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Lola Mora y su relación con la Geología

Pocas mujeres en la historia han sido escultoras de la calidad de Lola Mora, y pocas también han tenido una vida tan extraordinaria en un tiempo en que las mujeres tenían todavía muchos campos vedados. Por eso, ya que se atrevió a ser pionera en campos como la minería y el petróleo, es que hoy nos convoca en el blog.

¿Qué puede decirse de la vida de Lola Mora?

Su nombre completo era Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández, y si bien había nacido en Salta, por el hecho de que su bautismo fue en Tucumán, muchos son los autores que le asignan esa provincianía, si se me permite el neologismo.

Lola Mora, nació el 17 de noviembre de 1866 en la localidad de El Tala, provincia de Salta, más específicamente en la
finca El Dátil. Como les adelanté, fue bautizada en Tucumán, en la parroquia de San Joaquín de Trancas, y fue su padrino en ese momento, el Dr. Nicolás Avellaneda, quien llegaría a ser presidente de la República.
Lola Mora, por ser la primera escultora argentina y sudamericana, tendría ya asegurado su lugar en la historia, pero fue además una precursora en la minería y el estudio de los hidrocarburos no convencionales de Argentina; inventora, investigadora y urbanista. Parte de su carrera artística se desarrolló en Italia, y su enorme talento le significó premios tanto en Europa (Francia y Rusia) como en Australia.

De su vida estrictamente personal poco se conoce, salvo que estuvo casada con alguien de apellido Hernández, de quien se divorció, aunque siguió usando ese nombre en sus trabajos escritos. No obstante, puede decirse bastante de su trayectoria, primero artística y luego técnico- científica.

Su historia con el arte comienza en 1887, como alumna del pintor italiano Santiago Falcucci, que instaló una academia en Tucumán. De la mano de ese maestro incursonó en el neoclasicismo y en el romanticismo italiano, estilos que hizo propios.

Para mantenerse y financiar sus obras maestras comenzó a hacer retratos de personalidades de la sociedad tucumana- entre los que se destaca uno realizado en carbonilla del gobernador de Salta, Delfín Leguizamón- con lo que alcanzó notoriedad y pudo viajar a Buenos Aires donde obtuvo una beca para perfeccionarse en Europa, concedida por el presidente José Evaristo Uriburu el 3 de octubre de 1896. Consistía dicha beca en un pago mensual de cien pesos oro, y duraría dos años.

Ya residiendo en Roma, en 1897, fue alumna del pintor Francesco Paolo Michetti, y de los escultores Constantino Barbella y Giulio Monteverde, especialista en el trabajo del mármol. En Italia obtuvo el reconocimiento mundial que su talento merecía.

Luego de una fructífera carrera, hacia 1910, algunos incumplimientos contractuales de sus proveedores la pusieron al borde de la bancarrota, por lo que hipotecó su taller de Roma, que fue finalmente vendido en 1917, año en que regresó a Argentina.

Haber frecuentado a presidentes de un determinado signo político la pusieron en la mira de los adversarios, que llegaron al extremo, en 1915, de ser repudiada por el Congreso, que desmontó sus maravillosas esculturas que se dispersaron en cinco provincias.

Finalmente Lola murió en la pobreza en Buenos Aires, en 1936. Se cuenta que unas sobrinas de la artista quemaron todos los papeles que ella había atesorado, con lo cual seguramente mucha documentación útil y valiosa se perdió para siempre.

¿Cuál fue su obra más representativa y qué polémicas desató?

Cuando la carrera escultórica de Lola Mora estaba en su apogeo, se le encargaron diversos trabajos para la ciudad de Buenos Aires, los que realizó en su su estudio de Roma, y trajo embalados en diversas piezas en agosto de 1902. La obra más destacada era la fuente que llevaba por nombre «La fuente de las Nereidas», destinada a la Avenida 9 de Julio. No obstante, al ser armada, la sociedad de entonces, ciega a la belleza del trabajo, repudió en cambio la representación de cuerpos desnudos que emergían del agua. Ignorando la absoluta perfección de esos cuerpos, los calificó de «licenciosos» y «libidinosos», lo que generó una gran presión sobre el gobierno municipal, que finalmente en 1918 la desmanteló y la exilió en la Avenida Costanera Sur, donde todavía permanece, a la entrada de la Reserva Ecológica.

