Historia de la revista «Contacto Geológico» (la abuelita de Locos por la Geología)

contacto geológico n| 8Después de haber mencionado tantas veces aquella revista que hace casi 30 años atrás fue como un preanuncio de lo que es hoy este blog, Dayana me sugirió que a los lectores podría gustarles esa lejana historia, por lo que dice de esa locura por la Geología que siempre me aquejó, y de esa manía por comunicarme a través de la palabra escrita, que trasciende la profesión, y configura muchas de mis actividades fuera de ella.

Veamos cómo se los puedo contar, «sin describir la confección de los papiros ni la dieta de los escribas», según textual recomendación de la ut supra mencionada Dayana, quien además preparó algunas preguntas que podría hacerme en un hipotético reportaje, y que casi como un juego paso a responder.

¿Cómo se me ocurrió la idea de hacer la revista?

De un modo muy natural, porque nada me es más fácil que inventar locuras y llevarlas a la práctica contra viento y marea.

Pero fue en un contexto bien determinado, ya que por aquel entonces, yo era miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Geológica de Córdoba, y sentí la necesidad de generar un espacio de comunicación entre colegas que fuera más allá de las consabidas publicaciones científicas y/o técnicas, donde pudieran mostrarse otros aspectos de sus intereses y experiencias.

Pensarlo y poner manos a la obra fue todo uno.

¿Cómo logré materializarlo?

De la única forma que hay: trabajando sin reparar en ningúnn obstáculo, y haciendo oídos sordos a todos los agoreros que me aseguraban que era imposible.

Lo primero fue caminar kilómetros buscando precios en las imprentas por un lado, hasta dar con ARPON que no sé si todavía existe, pero que en ese momento fue la única accesible dentro de la calidad a la que aspiraba; y clientes a los que venderles un espacio de publicidad, por el otro.

En los tiempos en que el trabajo rentado, los hijos pequeñitos, la administración hogareña (léase que no tenía un mango para empleada doméstica por ese entonces) y las mencionadas caminatas me dejaban libres, iba armando los contenidos a publicar y el diseño de la revista, más otras tareas que detallaré más adelante.

¿Qué características tenía la revista Contacto Geológico?

Era una publicación de dos hojas tamaño A3 que dobladas por la mitad, daban el formato de la revista con un total de ocho páginas. Se publicaba en blanco y negro, con sistema offset, sobre masters de fibra sintética si mal no recuerdo. Tampoco recuerdo bien la tirada, pero por el número de geólogos asociados, anunciantes y demás, creo que rondaba los 500 ejemplares.

Alcanzaron a salir ocho números, a lo largo de los años 1982 y 1983. Por una de esas coincidencias inesperadas de la vida, tanto el primer número de la revista como el primer post de este blog, vieron la luz en sendos días del geólogo, es decir, 9 de junio de 1982 y de 2009, respectivamente.

¿Cuál era el objetivo de la revista?

Si lo pienso un poco, tal vez en el fondo no era otro que el de plasmar mi propio sueño, pero por entonces escribí en la nota editorial (que estaba a mi cargo como casi todas las demás notas y responsabilidades 😀 ) del primer número:

…Los que cometemos la presente osadía lo hacemos animados por la convicción de que se impone la necesidad de un instrumento ágil de comunicación que permita a los profesionales de la Geología de nuestro medio, mantenerse informados acerca de los proyectos, realizaciones, objetivos, necesidades y aspiraciones de la Asociación que de algún modo los representa…

¿Cómo se hacía en aquella época?

Supongo que de contar con los medios económicos, todo el trabajo se habría encargado a la editorial, y yo me habría limitado a darle los textos; pero un poco por falta de dinero, y otro poco porque me apasionaba todo el proceso, la tarea era de verdad artesanal.

En esa época por otra parte, no había muchos medios digitales en Córdoba, y yo escribía todos los textos en una vieja Olivetti, con papel carbónico, para conservar copia después de entregar el original a la imprenta.

Ellos lo re-escribían en su propia máquina eléctrica para generar los másters, pero yo debía corregir las pruebas de galeras, marcando errores de tipeo, de ortografía, puntuación, etc. (Y acá, otra vez me veo, genio y figura hasta la sepultura, porque aún actualmente esa parte de la revisión final de los papers, apuntes, informes o documentos, siempre se sabe que me toca a mí, no importa quiénes ni cuántos integremos el equipo de trabajo o investigación. Es que ya se conoce lo jodida minuciosa que soy con esos detalles).

Por otro lado, en una cartulina del tamaño de los másters, yo marcaba el diseño de las páginas. Qué iba en cada una, cómo se distribuía y con qué tamaño de letras, láminas y fotos, era también mi decisión, ya que contratar edición en la imprenta aumentaba mucho los costos.

Cosas como el logotipo de la Asociación, que encabezaba la página 1, eran recortados y pegados en la posición adecuada en la cartulina, para modelo por un lado; y entregados en papel independiente por el otro, para su inclusión en el máster.

