¿Cómo se sintetizan algunas piedras preciosas?

En un post anterior, ya hemos hablado de algunas gemas de las que se realizan imitaciones, tratamientos y/o reconstrucciones. Hoy veremos que existen también piedras preciosas de generación artificial, a las que se conoce como sintéticas, pero cuya producción es totalmente legal, mientras se exprese ese origen, y que también alcanzan buen precio en el mercado, más allá de que esté muy por debajo del de una piedra natural.

¿Cuándo comienzan los intentos de obtener artificialmente piedras preciosas?

Ya en los albores de la historia, la fascinación por la belleza de las piedras preciosas condujo a intentar obtenerlas de manera artificial, para paliar su escasez y las dificultades de su extracción en la naturaleza.

Esos primeros intentos fueron tan ingenuos como suponer que si se las enterraba, ellas darían frutos como los vegetales, o se multiplicarían sin salir a la superficie, pero generando «yacimientos» someros y bien localizados.

La época de los alquimistas se recuerda sobre todo por la búsqueda de la piedra filosofal que además de dotar de inmortalidad a quien la portara, convertiría cualquier metal en oro. No obstante, también era intensa la búsqueda de métodos para generar piedras preciosas de manera artificial. Huelga decir que ambos intentos fueron infructuosos, pese a lo cual, mantuvieron el interés en el tema, y abrieron el camino al posterior conocimiento de la química.

La dificultad real para los alquimistas era el desconocimiento de los procesos naturales que generan determinados minerales. Mucho más adelante, cuando los avances de la Geología, la Petrología y la Mineralogía lo propiciaron, comenzaron a verse resultados promisorios.

¿Cuáles fueron los primeros resultados favorables?

Recién en la segunda mitad del S. XIX, y en Francia, Marc Gaudin inauguró los primeros intentos basados en el conocimiento científico, que si bien no fueron exitosos, sirvieron de antecedentes para que hacia 1880, los investigadores. también franceses, Edmund Fremy y Frei, obtuvieran por primera vez rubíes sintetizados en laboratorio.

Esas primeras gemas eran solamente láminas muy delgadas, y su uso se centró en la fabricación de relojes que podían aprovecharlas así.

Fue recién en la última década de ese siglo, que un discípulo de Frémy, llamado August de Verneuil, alcanzó el éxito, logrando rubíes que prácticamente no se distinguían de los naturales.

Debido a que Verneuil recién publicó sus resultados en 1897, ése es el año que se toma como el punto de partida de la industria de las piedras sintéticas. En 1907 llegaron a comercializarse 5.000.000 de quilates de rubíes obtenidos por el método de Verneuil.

¿Qué métodos se desarrollaron?

En general, los métodos parten de materiales fundidos de composición semejante a la piedra que se desea obtener, y que se hacen enfriar lentamente, de modo que los cristales resultantes vayan creciendo tan armónicamente como sea posible.

Existen, sin embargo, otras técnicas y numerosas variantes, e importantes diferencias según cuál sea el material a imitar.

A veces se usan soluciones o vapores, o irradiaciones, o se incorporan fundentes que hacen bajar el punto de fusión de la mezcla, para acelerar el enfriamiento, o para modificar el aspecto, tamaño o color de la piedra resultante.

Puede decirse que ya existen muchos métodos que se van perfeccionando día a día y que son celosamente custodiados por las empresas productoras.

¿Cuáles son las piedras sintéticas que hoy se producen?

Sobre los diamantes prepararé más adelante un post específico, pero sobre las demás piedras puede decirse que casi todas las más empleadas en joyería pueden obtenerse como sintéticas hoy en día. Pero se fabrican en especies de lingotes, o masas voluminosas que luego deben fragmentarse para su venta, y cuya belleza dependerá en gran medida de la forma de corte y tallado, a diferencia de las naturales que presentan desde su génesis el facetado que corresponde a su sistema cristalino.

¿Pueden distinguirse las piedras sintéticas de las naturales?

Lo primero que debe decirse es que su venta es absolutamente legal, siempre que no se engañe al comprador pretendiendo hacerle creer que son naturales, es decir muchísimo más caras.

Para eso suele usarse el artilugio de colocar el nombre de la piedra entre comillas, con lo cual, el cliente mínimamente informado sabe que una «alejandrita» es sintética, mientras una alejandrita no lo es. O en determinadas gemas, también se alerta a través del agregado de la palabra «oriental». Un topacio oriental no es un topacio natural; puede ser artificial o puede ser otro mineral parecido que ha sido manipulado para cambiarle alguna propiedad en particular para asimilarlo más a la gema natural .

Existen también pequeños detalles que no son imitables por las piedras industriales, como la presencia de inclusiones características, de las que hablaremos alguna vez; y que dicen claramente que el mineral procede de un yacimiento natural.

En el caso de los rubíes sintetizados según el método de Verneuil, quedan claras líneas de crecimiento concéntricas que se pueden ver con una lupa. Y para quien tiene una larga experiencia, un detalle que pasa desapercibido la mayor parte de las veces, es su tacto algo más cálido que el de la piedra preciosa natural, que es marcadamente frío.

Y por supuesto, la exploración por un experto munido del instrumental óptico necesario, siempre delata las imposturas. Pero suma un costo, ya que el asesoramiento no suele ser gratuito.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es del Flickr de Dayanacba, y en realidad es de piedras naturales, pero no tengo fotos de minerales sintéticos para subir.

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