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Los castores, modificadores de su hábitat. Parte 2.

Este post es continuación del de la semana pasada, de modo que deberían empezar por leer ése antes de internarse en el de hoy. La semana pasada contesté las siguientes preguntas:
¿Qué puede decirse de los castores?
¿Por qué se los considera modificadores de su hábitat?
¿De qué formas cambian su entorno?
¿Cómo alteran la hidrología?
¿Cómo alteran la geomorfología?
¿Cómo alteran la bioquímica y la calidad del agua?
A partir de allí retomamos con las preguntas que nos quedan:
¿Cómo alteran los ecosistemas?
El primer efecto que salta a la vista es el pasaje localmente de ecosistemas lóticos (aguas corrientes) a lénticos (aguas en reposo), con todas las formas transicionales entre ambas situaciones, ya que como señalamos en otro momento, los diques no son absolutamente impermeables.
La primera consecuencia es obviamente un aumento de la biodiversidad, ya que habiendo más nichos ligeramente diferentes, los habitantes de cada uno son también más variados. Por supuesto, la coexistencia de más especies puede significar una disminución en el número de representantes de cada una.
Hay también impactos diferentes según el subsistema de que se trate. Por ejemplo, la presencia del dique puede implicar la interrupción de la migración de determinadas especies ictícolas hacia sus zonas de desove o de alimentación en ciertos momentos del año.
Es la vegetación la que más sufre las consecuencias de la acción de los castores, en primer lugar porque la propia inundación ribereña provocada por los diques impacta en la vida vegetal; y en segundo lugar porque los castores son herbívoros y se alimentan de la vegetación próxima a sus madrigueras. Esto implica una pérdida de diversidad vegetal, ya que sólo medran las plantas de rápido crecimiento y capaces de sobrevivir en terrenos inundados, y las que no son tan palatables para los castores.
Lo interesante es que cuando por la razón que sea, la calidad del medio disminuye- generalmente por pérdida de diversidad vegetal, causada por su propio consumo- los castores abandonan el lugar y migran a otras corrientes donde reinician su actividad. Esto implica que permiten al medio recuperarse según su propia resiliencia.
¿Qué otros cambios pueden provocar?
A todos los mencionados se suman los propios cambios de aspecto del paisaje, que a veces pueden resultar sitios de interés turístico en sí mismos, por lo curioso de las construcciones, y la riqueza de la actividad que puede observarse en esos nichos de gran diversidad faunística.
¿Esos cambios son beneficiosos o perjudiciales?
Como en todos los casos, cabe señalar que el concepto de beneficioso o perjudicial es profundamente antropocéntrico, ya que la naturaleza busca sus propios equilibrios, y en ese sentido sólo puede hablarse de situaciones en que el ecosistema está o no en equilibrio en un momento dado de su evolución. Y también tiene la naturaleza sus propios controles para restablecer los balances cuando alguna carga biótica determinada es excesiva para la capacidad del hábitat que ocupa, para sustentarla.
Y esto nos lleva al punto siguiente.
¿Qué pasa cuando se los introduce en ambientes donde no son autóctonos?
Los castores de la especie canadiense fueron introducidos en Argentina, específicamente en la Isla Grande de Tierra del Fuego en 1946, a los solos fines de favorecer una industria peletera. La introducción fue autorizada por el Ministerio de Marina, y se hizo liberando 25 parejas de castores, que luego se convertirían en plaga.
Y es éste un ejemplo clarísimo de cómo la intervención del hombre, sólo significó la ruptura de un equilibrio natural preexistente. En este nuevo hábitat concurrían dos factores que lo hacen muy diferente del originario de la especie. Por un lado no había allí depredadores naturales; y por el otro tampoco las especies autóctonas eran sus competidoras, ni en la ocupación de su nuevo nicho, ni en su alimentación.
En 1983, se autorizó su caza, pero la especie ya era invasora en todo el archipiélago magallánico.
