Hoy, «Guitarrita de Minero» en la versión de Jorge Cafrune.
La semana pasada les presenté la letra de esta canción, aclarando que no conocía la versión cantada, y vino en mi auxilio un lector asiduo del blog, Mario Luis Butticé, pasándome el link a este video que ahora les comparto. ¡Gracias Mario!!
Glipto Boy (Billy), el «armadillo gigante» de la Era del Hielo 2.
Hola, chicos, otra vez nos convoca una película de la superdivertida serie La Era del Hielo, de la que ya hemos hablado varias veces. Esta vez quiero que charlemos de Glipto Boy, o Billy, ese bicho parecido a un enorme tatú carreta que aparece en la segunda historia de la serie.
Y vamos a hacernos algunas preguntas, que nos permitirán aprender algo, al mismo tiempo que recordamos tan graciosas aventuras.
¿Qué clase de animal representa Glipto Boy?
Por supuesto que definirlo no es tan fácil ni seguro, porque lo que vemos no es más que un dibujito animado, pero podemos suponer que está inspirado en un gliptodonte, ya que es lo que parece representar.
Y entonces la pregunta es ¿cómo eran los gliptodontes? A eso debo responder que si bien se parecen un poco a los armadillos, quirquinchos o animalitos similares, no son sus antepasados directos, como muchos tienden a creer. En efecto los gliptodontes no son tan parecidos a los dasipódidos (que son los armadillos) como uno podría pensar.
La confusión surge porque unos y otros presentan una coraza protectora externa, que en los gliptodontes (ya extinguidos) se conserva muy bien, a pesar de los miles de años transcurridos desde su desaparición.
Sin embargo, la diferencia más importante es que mientras que la caparazón de los gliptodontes era enteramente rígida, la de los dasipódidos está articulada en su parte media, de manera que permite a los animalitos convertirse en bolitas completamente acorazadas cuando hay alguna amenaza, como habrán visto en muchos dibujitos animados.
¿Qué caracteristicas tenían los gliptodontes?
Empecemos por decir que esos bichitos (bueno, bichotes en realidad, porque podían llegar a ser tan grandes como un pequeño automóvil, tipo Fiat 600) podían medir unos 3,3 metros de longitud, y hasta 1,5 metros de altura. Su peso llegaba a superar las dos toneladas.
Por eso mismo no eran muy ágiles, pero sí muy fuertes, cosa que naturalmente requerían para soportar su propio peso.
Por ser herbívoros, su papel era de presa de los grandes carnívoros de la época, pero además de contar con su armadura protectora, tenían también una robusta cola, que en algunas especies estaba ornamentada con puntiagudas proyecciones óseas que podían muy bien quebrar los huesos de sus depredadores.
Más abajo veremos que hay dos términos que no deberíamos confundir: gliptodonte y gliptodontino. Este último se aplica a toda una subfamilia, dentro de la cual Glyptodon es sólo uno de los géneros que esa subfamilia comprende. Y a los miembros de ese género en particular se les llama gliptodontes.
Ahora bien el género Glyptodon se divide a su vez en numerosas especies, por eso, no debemos confundirnos: cuando hablamos de Glipto Boy, usamos la palabra gliptodonte que tiene un sentido más general.
Mejor todavía sería llamarlo gliptodontino, porque al ser un dibujito, no podemos saber qué especie de Glyptodon representa, o si en una de ésas era un gliptodontino de otro género.
Es decir chicos, que todos los Glyptodons son gliptodontinos-, pero no todos los gliptodontinos son Glyptodons ni gliptodontes, ¿se entiende?
¿Cuál es la completa clasificación de los gliptodontes?
Expliquemos un poco mejor esto de los taxones. Taxones son los distintos conjuntos o categorías dentro de una clasificación. Es por eso mismo que un sinónimo de clasificación es taxonomía, como pueden leer en este viejo post.
Abajo verán los taxones en los que se va dividiendo toda la fauna hasta llegar a los gliptodontes. Vamos de lo más general a lo más específico.
Reino: Animalia (obviamente son animales)
Filo: Chordata (tienen una cuerda dorsal)
Subfilo: Vertebrata (tienen columna vertebral)
Clase: Mammalia (son mamíferos)
Subclase: Theria. (esto lo distingue de los animales que se desarrollan en huevos fuera del organismo materno)
Infraclase: Eutheria (eso significa que nacen suficientemente desarrollados como para no tener que permanecer en una bolsa materna o marsupio, como les pasa en cambio a los canguros y otros marsupiales).
