A 92 años del descubrimiento de los restos fósiles del «Hombre de Pekín» Parte 2
Como este post es continuación del de la semana anterior, en caso de que no lo hayan hecho ya, les recomiendo ir a leer la primera parte, antes de internarse en ésta de hoy.
La semana pasada contesté las siguientes preguntas:
¿Quién era Davidson Black?
¿Dónde y cómo ocurrió el hallazgo del Hombre de Pekín?
A partir de aquí, seguimos con las nuevas preguntas.
¿Qué podemos decir sobre el Homo erectus?
Homo erectus es un homínido ya extinto, cuyo biocrón se extiende entre dos millones de años y 70 000 años antes del presente, es decir durante el Pleistoceno inferior y medio.
Clásicamente se ha considerado que los Homo erectus habitaban en Asia y eventualmente en Europa, y se ha reservado para los fósiles obtenidos en África, la denominación de Homo ergaster, es decir que pertenecerían a otra especie.
Una descripción más o menos común a todo el género Homo podría incluir una cuasi cresta (toro o torus) supraorbitario muy marcado, frente huidiza, fuerte mandíbula casi sin mentón, mayor dimorfismo sexual que en el Homo sapiens y estructura corporal robusta, alcanzando altura de hasta 1,80 m.
Las mayores diferencias entre las diversas especies de Homo pasan por el volumen de su cerebro, que iría en aumento desde el Homo habilis y el Homo georgicus hasta el hombre moderno u Homo sapiens sapiens.
Algunos ejemplares encontrados desde 1891 se consideraron en su momento el eslabón perdido, y el médico anatomista holandés Eugène Dubois los designó como Pithecanthropus erectus (hombre-mono erguido), pero ya desde 1940 son considerados como pertenecientes al género Homo (Homo erectus erectus).
En realidad toda la filogenia Homo está en permanente discusión. Para algunos autores el Homo erectus descendería de manera directa de Homo habilis, y otros, en cambio creen que surgirían a través de un nexo común de ambas especies con el Homo rudolfensis.
Tampoco hay consenso respecto a si debe considerarse a Homo ergaster una especie diferente, o si son en realidad variaciones adaptativas del H. erectus.
Las subespecies que más universalmente se aceptan son:
Homo erectus erectus – Hombre de Java.
Homo erectus pekinensis – Hombre de Pekín.
Homo erectus soloensis – Hombre de Solo.
Homo erectus lantianensis – Hombre de Lantian.
Homo erectus nankinensis – Hombre de Nankín.
Homo erectus yuanmouensis – Hombre de Yuanmou.
Como mencioné más arriba, hay también otras posibles subespecies, que son más discutidas, porque para algunos autores son en realidad especies diferentes:
Homo erectus ergaster, que de ser especie diferente, se denominaría Homo ergaster
Homo erectus palaeojavanicus – o Meganthropus, si se le da status de especie.
Homo erectus tautavelensis – Hombre de Tautavel o bien Homo tautavelensis si se categoriza como especie.
¿Cómo se relaciona el Homo erectus con el hombre moderno (Homo sapiens sapiens)?
Hemos visto ya de dónde procedería el Homo erectus, veamos ahora hacia dónde fue, es decir cuál habría sido su relación con el Homo sapiens sapiens u hombre moderno (nosotros, bah).
Para algunos, tanto H. erectus como H. sapiens representan dos especies que evolucionan de manera independiente desde algún antepasado común.
Para otros, en cambio, el H. erectus es el antepasado directo del sapiens. El debate hasta hoy continúa sin acuerdos duraderos, pero tal vez la interpretación más interesante sea la de Jolly, quien reconoció dos limitaciones importantes para saldar la discusión. Por un lado, hay una gran complejidad en los límites y variaciones de las especies vivientes, inclusive; y por el otro, el registro fósil es por supuesto muy incompleto y demasiado sujeto a lecturas sesgadas, según los preconceptos de los investigadores.
Cualquiera sea el caso, el tema taxonómico empalidece frente a cuestiones mucho más interesantes y potencialmente disparadoras de investigaciones muy fructíferas, tales como las convergencias y divergencias adaptativas, las dispersiones y migraciones geográficas, y las interacciones grupales en los límites espaciales e interespecíficos.
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el mircoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
A 92 años del descubrimiento de los restos fósiles del «Hombre de Pekín» Parte 1
El 3 de febrero de 1928, el paleoantropólogo Davidson Black informó sobre el hallazgo de fósiles humanos en Shaukoudian, China, a través de una publicación en la revista Nature. Al cumplirse precisamente hoy 92 años de este hecho, lo haremos el tema de nuestra conversación de la fecha.
¿Quién era Davidson Black?
Davidson Black (Toronto, 1884 – Pekín, 1934) fue un anatomista y paleontólogo canadiense, que durante las vacaciones de su juventud transportaba mercaderías en canoa para la compañía Hudson Bay. En esos viajes comenzó a interesarse por las poblaciones aborígenes y hasta aprendió su idioma.
En 1906 completó la licenciatura en medicina en la Universidad de Toronto, y posteriormente estudió anatomía comparada en Gran Bretaña, en la Universidad de Manchester.
Siendo ya profesor asistente en la universidad estadounidense de la Reserva Occidental de Cleveland en Ohio, tomó un año sabático en 1914, para trabajar en Inglaterra con el famoso neuroanatomista Grafton Elliot Smith, quien lo interesó en el campo de la evolución humana.
