Una nueva reflexión sobre los sismos, con relación al evento en Tanti

Hoy hemos sentido en Córdoba, capital, los efectos de un sismo cuyo epicentro fue bastante cercano, en las proximidades de Tanti. Su magnitud fue 4,3 Richter, la cual es bastante modesta. Sólo nos ha parecido imponente por su cercanía y la escasa habitualidad con que esos fenómenos se perciben en nuestra ciudad.

¿Qué datos concretos podemos agregar?

Según los datos oficiales del Inpres, (Instituto Nacional de Prevención sísmica) el sismo se produjo a las 6 y 43 am de hoy, viernes 29 de enero de 2021, con epicentro 39 kilómetros al Oeste de la ciudad de Córdoba, y 5 km al Sudoeste de Tanti, con coordenadas aproximadas 31°35′ de Latitud S y 64° 56′ de Longitud W. La profundidad de su hipocentro se estableció alrededor de los 21 km.

No se han registrado daños materiales ni personales.

¿Cuál fue la causa probable?

Considerando que no hace mucho tiempo se ha movilizado bruscamente la zona del contacto entre las placas de Nazca y Sudamericana, lo que se manifestó en el sismo de San Juan de la semana pasada, no es de extrañar que todavía se esté acomodando ese rompecabezas. Nuestra ubicación parece distante, pero ya he explicado antes en este post que les recomiendo ir a leer, que la posición tan tendida del plano de subducción hace que sus efectos lleguen hasta muy adentro del continente.

No obstante como ya he explicado muchas veces los efectos mismos de la actividad sísmica, lo que quiero señalar hoy es otra cosa, como verán en la siguiente pregunta:

¿Se están haciendo cada vez más habituales estos eventos?

Como es corriente cuando se suceden fenómenos de alguna espectacularidad, comienzan a aparecer toda clase de teorías, desde las conspirativas, pasando por las religiosas, hasta las pseudocientíficas.

Y por eso escuchamos cosas como que «la Tierra está reaccionando a la agresión hacia el ambiente», o que se acerca «el Juicio Final», pero ninguna de tales aseveraciones tiene fundamento alguno.

Y digo esto, porque, como se ve claramente en el cuadro que ilustra el post, los temblores son parte de la dinámica habitual del planeta. No pasa día sin que ocurran varios eventos sísmicos en alguna parte de la Tierra. Y siempre ha sido así.

Es verdad que cada tanto a lo largo de la historia terrestre ocurren pulsos de mayor actividad, que suelen durar miles de años, y pulsos de relativa calma que también se miden en milenios. Pero en ninguno de los pulsos hay quietud.

Todos los días, cada dos o tres horas, como promedio, se suceden movimientos telúricos, algunos de los cuales se consideran instrumentales porque liberan tan poca energía que sólo los sismógrafos los detectan. Otros en cambio son de magnitud tal que destruyen poblaciones enteras. Afortunadamente, a mayor magnitud, menor frecuencia.

De hecho, todos los pequeños movimientos van liberando gradualmente la energía, y sólo es alarmante cuando esos microsismos se distancian  temporalmente entre sí, porque eso significa que en el lugar se está acumulando la energía y cuando finalmente se libere, lo hará de manera más violenta. Por esa razón, lo que se llama silencio sísmico es una de las señales de alarma en la prevención sísmica.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es un recorte del cuadro con los últimos sismos acontecidos en Argentina, tomado de la página oficial del INPRES.

2 comentarios para “Una nueva reflexión sobre los sismos, con relación al evento en Tanti”

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