La moraleja es obvia. No hay manera en que la intervención humana pueda suplantar los controles poblacionales que la naturaleza realiza de manera eficiente.
Si bien ya he escrito dos posts, debo admitir que el tratamiento del tema ha sido algo somero, y tal vez pueda volver sobre él en algún otro momento.
Por esta vez, considérenlo una mera introducción.
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela. P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio
Los castores, modificadores de su hábitat. Parte 1.

La semana pasada mencioné entre los distintos orígenes de los lagos, el biológico, y allí no pude menos que usar el ejemplo de los castores. Ya en ese momento pensé que era un buen tema para analizar en un post ad hoc, y ahora pongo manos a la obra.
Al buscar información específica, caí en la cuenta de que se trata de un tema con muchísimas aristas, de modo que será motivo de al menos dos encuentros. Hoy les presento la primera parte solamente.
¿Qué puede decirse de los castores?
El castor es por su tamaño el segundo entre los roedores, y se lo considera semiacuático. Es el único género viviente de la familia Castoridae y se manifiesta en dos especies, Castor canadensis y el Castor fiber, que son externamente muy semejantes entre sí.
Los castores son animales sociales, pero se reúnen en pequeñas comunidades, normalmente de no más de cinco o seis individuos, que permanecen juntos hasta que las crías alcanzan los dos años de edad, cuando son ya ejemplares juveniles, y se separan de la familia para iniciar nuevas colonias, a partir de su reproducción.
Su cola es escamosa y presenta forma de paleta, lo que la hace muy apropiada para la natación, y para la construcción de diques y madrigueras; es además un verdadero almacén de lípidos para momentos de necesidad.
Se los conoce en Europa y en América del Norte. Durante su apogeo en Norteamérica, anterior a la llegada de los europeos, los castores ocupaban casi todos los ámbitos favorables para sus costumbres desde el Ártico hasta el norte de México. En la actualidad el castor casi ha desaparecido de su hábitat original, en gran medida por la caza intensiva, en momentos en que su piel se usaba también intensivamente. Hoy se los protege, y hay proyectos de reintroducción en sus nichos naturales, y lamentablemente, como veremos en la segunda parte del post, también en sitios donde son fauna exótica.
¿Por qué se los considera modificadores de su hábitat?
Los castores son conocidos como «ingenieros» que activa e intencionalmente modifican el ambiente de aguas dulces en los que medran muy bien; especialmente en pequeños canales, ya sea en corrientes poco caudalosas y sus planicies de inundación, o bien en canales laterales de la planicie de inundación de ríos mayores.
Lo que los hace distintos del resto de los animales de su entorno, es su habilidad para cortar ramas y troncos de árboles, con los que construyen diques, canales y madrigueras, con una gran precisión hidráulica. Más de un ingeniero humano debería estudiar sus estrategias antes de meter mano en el medio, jejeje…
¿De qué formas cambian su entorno?
Con sus construcciones, los castores afectan de un modo u otro los siguientes aspectos de su hábitat:
- La hidrología.
- La geomorfología.
- La bioquímica, y la calidad del agua.
- Los ecosistemas resultantes.
¿Cómo alteran la hidrología?
Obviamente el primer impacto de los diques de castores es sobre el balance hídrico local y aguas abajo. Antes de mirar en detalle algunos efectos debe recordarse que se trata de construcciones que están lejos de ser totalmente impermeables, lo cual en sí mismo modera cualquiera de los resultados que enumeremos más abajo.
Por debajo de la construcción disminuye naturalmente el suministro de agua, con lo que son menos habituales las inundaciones de gran magnitud, pero también puede desfavorecer los sitios que dependen de ese suministro en las épocas de estiaje. La propia zona se constituye en cambio en reservorio para situaciones críticas.
Por supuesto toda la red de drenaje resulta modificada, sobre todo porque por lo general son construcciones que se realizan en planicies relativamente bajas, con lo que la conectividad de los flujos en sentido lateral aumenta, mientras disminuye en sentido longitudinal. Esto puede significar que desbordes laterales por el aumento de nivel del agua en un sitio dado lleguen a superar las propias divisorias naturales de agua, y trasvasarla de una cuenca a otra.
