Entradas con la etiqueta ‘Minería’

La maldición del cerro de plata, Eduardo Galeano

Nuevamente Galeano nos deleita con sus palabras, esta vez relativas a la minería. Compartimos un cuento de su libro Bocas del tiempo.

La maldición del cerro de plata

Poca plata da Potosí, que tanta plata ha dado. El cerro no quiere.
Durante más de dos siglos, el cerro escuchó gemir a los indios en sus entrañas. Los indios, los condenados de los socavones, le suplicaban que agotara sus vetas. Y por fin el cerro maldijo la codicia.
Desde entonces, misteriosas caravanas de mulas llegaban en las noches, se metían en el cerro y se llevaban, a escondidas, los cargamentos de plata. Nadie podía verlas, nadie podía atraparlas; y el cerro se fue vaciando noche a noche.
Cuando alguna mula se quebraba una pata, porque era mucho el peso del mineral, algún escarabajo amanecía cojeando penosamente en el camino.

Un abrazo Graciela

7 de Mayo: Día Nacional de la Minería

fotos-explotacionesEl 7 de mayo se conmemora el día de la minería ya que fue precisamente en esta fecha que la Asamblea Constituyente de 1813 sancionó la primera Ley de Fomento Minero, a propuesta de la Junta de Gobierno de entonces.

Debido a que soy docente en una carrera que habilita profesionales para desempeñarse entre otras cosas en el área de la minería, y a que mi primera actividad al terminar la carrera fue precisamente en una prospección minera, según pueden ver en mi currículum, esta fecha tiene mucho significado para mí.

Lamentablemente tiene también mucha carga emocional para mucha gente bien intencionada pero escasamente informada, que respondiendo a discursos bucólicos de ecologistas a ultranza, ha llegado a demonizar una actividad, que como todas las humanas tiene tanto aspectos favorables como desfavorables.

Pero ninguno de ambos aspectos debería ser considerado fuera de su marco contextual.

En primer lugar, debe recordarse que no existe ninguna actividad que carezca de impacto sobre el medio. Todas lo tienen, y el quid de la cuestión es encontrar el punto de equilibrio donde el impacto provocado se vea justificado por los beneficios resultantes.

Y entonces viene la segunda instancia de análisis:

  1. No existe una única forma de explotación minera. Algunos modos de explotación son altamente contaminantes, pero existe también tecnología que minimiza esos efectos. Obviamente los costos se encarecen, y las empresas sólo aplican esas tecnologías si son obligadas por un estado vigilante que ejerza de manera efectiva su poder de policía. No siempre es ése el caso, pero allí no cabe culpar a la Minería, de faltas que son del poder político en realidad.
  2. Hay otras actividades que son tanto o más contaminantes que la minería, y no son sin embargo demonizadas, un poco porque son ineludibles y otro poco porque sus efectos son solapados y sobre todo soslayados por la prensa.  Un claro ejemplo es la basura urbana, que ya nos está tapando, y los residuos generados por la permanente actualización tecnológica. O los residuos patógenos de Hospitales de alta complejidad. Todo contamina, y nadie se arroja sobre el tema con tanto encono como sobre la minería.
  3. La Minería es la base de casi toda forma productiva en el sistema en el que estamos inmersos en la actualidad. Casi no existe elemento de uso cotidiano que no empiece su historia en una explotación minera. Ni siquiera estaríamos sentados ante una PC si la minería no proveyera todos los elementos que se utilizan para su fabricación. Y nuestras casas… todas comienzan en materiales minerales. Aunque me digan «la mía es una cabañita de troncos», yo tendría que contestarles: -«¿y con qué cortaste los troncos? ¿con los dientes? ¿O usaste tal vez un hacha de acero, para lo cual algún minero anduvo extrayendo hierro para vos? Salvo que tengas un castor entrenado, claro…»
  4. ¿Y los pueblos afectados por la minería? Analicémoslos también en su contexto. En muchas regiones, la naturaleza no provee otra riqueza que sus minerales, y no explotarlos es condenar a los habitantes a una pobreza extrema, innecesaria e injusta.

Entonces ¿qué? ¿Destruyamos todo, contaminemos todo, abusemos de todo?

¡NO!

No hay razón alguna para tales extremos. La minería, como toda actividad humana, debe ser racionalmente planificada e inteligentemente ejecutada. Y aunque parezca una cuestión ajena, todos podemos aportar a esa consigna.

Para empezar, revisemos nuestro propio consumo. Si dejamos de correr tras artículos suntuarios, la presión sobre el recurso decrece, y la minería puede ser más sostenible, con menos efectos negativos sobre el medio.

Si van a leer mi post sobre recursos van a tener un panorama más completo de la idea, pero permítanme señalar un pequeño detalle casi risueño, pero que nos puede hacer pensar:

Muchas de las personas que se oponen a la explotación del oro, ostentan en su cuello esas cadenitas, precisamente de oro, que la moda impuso y que implican un muñequito por cada hijo, nieto o sobrino que se tiene.

Ése es un uso superfluo para un metal cuya versatilidad lo hace inestimable en medicina y odontología por ejemplo. ¿Seremos capaces de prescindir de esas cadenitas, tal vez?

Luego exijamos de nuestros gobiernos, políticas de explotación minera que impliquen la más limpia de las tecnologías viables, y el ejercicio de un control incorruptible sobre esos emprendimientos.

Exijamos también proyectos de explotación que conlleven evaluación de impacto, monitoreo posterior, plan de emergencia, de mitigación de daños, y de remediación posterior del paisaje. ¡Estamos en el siglo XXI! Todo eso es posible.

Y finalmente exijamos también que la riqueza extraída de una región sea devuelta a la misma en forma de bienestar para sus habitantes.

