Seguimos con la letra I del Diccionario Geohumorlógico

Siempre con la idea de inaugurar el fin de semana sonriendo, acá van algunas definiciones disidentes:

͍gneas: rocas muy apasionadas.

Iguanodonte: cruza entre una iguana y un mastodonte.

Illita: ¿y Lita?

Impermeable: material que usan los paisajes y relieves para no mojarse cuando llueve.

In situ: acá nomás.

Inclusión: actitud comprensiva y amigable que ostentan algunos minerales muy respetuosos de las diferencias.

Infiltración: quinta columna del agua en el suelo.

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Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

Norman Bowen y sus importantes aportes a la Petrología

Hoy hablaremos de un científico que revolucionó tanto la Petrología como la Geología en general, y al que ya he presentado antes, a través de una parte culminante de su obra, su Serie de Reacción, tema que pueden consultar en este post.

¿Qué sabemos de la vida de Bowen?

Norman Levis Bowen nació hace más de un siglo en Canadá, más específicamente en Kingston, Ontario, el 21 de junio de 1887, y sorprende la vigencia de sus conclusiones hasta el día de la fecha.

Era hijo de un panadero, a quien ya desde niño ayudaba en el reparto. A partir de su adolescencia practicaba patinaje sobre hielo en invierno y natación en verano, llegando a participar en carreras de velocidad. En otro aspecto de sus actividades, cantaba en el coro de la Iglesia Anglicana de su localidad. Todo esto nos muestra su carácter inquieto y desestructurado. Completados los estudios secundarios, su objetivo fue la formación universitaria.

En el primer momento, Bowen se había inscripto en un curso de arte en la Universidad de Queens, luego de aprobar los exá¡menes de ingreso, con la intención de ser maestro. No obstante, como muchos jóvenes, sentía la necesidad de conocer un poco su país y de ganar algún dinero. Fue por eso que ingresó al equipo de mapeo geológico del Ontario Bureau of Mines (Oficina Minera de Ontario), con el que trabajó en Larder Lake bajo las órdenes de R. W. Brock, que llegaría a ser Director del Servicio Geológico de Canadá.

Brock muy rá¡pidamente reconoció las capacidades no sólo intelectuales sino también pragmáticas de Bowen, por lo cual le permitió realizar solo buena parte del trabajo. Fue esa campaña, en la que hubo que remontar corrientes en canoa, lidiar con toda clase de insectos, realizar mediciones y hasta cocinar por sí mismos, la que definió el rumbo posterior de la carrera de Bowen.

Efectivamente, fue en ese trabajo que la diferenciación de las diabasas atrapó su atención por primera vez, decidiéndolo a cambiarse a la Escuela de Minería de la Universidad de Queen, donde cursó Mineralogía y Geología.

Después de dos campañas más en los lagos Abitibi y Gowganda, donde aprendió más sobre las diabasas, ganó un premio de 25 U$A, y la medalla de Oro Presidencial, otorgados por el Instituto Minero Canadiense, por su trabajo «Diabase and aplite of the cobalt-silver area», que fue considerado el mejor trabajo realizado por un estudiante.

En 1909 se graduó como B.S. (Bachiller en Ciencias), y en 1910 obtuvo un cargo de asistente de investigación en el Laboratorio de Geofísica del Instituto Carnegie de Washington (CIW).

Durante ese tiempo, Bowen se casó con Mary Lamont, el 3 de octubre de 1911, con quien tuvo una hija a la que llamaron Catherine.

En 1912, y ya con su título de Ph.D. otorgado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), ingresó allí mismo como empleado del Laboratorio. Allí sus mentores fueron Reginald A. Daly, quien le transmitió la idea de que los fluidos basálticos eran el magma primario y que todos los demás derivaban de él;  y Charles H. Warren que lo introdujo en los principios de la físico-química, aplicados a los problemas mineralógicos y petrológicos. Estas influencias definieron el rumbo de su trabajo posterior.