Había que estar en mil detalles, les aseguro. Y es mi orgullo decir que los resultados fueron impecables para la tecnología de la época.

¿Quién ayudaba?

Como es común en estos casos, cuando comuniqué mi intención en el seno de la Comisión Directiva de la AGC, la primera reacción fue una mirada de lástima generalizada en la que se podía leer «está loquita esta mina».

Cuando demostré que ya tenía el proyecto bastante claro en mi cabeza, la siguiente reacción fue una palmadita en el hombro y un apoyo nominal «siempre que la revista se financie sola», que en el fondo implicaba la firme creencia del resto de los miembros de la C.D. de que allí se acababa el sueño. Poco me conocían, claro.

Cuando la cosa comenzó a cobrar cuerpo, mi colega y amiga Alicia Kirschbaum se unió a la cruzada, en algunas de las tareas más lentas, monótonas y pesadas, pero imprescindibles como el compaginado de los ejemplares, que doblábamos a mano, en largas horas de café, amistad y galletitas.

Con posterioridad el geólogo Ángel Eduardo Maza (el que luego sería gobernador de La Rioja, y que era alguien muuuuy diferente por ese entonces) me dio una mano para conseguir publicidad, y me acompañó con la pesada carga hasta el correo, lo que me lleva a la siguiente pregunta.

¿Cómo se distribuía?

Por correo, y no precisamente electrónico, es decir que teníamos, cada vez, que fotocopiar un listado de direcciones que nos proporcionó la AGC, y como niños de jardín trabajar con tijera y plasticola en mano. En efecto, cortábamos cada destinatario y lo pegábamos en el borde superior derecho de la revista, que se enviaba sin sobre, como material impreso, porque eso nos daba precio preferencial en el franqueo postal. Por otra parte, como los ejemplares sólo estaban ensamblados, para que no se desarmaran los doblábamos por la mitad y los abrochábamos como si cerráramos un sobre.

En esta tarea también estábamos juntas Alicia y yo, y a veces se sumó además Eduardo.

Muchos de los ejemplares los entregábamos en mano en nuestros sitios de trabajo, como habrán adivinado ya, para achicar costos allí también. De modo que vayan sumando tareas: Directora, redactora, coordinadora, promotora publicitaria, diseñadora, correctora de pruebas, armadora y cadete.

Por si todo ello fuera poco, me encargué de varias entrevistas, en las que Alicia era fotógrafa, y tenía a mi cargo espacios fijos en la revista, a saber: la nota editorial, los Apuntes bibliográficos, las gacetillas informativas, la página de humor, las entrevistas como ya dije, y toda nota que hiciera falta para completar los espacios.

¿Cómo elegía los temas?

Del modo más ecléctico, exactamente como en el blog. Unos porque eran de actualidad, otros por pedido, otros porque me interesaban a mí, y otros porque una vez en marcha la revista, comenzaron a aparecer colaboradores espontáneos que se interesaban en publicar sus propios textos.

¿Cómo se financiaba?

Con publicidad, que yo misma salí a vender, en empresas con alguna relación con la Geología. Y debo decir que tuve que declinar algunos posibles anuncios, porque nunca falta el desubicado que cree que la compra de espacio publicitario viene con promotora incluida, y por ese entonces mis acciones estaban aún más altas que ahora en el mercado, 😀 (tenete fe, Graciela)

¿Quiénes eran los lectores de la revista?

Era una revista de distribución gratuita entre los asociados de la AGC, es decir, geólogos y afines, más los auspiciantes.

¿Cuál fue el final de la revista?

Básicamente dejó de ser autosustentable durante la hiperinflación de 1983, cuando el precio del papel se disparó a las nubes primero, y como consecuencia normal en Argentina, implicó la casi desaparición de la oferta. Ni papel higiénico se conseguía por ese tiempo.

Hubo además otras causas que atentaron contra la continuidad, pero de ellas prefiero no hablar porque ya ni vale la pena comentarlas.

¿Qué me gustaba de la revista en papel y qué no?

Salvo los costos que me obligaban a andar de vendedora ambulante, cosa que no es mi fuerte, todo lo demás me gustaba. Fue una experiencia maravillosa e inolvidable.

¿En qué se parecen la revista y el blog?

En la pasión.

¿En qué se diferencian?

En su forma, en el público al que van destinados, en los costos, en los tiempos.

¿El blog cumple con los objetivos de la revista o va más allá?

En realidad los objetivos de la revista siempre fueron más acotados, según lo que escribí más arriba, pero así hubieran sido los mismos, el blog tiene ventajas por su propio carácter.

Esas ventajas son principalmente:

  • Costo prácticamente nulo.
  • Velocidad de la comunicación entre el que escribe y el que lee.
  • La difusión sin fronteras físicas
  • La posibilidad de generar verdaderas comunidades virtuales.
  • La posibilidad de incluir herramientas multimedia.

¿Qué diferencias hay entre escribir para colegas y para público en general?

Básicamente el lenguaje, que para unos es más formal, y para otros más coloquial.

