Entradas con la etiqueta ‘Suelos’

Aspectos geológicos en la planificación territorial en ambientes de uso agrícola

Hoy les traigo otro de los trabajos publicados en que soy uno de los autores, y que ya tiene sus años, pero puede ser útil como información de base para nuevos proyectos.

Debe citarse como:

Sanabria, J.A.; Argüello, G.L. 1998. Aspectos geológicos en la planificación territorial, en ambientes de uso agrícola. Actas de la Segunda Reunión Nacional de Geología Ambiental y Planificación Territorial. San Salvador de Jujuy

jujuy 1998.doc by

Evaluación de la erosión potencial en suelos.

lindoia-19961111El trabajo que aquí les presento fue publicado en 1996, pero sigue teniendo actualidad, por lo cual lo pongo a disposición de mis colegas. Su principal mérito es la adecuación del método original a las condiciones locales.

Lo comparto, como siempre a través de Scribd, y debe citarse como:

SANABRIA,J.A; ARGÜELLO, G. L.; MANZUR, A. 1996. «Aplicación del método de susceptibilidad a la erosión de Van Zuidan y Cancelado en la cuenca baja del Arroyo San Agustín, Córdoba, Argentina». Actas (en CD) del XIII Congreso Latinoamericano de la Ciencia del Suelo. Aguas de Lindoia. Brasil.
06-069aguas de liondoia

El recurso suelo: diez preguntas frecuentes sobre su degradación. Parte 2.

bolivia-045Como ya les está advirtiendo el propio título, este post es continuación del del lunes pasado, de modo que les conviene ir a leer ése primero, si es que no lo hicieron en su momento.

6. ¿Hay cultivos particularmente dañinos para el suelo?

Esta pregunta se me ha formulado muchas veces a partir de los dichos de la Presidente que han convertido a la soja en una especie de «yuyo» (sic) casi vandálico. Y la respuesta sólo requiere un poco de lógica y sentido común, pero parece que a muchos no les anda sobrando, de modo que aquí va: todos los cultivos tienen sus propios requerimientos en cuanto a nutrientes, y si a un suelo repetidamente se le extraen ciertos elementos de manera preferente, tarde o temprano, mostrará un déficit en ellos. Y esto vale para la soja, la cebolla o el cáñamo, de la misma manera.

En condiciones naturales, la vegetación nace, se desarrolla y muere en el mismo sitio, de modo que el ciclo se cierra y los elementos extraídos del suelo por las plantas vuelven a él ya sea de forma directa o indirecta.

Sería directa si la planta simplemente muere y se descompone en el lugar, e indirecta si por ejemplo, un animal la consume y la devuelve en sus excrementos, si no en el mismo sitio, tampoco demasiado lejos.

Ahora bien, al existir la agricultura, y con ella la cosecha, los nutrientes se «exportan» y eso empobrece al suelo paulatinamente.

Pero, lo importante aquí, es que el potencial «villano» no es un vegetal en particular sino una práctica agrícola desfavorable, como es el monocultivo. Y repito, de lo que sea. Si se practica una rotación inteligente, las extracciones de elementos se van compensando y equilibrando en el tiempo. Para saber sobre ese punto en particular, recurran a un agrónomo, yo no puedo decirles más.

7. ¿Son las actividades agrícolas las principales responsables del daño sobre el recurso suelo?

No necesariamente. Aun descartando las causas naturales, hay otras causas antrópicas que reducen de manera acelerada los espacios de suelos más o menos fértiles en todo el mundo. Basta con mencionar las urbanizaciones siempre crecientes en extensión, por ejemplo. O determinadas formas de turismo, como las que tienen que ver con el automovilismo, entre otras.

O en el caso particular de nuestra provincia, donde la cacería del pichón (práctica de por sí mucho menos edificante que la producción de alimentos, e intrínsecamente inmoral) contamina con plomo los suelos y las aguas.

Y la generación de determinados espacios recreativos como grandes parques temáticos con más cemento que materiales naturales, o la construcción de diques y represas que inundan grandes zonas. En estos casos, tampoco digo que no deben hacerse, pero sí insisto en la necesidad de realizar antes una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), y recordar que sólo a partir de ella, se pueden tomar decisiones científicamente fundamentadas.

