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¿Oro en la provincia de Córdoba, Argentina?
Como les he contado ya en otros posts, el oro es un metal que genera gran fascinación sobre los seres humanos, y por eso, lo he elegido para recorrer algunos tramos de la historia de la minería en Córdoba, Argentina.
¿Se explotó alguna vez oro en la provincia de Córdoba, Argentina?
Sí, efectivamente, hubo diversos pulsos de explotación a lo largo de la historia, los últimos de los cuales están muy bien documentados, a diferencia de los que podrín haber tenido lugar en tiempos precolombinos, que se deducen sólo a partir de inferencias lógicas. Por eso, ahora voy a contarles esa parte de la historia de la que hay registros bien rastreables.
¿Dónde, cuándo y a cargo de quién comenzó la minería aurífera documentada en Córdoba?
Probablemente la explotación aurífera más productiva en la Provincia de Córdoba en la época de la Colonia fue la de las minas de San Ignacio, ubicadas en el Valle de Punilla, próximas a San Esteban, aproximadamente a 100 km de la ciudad capital, por la Ruta Nacional Nº 38.
Estas explotaciones estuvieron a cargo de los sacerdotes jesuitas, a quienes se atribuye también su descubrimiento, aunque es muy probable que hayan recibido la información de boca de los indígenas que «evangelizaban». Durante todo el siglo XVII, y hasta su expulsión, ordenada por el rey Carlos III de España en 1767, las minas fueron las más productivas de la región, en buena medida por el conocimiento técnico puesto en práctica por los sacerdotes.
La causa de la expulsión es hoy todavía motivo de controversias y múltiples interpretaciones, y aunque se atribuye a la acusación de haber sido los instigadores del Motín de Esquilache, cuyas causas también son discutidas, lo más probable es que tuviera que ver con el poderío económico que la Orden estaba alcanzando, y que amenazaba la propia supremacía monárquica.
Lamentablemente, al abandonar el virreinato, los jesuitas aplicaron la política de «tierra arrasada», es decir que iban cerrando los socavones, desmontando todos los implementos mineros, y ocultando piques y estocadas. Por esa razón transcurrirían tantos años hasta su redescubrimiento.
¿Cómo siguió luego su historia?
Tal como he señalado más arriba, los jesuitas trataron de borrar todo rastro de sus explotaciones mineras, no obstante lo cual, no pudieron eliminar la información de los documentos en que registraban sus actividades, una vez que ellos estaban en manos de instituciones ajenas a la Orden.
Fue así que algunos audaces decidieron buscar el oro que seguramente escondía aún el territorio. Veremos más abajo la interesante historia de uno de esos aventureros, que no llegó a la Mina de San Ignacio, sino a otra no demasiado distante: la de Oro Grueso.
Pero volvamos a la explotación de San Ignacio, riqueza que fue redescubierta en 1889, debido a las tareas preparatorias de las vías del ferrocarril que debía llegar a Cruz del Eje. En ese momento se alumbraron las vetas conocidas como San Ignacio, Delfina, Argina, Lucía y Pencales.
Si bien inicialmente hubo algunos intentos poco sistemáticos realizados por lugareños y aventureros enterados del descubrimiento, la explotación legal quedó finalmente a cargo de la empresa San Ignacio Minas Company, que inauguraría la primera planta de cianuración de la Argentina.
No obstante, la suerte de la extracción no fue siempre favorable, pues conspiraban en su contra la falta de conocimiento geológico y técnico, más la distancia a los centros de comercialización importantes, y el exiguo capital invertido por la compañía. Según crónicas de la época, el administrador llegó a marcharse sin pagar a los operarios, quienes obtuvieron un permiso legal para continuar la explotación hasta cobrarse la deuda pendiente.
Más tarde, en 1932 se produjo la mayor reactivación de la minería aurífera cordobesa, a cargo de Juan Minetti. Ese pulso favorable duraría sin embargo solamente unos ocho años en el distrito de San Ignacio, que luego se dedicó a la ganadería.
Durante su mejor época, el yacimiento de San Ignacio fue el lugar donde se extraía la mayor cantidad de oro en Córdoba; tanto que en su planta concentradora se procesaban hasta 500 toneladas diarias de material, con una ley de entre 18 y 300 gramos de oro por tonelada. La longitud total de galerías para explotar las vetas conocidas, alcanzaba los 650 m.
¿Hubo otros distritos auríferos explotados en Córdoba?