​Es por supuesto la obra que ilustra el post, y su extraordinaria factura mereció los elogios de todo el mundo desde entonces y hasta nuestros días.

¿Cómo fue que Lola se relacionó con la Geología? ¿Qué actividades desarrolló?

Cuando, decepcionada por la incomprensión de sus contemporáneos y la pérdida de su fortuna, decidió Lola abandonar las artes plásticas, dirigió sus esfuerzos al aprovechamiento de los recursos minerales, y especialmente a estudiar los hidrocarburos. Creía ella en la posibilidad de extraer petróleo desde los esquistos bituminosos.
Puede asegurarse que fue entonces una pionera en lo que hoy está en pleno auge: los hidrocarburos no convencionales, a los que comenzó a estudiar ya hacia 1920.
Centró su actividad en los esquistos bituminosos, de la Formación Yacoraite (Rosario de la Frontera, Salta).

En las quebradas Cueva del Negro y Las Bateas, se encuentran todavía restos de los socavones de explotación y de los rudimentarios hornos fabricados por la propia Lola Mora, próximos a las ruinas de la casa que habitó.
En 1926, esta notable mujer publicó en Salta, una memoria de 52 páginas en formato rústico, al que tituló: «Combustibles (Problemas Resueltos)» y que firmó sólo con sus iniciales L.M.H. (Lola Mora Hernández). En ese folleto, sostuvo, respaldando sus dichos con números, que era más rentable producir hidrocarburos en los hornos que había desarrollado y patentado, partiendo desde los esquistos bituminosos, que explotar petróleos del modo tradicional.

Aseguraba que las fuentes de esquistos eran mucho menos limitadas que las de combustibles fósiles, ya que están presentes en numerosos ambientes de la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas.

En sus experimentos llegó a producir gas-oíl de alta calidad, nafta de aviación, aceites livianos y pesados, grasas
lubrificantes y kerosene, entre otras sustancias valiosas.

Pudo generar también productos medicinales, parafina sólida, fenol, alquitranes y benzol. Registró su sistema de destilación como Patente de Privilegio N° 17234. ERÍA
Lola incursionó también en la minería, ya que estaba convencida de la riqueza del subsuelo salteño, que relevó buscando oro, esencialmnte en la quebrada del Toro y en la Puna. En esa empresa sólo tuvo por compañeros a su perro ovejero alemán de nombre Bimbo, y tres peones llamados Nicanor, Julián y Miguel, pero cuyos apellidos no conserva la historia.
Mucho antes de que las perforaciones de Fabricaciones Militares revelaran un depósito metálico, con reservas estimadas en varios millones de toneladas, se había ella internado en la localidad de Cobres, en pleno desierto puneño, en busca de las riquezas que los incas habían explotado siglos atrás.

No debe olvidarse que toda esa tarea fue encarada por Lola en tiempos en que la minería estaba totalmente vedada a las mujeres, que- según creencias de entonces- de adentrarse en los socavones sólo atraerían desgracias. Y lo hacía como una verdadera profesional sin serlo.

En todos los yacimientos por ella denunciados se ocupó personalmente de su mensura, amojonamiento y demás requisitos establecidos por la legislación vigente.

¿Cuál fue su legado?

En el campo meramente artístico, que le valió la fama, pueden mencionarse obras como la colección de veinte retratos en carbonilla de los gobernadores tucumanos desde 1853. Esos retratos fueron comprados por la legislatura provincial, que pagó por ellos cinco mil pesos.

Existe un autorretrato en mármol de Carrara, que ganó una medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1900.

Numerosos presidentes argentinos fueron retratados y esculpidos por Lola, pero pocos conocen la parte del legado que a nosotros más nos concierne como Locos por la Geología que somos, y que he intentado rescatar para ustedes.

Bibliografía consultada:


ALONSO, Ricardo N. 2021 «Lola Mora y su incursión por la minería y el petróleo» ASOCIACIÓN GEOLÓGICA ARGENTINA Serie D Publicación Especial N.º 37 La Mujer en la Geología. Págs 54-60.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio. La foto de Lola Mora -que además era una bella mujer- es de la Gaceta de Tucumán.

La letra de la canción prometida

La versión cantada por Modugno fue subida el viernes pasado, cuando les prometí la letra traducida al castellano.

Caballo ciego de la mina

Para Peppì, uh, qué cansado estás,

Peppì, iih-ah, guapo, auh».

