Cómo colectar muestras de suelos en el campo

CECILIA 048Aunque parezca mentira, no todos los profesionales son tan prolijos y cuidadosos como deberían ser, a la hora de recoger las muestras que se enviarán a laboratorio para diferentes análisis.

Y como yo he sido a lo largo de toda mi carrera, muuuuuyyyyy rompepelot minuciosa, me atrevo a presentar algunos tips, para los principiantes en primer lugar, pero también para mis colegas medio desaprensivos, que muchas veces me complicaron los informes finales de investigación, porque no tenían la menor idea de cómo, dónde y cuándo habían levantado determinadas muestras, simplemente porque las rotulaban de manera incompleta o inútil.

Aclaro que el muestreo del que hablaremos hoy es el correspondiente a suelos, no a rocas, fósiles ni sedimentos. Y dentro del suelo, lo que aquí les explico se relaciona con las fracciones que se someterán a análisis de rutina. Cuando se requieren muestras para micromorfología, dataciones, o algunos otros propósitos muy específicos, el procedimiento cambia por completo. Pero eso lo conversaremos en otros posts.

¿Dónde se toman las muestras?

Salvo que se esté trabajando en un perfil naturalmente expuesto en un arroyo, cárcava o barranco, las muestras se extraen de las calicatas, que no son sino los pozos de reconocimiento cuyo específico objetivo es el estudio de suelos.

Una de esas calicatas se ve en la foto, con los característicos escalones que dan acceso a la misma, la pala que es referencia de tamaño, y el rótulo identificatorio del sitio de emplazamiento.

La foto es lo que se toma primero (les sugiero que repasen el post con tips para tomar fotos geológicas en el campo), para que no se vea el perfil demasiado perturbado, sino, en lo posible, en su estado más natural. Una segunda foto puede tomarse cuando ya se han identificado los horizontes y capas, que pueden marcarse con flechas de metal o plástico que se colocan en cada uno, o bien con marcas de cuchillo en los límites entre esos horizontes y/o capas.

¿Cuántas muestras se toman y en qué cantidad?

Normalmente se extrae una muestra por cada horizonte o capa identificado, salvo que se desee representar distancias verticales preestablecidas, por alguna razón. En este último caso, se toma una muestra toda vez que se alcance esa distancia, esté o no dentro de un horizonte distinto del que representa la muestra anterior.

La cantidad óptima es de unos 500 g porque eso permite realizar todos los análisis de rutina, y reservar una cantidad suficiente para repetir cualquiera de esos análisis en caso de que los resultados sean dudosos, o se sospeche o compruebe algún error o accidente durante la manipulación.

En algunas situaciones, por ejemplo en zonas muy escarpadas, donde se necesitan las manos libres para asegurar ascensos o descensos; y por ende las muestras se cargan en una mochila sobre el hombro por largos trechos, puede disminuirse un poco el peso de material extraído, pero no debe ser menor que 250 g.

Por el contrario, cuando se recorren amplios espacios a bordo de camionetas que trasladan el equipo de un lado al otro, el peso de la muestra es un dato menor y puede llevarse la cantidad que se desee, puesto que siempre hay tiempo para desechar excedentes en el propio laboratorio.

¿Cómo se procede para el muestreo?

Como ya les dije, antes de muestrear se toman las fotos, y luego se procede a retirar el material desde abajo hacia arriba, para evitar que el material de arriba que suele desmoronarse en parte cuando se toma la muestra, contamine al de abajo.

En otras palabras, la primera muestra es la de fondo de pozo, luego la del horizonte inmediatamente por encima y así sucesivamente.

En el muestreo, la herramienta óptima es una palita cerealera, o en su defecto una de jardinería, con la cual se extrae el material para su embolsado.

Debe tenerse especial cuidado de no muestrear aquella parte del perfil en la que se hayan realizado pruebas con reactivos, para que luego los análisis no arrojen resultados falsos.

Las muestras de análisis de rutina se colocan en bolsitas de polietileno, preferentemente dobles, de modo que la etiqueta (es una de las opciones posibles) quede entre ambas bolsas, para que no se desprenda en el traslado, ni se borronee lo escrito con la humedad del suelo. Por otra parte, eso evita que se pierda material por rotura de la bolsa, que es un accidente bastante probable cuando se atraviesan campos con plantas espinosas, o uno anda saltando alambrados de púas. (No por intruso, sino para acortar caminos muchas veces).

Las bolsas pueden ser de cualquier color, salvo en análisis especiales que requieren bolsas negras, pero de eso hablaremos otro día.

