Archivo de la categoría ‘Geología y literatura’

De memoria y olvido (fragmento) – Juan José Arreola

Extraído del libro Confabulario.

Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande. Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán hace cien años. Pero nosotros seguimos siendo tan pueblo que todavía le decimos Zapotlán. Es un valle redondo de maíz, un circo de montañas sin más adorno que su buen temperamento, un cielo azul y una laguna que viene y se va como un delgado sueño. Desde mayo hasta diciembre, se ve la estatura pareja y creciente de las milpas.

A veces le decimos Zapotlán de Orozco porque allí nació José Clemente, el de los pinceles violentos. Como paisano suyo, siento que nací al pie de un volcán. A propósito de volcanes, la orografía de mi pueblo incluye otras dos cumbres, además del pintor: el Nevado que se llama de Colima, aunque todo él está en tierra de Jalisco. Apagado, el hielo en el invierno lo decora. Pero el otro está vivo. En 1912 nos cubrió de cenizas y los viejos recuerdan con pavor esta leve experiencia pompeyana: se hizo la noche en pleno día y todos creyeron en el Juicio Final.

Para no ir más lejos, el año pasado estuvimos asustados con brotes de lava, rugidos y fumarolas. Atraídos por el fenómeno, los geólogos vinieron a saludarnos, nos tomaron la temperatura y el pulso, les invitamos una copa de ponche de granada y nos tranquilizaron en plan científico: esta bomba que tenemos bajo la almohada puede estallar tal vez hoy en la noche o un día cualquiera dentro de los próximos diez mil años. (…)

Cosas de Natacha, (Luis Pescetti)

000455841Este fragmento es de otro de los libros de Pescetti, de la serie Natacha. En este caso es de Nuestro planeta, libro que de ciencia no tiene nada, pero que presenta fragmentos absolutamente divertidos, que rozan la geología, y por eso los comparto con ustedes. El de hoy habla de los vulcanólogos, y díganme si no está super gracioso.

Los pongo en tema: Natacha le cuenta a su perro Raffles acerca de un documental que vio, y lo hace de esta manera:

-…Bueno, ¿sabés qué es esto? Se llama «volcén en erupción». ¡Otra que la película catástrofe que te conté el otro día, Raflis! Esto sí existe…

-…(perro vuelve a acostarse).

-…. y por eso te la muestro, porque en el documental de después había un señor que era vulcanista, vulcanólogo…que estudiaba los volcanes, bah ¿Sabés qué hacía? Caminaba hasta el borde del cráter, pero explicándole a la cámara, mirándola ¡Con Pati nos agarramos las manos! Porque pensamos que en medio de la explicación el tarado seguía caminando y ¡paf! se caía al cráter. ¡¿Cómo les muestran esas películas a los niños, Raflis?! Después nos dan ejemplos «Miren dónde pisan» (voz imita adultos) Decí que esa parte no la mostraron…o no se cayó, no sabemos, porque el tipo no aparece más en la peli, ¿no? Con Pati dijmos que el tarado ése seguro se hizo el cancherito y se resbaló y se fue a la mona.

-…(perro se echa y vuelve a abrir las patas).

-…ahora, ¿sabés qué pensó tu mami adorada? Pensé: «Si la mamá se entera por dónde camina el pavo de su hijo, se muere de cinco infartos»….

Espero que les haya gustado, porque vendrán otros posts con Natacha en cualquier momento.

El canto rodado – José Agustín Goytisolo

Del libro Palabras para Julia y otras canciones.

Como la piedra amigos
como el canto rodado
en perpetuo combate
con el agua y los años.

Sí sed como la piedra
como el canto rodado:
puros y resistentes
terribles y obstinados.

Lástima, claro que la erosión siempre puede más…

In memoriam (fragmento) – Juan José Arreola

Esto lo encontró Dayana, y debo asumir que de vez en cuando la Geología proporciona también metáforas muy crueles, juzguen ustedes por sí mismos.

Del libro Confabulario.

(…)
La noble señora leyó entre lágrimas la dedicatoria de dos páginas, compuesta en reverentes unciales germánicas. Por consejo amistoso, ignoró los cincuenta capítulos de la Historia comparada de las relaciones sexuales, gloria imperecedera de su difunto marido, y puso en un estuche italiano aquel volumen explosivo.

Entre los libros científicos redactados sobre el tema, la obra del barón Büssenhausen se destaca de modo casi sensacional, y encuentra lectores entusiastas en un público cuya diversidad mueve a envidia hasta a los más austeros hombres de estudio. (La traducción abreviada en inglés ha sido un best-seller.)
(…)
Cualquier lector medianamente dotado puede extraer de los capítulos del libro más de una conclusión turbadora.

[El barón dice] (…) que la civilización ha hecho muy bien en apretar los lazos conyugales. Felicita a todas las religiones que convirtieron el matrimonio en disciplina espiritual. Expuestas a un roce continuo, dos almas tienen la posibilidad de perfeccionarse hasta el máximo pulimento, o de reducirse a polvo.

«Científicamente considerado, el matrimonio es un molino prehistórico en el que dos piedras ruejas se muelen a sí mismas, interminablemente, hasta la muerte.» Son palabras textuales del autor.

Le faltó añadir que a su tibia alma de creyente, porosa y caliza, la baronesa oponía una índole de cuarzo, una consistencia de valquiria. (A estas horas, en la soledad de su lecho, la viuda gira impávidas aristas radiales sobre el recuerdo impalpable del pulverizado barón.)

Explicación de los terremotos – Luis María Pescetti

Extraído del libro para niños Historias de los señores Moc y Poc.

Los señores Moc y Poc son amigos desde la infancia.
Cuando eran pequeños creían que los ruidos de un terremoto (en verdad ellos nunca habían vivido uno, pero se lo imaginaban como truenos muy fuertes) los producía un señor que estaba dentro de la montaña sacudiendo una lata con una piedra.
De grandes supieron la verdad y desde entonces se preguntan qué será de la vida del señor encargado de los ruidos de los terremotos, ahora que ya saben que no es él quien los produce.

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