8. ¿Hay alternativas amigables para preservar el recurso suelo?

Desde luego que las hay.

Ya mencioné en el post anterior la existencia de manejos de suelos que apuntan a su mejor sostenimiento en el tiempo, que van desde cultivos en terrazas, preservación de bosques y montes en posiciones estratégicas, construcción de canales empastados y diques reguladores para controlar en lo posible la erosión; hasta rotación de cultivos para evitar el empobrecimiento químico; o la labranza cero para no afectar las condiciones físicas del suelo.

Y por cierto, toda vez que se deba mediar en un conflicto de intereses, la EIA es fundamental, y en ella, a su vez, el relevamiento de los suelos presentes y sus condiciones es un punto de partida imprescindible.

Lo que NO es una solución es ahogar la producción, porque nos guste o no, todos tenemos la costumbre muy arraigada de comer de vez en cuando.

Antes de pasar a la siguiente pregunta, conviene recordar que el propio suelo es parte integrante de un sistema complejo, donde puede resultar también él contaminante de otros medios, o a la inversa, también actuar de filtro. Estos temas dan para nuevos posts, pero no deben ser desatendidos aquí, pues de no mencionarlos puede quedar la sensación de que el suelo es un elemento meramente pasivo en el paisaje, y decididamente no lo es.

9. ¿A qué se debe la demonización de la soja en Argentina?

Es verdad que la soja suele cosecharse en tiempos previos a la estación lluviosa, de modo que si no hay prácticas inteligentes de manejo, cuando comienzan las lluvias intensas el suelo puede estar desprotegido y falto de vegetación que atempere su erosión.

Esto da pie a muchas críticas, pero lo digo una vez más, una rotación inteligente, y un manejo racional son requisitos indispensables para este cultivo tanto como para cualquier otro, si se pretende tener un desarrollo sostenible.

Por otra parte, en nuestro país, se toman muy a menudo posturas que no resisten ningún análisis lógico, y éste parece ser uno de esos casos, en los que oponerse a una política determinada, desata persecuciones y demonizaciones sin mayor fundamento.

Resumiendo, hay buenas y malas prácticas de manejo agrícola, pero la agricultura, y con mayor razón un cultivo en particular, como la soja, no tienen en sí mismos nada de condenable.

10. ¿Existen avances científicos relevantes en esta área?

Por el momento, todavía no tengo mucha información, porque en realidad no corresponde estrictamente a mi área de especialidad pero me llegó a través del Boletín Electrónico Infouniversidades – Argentina Investiga del 2 de Abril de 2012, una noticia que me parece interesante adelantarles:

La Universidad Nacional del Litoral, a través de su Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas está investigando nuevas semillas transgénicas de maíz, trigo y soja que serán capaces de tolerar la sequía y la salinidad, e incrementar los rindes hasta un 100%.

La parte más interesante de esta información, es que aparentemente podrían utilizarse esas especies como elementos naturales capaces de recuperar suelos salinos, que en muchos lugares significan de otra manera, maniobras muy costosas para su rehabilitación.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente

porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela

El recurso suelo: diez preguntas frecuentes sobre su degradación. Parte 1.

pascua-084Hemos visto ya, qué se entiende por recurso, y algo hemos avanzado acerca del suelo, de modo que parece un buen momento para que nos ocupemos de algo que preocupa con razón a cualquier ciudadano pensante, y esto es: ¿se está poniendo en riesgo un bien de valor inapreciable? ¿puede ese riesgo minimizarse?

De entre la multitud de preguntas que pueden formularse al respecto he seleccionado 10 que serán motivo de éste y del próximo post.

1. ¿Qué es la degradación del suelo?

Es la alteración o destrucción, natural o antrópica de alguna o algunas de sus propiedades, en grado tal que conduce a la pérdida de la productividad.

No sé si están lo bastante alertas como para darse cuenta de que la degradación no siempre ni necesariamente se debe a la acción del hombre.

Vale decir que hay situaciones en que la pérdida del suelo o el descenso de su rendimiento son prácticamente inevitables. Sólo cuando este punto queda claro, puede uno abordar este tema con objetividad, sin andar buscando chivos expiatorios todo el tiempo, como lamentablemente se hace tan a menudo, a veces por ignorancia y a veces por conveniencia política, o por prejuicios ideológicos.