Entonces sí, podremos festejar con alegría el Día de la Minería. Porque es una actividad productiva enriquecedora, cuando se encara de manera responsable y comprometida.

Sé que muchos van a odiarme, pero el discurso adolescente de oponerse a todo, sin buscar alternativas superadoras, es ingenuo y debe ser revisado si no queremos vivir en cavernas, desnudos, sin comunicaciones, trasladándonos a pie, y sin otro entretenimiento que mirar las estrellas o ver correr el agua de un arroyito.

Porque decir NO a la minería es decir no a la construcción, a la ropa (¿o pensaste que las máquinas textiles se hacen con pasto? y así quisieras coser tu propia ropa, alguna tijerita metálica vas a usar), a la telefonía en todas sus formas, a los automóviles, a la industria del entretenimiento, etc, etc, etc.

Como ya dije en otro post, la polémica está servida,

Si desean leer más sobre minería les recomiendo los siguientes posts:

¿Qué se entiende por yacimiento minero?

10 preguntas sobre minería. Parte 1 y Parte 2.

Comunicado del Consejo Superior Profesional de Geología de Argentina sobre el tema Minería y Calidad Ambiental

El rescate de los mineros chilenos. Parte 1 y parte 2.

Un abrazo, Graciela.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

 

Información de SEGEMAR (Servicio Geológico Minero Argentino)

segemarcba

Minería: La polémica está servida.

 

 

mineria-en-1900Muchas son las voces que se vienen alzando en contra de una actividad productiva que mal que nos pese, es indispensable para mantener en movimiento un sistema y un estilo de vida al que casi ninguno de los que la defenestran está dispuesto a renunciar.

La minería tiene como toda otra actividad humana un impacto sobre el ambiente.

Negarlo sería inmoral, pero asumir que prohibirla de manera absoluta es posible, sin generar otros impactos diferentes, es por lo menos ingenuo.

Por un lado, porque deberíamos prescindir de una multitud de elementos que se obtienen de los recursos minerales; y por otro, porque colapsaría toda una cadena de producción que en ellos comienza, lo cual generaría entre otras cosas, un desempleo masivo con su secuela de indigencia y marginalidad.

No se trata, insisto, de prohibir sino de regular. Y de manera estricta.

Permítaseme una digresión que aclararía, creo, la realidad que muchos miran desde una postura principista pero de escasa contextualización.

Dejemos un poco la minería y veamos la medicina.

Podríamos también demonizarla y considerarla la gran responsable del estado del deterioro ambiental que hoy padecemos.

Pensemos que ella es la que ha ido eliminando los controles naturales que mantenían la población humana dentro de un número que armonizaba con el ambiente que le da sustento.

Al desaparecer las enfermedades que provocaban gran mortandad, al generar metodologías que permiten procrear a las personas naturalmente infértiles y al empujar la expectativa de vida cada vez más lejos, ha propiciado un crecimiento exponencial de la población, que lógicamente agota los recursos, acumula desechos, produce polución, y contamina el medio.

Entonces, ¿es la solución gritar ¡no a la medicina!?

No me parece.

Porque ya no estamos dispuestos a morir de parto, de angina pultácea, o de una infección en una uña.

Como ya no estamos dispuestos a vivir en cavernas, y por eso no queremos renunciar a la explotación minera.

Pero vale para ambas disciplinas una premisa que a veces perdemos de vista: su aplicación racional, regulada, inteligente y con el menor impacto negativo posible.

Así pues, el encarnizamiento terapéutico que mantiene enfermos en estado vegetativo por años, es tan discutible como la minería que extrae de cualquier manera, sin medir costos ni consecuencias sobre la calidad de vida y el ambiente.

Existen ya muchas tecnologías que minimizan los daños, ¿por qué no exigir su aplicación, en lugar de exigir que cese la producción?

Racionalidad en las discusiones y aperturas hacia otros discursos además del propio, es lo que nos está haciendo falta, en mi muy modesta opinión.

Recordemos con este sencillo ejemplo que la minería no es la única actividad que dispara consecuencias indeseadas, y busquemos un equilibrio inteligente antes que un simple ensañamiento con un chivo expiatorio, que no otra cosa es la minería, si la sacamos de contexto.

Les aclaro que la foto es tomada de un mail, de modo que ignoro el autor, pero es de una explotación minera de tungsteno, en San Luis (Los Cóndores), del año 1900.

Bueno, chicos, los dejo pensando. Un beso. Graciela.

P.S.: Algunos de los temas que acabo de tocar me llevan a reflexionar que ya se impone un post sobre conceptos básicos acerca de recursos, evaluación de impacto etc etc. Los iré preparando para muy pronto, lo prometo

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Más de la Minería y su valoración

escanear00049Ya les adelanté en un post anterior que la Minería merece una mirada objetiva, y compartí con ustedes la nota que la Escuela de Geología elevó al Consejo Directivo de La facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. De resultas de esa nota, el Consejo directivo emitió una Resolución en consonancia, que pueden leer en el recuadro más abajo.

Resolución. 439

Una vez más, estoy usando una foto tomada de la revista del Houston Museum of Natural Science  de Houston Texas, Estados Unidos de América.

En este caso corresponde a un rarísimo ejemplar de bismuto nativo, que muy pocas veces se encuentra en tan perfecto estado de cristalización. De hecho el ejemplar que se exhibe es considerado como uno de los mejores, si no el mejor, encontrado en toda la historia de la minería. Fue hallado en Schneeberg, Sajonia, hacia finales del Siglo XIX y  todo el conjunto mide alrededor de 7 cm de diámetro promedio.

Bueno, hasta aquí llegamos por hoy ¿Nos vemos el miércoles? Un cristalino abrazo Graciela.

buscar en el blog
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Archivo