Hacia 1915, Bowen había reunido información experimental suficiente como para publicar «The Later Stages of the Evolution of the Igneous Rocks», trabajo que lo posicionó como una figura de relevancia internacional a la edad de 28 años.

En 1919, Bowen renunció para ejercer como profesor de Mineralogía en la Universidad de Queen, pero lo suyo era la investigaciión y luego de dos años regresó al laboratorio de Washington, donde permaneció 16 años.

En la primavera de 1927, Bowen dictó un curso para estudiantes avanzados en la Universidad de Princeton, cuyas clases madistrales fueron el germen para su publicación de 1928 titulada «The Evolution of the Igneous Rocks». Nuevamente interesado en la docencia, retomó las clases en la Universidad de Chicago por el lapso comprendido entre 1937 y 1947, momento en que regresó al MIT Laboratory donde permaneció hasta retirarse en 1952. No obstante ess retiro no duró mucho porque en 1954 regresó como Investigador Asociado hasta su muerte acontecida el 11 de septiembre de 1956 en Washington, D.C.

¿Qué puntos se destacan en la obra de investigación de Bowen?

Cuando era muy joven, ya su trabajo de 1912, tiulado «The order of crystallization in igneous rocks», fue el precursor de un cambio significativo en la comprensión de la Petrología. Los otros trabajos que ya mencionamos más arriba sólo confirmaron sus teorías, y lo convirtieron en la gigantesca figura que hoy representa en las ciencias.

Pero probablemente su trabajo más importante es el estudio del sistema de dos componentes albita-anortita. Ese sistema ya había sido analizado por Day, Allen, e Iddings hacia 1905, pero fue Bowen quien continuó su desarrollo hasta completarlo e introducirlo en la Serie de Reacción que lleva su nombre.

¿Por qué es tan relevante su aporte a las ciencias geológicas?

Norman Levi Bowen puede ser considerado como el petrólogo más relevante del Siglo XX, pues fue uno de los pioneros en el campo de la Petrología experimental.

Él recomendaba la solución de la petrología de campo a través de la aplicación de principios deducidos de diagramas de fases de los minerales petrogénicos. Condujo sus investigaciones desde un abordaje cuantitativo, absolutamente novedoso en un campo que hasta entonces se reducía a la observación y clasificación.

En el ya mencionado libro de 1928 «The Evolution of the Igneous Rocks», que es todavía libro de consulta en todo el mundo, Bowen estableció seis principios que hoy son indiscutibles:

  1. Reconocimiento de un conjunto de observaciones de campo que parezcan relacionarse entre sí.
  2. Simplificación de esas relaciones hasta poder diseñar un conjunto de experimentos que de algún modo repliquen las condiciones que se supone que existieron en la naturaleza.
  3. Ejecución de esos experimentos de manera tan incuestionable como sea posible.
  4. Aplicación de los principios derivados de los resultados experimentales, a situaciones específicas en el campo.
  5. Re-examen de las relaciones de campo, y prueba de las nuevas conclusiones a través de observaciones adicionales.
  6. Reiteración de la secuencia mencionada hasta aquí, hasta que se encuentren soluciones satisfactorias, asumiendo que cada nueva observación que implique una inconsistencia debe reiniciar todo el proceso.

Por supuesto, una teoría que tiene ya casi cien años, ha sido actualizada por otros científicos como Yoder lo hizo en 1979.

En definitiva, el legado de Bowen, más allá de su Serie de Reacción aún en uso, es la construcción de las bases experimentales y teóricas para la interpretación y documentación de la diversidad de las rocas ígneas y metamórficas.

¿Podemos agregar algo más a todo lo dicho?

Como nota adicional, la American Geophysical Union ha instituido el Premio Norman L. Bowen, que se otorga anualmente, a las contribuciones sobresalientes en los campos de la Vulcanología, Geoquímica y Petrología.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Más literatura con la Geología como protagonista

Ya les he presentado antes el libro Recuerdos de la Medianoche de Sidney Sheldon, y les he advertido que los párrafos que extraje en ese momento, y también ahora, narran hechos ambientados en la primera mitad del siglo pasado, ténganlo presente al leer este nuevo extracto que les presento.