Dije que hay circunstancias en que la naturaleza decreta por sí misma la muerte de un suelo, y creo que eso amerita más aclaraciones.

Puede un suelo, por ejemplo, resultar cubierto de cenizas volcánicas, como ya hemos presenciado más de una vez, o ser sepultado por toneladas de lodo debido a procesos de remoción en masa, o ser arrastrado por la erosión, con o sin la participación del hombre.

Ha habido casos históricos en que movimientos sísmicos han significado desplazamientos tales, que los suelos productivos resultaron enterrados por otros materiales menos fértiles.

También un cambio climático afecta al suelo, y así podríamos enumerar muchas alternativas más, sobre las que volveremos en sucesivos posts.

No obstante, las ya mencionadas alcanzan para ilustrar mi punto: el hombre no es todopoderoso y ni siquiera a la hora de destruir se equipara a la capacidad de la naturaleza misma. Puede ser un factor más, pero no es siempre el más importante.

Antes de pasar a otra pregunta, quiero que observen el final del concepto que les presenté: el de pérdida de productividad.

Ése es también un concepto antropocéntrico, ya que cuando se habla de productividad se hace referencia a los rendimientos agrícolas, que el hombre mismo se toma el trabajo de medir y comparar.

Ahora bien, que el suelo se tape y se destape a lo largo de algunos miles, cientos de miles o millones de años, para el sistema natural del que forma parte, no es más que una de las tantas modificaciones que siempre se suceden y entrelazan en una dinámica cuyo equilibrio es siempre cambiante y no cesa de evolucionar.

A ver si nos quedó claro. Lo que le pase al suelo nos afecta, pero también nos excede. Podemos morigerar ciertos cambios o acelerarlos, pero nunca podremos impedirlos de plano.

Es decir que aquellas personas que esgrimen slogans como Salvemos el planeta sólo demuestran un profundo desconocimiento acerca de él. Lo más que podríamos enunciar es «Tratemos de no empeorar demasiado las condiciones para nuestra propia supervivencia».

Más que eso no podremos hacer, el planeta no necesita de nuestro rescate. Si la población humana se vuelve excesiva para el sistema, el planeta no se destruirá, sino que simplemente se sacudirá de encima esa especie que dejó de ser viable. Ya lo ha hecho antes muchísimas veces. Su sistema de control se llama extinción, y no es ninguna novedad en la historia de la Tierra.

Pero no quiero irme de tema, sólo quería señalar que el futuro que afectamos con nuestras decisiones es sobre todo el propio nuestro, que no es poco. Pero al planeta, ni le va ni le viene. 😀

2. ¿Cómo se produce la degradación de un suelo?

Ya que según dijimos, la degradación es pérdida de productividad, muchos son los aspectos que pueden ser afectados generándola, y numerosas las causas que provocan esa afectación. Pero vale la pena mencionar algunos elementos que pueden verse alterados en el sistema suelo, y que podríamos considerar como distintos modos de degradación:

  • Degradación biológica: ésta se produce por, y se manifiesta en la Pérdida de la biodiversidad. En efecto, si un suelo sustenta cada vez menos variedad de especies tanto de la fauna como de la flora, es un signo de que algo no está en equilibrio. Vale decir que puede considerarse como un síntoma o geoindicador de un problema existente. Pero a su vez, puede ser la causa del problema si ha significado la ruptura de un ecosistema preexistente, cuando por ejemplo se ejerce una excesiva presión a través de monocultivos que erradican otros componentes de un sistema que antes era equilibrado.
  • Degradación química: esta forma de degradación ocurre en muchos casos como respuesta natural a las interacciones de la vegetación y el suelo que la sustenta, pero es también en buena medida producida por el hombre, a través de sus adiciones de pesticidas o contaminantes de diversos orígenes. Sus principales manifestaciones son pérdida de nutrientes, salinización y/o sodificación, modificación del pH y como ya dije, contaminación o polución. Todos y cada uno de estos temas son demasiado extensos para tratarlos aquí, pero serán motivo de otros encuentros.
  • Degradación física: estos cambios tiene que ver con temas como la pérdida de la estructura, motivada muchas veces por la compactación resultante del repetido paso de maquinarias agrícolas, el pisoteo resultante del sobrepastoreo, etc. La decapitación ocurre muchas veces por extracción minera, y hasta por la costumbre de «vender tierra negra» para los jardines y parques. La erosión es obviamente natural, pero el hombre puede trabajar a su favor, acelerándola, o bien puede utilizar estrategias que la minimicen hasta donde sea posible. Del sepultamiento ya he hablado más arriba, y es muy importante señalar que sus causas son casi siempre naturales.

