Hs.
Talleres prácticos para niños de 7 a 15 años. Se trata de una propuesta en la cual los niños podrpan trabajar con lupas y microscopio. El objetivo de la actividad, es que a través del juego los más pequeños descubran el fascinante mundo microscópico observando células, minerales, rocas y cristales; entre otros materiales.
La inscripción es gratuita y debe hacerse vía telefónica al 4344070.
Muestra permanente
Tres pisos con diseño espiral en los que se pueden apreciar hallazgos paleontológicos, minerales e información cobre el medio ambiente cordobés de manera pedagógica y entretenida.
Horarios de atención al público: Martes a Viernes de 9 a 18 / Sábado y Domingo de 11 a 19. Lunes Cerrado
Costo de la entrada: $2 (a la fecha de publicación del post)