«Había una vez el átomo», un libro para perderle el miedo a la Química

Hoy voy a comentarles un libro que en realidad no es de Paleontología ni Geología, sino que es un texto de divulgación sobre algunos fundamentos de Química.

Como es muy habitual que me lleguen comentarios de jóvenes que quieren estudiar Geología, y se aterran ante la idea de que para eso tienen que aprobar materias como Química, Física y Matemáticas, me parece una buena idea recomendarles un librito que les hará perder el miedo por lo menos a la primera de esas ciencias.

Se trata de uno de los textos de la colección Ciencia que ladra, editada en la Universidad Nacional de Quilmes por Siglo XXI Editores.

El libro en cuestión es Había una vez el átomo, de Gabriel Gellon, publicado en 2007 con el I.S.B.N.: 978-987-1220-93-9, y también ha sido comentado por Dayana, con criterios diferentes a los míos, y con la inteligencia que siempre la caracteriza. Les recomiendo que lean también su reseña, para completar el panorama.

¿Qué sabemos de Gabriel Gellon?

Es un científico, para empezar, lo cual nos da más garantías sobre la calidad de la información que cuando quien escribe es un comunicador social algo versado en ciencias. Gabriel Gellon es licenciado en Ciencias Biológicas euntitledatomon la UBA, Master in Science y Doctor (PhD) de la Universidad de Yale. Desde 1998 se especializa en educación en ciencias… y se le nota.

¿De qué se trata este libro?

Dejo que el propio autor haga las aclaraciones pertinentes:

…no es un libro sobre la energía nuclear ni sobre la estructura interna del átomo.

…No, lo que este libro cuenta es cómo los científicos llegaron a convencerse de que los átomos realmente existen.

…Por otro lado, éste no es un texto de historia…

Y entonces, ¿de qué se trata este libro? Pues es una manera de abordar el tema con una mirada retrospectiva que permite al lector «acompañar» a los científicos de todos los tiempos en sus respectivos y sucesivos descubrimientos, con los que fueron construyendo el conocimiento del átomo.

Este abordaje hace la lectura sencilla y entretenida, mientras va sembrando de manera indolora, copiosa información básica que hace todo el tema más amigable.

Uno lo lee como las aventuras de los antiguos investigadores y de paso se entera de muchos temas propios de la Química. Es un modo muy interesante de atrapar al lector.

¿Qué puntos me resultaron más atractivos?

Obviamente aquéllos en los que más coincidimos, y que me permiten decirles «¿vieron que era como yo decía?»

Por ejemplo, cuando desmitifica a la ciencia y a los investigadores, cuando mira con cierto escepticismo el estereotipo del método de científico, o cuando asume que nada está terminado en la elaboración del conocimiento. Y cuando asume que hay mucho de arte y creatividad en todo eso.

Pero permítanme darles ejemplos de lo que digo, tomados de su libro:

…Alguna vez se dijo que la ciencia es la frontera ardiente entre observación e imaginación…

…En el esbozo de toda teoría, las ideas imaginativas de quienes tienen «visiones amplias» interactúan de manera sutil y compleja con las observaciones que hacemos de la realidad. Las teorías nacen del mundo de la imaginación pero deben adecuarse al mundo de los fenómenos…

…pero con frecuencia encontramos que ciertas observaciones son ignoradas para conservar una teoría, o que la teoría predice observaciones que no han sido realizadas aún. Y a veces una observación realizada hace mucho tiempo encuentra sentido y valor en el marco de una nueva teoría. Y así algunos misterios antiguos son develados a la luz de una teoría más nueva; cuando esto sucede, la teoría gana fuerza.

En una notita a pie de página dice además algo encantador:

La visión estereotipada de método- observación-hipótesis, experimento, conclusión, etc.- es, básicamente una caricatura de las reflexiones de Bacon.

¿Qué otros puntos se pueden señalar como méritos especiales?

Bueno, como dice el refrán cada uno habla de la feria según cómo le fue en ella, de tal modo que a mí me fascinaron dos cosas que me tocan de modo muy directo: la consideración especial hacia la tarea científica de la mujer, y la estrecha relación que existe o debería existir entre la docencia y la investigación, y cómo ambas se alimentan mutuamente. Vayan ejemplos más que elocuentes:

…Hodking (Dorothy) tuvo tres hijos. Tres hijos y un premio Nobel. Admirable, ¿no? Sin embargo nadie pregunta cuántos hijos tiene un hombre cuando gana el Premio Nobel. Porque reconocemos que la maternidad, más que la paternidad, reporta un consumo extraordinario de energía, y que se requiere una persona extraordinaria para combinarla con los esfuerzos demandados por la ciencia…

…si bien tener una esposa es una gran ayuda para un científico, tener un marido representa una carga…

Ese solo párrafo amerita recomendar el libro,  😀 pero además agrega respecto a la docencia:

…ciencia y docencia es un matrimonio que nos parece más natural. Sin embargo, por lo general creemos que la docencia se trata de enseñar lo que ya se sabe, mientras que la ciencia trata de descubrir (o inventar) aquello que no conocemos…

…Una de las virtudes de tener investigadores en las universidades es que quien enseña es quien está haciendo el conocimiento a impartir. Esto, sin duda, genera una educación de alta calidad.

