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Nociones básicas sobre la atmósfera. Parte 1

Hoy vamos a comenzar a completar un poco más un tema que presenté hace mucho tiempo: la composición de la Tierra. En efecto, no sólo constituyen el planeta las geosferas internas y superficiales, sino también las que la circundan (como la atmósfera de que hablaremos hoy) y las que ocupan lugares incluidos en partes de las mencionadas, como son la biosfera y la hidrósfera (de la que ya hemos hablado bastante).

¿Qué es la atmósfera y qué espacio ocupa?

Se define como atmósfera a la envoltura gaseosa continua que rodea a la Tierra. Es retenida en torno al planeta, por la atracción gravitacional ejercida por él. Por esa razón acompaña los movimientos de rotación y traslación de la Tierra.

La atmósfera se asienta sobre continentes y mares, pero su límite superior no es muy claro, aunque respondería al límite de la atracción de la gravedad, que de manera teórica se encontraría entre unos 300 y 450 km de altura. Más allá de esa zona, ya los gases no resultan retenidos y comenzaría un espacio exterior relativamente vacío. Hay autores que consideran, en cambio que el límite debería considerarse mucho más allá, a una altura próxima a los 1.000 km, donde se hace apreciable el viento solar, que asumen no ya como un evento atmosférico sino correspondiente al espacio que excede al planeta.

Siendo la atracción gravitacional mayor en los polos, debido al propio achatamiento de la Tierra, el espesor de la atmósfera responde a una configuración similar, por lo cual tiene en el ecuador también un abultamiento como el planeta mismo. Y se estima el peso total de la atmósfera en unos 5,9 x1015 toneladas.

¿Qué funciones cumple?

Las funciones que cumple la atmósfera son resultado directo de sus características y de las propiedades del aire que la compone. (El aire es la mezcla de diversos gases, punto que analizaremos más abajo). Se mencionan como las más destacadas, las siguientes peculiaridades:

  • Radiación difusa: es la capacidad de dispersar la luz en todas las direcciones del espacio. Efectivamente, a lo largo de las horas diurnas, no sólo están iluminadas las zonas a donde llegan en forma directa los rayos solares, sino también todo el espacio circundante. Lo entendemos mejor si pensamos en una habitación cerrada, a donde no entran los rayos de sol, y que sin embargo está casi tan clara como el propio espacio abierto que se ve desde la ventana. Es decir que el aire resulta permeable a la luz y ella se transmite por él llevando esa claridad en todas direcciones.
  • Transmisión del sonido: también las ondas sonoras se propagan por el aire atmosférico, permitiéndonos escuchar sonidos próximos o distantes. Al ascender en la atmósfera, por ser el aire cada vez menos denso, la transmisión sonora se dificulta, hasta alcanzar lo que se conoce como «zona anacúsica», situada a unos 160 km de altura, donde las comunicaciones sonoras ya no son posibles.
  • Solubilidad del aire: es una capacidad de vital importancia ya que si bien los diversos componentes gaseosos de la atmósfera no se disuelven con la misma facilidad, el hecho de que puedan hacerlo, ingresando en el agua de los espejos superficiales permite la vida que depende de la presencia de oxígeno. Si éste no fuera soluble en el agua las condiciones para la vida marina tal como la conocemos, no estarían dadas.
  • Baja conductividad eléctrica: en las proximidades de la superficie terrestre el aire actúa casi como un aislante eléctrico, pero su conductividad aumenta con la altura, lo cual explica las descargas en las tormentas.

Esto en cuanto al aire como sustancia, ahora veremos las funciones de la atmósfera como cuerpo o geósfera del planeta:

  • Es el ámbito en que tienen lugar los fenómenos meteorológicos, de suma importancia en el modelado terrestre, a través de fenómenos como la erosión, la meteorización y la pedogénesis.
  • Permite, por la constitución del aire de que está compuesta, la respiración de la mayor parte de los organismos vivos que pueblan el planeta.
  • Es una protección eficaz contra el ingreso de materia desde el espacio exterior, ya que la mayor parte de los cuerpos, por ejemplo los meteoritos, que impactan el planeta se desintegran en la envoltura externa.
  • Actúa regulando el balance térmico filtrando ciertos componentes de la radiación solar, muy específicamente a través de su capa de ozono.
  • Es modeladora del clima, ya que en ella tienen lugar los movimientos que componen la precisamente denominada circulación atmosférica.

Por hoy sólo llegaremos hasta aquí, para retomar el hilo de la charla el lunes, abocándonos a responder las siguientes preguntas:

¿Cuál es su composición actual?