La propia generación de un espejo mayor de agua, debido a su flujo impedido o desacelerado puede implicar dos efectos más.
Por un lado, un favorecimiento de la evapotranspiración, con lo que se restaría agua que potencialmente podría sumarse a las aguas subterráneas regionales. No obstante, posibles desbordes laterales favorecen la infiltración, con lo que habría un cierto grado de compensación.
Hay científicos que aseveran que ese mayor espejo de agua relativamente quieta supone una exposición incrementada a la radiación solar, con lo que la temperatura del agua podría aumentar también. Esto se ha medido en algunos casos de Alemania, con un registro de hasta 2 °C por encima de la temperatura en zonas distantes de los mismos ríos. Siendo animales de zonas frías, ese efecto sería moderador de la rigurosidad del clima, pero como en todo sistema complejo, todavía no se conocen todas las posibles consecuencias.
¿Cómo alteran la geomorfología?
Ya el cambio en la red de drenaje es un cambio también geomorfológico, pero hay además otros efectos, como la generación de humedales cuando hay desbordes laterales sobre lo que originalmente era la llanura de inundación del río, que pasa a encontrarse saturada de agua de manera bastante continuada.
Por otra parte las modificaciones inducidas en el lecho mismo de las corrientes endicadas por los castores implican un nuevo balance entre la erosión y la sedimentación en el seno de los ríos y arroyos, con lo cual la configuración de éstos cambia en el largo plazo. Y los flujos cambian localmente de turbulentos a laminares en el propio dique por la mayor distancia a las irregularidades del fondo, aunque puede ocurrir lo inverso en otros tramos de las corrientes.
¿Cómo alteran la bioquímica y la calidad del agua?
Los cambios en los regímenes de flujo, la temperatura del agua, la profundidad del líquido y la propia ocupación por los castores, impacta notablemente en la composición química y bioquímica del agua, en muchos casos cambiando el tiempo de residencia de determinados elementos y compuestos, y facilitando, acelerando o por el contrario interrumpiendo algunos ciclos de gran importancia como el del carbono, los nitratos y el oxígeno.
Si bien se han llevado a cabo numerosos estudios, los resultados son aparentemente contradictorios según la zona de muestreo, la estación del año, etc. La propia contradicción entre los resultados tal vez podría indicar que los diversos intercambios se compensarían de algún modo unos con otros, alcanzando un relativo equilibrio en el corto plazo.
Hasta aquí llegamos hoy, y el próximo lunes seguiremos con las preguntas que aún faltan, a saber:
¿Cómo alteran los ecosistemas?
¿Qué otros cambios pueden provocar?
¿Esos cambios son beneficiosos o perjudiciales?
¿Qué pasa cuando se los introduce en ambientes donde no son autóctonos?
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
¿Cómo se originan los lagos y lagunas?

Hoy vamos a hablar de los múltiples modos en que se generan estos elementos del paisaje, pero empezaremos por definirlos, y agregar algunas aclaraciones previas.
¿Cuál es la definición de lagos y lagunas?
Un lago o laguna es una depresión del paisaje ocupada por agua, que tiene por ende una dinámica particular y gran influencia sobre el entorno.
La convergencia de una depresión y un drenaje obstruido definen la existencia misma del lago. Por eso fundamentalmente debemos referirnos a la génesis de esos factores cuando pretendemos conocer el origen de los lagos.
Si bien suele pensarse en los lagos como masas de aguas tranquilas, cuando tienen dimensiones suficientes, se generan en ellos olas, y hasta corrientes, como sucede en el caso del Erie. Por otra parte desde un punto de vista geológico suelen ser rasgos de corta duración en el paisaje, ya que suelen resultar colmatados por sedimentación, salvo cuando sufren reactivaciones tectónicas.
