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Otra «puerta del Infierno»

Hace ya un par de años, en una entrevista que me realizaron desde la televisión venezolana, el tema de consulta fueron las «diez puertas del infierno», como se ha dado en llamar a algunos de los sitios en los que sin relación con el vulcanismo, hay fuegos subterráneos ardiendo por largos períodos de tiempo.

En ese momento su interés estaba centrado específicamente en esos diez lugares, aunque como verán más abajo, están muy lejos de ser los únicos fenómenos de ese tipo que ocurren en este planeta nuestro, tan rico, tan variado y tan dispuesto a sorprendernos siempre.

De cualquier manera, en ese momento mencionamos sólo diez lugares, de los que les prometí que vendrían posts en el futuro.

Hace también un tiempo ya, les hablé del primero: el pozo de Darvaza. Hoy elijo como tema otro de esos sitios, totalmente diferente por muchas razones: la Montaña Ardiente (Brennender Berg) de Alemania.

¿Dónde queda y qué es Brennender Berg?

Brennender Berg es- como ya les adelanté- vulgarmente calificada como una de las Puertas del Infierno, y se trata en realidad de un fuego subterráneo de larga duración, en una veta de carbón.

Se encuentra en Alemania, bastante cerca del límite con Francia, dentro del estado de Saarland, al norte de la unidad regional de Saarbrücken, y próximo a la localidad de Dudweiler. Sus coordenadas son 49° 17′ 16″ de latitud N y 7° 3′ 11″ de longitud E.

¿Existen otros sitios en el mundo donde se den fenómenos parecidos?

Efectivamente, pese a que sólo han alcanzado notoriedad una docena de sitios, elegidos bastante caprichosamente por cierto, existen alrededor del mundo muchísimos casos de fuegos subterráneos, y específicamente los de vetas de carbón como este caso, se cuentan por miles. Y la mayor parte duran hasta su agotamiento, porque una vez iniciados es casi siempre imposible apagarlos.

Sus efectos son a veces catastróficos, contándose casos de pueblos que han debido abandonarse porque las llamas emergen amenazádolos, además de que existe polución del aire y el suelo, y cambios dramáticos en el microclima.

Existen numerosos casos en Estados Unidos, por la abundancia de carbón en determinados estados; y en India y en China donde muchas de las explotaciones se hacen con escasas medidas de seguridad.

¿Qué características especiales pueden mencionarse en Brennender Berg?

Este fuego se inició en 1688, y desde entonces la veta subterránea no ha cesado de arder, aunque las partes donde se inició el fuego ya han agotado el combustible y se han ido enfriando en cierta medida.

Actualmente, y según cuáles sean las condiciones meteorológicas se puede apreciar la emisión de vapores y humos  sulfurosos y malolientes.

Se trata de una porción de la veta carbonífera de Landgrüber, que incluye espesores de más de 700 m con la mayor riqueza en carbón del Carbonífero del Sarre, complejo que presenta más de 100 estratos, 23 de los cuales son explotables.

¿Cómo se habría originado?

Existen al menos tres hipótesis al respecto:

  • La primera es la más antigua y tiene mucho de leyenda. Según ella, un pastor habría encendido un fuego para calentarse, y éste habría descendido por las raíces de un árbol, hasta encontrar la veta que no ha cesado de arder desde entonces.
  • Otra teoría señala que el fuego lo habría iniciado una lámpara de las que utilizaban los mineros en la explotación ya en marcha por entonces.
  • La tercera, y probablemente la más acertada estima que el incendio habría acontecido por combustión espontánea, lo cual no es inusual en los depósitos carboníferos, algunos de los cuales pueden arder a temperaturas tan bajas como apenas 40°C, si se dan las condiciones adecuadas de humedad y textura. El fuego puede comenzar en un núcleo subterráneo donde la permeabilidad del material permite la entrada de oxígeno imprescindible para la combustión, pero sin una ventilación suficiente como para eliminar el exceso de calor.

¿Cuál es su estado actual?

La veta no ha dejado de arder desde el comienzo, aunque a finales del S XIX, el incendio se hizo menos notable en superficie pues se habría ido alejando en sentido descendente. Para evitar que ese descenso afectara zonas más profundas que al quemarse podrían generar espacios vacíos con altos riesgos de hundimiento, se realizó un contrafuego en la porción de la veta conocida como «Blücher», que tiene 4 m de espesor. No obstante, la montaña sigue ardiendo.

Pero al ser menor la temperatura, y más alejadas las llamas, se han habilitado al turismo los primeros 500 m, hace ya algunos siglos, según veremos más abajo.