2. ¿Se recupera un suelo degradado?

El suelo tiene dos capacidades que vale la pena mencionar, aunque por la riqueza del tema, volveremos a él en muchas ocasiones. Esas capacidades son la resistencia y la resiliencia.

Resistencia de un suelo (y de casi cualquier material, y también de los seres vivos) es la capacidad de oponerse a un cambio. Es de alguna manera como la inercia, o tendencia a permanecer en un estado dado hasta tanto la energía que se aplique sea suficiente para inducir una modificación en él. Un bonito ejemplo es la resistencia a levantarse de la camita calentita en invierno.

Resiliencia, en cambio,es la tendencia a volver a un estado igual o más o menos próximo al anterior, después de que se ha producido una modificación. Es la capacidad de recuperación del suelo. Si volvemos al ejemplo cotidiano, se puede ser muy resiliente también, y volverse a meter en la camita en cuanto deja de existir la presión del despertador sonando a todo volumen.

Entonces resumiendo: los suelos son resistentes y resilientes, pero en grados sumamente variables, y en definitiva la posibilidad de que un suelo degradado se recupere depende de todo el conjunto de factores que definen si su resiliencia es alta, baja o nula. Esos factores son el clima, el relieve, el material que le dio origen, la biota, el estado de desarrollo, y por supuesto de la implementación o no de medidas de recuperación por parte del ser humano.

4. ¿Cuánto demora en recuperarse un suelo?

Esta pregunta está más que directamente relacionada con la anterior, puesto que una vez dado el requisito de que la resiliencia exista, cuánto demora el suelo en recuperarse es función de las características de ésta y de los factores que la definen y que ya he mencionado arriba.

Es importante considerar el hecho de que normalmente la recuperación no es total, de modo que en sucesivos estados de desequilibrio, el regreso a estados anteriores es cada vez más problemático, porque se va regresando a situaciones cada vez más distantes del punto de partida original. De alguna manera, las perturbaciones se hacen acumulativas, mientras que las recuperaciones son sustractivas.

5. ¿Puede prevenirse la degradación de un suelo?

Sí, hay numerosas estrategias, a las que se agrupa bajo el concepto de medidas de «conservación del suelo», que permiten minimizar los daños. Obviamente, las personas más interesadas en conseguir que el suelo preserve su productividad son los propietarios, de allí que cuando no se aplican las medidas del caso, sólo puede atribuirse a desconocimiento, falta de capacidad económica, o escaso apoyo de parte de las autoridades pertinentes.

Todo este tema tiene demasiadas aristas para su abordaje completo en este post, de modo que les prometo otros en el futuro donde hagamos algunos análisis que apunten al marco legal y los controles respecto a la explotación del recurso.

Aparte de eso, quedan todavía 5 preguntas cuyas respuestas pueden leer el próximo lunes, porque este post ya es más largo que rosario de tartamudo. Un abrazo Graciela.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela .

Erosión del suelo

escanear0001Hoy les presento un artículo de divulgación que se publicó hace varios años en la revista de la Universidad Nacional de Córdoba, razón por la cual tal vez algunos datos numéricos se habrán desactualizado.

Aclaro también que lamentablemente los editores de la revista metieron mano, y embarraron un poco la cosa, como por ejemplo al elegir un título desafortunado, pero, bueno, es lo que hay.

Este trabajo debe citarse como

Sanabria, J.A.; Argüello, G.L.; Manzur A; y Balbis, A.; Argüello, L. 1992. «Que gire pero no se gaste» Artículo para la revista HOY LA UNIVERSIDAD Nº23 Año III .P.6

que gire

buscar en el blog
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Archivo