Superorden: Xenarthra o Edentata. Para entender de acá en adelante, lean un poquito más, y ya verán…
Orden: Cingulata
Familia: Chlamyphoridae
Subfamilia: †Glyptodontinae (la cruz adelante significa que todo el taxón corresponde a ejemplares extinguidos). A todos los miembros podemos llamarlos gliptodontinos de manera general.
Hacia abajo, aparecen ya numerosos Géneros, uno de los cuales es †Glyptodon; y dentro de ese género hay también muchas especies.
Pero como ya les dije antes, nosotros no podemos aseverar si Billy es o no un verdadero Glyptodon, y de serlo no podemos tampoco saber a qué especie pertenece, porque el aspecto fundamental con el que se relaciona la metodología para clasificar los fósiles de gliptodontes, es según el diseño de las placas que conforman su caparazón. Y a eso no podemos verlo en el dibujito de la película.
¿Por qué los gliptodontes son clasificados del modo que lo son?
Ya les expliqué en pocas palabras la manera en que se categoriza a los gliptodontes hasta el nivel de infraclase. Ahora veamos lo que sigue.
Los gliptodontes son miembros del superorden Xenarthra, que también se conoce como Edentata, según la característica dominante que se quiera reflejar.
Xenarthra procede de dos palabras griegas que significan: xenós= extraño, ajeno, raro; y arthrós= articulación. Es decir que se pretende indicar que los xernarthras o xenartros, tienen articulaciones extrañas, porque sus vértebras tienen carillas adicionales.
El término Edentata, en cambio, se refiere a otra característica del grupo, que también se expresa con el término Desdentados.
Pese a lo que parece indicar, los edentados no carecen de dientes, sino que tienen una dentadura relativamente rudimentaria, donde incisivos, caninos y molares no se diferencian entre sí, salvo por unas muy ligeras variaciones en los dientes delanteros.
Cuando designamos a un orden de organismos con el término Cingulata, estamos implicando la clase de cobertura externa del cuerpo, que en los cingulata (o lórica) se compone por un caparazón.
La familia Chlamyphoridae debe su nombre a las palabras que indican manto y perforado, porque su caparazón ostenta ornamentaciones medianamente porosas.
Y finalmente llegamos al término Gliptodontinae, que resulta de las palabras glyptós= labrado y donto= diente, lo que en definitiva significa «dientes esculpidos o labrados», porque pese a la falta de diferenciación de los dientes entre sí, ellos ostentan un surco bien definido.
¿Cuándo y dónde vivieron los gliptodontinos?
Si nos referimos al término más abarcativo, es decir que hablamos de la subfamilia Gliptodontinae, su biocrón (tiempo total en que existieron) abarca el intervalo entre el Eoceno tardío y el Holoceno temprano.
Si hablamos de los gliptodontes, en cambio, su tiempo de vida fue entre el Pleistoceno y el Holoceno temprano, es decir desde hace unos 2,5 millones de años y hasta hace unos pocos miles de años atrás.
Los gliptodontes ocuparon todo el continente americano, pero fueron más abundantes en el hemisferio sur, y se los encuentra sobre todo en las áreas de lo que alguna vez fueron pastizales, porque de ellos se alimentaban.
Efectivamente, al tener cuellos relativamente rígidos y tanto peso, no podían estirarse mucho, ni pararse en dos patas para aprovechar las hojas de árboles y arbustos, de allí que su comida estuviera constituida por las pasturas, propias de las grandes praderas norteamericanas, y las pampas argentinas y de países aledaños.
Se supone que los gliptodontes se movilizaban en pequeños grupos familiares en las que los machos protegían furiosamente sus crías contra los depredadores, y su territorio, contra otros grupos familiares.
¿Quién descubrió los primeros fósiles de gliptodonte?
Si bien Charles Darwin fue un prolijo y prolífico investigador de los mamíferos sudamericanos, ya la primera mención de un especimen que podría pertenecer al género Glyptodon aparece en 1823, en la primera edición del trabajo de Georges Cuvier «Ossements Fossiles» (Osamentas fósiles).
¿Cuándo y por qué se extinguieron?
Como siempre, en los grandes fenómenos naturales no puede reconocerse una causa única, sino que hay una convergencia de ellas.