Sí, efectivamente, se puede mencionar también el distrito de La Candelaria, donde en 1936, el Sr. Antonio Podestá extrajo material aurífero de las minas Chita, Mimí, Nata, Clementina y Nené.
Y existían también otros distritos auríferos en Córdoba, como Paso del Molle, Paso del Carmen, Los Gigantes o Ciénaga de Britos, por ejemplo.
¿Qué es Oro Grueso?
Se trata de otra mina del distrito correspondiente al noroeste cordobés, ubicada a 45 km de La Falda, que fue- como adelanté más arriba- descubierta y explotada por un aventurero español llamado César Pascual, que conocía las crónicas en que se mencionaban las antiguas explotaciones jesuíticas, y que llegó avalado por el título de «adelantado en minería», más o menos equivalente al técnico minero de hoy.
Pascual tenía 28 años y mucha iniciativa, de modo que contrató a baqueanos muy conocedores del área y recorrió piqueta en mano, el río La Candelaria.
En el Cerro que por entonces se llamaba «de los Gómez», encontró en 1875, un bochón de 14 kilos mayormente de cuarzo, del que se extrajo material para un lingote de 930 gramos, que fue luego donado al Museo de Ciencias Naturales de La Plata, por su relevancia histórica. Al tamaño de ese hallazgo se debe el nombre de Oro Grueso que hasta hoy ostenta el lugar.
A partir de ese momento, y por el primer ciclo, Pascual trabajó en 10 socavones, con 100 mineros criollos que trabajaban de manera precaria y artesanal. En algún momento, los primeros operarios se fueron alejando de la mina, fundamentalmente por sus temores supersticiosos. En efecto, comenzaron a esparcirse historias de ruidos extraños procedentes de las profundidades de las minas; y comenzó a relacionarse al «gringo Pascual» con actividades de magia negra; rumores seguramente abonados por sus trabajos con ácidos- que liberaban «extraños vapores»- en el laboratorio donde purificaba el oro.
Cuando los criollos se fueron marchando, lejos de bajar los brazos, Pascual se asoció con dos ingleses y un norteamericano, que habían sido sus compañeros de estudios en España, lo que le permitió adquirir maquinaria moderna (para la época) y acceder a mercados internacionales para vender su producto. Esto le permitió extender su explotación hasta el número de 80 socavones, con oro de ley que variaba entre 5 y 175 gramos por tonelada. Pero en Oro Grueso, se beneficiaba también plata, hierro y cobre.
¿Qué hay hoy en Oro Grueso?
Debido en parte al propio agotamiento del recurso, y en parte a las nuevas legislaciones que impiden la extracción de metales a cielo abierto, por razones ambientales, hoy Oro Grueso es una posada en la que se puede descansar y al mismo tiempo realizar turismo minero.
Toda la maquinaria y los elementos de trabajo minero que se usaron en el S XIX se han conservado en la vivienda o en sus alrededores. En la posada misma se conservan, tanto el mobiliario antiguo como la vajilla de plata y la cristalería fina traída de Castilla La Vieja.
Puede visitarse la Mina de Oro Grueso en una longitud de 150 metros aproximadamente. Si bien en la zona existen 200 minas en total, y dentro del campo de Oro Grueso hay entre 30 y 40, la única que cuenta con habilitación para recibir turismo en visitas guiadas, es Oro Grueso.
Algunas otras se denominan: La Barranca, La Quinta, Niño Dios, Los Ingleses, Porvenir y La Cascada, por ejemplo. Todas están debidamente estudiadas y mensuradas.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de esta página.
Un paisaje en la literatura.
Estos párrafos describen muy bellamente la Geomorfología de la zona de Los Gigantes, y pertenecen al libro El valle de los muertos, de Rubén Pinus, autor cordobés.
Disfruten estas palabras:
…Recordaba, no obstante, que en todos los viajes mamá solía pedir a mi padre que se detuviera en determinado punto de la ruta para poder apreciar el bloque macizo de granito conocido como Los Gigantes.
La primera vez que lo hicimos yo tenía unos cinco años y me llevó un par de minutos encontrar la perspectiva correcta para vislumbrar la formación rocosa que con tanto entusiasmo mi madre deseaba hacerme conocer. Por más que lo intentaba, todo lo que veía era un extenso territorio de sierras rocosas, picos y lomadas bajo un cielo que parecía estar muy cerca de la superficie. En determinado momento, al fin, las sierras y lomadas conformaron la imagen de dos gigantescos cuerpos humanos recostados en la superficie, uno al lado del otro. En un instante y como por arte de magia vi que las sierras, lomadas y picos no eran sierras, lomadas y picos, sino parte de la anatomía de dos gigantes tomando el sol en medio de la nada. Me pareció fantástico y comencé a gritar «los veo, los veo» como si fuera el famoso ¡Eureka! de Arquímedes.
