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Algunas nociones básicas sobre contaminación atmosférica.

Imagen1nieblaEste tema tiene de por sí numerosas aristas, de modo que sólo voy a presentarles una muy apretada síntesis, basada sobre todo en el trabajo de Javier Alonso Rodríguez, de la Universidad de Oviedo, publicado en 1998. Sí hace mucho ya, pero me gustó la sistematización de los principales aspectos tratados, por lo cual sigo esos lineamientos.

¿Qué se entiende por contaminación atmosférica?

Se conoce como contaminación atmosférica a toda carga en el aire que la compone, de sustancias materiales y/o de energía en cantidades anómalas si se las compara con la composición química habitual. Pueden también ser las propiedades físicas las que resulten modificadas.

Esa contaminación puede o no afectar la calidad de vida en la región afectada, pues el concepto en sí sólo se refiere a las características de la composicón del aire, no a sus efectos directos o indirectos sobre la biosfera.

¿Qué tipo de contaminantes existen, según su origen?

Básicamente son dos las categorías existentes, según el origen o procedencia:

Son contaminantes naturales, aquéllos generados por la propia dinámica de la Tierra, como es el caso de los resultantes de la actividad volcánica,  la acción del viento que levanta partículas desde el suelo, o que genera aerosles desde la superficie de los espejos de agua. También eventos aleatorios como los incendios forestales, no provocados por el hombre. cargan la atmósfera con gases y partículas.

Hay también una parte de la contaminación natural que es generada por los procesos metabólicos de los seres vivos, y por descomposición de la materia orgánica, sin intervención del hombre.

Toda la porción restante de la contaminación es de origen antrópico, es decir que se debe a acciones humanas exceptuadas las de su metabolismo. Aquí se incluyen los gases liberados como subproducto de la generación de energía a partir de combustibles fósiles, los materiales liberados en procesos industriales, o por los medios de transporte, principalmente.
Por regla general, los contaminantes antrópicos reconocen una fuente específica, y según cómo se distribuyen en el espacio se dividen en:

  • Puntuales, fijos o estacionarios, como son las usinas o determinadas fábricas, curtiembres o destilerías.
  • Lineales o móviles, como son las rutas, autopistas y caminos donde se concentran las emisiones de los vehículos en marcha.
  • Zonales, compuestos o múltiples, que incluyen las ciudades, áreas industriales y puertos y aeropuertos.

Si bien la contaminación natural es mayor en volumen que la antrópica, las fuentes emisoras están muy repartidas en toda la superficie terrestre, lo que atempera sus efectos, debido precisamente a la mayor dispersión.

¿Qué ciclo cumplen los contaminantes en la atmósfera?

Una vez que los contaminantes se dispersan (los sólidos) o se difunden (los gaseosos) en la atmósfera comienzan un cierto ciclo evolutivo a lo largo del cual reaccionan entre sí, cambiando de composición, tamaño, estado físico, etcétera, según cuáles sean los elementos presentes, y las condiciones atmosféricas y meteorológicas.

Así resultan dos grupos de contaminantes:

Los contaminantes primarios, son los resultantes de emisiones directas desde los focos mencionados más arriba.

Los contaminantes secundarios, en cambio, se forman en la atmósfera a partir de combinaciones y reacciones entre los contaminantes primarios. Un ejemplo es la formación de lluvia ácida.

Con posterioridad, la atmósfera misma se depura, eliminando los contaminantes a través de procesos naturales. Así pues, los gases pueden condensarse, ser absorbidos por sustratos sólidos o resultar disueltos en los espejos de agua. Los sólidos tienden a coagularse, creciendo de tamaño hasta que su peso es tal, que terminan cayendo al suelo; o bien son lavados por las precipitaciones.

¿Cómo se clasifican los contaminantes según su tiempo de residencia en la atmósfera?

Los elementos contaminantes tienen un tiempo de residencia en la atmósfera que permite su clasificación en:

  • De corta duración, que va desde horas hasta un día, y que incluyen básicamente a las partículas gruesas que sedimentan rápidamente.
  • De media duración que implica alrededor de una semana, y que puede ser resultante de una contaminación regional, generalmente relacionada con vulcanismo o incendios forestales.
  • De larga duración, que puede alcanzar a varios meses, y suelen ser las emisiones gaseosas, cuya eliminación es muy lenta.

La vida media de un contaminante depende de las características propias del mismo, de la capacidad difusora de la atmósfera y del ritmo de eliminación, además de la continuidad o no de las emisiones que lo colocan en la atmósfera.

¿Cómo se clasifican los contaminantes, según su estado físico?

Como no puede ser de otra manera, hay contaminantes sólidos, líquidos- que constituyen mayormente nieblas y aerosoles- y gaseosos.

¿Cómo se clasifican las partículas contaminantes según su tamaño?

Se habla de granos o gránulos en suspensión, cuando se trata de tamaños comprendidos entre 2 mm y 62 µm. Son por lo general visibles a ojo desnudo, insolubles y aportados por el viento, que los dispersa en la atmósfera, pero que al cesar su acción los deposita rápidamente por simple gravedad.

El término polvo o ceniza se aplica a partículas entre 62 y 1 µm. Sólo se ven con microscopio óptico, y son también mayoritariamente insolubles. Tienden a permanecer en la atmósfera por largos períodos, hasta que la lluvia los decanta, o bien se depositan según la velocidad que les define la ley de Stockes, que analizaremos en un post ad hoc.

Recordemos que la ceniza volcánica no resulta de combustión, pero en el caso de los contaminantes de la atmósfera, se incluyen también en el término «ceniza», las partículas que sí proceden de incendios forestales o de otras combustiones.

