Eduardo Galeano, un volcán, y Adán y Eva.
Como otras muchas veces, la incansable buscadora de maravillas para el blog, Dayana, encontró textos relacionados con la Geología, que son de una belleza inenarrable.
Esta vez son cuentos del libro de Eduardo Galeano, Bocas del tiempo. 1ra. ed. Buenos Aires
Los iré subiendo en estos posts de los viernes para inaugurar un hermoso fin de semana- El cuento de hoy es:
Huellas
Una pareja venía caminando por la sabana, en el oriente del África, mientras nacía la estación de las lluvias. Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.
Un volcán cercano, ahora llamado Sadiman, estaba echando cenizas por la boca. El cenizal guardó los pasos de la pareja, desde aquel tiempo, a través de todos los tiempos. Bajo el manto gris han quedado, intactas, las huellas. Y esos pies nos dicen, ahora, que aquella Eva y aquel Adán venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta. Después, volvió al camino compartido.
Las huellas humanas más antiguas han dejado la marca de una duda.
Algunos añitos han pasado. La duda sigue.
Maravilloso, ¿verdad? Un abrazo, Graciela