Un efecto colateral interesante fue el aprovechamiento de un efecto secundario del fuego. Debido a que los depósitos de pizarra que forman el techo de la veta contienen aluminio, se encontraron trozos de alumbre en la pizarra afectada por el fuego, que además había sido regada con agua en intentos infructuosas de controlar el incendio. La lixiviación de esa agua y la de la lluvia dieron origen en la pizarra al material conocido como alumbre.

No obstante, la explotación fue irregular y breve porque el fuego iba descendiendo y la lixiviación se hizo insuficiente para generar alumbre un cantidad suficiente para justificar los costos de extracción.

¿Qué es lo que se conoce y comercializa como alumbre?

El producto denominado comercialmente alumbre es un mineral frágil y transparente, muy poco frecuente en la naturaleza en estado puro, de tal forma que se lo obtiene casi en su totalidad de manera artificial.
Se trata de un sulfato hidratado de aluminio y potasio, y de modo más general, de sulfatos dobles también de otros elementos, pero siempre hidratados. De allí la génesis que expliqué más arriba.

¿Qué nota de color puede agregarse?

Dos detalles pueden mencionarse específicamente: según se cuenta hasta el primer cuarto del siglo pasado, los viajeros ponían a hervir huevos frescos en las pequeñas grietas llenas de agua que abundaban en la zona.

Y por fin, lo más interesante es que en los primeros metros accesibles al turismo, puede verse una placa de hierro fundido enclavado en la pared rocosa que conmemora la visita que Goethe realizó al lugar en 1770, y que él mismo narra en su libro «Dichtung und Wahrheit» (Poesía y Verdad). Recordemos que Goethe no es solamente un gran poeta sino que es considerado el padre del idioma alemán moderno, ya que fue quien organizó en gran medida su sintaxis y su gramática.

Este tema está lejos de haberse agotado, de modo que no debe asombrarles si más adelante volvemos a hablar de esta montaña ardiente, sobre todo para introducir algunas consideraciones sobre la combustión espontánea que nos ayudarán a comprender la génesis de otras puertas del infierno.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Una nueva lectura de Eating dirt de Charlotte Gill

Otra vez les traigo la traducción de un maravillosos párrafo del extraordinario libro «Eating dirt» de Charlotte Gill. Personalmente considero a ese libro como un básico en la biblioteca de cualquier persona interesada en la ecología.

Toma al menos cuatrocientos años para que vuelva a crecer naturalmente un antiguo bosque, pero el tipo de tiempo requerido para generar suelo es geólogico y cubre milenios. Usted no puede construir un suelo forestal  en un invernadero, o fabricar el suelo superior en un criadero. La tierra es tierra, y es todo lo que seró por todo el tiempo que lleva a los bosques regenerar un suelo. El bosque en todo el mundo puede secuestrar carbón – 1.146 billones de tonelada- pero dos tercios de él no se almacenan en los árboles sino subsuperficialmente en el suelo y la turba.

Disfrutable, ¿verdad?

Los veo el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

A text by Charlotte Gill. Será traducido al castellano el próximo viernes.

Once again I am quoting a wonderful paragraph from the extraordinary book «Eating dirt» by Charlotte Gill. I consider it a «must» in the library of any person interested in ecology.

It takes at least four hundred years to regrow an old forest naturally, but the kind of time required to make soil is milennial and geologic. You can´t build a forest floor in a nursery or manufacture topsoil in a mill. The dirt is the dirt, and that´s all there will ever be for as long as it takes for the woods to grow it back. The forest of the world may sequester carbon- 1,146 billion tons of it- but to thirds of this is stored not in the trees but underground, in soil and peat.

Enjoyable, isn´t it?

La traducción al castellano, el próximo viernes.

See you next Monday, with a scientific post. Graciela.

Otro párrafo para pensar y disfrutar.

Imagen1tangoen elparaisoUna vez más he encontrado para ustedes una pequeña joyita en el libro «Tango en el Paraíso» de Robert James Waller.

Se trata de un libro que recomiendo tanto por su argumento como por sus perlitas ecológicas.

Sin embargo el gobierno federal no se retiró de la partida y nos concedió tierras bajo diversas leyes del Congreso, además de subsidios para caros sistemas de riego y por cosechas que ya tenían excedentes. Naturalmente, cuando a la gente la sobornan para que haga algo, suele hacerlo. Y si te animan a agotar acuíferos que tal vez tarden cien años o más en volverse a llenar, al final los acuíferos suelen quedar vacíos. Lo mismo pasa con el suelo cuando dejas que se lo lleve el viento en invierno y que se deslice hacia los ríos por obra de malas prácticas agrícolas, o cuando lo agotas utilizándolo como pasto sin ninguna medida. El problema es que en lo referente al agua y la tierra hay una ley básica. Y reza así: cuando desaparecen, ya no vuelven a aparecer, por lo menos durante mucho tiempo.

¡Muy bueno! ¿verdad?

Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

Máster en Gestión Ambiental – EUDE

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