En general son buenos reguladores del drenaje, reteniendo los excesos hídricos que podrían generar grandes inundaciones, o actuando como reservorios que sostienen la vida vegetal y animal durante las sequías.
¿En qué se diferencian los lagos de las lagunas?
Hay una exigencia conceptual para que un espejo de agua constituya un lago, que no rige en cambio para las lagunas. Pero eso deben ir a consultarlo en un post muy anterior, cuyo link les dejo aquí.
¿Qué características son habituales en los lagos y lagunas?
Por supuesto, muchos factores modifican sus características, pero es interesante tener en cuenta que en climas muy fríos, sostienen la vida y la dinámica profunda debido a las propiedades térmicas del agua, según expliqué en este post.
En situaciones generales sus sedimentos tienen características peculiares, como el grano fino y el contenido orgánico, y en casos particulares, cuando se relacionan con alimentación glacial, se forman sedimentos diamícticos conocidos como varves, que son muy útiles para establecer edades, tema de otro post en el blog.
¿De qué modo general pueden clasificarse los lagos y lagunas?
La más general de las distinciones se refiere a su conexión o no con otros cuerpos mayores a través de corrientes efluentes. Según esa diferencia, los lagos y lagunas pueden ser:
- Abiertos o exorreicos. Cuando el agua encuentra salida por medio de alguna corriente hacia un río u otro cuerpo de agua. En estas situaciones el agua puede mantenerse dulce, pues las sales son también evacuadas.
- Cerrados o endorreicos. Carecen de corrientes que conduzcan el agua hacia otro cuerpo, razón por la cual las sales permanecen en ellos y se hacen salobres de resultas de la evaporación.
Hay casos en que las aguas son desde un comienzo salobre, porque la laguna misma es resultante de un brazo de mar que queda aislado por la sedimentación, según veremos más adelante.
¿Cuáles son los múltiples orígenes posibles para lagos y lagunas?
Cada uno de los temas siguientes será desarrollado con gran detalle en posts a subir más adelante, Hoy nos limitaremos a mencionar que estos cuerpos de agua pueden formarse:
- Por deposición glacial: en tal caso, en zonas previamente deprimidas, las morrenas glaciares pueden obstruir la salida de aguas, ya sea pluviales o de la propia fusión del hielo.
- Por erosión glacial: en este caso, el peso del hielo genera una depresión cerrada por la propia configuración del terreno.
- Por erosión y deposición glacial: en este caso -el más común- concurren las dos causas anteriores. Pueden ser también debidos a la concurrencia de esos dos procesos, pero generados por otro agente distinto del hielo.
- Por surgencia de aguas subterráneas: requieren una topografía favorable que les impida generar un arroyo o río en lugar de un espejo estacionado.
- Por separación desde masas mayores: el ejemplo típico es el de las albuferas, que son aisladas del mar, por la propia sedimentación marina que ocluye su contacto con el cuerpo mayor.
- Por el viento: típico de la formación de oasis, cuando la erosión eólica alcanza acuíferos contenidos en las dunas.
- Por movimientos de masa: algunos derrumbes, desplazamientos o deslizamientos pueden generar tanto la depresión como el cierre de una salida para el agua, con lo que dan origen a lagos o lagunas.
- Por tectonismo: fracturas que producen resaltos en el paisaje pueden generar lagos y lagunas. Un ejemplo es la Laguna Mar Chiquita de Córdoba.
- Por actividad volcánica: se trata de los famosos maares, de los que ya hemos hablado antes. Por supuesto también puede pasar que una colada obstruya la salida de un río, y genere un lago o laguna.
- Por meteoritos: en esos casos simplemente aguas pluviales ocupan el cráter de impacto generado por el cuerpo celeste.
- Por seres vivos: si bien los grandes constructores de lagos (o diques) son los seres humanos, también tienen capacidad para hacerlo los castores, de los que ya hablaremos in extenso, y los complejos madrepóricos, de los que ya hemos hablado en detalle.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
International Association for Hydro-Environment Engineering and Research (IAHR) Congress

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