Uso responsable de los Recursos Naturales

fotos explotaciones minerasÉsta es la prometida continuación del post en que introduje el concepto de Recursos, y la correspondiente clasificación.

También debe ser citado como:

Argüello, Graciela L. 2002. Capítulo 2 de LOS RECURSOS SUELO Y AGUA. Libro de Texto para el Trayecto Ciencias de la Tierra, del PROGRAMA DE POSTITULACIÓN EN CIENCIAS NATURALES, de la F.C.E.F. y Naturales de la U.N.Cba. Versión actualizada, corregida y aumentada. 86 págs. ISBN Nº987-9406.

Uso de los recursos y su impacto ambiental.

En un post anterior se ha visualizado al recurso, fundamentalmente a la luz del provecho que el hombre obtiene de él, como si fuera un ente aislado del que se puede disponer sin consecuencias indeseables.

Pero en realidad, el hecho de considerar a los elementos en función de su utilidad para el hombre, genera necesariamente una situación conflictiva de apropiación de la naturaleza, cuyas connotaciones éticas y consecuencias prácticas, sólo han comenzado a revalorizarse en tiempos recientes.

Muchas de las antiguas culturas, a las que hoy se suele considerar primitivas, habían alcanzado un relativo equilibrio entre el hombre y su hábitat, que se fue perdiendo con la tecnificación creciente, y el estallido demográfico resultante, los cuales demandan permanentemente más variadas y más abundantes materias primas, que a su vez, nunca pueden extraerse sin algún grado de impacto ecológico.

Puede decirse, entonces, que la actual preocupación por la calidad del medio ambiente es, en todo caso, un redescubrimiento, y no una absoluta innovación.

Es justo reconocer que en pequeñas comunidades, donde las exigencias de materias primas son relativamente escasas, la presión sobre el medio no supera tan fácilmente los controles que operan naturalmente en él para mantener un cierto equilibrio dinámico.

No es así, en cambio, cuando la población crece, y sus requerimientos se magnifican. Es en ese punto donde deben asumirse ciertas dolorosas realidades:

En primer lugar, no existe actividad humana alguna que no genere algún grado de impacto sobre el medio.

La explotación minera, de la cual dependen en gran medida casi todas las industrias del presente, es casi siempre altamente contaminante, y muy habitualmente deteriora de manera notable la calidad estética del paisaje.

La tecnificación del agro, necesaria para alimentar a una población siempre creciente, impacta sobre la calidad del suelo y sobre su productividad.

El uso del agua subterránea conlleva el fantasma de su agotamiento y/o contaminación.

La disposición de los residuos que toda acción humana genera, es un agente de polución casi ilimitado, y de lenta asimilación por el paisaje.

Así pueden mencionarse infinitos ejemplos de impacto ambiental, a partir de las más inocentes e imprescindibles de las actividades.

Por otra parte, nadie está ya dispuesto a renunciar a elementos de uso tan cotidiano como el automóvil, la computadora, el teléfono o el refrigerador, la calefacción o los medicamentos.

Cualquier actividad de las muchas que la producción de estos elementos implica, incluye necesariamente alguna intervención en el medio, alterando el equilibrio de sistemas naturales de altísima complejidad.

El romántico enunciado de que «cuidar el medio» es simplemente no tirar basura en cualquier parte, o no usar detergentes no biodegradables, es de un reduccionismo aceptable en un niño, pero patético en un adulto.

Lo que hoy debe asumirse es que todo ser humano tiene derecho a un razonable grado de confort, y esto implica un cierto consumo de recursos y energía, y una cierta alteración del medio.

Nadie puede responsablemente creer en una conservación a ultranza, que pueda resultar compatible con la satisfacción de las necesidades de la sociedad presente.

A lo sumo, puede aspirarse a que el grado de impacto ambiental esté dentro de márgenes que no desmejoren o amenacen seriamente la calidad de vida, ni comprometan el patrimonio natural de las generaciones venideras.

En otras palabras, lo que hoy constituye el auténtico compromiso y el verdadero desafío, es la gestión de intereses y necesidades siempre en conflicto:

Por un lado, la calidad del medio y la preservación del recurso, y por el otro, su aprovechamiento por el ser humano, sin que deba renunciar a determinados avances técnicos que hacen su vida más fácil, más segura y saludable, o simplemente más agradable.

Desarrollo sostenible y/o sustentable

A partir de las premisas arriba enunciadas, se fue gradualmente abandonando la idea de «conservar», como si de inmovilizar el cambio se tratara.