¿Cómo se las etiqueta?

Esta pregunta tiene dos aspectos: por un lado, cómo es materialmente el etiquetado, y por el otro, qué se anota en dicha etiqueta.

Empecemos con la primera parte: existen etiquetas fabricadas as hoc, que incluyen un ojalillo por donde se pasa un hilo para atar las bolsas de las muestras. Obviamente esos rótulos quedan por fuera del material empaquetado, lo cual tiene un aspecto favorable, que es el hecho de que no se humedecen en contactyo con el suelo; y uno desfavorable, porque a veces el ojalillo puede romperse y se pierde la información.

Por mi parte, yo prefiero colocar el rótulo, en una bolsita de plástico de las más pequeñas que vienen, y entre las dos bolsas que uso para juntar la muestra, según señalé más arriba.

Pero además, con un rotulador indeleble, escribo al menos el número de la muestra en la propia bolsa.

Hay otras personas que prefieren cerrar las bolsas con cinta de enmascarar, sobre la cual anotan el número de muestra con rotulador. Esta opción deja poco espacio para escribir otros detalles, a menos que también se anote todo lo demás en una libreta, o en un rótulo extra que se puede adjuntar a cada paquete.

Y ahora pasemos a los datos que conviene anotar para muestras destinadas a análisis de rutina, en cada etiqueta. Hay quienes sólo anotan un número, y después confían en su memoria para el resto o se dirigen a la ficha edafológica. Yo prefiero emplear más tiempo, y asegurarme de tener toda la información conducente a un tratamiento óptimo de los datos. Y lo que anoto es:

  • Muestra: Se usa preferentemente un código alfanumérico, en que las letras se refieren a la localización, y el número, obviamente al orden en que se extraen las muestras. Por ejemplo LG 1, podría ser la primera muestra recogida en Los Gigantes.
  • Procedencia: Allí se especifica de manera completa el nombre del sitio, porque al cabo de muchas campañas, uno puede llegar a preguntarse ¿LG era Los Gigantes, La Granja, La Gilda o qué? Por supuesto, es mejor poner alguna letrita extra como LGi; LGr o LGil, respectivamente para los casos usados como ejemplo. Sin embargo, uno no conoce todos los posibles nombres que existen y dónde le tocará trabajar, de modo que nunca está de más este segundo dato.
  • Horizonte o capa: Allí va el nombre establecido en la Taxonomía para cada elemento relevado. Digamos por caso: Bt1 o ACk, etc. En perfiles con poca o ninguna edafización, pueden usarse los números de capas: 1, 2, 3,  etc.
  • Perfil o Calicata: Es el nombre con que se designa cada uno de los pozos de exploración pedológica, o cada perfil expuesto que se está muestreando. En la foto, C13 representa la calicata 13 y Cg es la abreviatura del toponímico, que normalmente estará también en el nombre de la muestra, según expliqué más arriba. Tal vez las muestras extraídas en la Calicata 13 podrían llamarse Cg 51, Cg 52, etc.
  • Profundidad: no hay mucho que explicar puesto que solamente está indicando a qué distancia vertical desde la superficie se ha extraído el material.
  • Destino: Se anota si va a laboratorio propio, o de qué institución, o eventualmente si se destina a algún uso especial, como «colección didática», «para datar» ( en cuyo caso, la técnica de extracción habrá sido especial), etc.
  • Fecha: Es interesante contar con este dato, por muchas razones, como por ejemplo, simple nemotecnia, ya que unas fechas remiten al invierno, lo que le recuerda a uno, que el material estaba muy endurecido por resecamiento, y eso indica alguna otra inferencia, etc. En otros casos, sirve para dar órdenes de prelación para el ingreso a laboratorio, etc.
  • Observaciones: Toda anotación relevante, como por ejemplo la presencia de formaciones especiales, que se destruirán en el curso del tratamiento en laboratorio. O las dudas existentes al clasificar el horizonte en el campo, ya que esas dudas se esclarecerán en el análisis.

¿Cómo se las almacena?

Normalmente eso depende del espacio disponible como repositorio, pero si no es exageradamente acotado, conviene conservar una pequeña porción en la misma bolsa del campo, tan cruda como se la trajo desde allí; y otra como duplicado en vías de preparación, después de secada al aire, tamizada en tamiz 5 y mortereada a mano. Esta porción, ya semipreparada, se puede conservar en frascos de vidrio rotulados con la aclaración de qué parte del procesamiento llegó a completarse.

Espero que esta información les haya servido como guía práctica,

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post fue tomada por Cecilia Braem para su trabajo Final.

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