Los rubíes y diamantes sintéticos. Parte 1

Hace ya un tiempo, les presenté un post con diversos métodos para imitar, generar, modificar o aumentar el valor de gemas. Por supuesto no se trata de verdaderos minerales cuando son de origen sintético, pero sí son aceptados por la joyería, de modo que me pareció interesante contarles algunas cositas, que caen fuera del campo estricto de la Mineralogía, pero la rozan a través de su pariente, la Gemología.

¿Cómo se inició la búsqueda de métodos para generar piedras preciosas artificiales?

Los primeros intentos sólo son hoy notas de color, porque fueron muy ingenuos, tales como enterrar diamantes con la esperanza de que crecieran plantas con ellos como frutos.

Ya en la Edad Media, los alquimistas no sólo intentaban producir oro, sino también gemas, pero lógicamente, al partir desde el desconocimiento de la génesis, todos sus esfuerzos fueron infructuosos.

Los primeros intentos con base en el conocimiento datan  del S XIX, y no se dirigieron en primera instancia a los diamantes de modo particular, sino que buscaban sintetizar cualquier piedra preciosa, y los primeros logros fueron obtenidos por los franceses Freming y Frei, que lograron corindones como los rubíes, pero de tan pequeño tamaño que sólo pudieron aplicarse en relojería.

¿Cuándo comenzó la verdadera producción industrial de rubíes?

El año 1897 se considera como el puntapié inicial en esta producción, porque es el año en que Verneuille, discípulo y ayudante de Freming y Frei, publicó los resultados obtenidos en sus experimentos de fusión a la llama. Ya una década más tarde, en 1907, se llegaron a producir 5.000.000 de quilates de rubíes por este método.

¿Cómo es el método de obtención?

El sistema inicial y básico admite algunas variantes que ya mencionaré, pero todas comparten el mismo principio, en que se parte de una sustancia de composición química semejante a la gema que se desea obtener. Esa masa fundida se deja caer sobre varillas de porcelana que producen su rápido enfriamiento en forma de bolitas, de unos 20 mm de diámetro, y a lo largo de varillas de hasta 65 a 70 mm. Más tarde se obtuvieron con tamaños de hasta 2,5 cm de diámetro y 30 cm de longitud. Esas bolitas debían luego partirse para eliminar sus tensiones internas y para obtener el tallado requerido para su comercialización.

Por cierto, nada de esto debe intentarse artesanalmente porque lo que parece una receta sencilla, requiere en realidad altísimas temperaturas y condiciones definidas muy estrictas, pero que no son de dominio público.

Las variantes que se aplicaron más tarde fueron el fundido en crisoles de platino o iridio, que podía hacerse en horno o por aplicación de electrodos que funden la mezcla inicial aplicando radiofrecuencia. Este método se conoce como fundido calavera.

La otra variante implica el uso de fundentes que permiten hacer descender la temperatura de fusión de la mezcla de los elementos de partida, para acelerar el proceso y ahorrar energía, por requerir calentamiento menos intenso. Los fundentes incluyen elementos como fluoruro u óxido de plomo, y óxido de litio. Con este método de fundentes pueden obtenerse también esmeraldas de baja calidad.

Creo que por hoy tienen bastante, para conocer las respuestas a las preguntas que les incluyo abajo, deberán volver el próximo lunes.

¿Cuándo se obtuvieron los primeros diamantes artificiales, y a través de qué método?

¿Hay otros métodos?

¿Cómo es hoy la producción mundial de diamantes sintéticos?

¿Qué se puede agregar?

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

La imagen que ilustra el post es de este sitio.

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