…Casi todos los hombres que participaban en la perforación- los geólogos, agrimensores, ingenieros y químicos del petróleo- eran norteamericanos puesto que el nuevo torno rotatorio se había inventado en los Estados Unidos, y por ende los norteamericanos estaban má¡s familiarizados con su uso. El joven Demiris se desvivía por hacerse amigo de ellos.

Pasaba el mayor tiempo posible cerca de los perforadores, y nunca dejaba de hacerles preguntas. Almacenaba la información y la absorbía de la misma forma que la arena caliente absorbe el agua. Pronto advirtió que se utlizaban dos métodos distintos de perforación.

Se acercó a uno de los operarios que trabajaban cerca de una gigantesca torre de cuarenta metros de alto, y preguntó:

-¿Por qué se usan dos formas diferentes de perforación?…

Por supuesto el tema sigue, pero tendrán que esperar a otro viernes más adelante, o leer la novela, que les aseguro que es muy recomendable.

Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

Primeros pasos de la explotación de petróleo en Argentina

Hoy vamos a consignar datos de interés histórico, relacionados con nuestra historia y con nuestra ciencia.

¿Dónde se descubrió por primera vez petróleo en Argentina?

En la ciudad de Comodoro Rivadavia, en la Provincia de Chubut, que forma parte de la zona productiva de la Cuenca del Golfo de San Jorge y que comprende también la costa de la Provincia de Santa Cruz. Se trata de combustibles de edad desde jurásica hasta cretácico-terciarias.

¿Qué antecedentes reconoce ese descubrimiento?

En 1902 se había creado la «Comisión de Estudios de Napas de Aguas», que fue la simiente de la «División de Minas, Geología e Hidrogeología» que habría de crearse en Buenos Aires el 25 de junio de 1904. El primer jefe de esta nueva División fue el Ingeniero en Minas Enrique Martín Hermitte, quien en 1905, acuciado por la extrema sequía que venía soportando la zona árida de Comodoro Rivadavia, envió hacia allí un equipo de perforación, en 1905.

La precariedad de las maquinarias por entonces disponibles habín determinado que perforaciones anteriores se inetrrumpieran sin encontrar el líquido buscado. Otro tanto pasó con esta perforación de 1905, que se detuvo a los 170 m. No obstante, se decidió la compra de un equipo Fauck, de origen alemán, que llegó a Comodoro Rivadavia el 14 de diciembre de 1906.

¿Cómo se produjo el alumbramiento de petróleo?

A fines de noviembre de 1907, tras largos meses de arduos trabajos, se alcanzó la profundidad de 515 metros- 15 más que los garantizados por los fabricantes de la maquinaria- sin encontrar ni agua ni ninguna característica de interés geológico. Esto determinó una nueva suspensión de las tareas y un intercambio de telegramas con la oficina central en Buenos Aires.

Los especialistas Beghin y Fuchs ordenaron entonces hacer un último intento, poniendo el límite de las tareas en los 600m, siempre que las instalaciones lo resistieran.

Acercándose ya a los 540 m, comenzó a aparecer una sustancia aceitosa que daba claros indicios de la existencia de petróleo, que surgió finalmente el 13 de diciembre.

¿Cómo continuó la historia?

De resultas de conocerse este nuevo recurso, el 24 de diciembre de 1910, se creó la «Dirección General de Exploración del Petróleo de Comodoro Rivadavia».

En 1913, los Dres Keidel y Windhausen, guiados por sus conocimientos geológicos, sugirieron la exploración de la zona de Challacó en Neuquén, en cuyas proximidades se encontró el petróleo de Plaza Huincul, el 29 de octubre de 1918, dirimiéndose así la controversia planteada entre ellos y Mosconi, pero eso es tema de un futuro post.

Posteriores descubrimientos en el territorio nacional, condujeron a la creación de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) el 16 de octubre de 1922, durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear.

¿Qué cuencas petrolíferas se reconocen Argentina?