Hoy se entiende por desarrollo sustentable y/o sostenible, aquella forma de administrar el recurso de modo que se alcance su mayor rendimiento, por el mayor tiempo posible, y con el menor daño tolerable sobre el ambiente.

La Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo dio en 1987 para el concepto de sostenible, la siguiente definición: «Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer las suyas».

Por su parte, Charles Miller Smith lo plantea como «Mejorar la calidad de vida de las personas en los aspectos materiales y no materiales, de forma tal que esto no influya en la capacidad del ecosistema de auto regenerarse»

A su vez, el Programa de Jóvenes Emprendedores de Junior Achievement menciona tres pilares para el desarrollo sustentable, a saber: mejoramiento ambiental, crecimiento económico y mejoramiento de las condiciones sociales.

Cualquiera sea la definición que se prefiera, siempre se parte del postulado de que necesariamente habrá un impacto, y lo que debe evaluarse, es si la intervención que se plantea en el medio aportará más daños que beneficios, o si será a la inversa.

Cuando los beneficios de la obra proyectada -por ejemplo la construcción de un camino que dé acceso a mejoras económicas y sociales para la población- superan a las consecuencias negativas que cabe esperar -tal como la erradicación de un predio utilizado para actividades recreativas- el emprendimiento está justificado, de lo contrario debe ser rechazado.

De lo dicho se desprenden una serie de principios básicos para el uso racional de los recursos y la preservación de la calidad del hábitat:

-Es imprescindible contar con un inventario actualizado de los recursos reales disponibles, su calidad, y su estado actual de explotación.

-Es necesario comprender el complejo sistema del cual cada recurso forma parte, con todas sus interrelaciones, para evaluar las posibles consecuencias de su uso o modificación.

-Es indispensable comparar los cambios positivos y negativos que resultarán de toda intervención en el medio, antes de comenzar su ejecución. Básicamente el concepto de evaluación de impacto ambiental, consiste, precisamente en contrastar los modelos conceptuales de la evolución del medio sin la obra propuesta, y con ella una vez instalada.

Por último, y en resumen, para minimizar los costos en recursos que cada acción humana implica, las siguientes recomendaciones son de gran utilidad tanto a nivel de economía individual, comunitaria, como global:

– se debe eliminar el despilfarro.

– se debe tender a usar elementos reciclados o reciclables en la medida de lo posible, siempre que su tecnología de reutilización no sea altamente contaminante o demasiado costosa en términos de otro recurso. Esto es importante, ya que recuperar determinados elementos puede requerir gran consumo de agua (recurso escaso y valioso) o de energía (a veces altamente contaminante), o implicar la instalación de plantas con un impacto indeseable sobre el medio.

– se debe analizar el costo- beneficio (en términos de calidad de vida vs deterioro de ambiente, por ejemplo) en toda futura inversión.

Una sabia reflexión que merece ser compartida en relación a esta temática es la de W. Zimmermann (1951): «El problema del abastecimiento de los recursos en los años futuros, se relaciona más con la sabiduría del ser humano, que con los límites implantados por la naturaleza».

BIBLIOGRAF͍A

ARGÜELLO,G.L.; SANABRIA,J.A.; MANZUR,A.; BALBIS,A. 1991. «La importancia del Estudio Geomorfológico de Base para la planificación de asentamientos urbanos». Actas de la Segunda Reunión Argentina Sobre Temas de Geología Aplicada a la Ingeniería. Córdoba.

GAMKOSIÁN, A. 1984. «Lecciones de recursos geológicos y minerales» Apunte de la Universidad Nacional de Córdoba.

JUNIOR ACHIEVEMENT 2002. «Programa para Jóvenes Emprendedores». Manual del Alumno.

SANABRIA,J.A.; ARGÜELLO,G. L. 1995. «Evaluación del impacto ambiental de un canal aliviador en Villa Anizacate, Dpto Sta María. Córdoba.» Actas de la Primera Reunión Nacional de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio. Río Cuarto. Córdoba.

SANABRIA,J.A.; ARGÜELLO,G. L. 1998. «Aspectos geológicos en la planificación territorial en ambientes de uso agrícola». Actas de la Segunda Reunión Nacional de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio. San Salvador de Jujuy.

ZIMMERMANN,W. 1951. «World resources and Industries» New York.

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2 comentarios para “Uso responsable de los Recursos Naturales”

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