Aparentemente la intervención humana tuvo alguna injerencia, ya que los nativos de la zona habrían consumido su carne y/o utilizado sus caparazones como refugios que hasta podían transportar de ser necesario.
Pero mucho más importante habría sido el cambio climático que por sobre todas las cosas puso en crisis el tipo de vegetación de la que los gliptodontinos se alimentaban.
Y por cierto, como en casi todas las extinciones, la propia evolución es en parte responsable de ellas, como veremos en algún otro post más adelante.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
La otra foto es mía, tomada en el Museo de Ciencias Naturales Bartolomé Mitre de la Ciudad de Córdoba, un lugar que vale la pena visitar.
Guitarrita de Minero, de Jorge Cafrune.
Guitarrita de minero
¿Oro en la provincia de Córdoba, Argentina?
Como les he contado ya en otros posts, el oro es un metal que genera gran fascinación sobre los seres humanos, y por eso, lo he elegido para recorrer algunos tramos de la historia de la minería en Córdoba, Argentina.
¿Se explotó alguna vez oro en la provincia de Córdoba, Argentina?
Sí, efectivamente, hubo diversos pulsos de explotación a lo largo de la historia, los últimos de los cuales están muy bien documentados, a diferencia de los que podrín haber tenido lugar en tiempos precolombinos, que se deducen sólo a partir de inferencias lógicas. Por eso, ahora voy a contarles esa parte de la historia de la que hay registros bien rastreables.
¿Dónde, cuándo y a cargo de quién comenzó la minería aurífera documentada en Córdoba?
Probablemente la explotación aurífera más productiva en la Provincia de Córdoba en la época de la Colonia fue la de las minas de San Ignacio, ubicadas en el Valle de Punilla, próximas a San Esteban, aproximadamente a 100 km de la ciudad capital, por la Ruta Nacional Nº 38.
Estas explotaciones estuvieron a cargo de los sacerdotes jesuitas, a quienes se atribuye también su descubrimiento, aunque es muy probable que hayan recibido la información de boca de los indígenas que «evangelizaban». Durante todo el siglo XVII, y hasta su expulsión, ordenada por el rey Carlos III de España en 1767, las minas fueron las más productivas de la región, en buena medida por el conocimiento técnico puesto en práctica por los sacerdotes.
La causa de la expulsión es hoy todavía motivo de controversias y múltiples interpretaciones, y aunque se atribuye a la acusación de haber sido los instigadores del Motín de Esquilache, cuyas causas también son discutidas, lo más probable es que tuviera que ver con el poderío económico que la Orden estaba alcanzando, y que amenazaba la propia supremacía monárquica.
Lamentablemente, al abandonar el virreinato, los jesuitas aplicaron la política de «tierra arrasada», es decir que iban cerrando los socavones, desmontando todos los implementos mineros, y ocultando piques y estocadas. Por esa razón transcurrirían tantos años hasta su redescubrimiento.
¿Cómo siguió luego su historia?
Tal como he señalado más arriba, los jesuitas trataron de borrar todo rastro de sus explotaciones mineras, no obstante lo cual, no pudieron eliminar la información de los documentos en que registraban sus actividades, una vez que ellos estaban en manos de instituciones ajenas a la Orden.
Fue así que algunos audaces decidieron buscar el oro que seguramente escondía aún el territorio. Veremos más abajo la interesante historia de uno de esos aventureros, que no llegó a la Mina de San Ignacio, sino a otra no demasiado distante: la de Oro Grueso.
Pero volvamos a la explotación de San Ignacio, riqueza que fue redescubierta en 1889, debido a las tareas preparatorias de las vías del ferrocarril que debía llegar a Cruz del Eje. En ese momento se alumbraron las vetas conocidas como San Ignacio, Delfina, Argina, Lucía y Pencales.
Si bien inicialmente hubo algunos intentos poco sistemáticos realizados por lugareños y aventureros enterados del descubrimiento, la explotación legal quedó finalmente a cargo de la empresa San Ignacio Minas Company, que inauguraría la primera planta de cianuración de la Argentina.
No obstante, la suerte de la extracción no fue siempre favorable, pues conspiraban en su contra la falta de conocimiento geológico y técnico, más la distancia a los centros de comercialización importantes, y el exiguo capital invertido por la compañía. Según crónicas de la época, el administrador llegó a marcharse sin pagar a los operarios, quienes obtuvieron un permiso legal para continuar la explotación hasta cobrarse la deuda pendiente.