Los yacimientos de petróleo productivos en Argentina pueden reunirse en las siguientes zona:

  • Los del norte, que se encuentran en las provincias de Salta, Jujuy y Formosa, y están relacionados a las cuencas paleozoica y cretácica. La más antigua es predominantemente gasífera, como los depósitos de Bolivia, y forma parte de las sierras subandinas. En los últimos años la producción va declinando en buena medida porque no se han explorado nuevas zonas. Los yacimientos cretácicos son más petrolíferos, como es el caso de Caimancito o Palmar Largo, que presentan reservorios carbonáticos y volcánicos a profundidades del orden de los 3.000m a 4.000m.
  • En la región centrooeste del país, se encuentra la cuenca cuyana, que incluye rocas de origen continental y edad triásica, portadoras de petróleo solamente en la provincia de Mendoza.
  • La cuenca neuquina comprende la parte más meridional de la provincia de Mendoza, además de Neuquén, Río Negro y La Pampa. Es de origen principalmente marino y de edad jurásico-cretácica. Puede considerársela como la de más potencialidad en el país por sus reservas tanto en yacimientos convencionales como no convencionales. Allí se encuentra la formación Vaca Muerta.
  • Cuenca del Golfo de San Jorge que incluye partes de las provincias de Chubut y norte de Santa Cruz, tal como dijimos ya más arriba. Hasta el presente es la principal cuenca productora de Argentina.
  • En parte compartida con Chile, se reconoce la cuenca austral, que involucra a las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, tanto en el continente como en el fondo marino. Produce gas y petróleo en rocas sedimentarias del Jurásico, Cretácico y Terciario.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

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Una noche para recordar

Ya hace tiempo que vengo presentando las anécdotas de mi trabajo de campo que por la razón que fuera han quedado guardadas en el recuerdo. Hoy sigo, pues con una que figura en el top ten de los grandes momentos, del más puro placer.

Esto ocurrió en el Cerro Colorado, donde un par de geólogos y dos biólogos estábamos trabajando juntos en un relevamiento de suelos y flora locales.

Uno de esos días, el trabajo se hizo particularmente largo, y nos encontró la noche en alguno de los cerros que estábamos «calicateando». Lo cierto es que bajamos a tropezones en medio de una oscuridad sólo interrumpida por la aparición esporádica de la luna, entre las nubes que la ocultaban casi todo el tiempo. Como nunca fue nuestra intención bajar tan tarde, no llevábamos pilas de repuesto para las linternas, y veníamos además cargados de bolsas llenas de muestras, palas, barrenos, caja de reactivos, libretas, etc.

El descenso, sin manos libres, casi sin ver dónde pisábamos, y ya agotados después de un día de calor agobiante, principalmente por la humedad que reinaba, era toda una odisea.

Y entonces, de repente, llegamos al pie de la montaña, donde discurría el Arroyo Los Tártagos, por entre afloramientos graníticos, bastante extensos y relativamente planos, que eran toda una invitación.

Ninguno de los cuatro pronunció una sola palabra, pero como si lo hubiéramos concertado previamente, todos dejamos la carga sobre la roca, y nos extendimos boca arriba, cuan largos éramos, con brazos y piernas estirados, en el más necesario, puro y disfrutado descanso.

Y así sin hablar, con el único sonido del agua corriendo un par de metros más abajo, permanecimos alrededor de veinte minutos, llenos de paz, reparando las fuerzas, porque todavía quedaba un largo camino al campamento.

Todavía hoy, más de veinte años después, recuerdo esa quietud, esa sensación casi beatífica, y ese silencio de voces, pero tan poblado de los sonidos sedantes de la naturaleza.

Y también de un modo casi mágico, y sin hablarlo previamente, todos juntos nos levantamos, recogimos la carga y volvimos muy callados hasta el rancho que era nuestro alojamiento, como temerosos de arruinar el momento.

Sólo más tarde, mientras preparábamos la cena entre todos, hicimos referencia a esa sensación que habíamos compartido y a todos nos había renovado tanto.

Un momento tan especial como inolvidable.

Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

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