Lo disfrutaron, ¿verdad?
Un abrazo ya hasta el lunes con un tema más científico. Graciela.
Una inauguración interesante.
El pasado jueves 22 de marzo de 2018, en la Universidad Nacional de Córdoba, fue inaugurada una maqueta háptica en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria. La maqueta tiene como objetivo orientar de manera geoespacial a las personas con discapacidad visual, permitiendo así la integración y fomentando la igualdad de condiciones y de oportunidades.
Para ello se realizó un plano háptico del predio de Ciudad Universitaria de la ciudad de Córdoba, con el asesoramiento de una persona con discapacidad visual. La percepción háptica es el conjunto de sensaciones, no visuales, que experimenta un individuo para recibir información. Se basa sobre la percepción táctil, utilizado a menudo por las personas ciegas para relacionarse con el mundo que las rodea. Las diferentes texturas, y el sistema Braille son claves para la concreción del plano.
Este proyecto permitió crear una herramienta de accesibilidad e incluir sin segregación de capacidades, ya que se puede acceder a la misma de forma táctil y visual, para un uso inclusivo por mayor cantidad de personas con y sin discapacidad.
Esta maqueta fue realizada por los estudiantes: Sofía Rotharmel, Romina Carranza, Ayelen, Carlos y Virginia, como un trabajo integrador dentro de la cátedra de Ingeniería en Rehabilitación de la carrera de Ingeniería Biomédica. Cabe recordar que la carrera de Ingeniería Biomédica es una carrera dictada en forma conjunta entre la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la Facultad de Medicina.
La maqueta quedará emplazada en el Pabellón Argentina para su utilización por parte de las personas que circulen por allí ya que es el principal referente de Ciudad Universitaria.
Ciencia y técnica en televisión en Córdoba.
Ayer comenzó TecnoCiencia 3D – Programa de Televisión de la FCEFyN
Este miércoles 25 de Abril comenzó TecnoCiencia 3D, el Programa de Televisión de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba.
Allí se presentarán todos los trabajos de Investigación, proyectos y novedades de la Facultad.
El programa se emite todos los Miércoles a partir de las 23.00 horas por Canal U y repite los días Sábados a partir de las 20.00 horas.
También se puede seguir por Canal 5 de Cablevisión y por las señales 30.2 y 31.2 de la Televisión Digital Abierta (TDA)
En vivo, por http://www.cba24n.com.ar
Una buena noticia para los universitarios cordobeses.
La Universidad Nacional de Córdoba está entre las siete Universidades argentinas reconocidas en Ranking Internacional, según se lee en Best Global Universities.
Este listado presenta en el primer puesto a la Universidad de Harvard e incluye sólo a 59 universidades latinoamericanas, dentro de las cuales hay siete universidades argentinas, todas ellas públicas.
La evaluación, se basa en la cantidad y calidad de las publicaciones, citas, libros, conferencias, número de menciones que aparecen entre el 10% más citado, y colaboraciones internacionales. Además, también se midió la reputación global y regional en investigación. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, en Argentina ninguna de las universidades que integran este ranking es privada.
Las universidades argentinas que figuran en la lista son las de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Rosario, Mar del Plata, la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional del Sur, de Bahía Blanca.
Dentro de las instituciones latinoamericanas, el primer lugar lo ocupa la Universidad de San Pablo, seguida por la Pontificia Universidad Católica de Chile, y la Universidad Federal de Río de Janeiro. El cuarto lugar lo ocupa la UBA.
En el ránking mundial general, que busca identificar las 1250 mejores universidades en el mundo de acuerdo a esos indicadores, la UBA quedó en el puesto 341, la UNLP en el 597, y la Universidad Nacional de Córdoba en el puesto 829.
Por supuesto, esto significa que hay muchísimo esfuerzo por delante para escalar hacia puestos más altos, pero es bueno figurar ya en un ranking mundial.
La consultora Clarivate Analytics InCites proporcionó los datos y las métricas del ranking, mientras que la información bibliométrica se basó en Web of Science, servicio en línea de información científica