Por otra parte, el enfoque es diferente si se trata de un aspecto muy específico sobre un tema que el interlocutor conoce bien, o si es en cambio una generalidad que para el lector es sin embargo novedosa.

Es importante colocarse en el lugar del que lee. No se trata de deslumbrarlo con lo que uno sabe (o cree que sabe) sino de hacerle más fácil la comprensión de lo que le quiere comunicar. Y eso vale para colegas o no.

¿Se disfruta más una cosa que otra?

No en mi caso, porque lo que me gusta y gratifica es escribir por un lado, de lo que sea y como sea; y por el otro, ejercer la docencia en el formato que esté a mi alcance.

Ojalá no los haya aburrido con esta historia personal, porque muchas cosas de Contacto geológico aparecerán alguna vez en futuros posts.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela

8 comentarios para “Historia de la revista «Contacto Geológico» (la abuelita de Locos por la Geología)”

  • Dayana says:

    ¡Pensar que cursé un cuatrimestre entero la materia Diseño Editorial! Podría haber hecho la pasantía en Contacto geológico (aunque cuando se editaba tenía dos tiernos años apenas).

    Me parece interesante que a la vuelta de los años el blog haya podido tomar la posta de la revista. También creo que es un plus que el blog ofrezca espacio para la divulgación y que los «infieles de la geología» podamos preguntar pavadas y que nos podamos sacar las dudas con una experta.

    Lo impresionante es cómo han cambiado las cosas en tan pocos años: de un proceso lleno de intermediarios, idas y venidas, se pasa a una interfase sencilla que tan sólo implica escribir y publicar. Y ahora no hay que ir al correo ni nada, el feed, mail o twitter lo distribuyen a todo el mundo automáticamente y permite que inmediatamente sepas la repercusión del artículo.

  • terox says:

    Eran otros tiempos… una tarea titánica sin lugar a dudas…

  • Graciela L.Argüello says:

    Pero apasionante, Terox, te aseguro

  • Graciela L.Argüello says:

    Sí, Dayana , pero tiene la contrapartida de que determinadas personas no me pierden pisada, y me ponen a trabajar domingos y feriados sin ninguna consideración 😀 Un beso Graciela

  • Christian Andres Obregon Mitma says:

    Hola Graciela!
    La verdad no tenia conocimiento de este pasado tuyo, y es que al leer esas lineas realmente es plausible tu actitud de iniciativa (y es que no muchos se aventuran ‘casi solos’ en esa ‘locura’ que les apasiona) siempre perseverante, optimista, pasando sobre cualquier escollo que se presente … todo una odisea … me imagino que no ha debido ser fácil, en especial con las limitaciones económicas que te aquejaban, pero veo que a pesar de eso supiste administrar los recursos financieros de tal forma que tu «locura» (como tú lo llamas) se vea cristalizada en la realidad.

    Y ya me preguntaba yo si es que tu excelente redacción se fundaba solo en toda la plétora de publicaciones científicas tuyas, debo decir que esa experiencia en la revista «Contacto Geológico», te habrá servido de mucho en experiencia cierto?? ya que desarrollabas casi el 90% del cuerpo de la revista.

    Ya para terminar, quiero mencionarte una frase muy conocida de Miguel de Cervantes Saavedra que dice «Donde una puerta se cierra, otra se abre»; y es que si bien la revista en físico no pudo perdurar en el tiempo por factores que tú debes conocer mejor que yo, se cerró esa puerta …. pero ahora se te ha abierto otra puerta, muchas puertas, pero muchas …. ya que con este blog llegas a miles de personas, geólogos y no geólogos, profesionales, estudiantes, y público en general, interesado en las ciencias de la tierra, alrededor de todo el orbe.

    Agradeciendote todo el tiempo que dedicas a mantener actualizado este blog, me despido hasta un próximo post, éxitos y continua difundiendo la palabra geológica en especial a los «infieles de la geología».

    Saludos
    Christian Obregon.

  • Graciela L.Argüello says:

    Gracias por tus elogiosas palabras Christian, pero en honor a la verdad, debo decir que la vena de escritora la traigo de mucho antes, y siempre la he cultivado como un hobby junto con la profesión. Toda esa faceta mía se ve en mi otro blog:¿Y si hubiera una vez?

  • Ricardo says:

    Hola Graciela, ya charlamos una vez y tienes mi mail para cualquier pregunta o solo por amistad, te comento que me gustaria esa revista media viejita estuviera escaneada y llevada a digital, y espero no ser el unico loco que quiere esto, todo material impreso o no serviria para la causa y los locos como nosotros no perdemos oprtunidad, comentale a la antigua dueña, en una de esas es posible.

  • Graciela L.Argüello says:

    Hola, Ricardo, la antigua dueña soy yo misma, de modo que puedo hacer lo que me sugerís sin problemas. De hecho ya he subido algunas páginas escaneadas: una bajo el título El suelo y la Agricultura y en Geología y humor, subí todas las entregas de esa antigua revista. Pero no me disgusta la idea de hacer escaneos de todos los números, o al menos de los artículos que todavía pueden interesar. Un abrazo, Graciela

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