Geología, picaflores y pirinchos

colibrImagen1Todos los que deben trabajar en el campo saben, seguramente, que los momentos del corte para el almuerzo, aun cuando éste consista en un simple emparedado deglutido mientras está uno sentado en el suelo bajo un árbol, dan motivo para paréntesis de recreación y charla más o menos anodina.

Por supuesto, la recreación suele pasar por observar las maravillas que la naturaleza siempre despliega ante el ojo alerta.

Y esto que les cuento, sucedió cuando un colega y yo estábamos en el medio de la nada, comiendo un sandwich, observando los pájaros, y escuchando su canto.

En ese momento, apareció como un regalo para la vista, un colibrí, al que en Córdoba llamamos también picaflor. Y mi compañero exclamó sorprendido:

-¡Mirá! ¡mirá! ¡qué bonito el coliflor!!!

Por supuesto sobrevino una panzada de risas, y después seguimos hablando de otros pájaros, y él me contó que en su provincia son muy comunes los pájaros a los que llaman pirinchos.

Sólo que eso lo descubrí después, porque cuando lo mencionó al comienzo, se volvió a equivocar y dijo:

-A mí de chico me gustaba ver volar a los quirquinchos

Y les juro que todo lo relatado es cierto.

Espero que los haya divertido la anécdota, y los espero el lunes.

Un abrazo. Graciela

2 comentarios para “Geología, picaflores y pirinchos”

  • Orlando Martinez Bautista says:

    Es verdad, aquellos pequeños momentos de almuerzo, son momentos en los que puede pasar cualquier cosa, desde descansar, despejar un poco la mente disfrutando del paisaje, y hasta librar tensiones con nuestro grupo de trabajo.

    Esto me hace recordar varias anécdotas de campo, en donde almorzar es más que merecido, ya sea en la casa de algún campesino de la zona, bajo el ardiente sol, descansando bajo un árbol o inclusive bajo un puente por donde pasaba una quebrada, la cual se encontraba seca, claro está.

    Hoy quiero compartir una anécdota, la cual me ocurrió a comienzos de este año junto a mis compañeros de campo.

    Llegado el medio día, bajo un ardiente sol, y sin la posibilidad de descansar bajo la sombra, decidimos continuar el camino hasta encontrar algún lugar libre de sol. Lo cual nunca pasó, dándonos las 2PM, por lo que decidimos parar y almorzar. Con el almuerzo un poco soleado y ardiendo por el calor, nos sentamos a almorzar y a conversar sobre nuestro día.

    Cerca a nosotros se empezó a escuchar un leve sonido, similar al de una serpiente cascabel. Era improbable que una de estas serpientes estuviera en esta zona, ya que no es una serpiente de ese hábitat, por lo que le comenté a mi compañero, quien nos había alertado del sonido y quien para ese instante estaba horrorizado. Él insistía en que se trataba de una serpiente cascabel, pero junto con mi compañera expresábamos lo contrario.

    Sin pensarlo dos veces mi compañero decidió levantar sus cosas y salir corriendo de ahi, dejando botado su almuerzo. A nosotros nos tocó levantar nuestras cosas igualmente, por supuesto, de forma calmada y sin apuros, riéndonos de nuestro compañero.

    En días posteriores, le comentamos nuestra experiencia a un campesino de la zona, en busca de una respuesta, a lo cual nos respondió que pudo tratarse de un insecto el cual produce un sonido similar. Al escuchar esto no se hicieron esperar las burlas, no sólo de nosotros sino del campesino también.

  • Graciela says:

    Efectivamente, Orlando, las tareas de campo siempre son ricas en anécdotas, gracias por compartir la tuya.

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