En 1917 fue médico de las Fuerzas Expedicionarias Canadienses que participaron en la Primera Guerra Mundial. En 1919 fue invitado por la Unión Médica Colegiada de Pekín, para impartir clases de neurología y embriología, oportunidad que aprovechó para iniciar la búsqueda de fósiles de ancestros humanos.
Tras años de estudios en China, de los que hablaremos en la siguiente pregunta, Black volvió a Europa en 1930 para presentar sus hallazgos, gracias a los cuales fue elegido miembro de la Royal Society. Sin embargo, Davidson tenía un defecto congénito en el corazón, y debió hospitalizarse durante seis semanas, luego de las cuales volvió al trabajo, sólo para morir a los 49 años de edad, en marzo de 1934, debido a un infarto que sufrió mientras estaba trabajando solo y de noche en su oficina.
¿Dónde y cómo ocurrió el hallazgo del Hombre de Pekín?
Cuando en 1926 supo que se habían encontrado dos dientes fósiles, aparentemente humanos, en Zhoukoutien, en las cercanías de Pekín, Black se involucró rápidamente, obteniendo una generosa subvención de la Fundación Rockefeller, lo que le permitió iniciar nuevas excavaciones en 1927.
Ya ante los primeros hallazgos, Davidson Black manifestó que había encontrado una nueva especie y género de homínido al que bautizó Sinanthropus Pekinensis (‘Hombre de Pekín’).
Recordemos que se denomina homínidos a todos los primates antepasados del hombre moderno, y a éste último también. Se caracterizan por la postura erguida y por la locomoción bípeda, pero de todos ellos sólo sobrevive el Homo sapiens, aunque sus ancestros se remontan hasta unos 6 millones de años atrás.
Pese al inicial escepticismo, la teoría de Black fue confirmada el 2 de diciembre de 1929, cuando se descubrió el primer cráneo casi totalmente completo.
A través de estudios posteriores, se descubrió que los restos eran muy parecidos a los del hombre de Java encontrados por Eugène Dubois, confirmándose que el Hombre de Pekín era un homínido pre-humano, y debido a que todos los cráneos carecían de la superficie inferior de la caja craneana, se supuso que era caníbal y se alimentaba de los sesos de su congéneres fallecidos.
A la muerte de Black, los trabajos en Zhoukoutien fueron continuados bajo la dirección de Franz Weidenreich, pero si bien durante los siguientes cinco años hubo muchos nuevos hallazgos, todos los fósiles del Hombre de Pekín se perdieron misteriosamente en Hawai durante la década de 1940, y ya no pudieron analizarse más los restos originales. No obstante, el «Hombre de Pekín» hoy se ha reclasificado como Homo erectus.
Hasta aquí el post de hoy, el próximo lunes responderé las dos preguntas faltantes, a saber:
¿Qué podemos decir sobre el Homo erectus?
¿Cómo se relaciona el Homo erectus con el hombre moderno (Homo sapiens sapiens)?
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
Peligro en la Pampa
Como ya les he prometido, vengo hilvanando recuerdos de sucesos que tuvieron lugar en el campo, y que significaron un riesgo en su momento. Hoy recuerdo aquella oportunidad en que fuimos amenazados de manera explícita en Pampa de Olaén.
Por ese entonces estábamos realizando investigaciones sobre el desarrollo de los suelos en pampas de altura, y buscábamos sitios con la suficiente variabilidad espacial como para analizar diversos factores.
Era nuestra primera visita al lugar, y comenzábamos apenas el primer reconocimiento cuando, estando los tres geólogos que éramos, a bastante distancia del auto, apareció un puestero montado a caballo y rodeado de una docena de perros de gran tamaño y bastante salvajes. Metían miedo, ¡y lo digo yo, que amo incondicionalmente a los perros, y trabajo por sus adopciones y rescates!
Cuando este buen hombre nos increpó, preguntando qué hacíamos en las tierras que él custodiaba- y que dicho sea de paso no tenían pirca, cercado ni señal alguna que nos indicara que estábamos violando propiedad privada- le respondimos de muy buen modo, aunque con bastante preocupación por lo amenazante de su tono y su jauría.
Por mucho que argumentamos respecto a nuestro propósito científico, y a los beneficios que él mismo recibiria de la información resultante de nuestro proyecto, nada lo tranquilizó, y nos ordenó retirarnos del lugar. Pero lo hizo agregando unas órdenes a sus perros, que se desplegaron en abanico frente a nosotros y comenzaron a gruñir con las pelambres de sus lomos erizados. ¡Mala señal!
No fue necesario mucho más para que emprendiéramos la retirada, con el semicírculo de perros siempre en posición hostil y pisándonos los talones.
Cuando llegamos junto al auto, en un refinamiento de sadismo, el puestero dio la orden de ataque, y literalmente nos zambullimos en el vehículo, cerrando las portezuelas a un centímetro de las portentosas dentaduras. Todavía para salir del lugar pasó un rato largo, porque los animales rodeaban el auto siempre en medio de gruñidos y ahora también ladridos, impidiéndonos avanzar, por no atropellar a ninguno.
Cuando el guardián de la zona se cansó de divertirse a nuestra costa, llamó a los perros, que mansos como cachorritos mimosos, se acercaron al caballo moviendo las colas como si dijeran: «Estuvimos bravos, ¿viste?», y se marcharon todos al trotecito lento, con rumbo al horizonte, mientras nuestro auto salía disparado para nunca más volver a ese lugar de las sierras. Huelga decir que el proyecto se realizó a bastante distancia de allí.
Cosas que vivimos los geólogos en el campo. Un abrazo y hasta el próximo miércoles. Graciela.
La foto que ilustra el post es de este sitio.