…el esfuerzo docente de un investigador no es tan diferente de su reflexión científica.

…Exactamente lo mismo puede decirse de la invención de la Tabla Periódica por Dimitri Mendeleyev (veáse el capítulo 9); el ruso inventó la tabla para poder explicar mejor a sus alumnos el caótico mundo de los elementos  y compuestos químicos. Fue su lado docente el que trajo luz a la ciencia.

 

¿Qué puede decirse de la forma y estilo del libro?

Excelentes, lo cual hace la lectura á¡gil (yo lo leí en una noche, disfrutando cada párrafo) y muy entretenida, ya que va entremezclando anécdotas y datos curiosos, como la referencia- para míhasta entonces desconocida- de quiénes cuándo y por qué organizaron el primer congreso de Química, entre otros.

Además, todo el texto tiene un lenguaje coloquial que lo hace totalmente comprensible, y si bien no es un manual de química, se explican claramente muchos temas , como quien no quiere la cosa, y según creo, sin generar ni rechazos ni angustias existenciales en las personas que dicen «odiar la química».

Otro plus es una excelente bibliografía comentada al final, que será de utilidad para quienes se queden con ganas de más, que seguramente no serán pocos.

¿Algún defectillo quizás?

Sí, porque al mejor escribano se le va la pluma, como decía mi madre. Un par de errorcillos que podrían subsanarse con una Fe de erratas, pero que ya que los he detectado, se los aclaro:

En la página 85, se habla de una pelea «encarnecida» entre Proust y Berthollet, pero. como se darán cuenta, lo que debería decir es «encarnizada».

Más de fondo es el error (que atribuyo a una distracción y no a otra cosa) cuando se dice que Galileo cometió el pecado del geocentrismo, siendo que en realidad lo que se consideró en la época un pecado, fue precisamente lo opuesto, es decir que abonara la teoría Coopernicana de un sistema con el sol por centro, conocida como heliocentrismo.

Y luego en la página 157, en la Tabla I, en la última columna (la 4), donde dice que se divide el valor de la columna cuatro por el menor de la 3, debe decir que se divide cada cifra de la columna 3 por el menor valor de la misma. En la columna 4 aparecen los resultados de esa operación.

Estas correcciones son un pequeño servicio para el lector potencial de este libro que, de todas maneras, me parece absolutamente recomendable.

Espero que les haya interesado este post, porque tengo intenciones de comentar más libros de esta colección. Un abrazo, Graciela

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8 comentarios para “«Había una vez el átomo», un libro para perderle el miedo a la Química”

  • terox says:

    A mí siempre me ha parecido acertado combinar la historia de la ciencia, con el contenido de la misma… recuerdo con mucho cariño el «Álgebra de Baldor» y las pequeñas ilustraciones con que comenzaba cada capítulo… ahí fue donde por primera vez supe quién fue Hipatia, por ejemplo… (y hablando de mujeres notables).

  • Susana Conti says:

    Hoy, 6 de marzo de 2012 descubro esta joya blog!!!! Fantástico estilo de comunicación. Soy profe de Geografía en Enseñanza Secundaria y Formación Docente en Salto, Rca. Oriental del Uruguay. Cuando buscaba en imágenes google un buen planisferio de Placas, cuya proyección sirviera a mis intenciones didácticas, lo descubro. Ya estoy atrapada y hace más de hora y media que lo recorro y leo avidamente. Me sentí «locamente» identificada por lo de los perros ya que tengo tres y colaboro con un refugio en nuestra ciudad. Ya lo recomendé a mis colegas y en especial al profe de Geología del Profesorado de Geografía del CERP del Litoral, donde trabajo. Gracias por existir. No tiene desperdicio!!! La Su

  • Graciela L.Argüello says:

    Gracias. Susana, tus palabras me dejaron sin palabras. Un beso Graciela

  • Graciela L.Argüello says:

    Es un abordaje muy interesante, Terox, yo lo uso también para la tectónica de placas, ya vas a ver cuando avance sobre ese tema. Ayuda mucho a la comprensión. Un beso Graciela

  • vane says:

    hola me encanta el blog y pienso estudiar geologia 🙂 gracias x recomendar el libro

  • Graciela says:

    Me alegra haber sido útil, Vane, y te deseo lo mejor en esta carrera que iniciás. Un abrazo. Graciela

  • Braian says:

    disculpen la ignorancia, tal vez no lo vi, o no se, pero, no publicas el link de descargade del libro??

  • Graciela says:

    Hola, Braian, para eso tenés que dirigirte a la página de la editorial, ellos tienen el copyright, yo sólo comento el libro porque sus contenidos se relacionan con temas de interés científico.

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