Las particularidades de la Península Valdés, un sitio en Argentina digno de conocer. Parte 2.

Originalmente, este post estaba programado para la semana pasada, pero acontecimientos inesperados, lo desplazaron hasta hoy.

No obstante, la introducción necesaria para éste ya había subido el lunes 9, de modo que les recomiendo ir a ver esa primera parte como paso preliminar a la lectura de hoy.

Las preguntas que respondí entonces, fueron:

¿Dónde está emplazada la península?

¿Cómo es la constitución geológica de la Península Valdés?

¿Cuál es la notable dinámica marina en la zona?

En esa pregunta, dejó abierto el espacio para el listado que sigue, y que reúne las geoformas presentes en la península. Obviamente, hoy y aquí me limitaré a mencionarlas y a hacer alguna que otra aclaración imprescindible, pero en algún momento cada uno de esos rasgos geomorfológicos será explicado de manera extensa en diversos posts.

Existen pues, en la península, las siguientes formas de erosión (s.s.) marina activas en el presente:

  • Acantilados: rodean gran parte de la costa, alcanzando a veces alturas de hasta 50 o 60 metros, con paredes casi verticales que provocan derrumbes ocasionales.
  • Plataformas de abrasión: Conocidas también como restingas, se ubican al pie de los acantilados y están sujetas a la labor de las mareas.

Son formas actuales de sedimentación marina:

  • Playas: en general muy restringidas y presentes solamente en áreas protegidas que conforman pequeñas bahías. Sus materiales dominantes son arenas medias y gruesas. Sólo en el oeste, se observa una playa gravosa con cierta continuidad.
  • Espigas: se trata de proyecciones de sedimentos que son trasladados por la deriva litoral, y que constituyen prolongaciones estrechas de la zona continental.
  • Planicies y canales de marea: deben su formación al ascenso y descenso cíclico del nivel del mar producido por la interacción luna-tierra (dominante aunque no exclusiva). Esos ascensos y descensos son particularmente acusados en la zona norte, tanto en el Golfo San Matías como en el San José, porque allí, el relativo encierro encajona las aguas, generando enormes diferencias entre la marea alta y la baja. Esto le da a la zona un plus como potencial generadora de energía mareomotriz, y abona una teoría histórica que les cuento más abajo.
  • Islas: ocurren en el interior de los golfos, y son causadas por la segmentación de espigas preexistentes.

Conviene señalar que al hablar de formas de erosión por un lado y de acumulación por el otro, lo hacemos por razones didácticas, y según cuál es el proceso dominante, pero en rigor de verdad, ambos procesos se complementan y son simultáneamente responsables de todas las geoformas, aquí y en cualquier parte.

Las formas eólicas que se pueden reconocer son mantos de arena, y dunas de diversas clases, pero estas últimas no son mayoritariamente activas, sino heredadas de dinámicas más antiguas.

¿Qué otra característica convierte a la Península Valdés en destino turístico?

En primer lugar, es uno de los siete sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en Argentina.

Ello se debe en parte a que allí acontece uno de los eventos más importantes para la biodiversidad del planeta entero, puesto que es donde se reúne la mayor población reproductora de ballenas francas australes. Es por eso uno de los principales y más importantes destinos turísticos del planeta, donde se puede experimentar su avistaje, particularmente alrededor de Puerto Pirámides y la ciudad de Puerto Madryn.

La fauna regional incluye también delfines, toninas overas, pingüinos, elefantes marinos y gran variedad de aves, en la zona costera.

En el camino desde Puerto Madryn hasta la península, pueden observarse maras (liebres patagónicas), guanacos, zorros grises, choiques (ñandúes patagónicos), zorrinos y armadillos.

A partir de 1999, cuando se incluyó la Península Valdés entre los Patrimonios de la Humanidad, se han ido creando numerosas reservas faunísticas, entre las que pueden mencionarse:

  • Reserva faunística Punta Norte, donde se pueden encontrar lobos y elefantes marinos y pingüinos de Magallanes.
  • Reserva faunística Punta Delgada, en la que hay una pingüinera y elefantes marinos, y a veces pueden avistarse orcas.
  • Reserva de la lobería Puerto Pirámides.
  • Reserva faunística provincial Golfo Nuevo.
  • Reserva Isla Pájaros.

Una reserva que no queda exactamente en la península, pero sí dentro de su área protegida, es Punta Loma, donde además de lobos marinos se avistan cormoranes.

Lamentablemente, el patrimonio geológico no está igualmente preservado, y se permiten numerosas intervenciones poco felices.

Un ejemplo de ellas es la construcción de canales para drenar hacia el mar los bajos que se encharcan, lo cual ha significado la instalación de cárcavas, que en su evolución pueden destruir todo el hábitat de las mismas especies que se declama proteger.

¿Qué otro dato de color puede agregarse?

Lo que sigue es un bono extra, ya que se relaciona con la historia, no con la geología, pero me parece lo bastante interesante como para incluirlo aquí.

Los habitantes originales eran los aonikenk, de cuya cultura sólo queda un legado de puntas de flecha labradas.

Según la historia oficialmente aceptada, el primer arribo de europeos a las costas de la penísula se produjo en 1520, cuando llegó la expedición al mando de Fernando de Magallanes.

No obstante, existe una hipótesis alternativa muy interesante, que afirma que mucho antes de que Colón descubriera América, esta zona habría sido el refugio de los antiguos Templarios, en su fuga desde Europa.

Es sabido por todos, que los templarios se constituyeron en 1119 de manera oficial, con nueve ex Cruzados, comandados por Hugo de Payens, con la finalidad de proteger a los peregrinos que eran frecuentemente víctimas de los salteadores de caminos.

Un par de siglos más tarde, los Caballeros del Templo se habían erigido en una comunidad riquísima que entre sus actividades incluía algo semejante a la de los bancos, prestando dinero, entre otros a Felipe IV .

Se afirma que ese monarca, acosado por la deuda que tenía con los Templarios, inició contra ellos una virulenta persecución a partir del 13 de octubre de 1307.

Huyendo de esa situación, los templarios se habrían embarcado con proa al oeste. Según el cuaderno de bitácora de un capitán de esa flota, el desembarco se habría producido en un área protegida del mar, con mareas de tal amplitud y características, que los que sustentan esta teoría alternativa asimilan el lugar descrito, al Golfo de San Matías.

Siempre según esta nueva hipótesis, Colón, de hecho no se habría embarcado por error buscando la India por el oeste, sino que habría tenido noticias de la nueva tierra, a partir de relatos de marinos que habrían trasladado a los templarios y regresado a Europa.

Siempre según esta hipótesis, ésa sería la razón por la cual las carabelas ostentaban en sus velas blancas la cruz de la Orden del Templo.

Puede ser o no cierto, pero toda esta historia suma al Golfo de San Matías un encanto extra, ¿no les parece?

Bibliografía:

Codignotto, J. 2008. Península Valdés. Entre el mar y la tierra. Sitios de interés geológico de la República Argentina. Tomo II-Sur. Editado por SEGEMAR (Servicio Geológico Minero Argentino) pp. 683-697.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de Imágenes Google, que me direccionó a este sitio.

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