La leyenda del volcán Lanín

Hoy vamos a ocuparnos de una leyenda muy bella acerca del volcán Lanín, cuyo marco geológico y características científicas reservaré para otro post, limitándome ahora a mencionar muy pocas de sus particularidades.

¿Dónde se encuentra el volcán Lanín y cuáles son sus características más generales?

El nombre mapuche del volcán Lanín es Pillañzegüñ, lo que según diversas interpretaciones podría significar «roca muerta» o «murió de un atracón».

El volcán forma parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, y se ubica en el departamento Huiliches, muy próximo a la ciudad de Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén, Argentina, pero con laderas que se internan en Chile, pues está¡ precisamente sobre el límite internacional. Lo rodean los lagos Paimún y Huechulafquen al Sur y el Lago Tromen al Norte, y todavía hay presencia de glaciares en algunas de sus pendientes.

Es un estrato – volcán cuya última erupción de gran intensidad habría ocurrido hace 1.600 años, por lo cual es considerado activo, y registra una altura de 3.776 metros sobre el nivel del mar. A sus pies se extiende el Parque Nacional Lanín, de una superficie aproximada a las 400.000 hectáreas, que incluyen 25 lagos, entre los que se encuentran el Huechulaufquen, el Ñorquinco, el Lolog y el Lácar.

¿Qué cuenta su leyenda?

Según cuentan los mapuches, el Lanín era el hogar de un pillán muy poderoso. Acá hagamos un paréntesis para aclarar que un pillán es un espíritu de un ancestro importante según la religión mapuche; y en este caso se trataba del alma del valiente cacique que había muerto en la batalla del Arauco contra los invasores. Los conquistadores españoles interpretaron el concepto de Pillán como sinónimo de demonio o ser maligno, lo que no tiene relación con la idea original de la cultura Mapuche.

En algún momento histórico, el cacique Huanquimil y los cazadores de su tribu llegaron a la cima del Lanín, persiguiendo huemules.

Esto desencadenó la furia del Pillán que desde el interior del volcán empezó a arrojar lava, humo, llamas ardientes y cenizas. Consultada la machi de la tribu, ésta señaló que para calmar tanta ira debían revertir la furia de Pillán y éste les informó que era necesario sacrificar a una virgen que fuera además muy bella y muy amada por toda la tribu.

La elección recayó naturalmente sobre Huillefún, la hija menor del cacique. Se encomendó entonces a Quechuén (en otras versiones se lo conoce como Talka), el  cazador más joven y más valeroso, que la arrojara al interior del cráter.

Pero como todas las leyendas implican historias de amor, Quechuén estaba secretamente enamorado de la doncella y no pudo arrojarla al volcán, sino que ascendió por la ladera con ella en sus brazos, y la depositó en un sitio medianamente protegido, en la esperanza de que ella encontrara un modo de escapar y conservar la vida.

Pero cuando comenzaba apenas su descenso, Quechuén (o Talka) escuchó a sus espaldas un ruido de batir de alas gigantescas, y sintió un viento arrollador. Al volver la cabeza vio cómo un cóndor inmenso, con los ojos como brasas encendidas, descendió sobre Huillefún, y sin siquiera posarse, la tomó con sus garras, alzando luego el vuelo, sólo para arrojarla en el interior del volcán, completando así la tarea que el enamorado no pudo concluir.

Según la leyenda, el volcán cesó entonces su actividad y ya no volvió a tener otra erupción.

¿Qué podemos agregar?

Pues que el Pillán no permaneció tranquilo para siempre, según parece, ya que hubo alguna actividad- aunque poco intensa- en 1892 y más cerca en el tiempo, volvieron a registrarse eventos moderados a partir del 15 de febrero de 2017.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Deja un comentario

buscar en el blog
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Archivo