Más tarde, en 1932 se produjo la mayor reactivación de la minería aurífera cordobesa, a cargo de Juan Minetti. Ese pulso favorable duraría sin embargo solamente unos ocho años en el distrito de San Ignacio, que luego se dedicó a la ganadería.
Durante su mejor época, el yacimiento de San Ignacio fue el lugar donde se extraía la mayor cantidad de oro en Córdoba; tanto que en su planta concentradora se procesaban hasta 500 toneladas diarias de material, con una ley de entre 18 y 300 gramos de oro por tonelada. La longitud total de galerías para explotar las vetas conocidas, alcanzaba los 650 m.
¿Hubo otros distritos auríferos explotados en Córdoba?
Sí, efectivamente, se puede mencionar también el distrito de La Candelaria, donde en 1936, el Sr. Antonio Podestá extrajo material aurífero de las minas Chita, Mimí, Nata, Clementina y Nené.
Y existían también otros distritos auríferos en Córdoba, como Paso del Molle, Paso del Carmen, Los Gigantes o Ciénaga de Britos, por ejemplo.
¿Qué es Oro Grueso?
Se trata de otra mina del distrito correspondiente al noroeste cordobés, ubicada a 45 km de La Falda, que fue- como adelanté más arriba- descubierta y explotada por un aventurero español llamado César Pascual, que conocía las crónicas en que se mencionaban las antiguas explotaciones jesuíticas, y que llegó avalado por el título de «adelantado en minería», más o menos equivalente al técnico minero de hoy.
Pascual tenía 28 años y mucha iniciativa, de modo que contrató a baqueanos muy conocedores del área y recorrió piqueta en mano, el río La Candelaria.
En el Cerro que por entonces se llamaba «de los Gómez», encontró en 1875, un bochón de 14 kilos mayormente de cuarzo, del que se extrajo material para un lingote de 930 gramos, que fue luego donado al Museo de Ciencias Naturales de La Plata, por su relevancia histórica. Al tamaño de ese hallazgo se debe el nombre de Oro Grueso que hasta hoy ostenta el lugar.
A partir de ese momento, y por el primer ciclo, Pascual trabajó en 10 socavones, con 100 mineros criollos que trabajaban de manera precaria y artesanal. En algún momento, los primeros operarios se fueron alejando de la mina, fundamentalmente por sus temores supersticiosos. En efecto, comenzaron a esparcirse historias de ruidos extraños procedentes de las profundidades de las minas; y comenzó a relacionarse al «gringo Pascual» con actividades de magia negra; rumores seguramente abonados por sus trabajos con ácidos- que liberaban «extraños vapores»- en el laboratorio donde purificaba el oro.
Cuando los criollos se fueron marchando, lejos de bajar los brazos, Pascual se asoció con dos ingleses y un norteamericano, que habían sido sus compañeros de estudios en España, lo que le permitió adquirir maquinaria moderna (para la época) y acceder a mercados internacionales para vender su producto. Esto le permitió extender su explotación hasta el número de 80 socavones, con oro de ley que variaba entre 5 y 175 gramos por tonelada. Pero en Oro Grueso, se beneficiaba también plata, hierro y cobre.
¿Qué hay hoy en Oro Grueso?
Debido en parte al propio agotamiento del recurso, y en parte a las nuevas legislaciones que impiden la extracción de metales a cielo abierto, por razones ambientales, hoy Oro Grueso es una posada en la que se puede descansar y al mismo tiempo realizar turismo minero.
Toda la maquinaria y los elementos de trabajo minero que se usaron en el S XIX se han conservado en la vivienda o en sus alrededores. En la posada misma se conservan, tanto el mobiliario antiguo como la vajilla de plata y la cristalería fina traída de Castilla La Vieja.
Puede visitarse la Mina de Oro Grueso en una longitud de 150 metros aproximadamente. Si bien en la zona existen 200 minas en total, y dentro del campo de Oro Grueso hay entre 30 y 40, la única que cuenta con habilitación para recibir turismo en visitas guiadas, es Oro Grueso.
Algunas otras se denominan: La Barranca, La Quinta, Niño Dios, Los Ingleses, Porvenir y La Cascada, por ejemplo. Todas están debidamente estudiadas y mensuradas.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de esta página.
Un amanecer de fuego.
Este hermoso video está en el canal de you tube de Big Geek daddy, y me llegó a través de los colegas Marcelo Dalponte y Ricardo Bagalciaga, a quienes agradezco desde aquí.