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Para docentes, las aulas virtuales

Si bien las aulas virtuales están muy lejos de ser una novedad, tanto que yo implementé la mía en la Universidad en el año 2012 (¡imagínense!), y se pusieron muy de moda durante la pandemia; todavía hay docentes que sólo llegaron a usar las clases a distancia vía zoom o meet, pero nunca generaron un aula virtual que sus alumnos puedan visitar en sus propios tiempos, y cuyos contenidos permanezcan para consulta por el periodo que se determine.

No es mi intención explicar aquí la parte tecnológica, que por lo general es administrada por cada institución, sino más bien darles una manito con las ideas relativas a los contenidos mismos, ya que todavía recibo consultas de muchos docentes, de diferentes niveles, al respecto.

Veamos si esto les puede ayudar

¿Para qué un aula virtual?


Si se piensa que la educación no es otra cosa que una forma particularmente rica de la comunicación, el aula virtual se impone como uno de los modos más expeditivos de la comunicación. No se pretende con ella reemplazar la interacción docente- alumno, sino complementarla y agilizarla, de modo que sea más acorde con la realidad cotidiana del estudiante de hoy.
La posibilidad de interactuar más allá de los estrechos límites horarios de la educación presencial, facilitará la resolución de problemas tanto de aprendizaje como de administración del tiempo dedicado a ese aprendizaje.

¿Qué tipo de Aula virtual diseñar?


Seguramente habrá diferentes enfoques en cada caso particular, pero por mi propia experiencia, recomiendo generar un Aula Virtual amigable, que invite al alumno a participar no sólo de las tareas obligatorias, sino también de actividades optativas. Para ello, la idea es manejar un lenguaje coloquial, e insertar contenidos amenos, que extiendan el abanico de opciones más allá de lo estrictamente académico.
Muchas veces, un foro de debate, o una propuesta recreativa, convenientemente orientada aporta conocimiento de manera sutil e “indolora”. Por otra parte, este espacio debe permitir miradas y opiniones diferentes a las convencionales, pues a veces, lo que el docente cree saber es mucho menos de lo que de verdad sabe, y un espacio de intercambio desestructurado enriquece a todos los participantes, inclusive al docente.

En otras palabras, el alumno debe sentirse libre de expresar sus ideas, sugerir temas, discutir contenidos, etc., sin sentirse permanentemente evaluado. Porque debemos recordar que el aula virtual es un complemento del encuentro presencial, que es más estructurado y apegado a un programa que se debe cumplir, y con evaluaciones que son también exigidas en un Plan de estudios dado.

¿Qué recursos, actividades y bloques son necesarios u oportunos?

Por supuesto, el bloque imprescindible es el de las consultas al docente. Allí los alumnos pueden plantear preguntas específicas que no llegaron a formular en las clases presenciales, ya sea por falta de tiempo, timidez, o porque se le fueron ocurriendo durante su tiempo de estudio. Esto me lleva al siguiente bloque, el de las FAQ.
Las FAQ o preguntas frecuentes, son también muy expeditivas, y debería recomendarse al estudiante que las consulte antes de formular sus propias dudas. Esta estrategia, es muy útil, ya que no solamente ahorra tiempo del docente, sino que conduce casi inadvertidamente al alumno hacia la lectura de los temas más recurrentes de la materia.

El Glosario parece una herramienta imprescindible, para que el alumno autogestione sus lecturas, salvando las dificultades que en ellas se le pueden presentar.

Actividades enriquecedoras me parecen los foros de debate sobre temas que si bien no necesariamente forman parte del programa oficial de la materia, pueden interesar particularmente a la comunidad áulica. En el caso particular de la Geología, puede ser un lugar en el que conversar sobre eventos inesperados como una erupción volcánica, un sismo, una inundación o un descubrimiento de interés.
Como recursos adicionales sugiero videos, apuntes, papers, entrevistas y links a páginas de interés para temas específicos.

Pero el aula virtual también sirve como una especie de cartel de anuncios relativos a fechas de parciales, consultas, evaluaciones finales, becas, cursos extracurriculares, congresos, jornadas, etc.

¿En qué medida el uso de esta herramienta puede generar cambios en la práctica de enseñanza?

Considerando que mi gusto personal ya me ha llevado hacia campos muy parecidos, como la gestión de blogs, no me cabe duda de que un aula virtual suma el plus que siempre resulta de realizar algo con placer.
Para aprender se debe estar cómodo y distendido. Nada dificulta más el aprendizaje que una atmósfera tensa. Por eso mismo, todo lo que sume alegría a la responsabilidad docente, se traduce en mejores resultados en la adquisición de competencias.

El espacio tan libre de un aula virtual complementaria (no hablo de clases virtuales o híbridas, espero que eso haya quedado claro desde el inicio) agrega a la experiencia docente más pasión y más desafíos, que seguramente se traducirán en una mayor riqueza en la relación con el estudiante.

Allí los estudiantes y el docente aprenden más cerca que nunca, porque aparecen terrenos nuevos para explorar todos juntos.
Además de estos resultados que impactarían directamente sobre los propios modos de enseñanza, pienso que muchas de las competencias buscadas en los estudiantes se verían favorecidas por esta herramienta, puesto que les permitiría asumir el rol de una autogestión mucho más activa, ya que en los foros, en las FAQ, en las consultas, etc., ellos irían definiendo las direcciones prioritarias para transitar en su formación.
Los temas que de verdad les preocupan e interesan, las metodologías que prefieren para la organización del estudio, los modos más productivos de evaluación, autoevaluación, y evaluación crítica del proceso de aprendizaje, también se irían develando a la luz de esta nueva forma de relación. Y cada grupo de estudiantes generaría las estrategias más provechosas en cada situación.
Como reflexión final agregaría que hay muchas incógnitas, sin dudas, respecto al modo en que se desarrollará esta experiencia en cada caso, pero como toda nueva incorporación didáctica, debe ser pensada como una herramienta flexible, en cuya aplicación no faltarán los errores, a los cuales no hay que temer, porque son la gran oportunidad de extraer aprendizajes, siempre que estemos dispuestos a reconocerlos e intentar corregirlos, para crecer con cada ensayo. ¡Vale la pena, sin duda!

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.


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