Hoy la traducción que prometí el viernes pasado.

Como ya saben, el libro «Eating dirt» de Charlotte Gill es uno de mis favoritos, por su enfoque ecológico y su rigurosidad en las descripciones y explicaciones con fundamento científico.

Hoy traduzco para ustedes el párrafo que seleccioné y subí al blog el viernes pasado. Pero les recomiendo leer todo el libro si es que entienden inglés, porque vale la pena.

Nuestro lugar de trabajo es una zona de impacto. Dos fuerzas en yuxtaposición. Una es vieja y lenta, acumulando biomasa. No quiere otra cosa que construir. La otra es rápida y rapaz- nuestros apetitos, aparentemente sin límite. La mayoría de los días estamos demasiado ocupados haciendo dinero, para verlo de este modo, pero a veces levantamos la vista de los escombros y las astillas. Sentimos la brisa fresca, la transpiración en nuestras cejas. Miramos hacia el océano, cuando este mismo aliento de la tierra ondula el agua. La marea corre en una dirección y el viento en la otra, como la trémula piel de un animal acariciado a contrapelo. Sentimos un vago dolor en nuestros pechos. El soplo de algo que se ha perdido para siempre. O quizás no sentimos nada en absoluto.

Espero que lo hayan disfrutado como yo.

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