El término específico «hollín» se usa para núcleos de carbón al cual otros contaminantes se adhieren superficialmente. Lo que lo distingue de otras partículas es el color negro que tizna todas las superfices expuestas.

¿Qué puede decirse de los gases?

Entre los contaminantes gaseosos se encuentra el humo, que puede resultar de la combustión incompleta de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, o de la madera; puede ser humo industrial, debido a la volatilización y posterior condensación de vapores, que generalmente da origen a reacciones químicas de oxidación y libera compuestos potencialmente peligrosos para los seres vivos. Por último también puede producirse humo por procesos de descomposición de materia orgánica.

Existen también otros elementos gaseosos que resultan tanto de procesos orgánicos como inorgánicos, naturales o artificales, tales como el CO2, CO, SH2, MH3, etc, cuyos efectos pueden ser desde irritantes hasta letales según su tipo y concentración.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

 

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¿Es siempre la agricultura sinónimo de deforestación?

IMG_20160330_160057Cuando uno reconoce a la agricultura como el motor que da vida a numerosos pueblos del interior de éste y todos los países; y como una actividad irrenunciable, porque es generadora de los alimentos sin los cuales la vida humana es inconcebible; su demonización permanente como sinónimo de «destrucción de bosques y montes», provoca inevitablemente una rebelión, y una consecuente necesidad de aclarar algunos puntos.

Hablemos pues un poco de ese preconcepto de que la actividad agrícola significa necesariamente deforestación masiva.

¿Qué es la agroforestería o agrosilvicultura?

La palabra agroforestería es un anglicismo, que surge de la traducción directa de la palabra inglesa «agroforestry», y que se ha impuesto por el uso, como sinónimo de la palabra más castiza, agrosilvicultura.

Cualquiera sea la designación que se elija, se trata de un sistema productivo integrador, en el que árboles, ganado y pasturas comparten la misma unidad productiva con los cultivos agrícolas tradicionales.

Recordemos, para una mejor comprensión, que la silvicultura (del latín silva = selva o bosque, y cultura= cultivo) es la disciplina que se ocupa del manejo de las masas forestales, de manera que se garantice una producción continua, y sobre todo sostenible, de los recursos como leña, madera, frutos, etc., que los ecosistemas boscosos pueden proveer.

Cuando se complementan en el mismo modelo productivo la agricultura y la silvicultura, surge esta nueva práctica, que da por tierra con el ahora obsoleto concepto de que el avance de la frontera agrícola significa deforestar masivamente.

¿Desde cuándo se practica?

Durante generaciones enteras, los agricultores consideraban que los árboles debían ser eliminados de los campos de cultivo, pues se los entendía como serios competidores de las otras plantas por la luz, el agua y los nutrientes.

Pero ya desde los años noventa, los árboles fueron rehabilitados, al comenzar a reconocerse su utilidad, que excede con mucho la mera calidad de recurso maderero, o frutícola, eventualmente.

Sin embargo, todavía hoy, la agrosilvicultura es una disciplina en desarrollo, con mucho más para dar de lo que hasta el momento se le acredita.

¿Cuáles son los principios clave de la agrosilvicultura?

Comencemos por decir que la combinación de la silvicultura y la agricultura- que genera un uso del territorio más  completo, productivo, y sostenible- puede realizarse de dos maneras: adjudicando a cada elemento espacios complementarios, o bien en una secuencia temporal en que se alternen los dos aspectos.

En general, la agrosilvicultura tiene por objetivo garantizar dos principios básicos:

  • asegurar la persistencia de la biomasa- en la cual la parte arbórea es fundamental- tanto en volumen como en calidad.
  • apuntar al uso múltiple de la tierra, lo que mejora su productividad, y al mismo tiempo hace toda la explotación sostenible.

Son los principales beneficios de este sistema:

  • La protección física del suelo contra la erosión eólica, pues los árboles y arbustos constituyen una barrera muy efectiva que disminuye la velocidad del viento, y con ello su agresividad como agente capaz de arrastrar las partículas edáficas.
  • La protección también contra la erosión hídrica, porque se suma evapotranspiración en la biomasa arbórea, con lo cual, es menor la cantidad de agua que escurre y actúa como agente erosivo.
  • Hay también un efecto que podría parecer contradictorio, si no se lo analiza en el contexto. Campo adentro, los cultivos resultan más protegidos contra una excesiva evapotranspiración, porque la barrera de árboles evita el efecto de desecación que produce el viento al remover el aire saturado de humedad. Esto hace que la productividad aumente con la mayor disponibilidad de agua en el suelo.
  • De las interacciones antes expuestas, resulta un efecto morigerador sobre el microclima, ya que se atenúan sus extremos.
  • La biomasa con mayor diversidad posibilita un mejor reciclaje de los nutrientes, aumenta su calidad y cantidad.
  • También hay diversificación de la producción, con su consecuente impacto favorable en la economía, ya que se suman a los cultivos estrictamente tradicionales (cereales, oleaginosas, etc.) otros recursos explotables como madera, leña, frutas, hongos, etc.

¿Cuáles son sus limitaciones?

Básicamente dos son los aspectos que todavía hoy no se han atendido debidamente: por un lado, el conocimiento científico tanto en relación con los usos posibles de los muchos productos disponibles en los bosques, como con respecto a un seguimiento estadístico de sus posibles rendimientos.

Por el otro, falta una educación que oriente a los agricultores hacia nuevas perspectivas, donde se entienda que resignar pequeños montos en la ganancia de hoy, puede redundar en una enorme ganancia en la sostenibilidad del sistema.

Como conclusión final, repetiría lo que dije para la minería en su momento, pero aplicado ahora a la agricultura. No es ni un ángel ni un demonio, todo depende del grado de responsabilidad con que se la ponga en práctica.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

 

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