Caballo, caballo ciego de la mina

que jalas, jalas cien carretillas llenas de carbón

y arrodillado, te vas. 

Ah guapo, ah, heh-uh

Caballo, caballo ciego de la mina,

no ves nada, todo lo sabes

paso a paso, pasan los años.

Cuando seas viejo, vuelve al sol,

a ese sol que ya no ves.

Y, sube, sube, sube, sube

cien metros, mil metros, hacia el sol.

Un mar de luz, el olor a hierba,

y recuerdas cuando eras fuerte,

y galopabas,

galopa, galopa,galopa, galopa, galopa, galopa

galopa, galopa, galopa, galopa

galopa, galopa, galopa, galopa

galopa… Aah-aah-aah. 

Caballo, caballo ciego de la mina,

ahora eres viejo, viejo y enfermo

abandonado, buscas la mano del hombre. 

Peppì, qué viejo estás, Peppì, muy viejo. 

Y escuchas algo cerca de tu oído,

una cosa fría en una mano, una mano que tiembla,

y escuchas ¡BAM!›. 

El hombre te mira y te acaricia,

pero ya no sientes,

tú galopas, galopas, galopas, galopas,

galopas, galopas, galopas, galopas,

galopas, galopas, galopas, galopas…

Es muy triste, pero vale como un tardío y dolorido pedido de perdón a tantos animales que perdieron sus vidas en las minas, las norias, y tantas formas de abuso. Ojalá despierte algunas conciencias….

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Una canción muy triste: Cavaddu cecu de la minera.

Esta canción me produce una gran tristeza, pero no deja de ser un homenaje al recuerdo de tantos animalitos que dejaron su vida en la explotación del carbón y otros minerales. Por fortuna la tecnología ya ha reemplazado a esas víctimas involuntarias. Les repito, es triste, pero no debemos olvidar las crueldades que los humanos han cometido por siglos con las otras especies, si es que queremos corregir nuestra actitud hacia ellas. Aprendamos algo de esta dolorosa canción, cuya letra les entregaré traducida al castellano el próximo viernes. El cantante es Doménico Modugno, y el título significa Caballo ciego de la mina..

Una alusión literaria a los yacimientos minerales.

Este parrafito lo he seleccionado del libro de cuentos de Marta Lynch titulado «Los años de fuego», y forma parte del relato (interesante y fuerte por cierto) «Ana La Macha, o los años de fuego», que obviamente presta su título al libro entero.

….campo con pastos ricos y un margen de precordillera que siempre los hacía soñar con fabulosos materiales. Se murmuraba acerca del uranio, sobre cristales de bauxita, sobre rocas sin clasificar a las que la gente atribuía riquezas tales que acabarían por sí mismas con el rosario de padecimientos que se extendía de sur a norte, todo a lo largo de la provincia de frontera. Era un sueño más el del descubrimiento…

…Fantasías de mágicas y fabulosas riquezas, ríos de oro que convertirían a Jujuy en un sitial desde el que resplandecería la paz y la abundancia. Pero nada más lejos de la idea del oro que la pareja de la maestra y el agrimensor…

Una joyita literaria

Este texto que les presento es sólo un mínimo extracto de un libro que pinta las realidades mineras de hace ya un siglo, cuando las consecuencias ecológicas no se tenían en consideración. Pero había voces que ya alertaban, como la de Richard Llewellyn, quien en su libro -que daría tema para una película- «¡Cuán verde era mi valle», pinta esos efectos, con una prosa magistral.

Espero que disfruten este texto, porque vendrían otros del mismo libro en posts futuros.

-¿Cómo se permite que la mina nos haga esto?- pregunté a Mr. Gruffydd.

-¿Qué nos hace?

-Llenar de escoria todo esto.

-No hay dónde ponerla, hijo mío. Mira a la cumbre del monte. Allí están los narcizos.

Y allí estaban con sus hojas verdes que se recortaban un poco más oscuras contra el verde del pasto, y los pétalos amarillos se agitaban al viento en Glas Fryn y en todo el Valle hasta donde podía yo ver volviendo la cabeza.

Es posible que se vuelva a descubrir oro y que los hombres vuelvan a enloquecer, pero nadie comprenderá lo que yo sentí aquella mañana al ver el oro de los narcisos. El lugar más cercano a nuestra casa donde florecían era Glas Fryn.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de bing.com/images .

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