¿Fue esa composición diferente en el pasado?

Y dado lo extenso del tema, habrá una tercera parte el lunes siguiente, en que responderé a las preguntas siguientes.

¿Cómo se divide la atmósfera?

¿Qué puede agregarse?

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela. P.S.: La imagen que ilustra el post

Otro video que muestra la fuerza indomable de la naturaleza

La semana pasada ya subí otro video por este estilo, y como ha gustado, aquí va otro. Todos los fenómenos que aparecen en el video, si no están ya explicados en el blog, pronto serán motivo de nuevos posts. Los que ya están explicados pueden encontrarlos, simplemente poniendo la palabra clave en la ventana de búsqueda interna del blog, que ven a la derecha en la pantalla, debajo del banner de perfil.


Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

Otra tormenta de miedo en el campo

Ya conocen ustedes mi listado con el top ten de los momentos más peligrosos que pasé en el campo durante mi desempeño profesional.

Esto sucedió en La Pampilla de Los Gigantes, en la Sierra Grande de la Provincia de Córdoba, Argentina.

Estábamos en esa oportunidad, varios integrantes del equipo de investigación con el que trabajábamos en la determinación de paleosuelos, intentando aportar información relativa a la secuencia de los cambios climáticos acontecidos en la región durante los últimos miles de años.

Cada vez que se planifican las jornadas de campaña hay muchas cosas que considerar, como ya lo saben todos los investigadores: desde la disponibilidad de vehículo, hasta la agenda de cada uno de los integrantes del grupo que formará parte de la salida, pasando por la compra de las vituallas, peparación de reactivos y del equipo instrumental a llevar.

En otras palabras, salvo un auténtico tornado, tormenta muy intensa, o alguna otra catástrofe natural, independientemente de las condiciones meteorológicas, la excursión no se suspende.

Y así se dieron las condiciones esa mañana. Al salir de Córdoba, ya se había advertido sobre la posibilidad de tormentas, pero como aún no llovía, decidimos jugarnos y trabajar hasta el momento mismo en que se produjeran las lluvias, y suspender solamente si eran tan intensas como para impedirnos continuar.

Llegamos pues, mediada la mañana y trabajamos unas tres o cuatro horas, bajo un cielo cada vez más amenazante. Cuando hicimos el corte para comer algo, estábamos en la parte más alta, expuesta y carente de vegetación de toda el área que relevábamos, y por lo menos a tres o cuatro km del sitio en que habíamos dejado el vehículo. Llevábamos por supuesto nuestras palas, mazas barrenos y demás elementos principalmente metálicos, cuando, sin que cayera una gota, se desató una tormenta eléctrica tan violenta como nunca antes ni después me tocó vivir. Ni siquiera aquélla que ya les conté en Falda del Cañete se le aproximaba.

Debo confesar que los cuatro que estábamos allí, nos miramos con bastante alarma por no decir aterrorizados, porque estábamos conscientes de ser los puntos más elevados de una planicie sin refugio alguno, y encima con instrumental que podía servir de pararrayos tranquilamente. No hizo falta deliberar ni un momento, sólo dijimos, «vamos al auto».

Envolvimos como pudimos las herramientas con puntas metálicas para que no fueran tan atractivas para los rayos y, sin correr, pero muertos de angustia, caminamos, tan distanciados como podíamos uno de otro para no presentar un único llamador para los rayos, y medio agazapados para sobresalir del relieve lo menos posible.

Les puedo asegurar que veíamos impactar los rayos muy cerca, y que el estruendo era ensordecedor. Cuando llevábamos avanzados unos 500 metros, se desató la lluvia, y las descargas eléctricas se espaciaron un poco. Finalmente llegamos vivos, pero muertos de frío y de miedo al auto, donde permanecimos en la jaula de Faraday hasta que cesó la tormenta y volvimos a Córdoba. Fue un momento que todavía me eriza la piel con sólo recordarlo.

Gajes del oficio…

Un abrazo y hasta el próximo lunes, con un post científico. Graciela.

¿Cómo actuar durante una tormenta eléctrica?

Recordarán ustedes que les prometí contarles algunas anécdotas de momentos de alto riesgo que me tocó vivir durante el ejercicio de mi profesión, y que entre ellas se destacan un par de tormentas eléctricas.

Un tema interesante sobre el cual volveremos muchas veces para ver aspectos relativos a su generación y ocurrencia; pero hoy hablaremos de las medidas de prevención que se deben tomar durante las tareas de campo; ya que los geólogos no siempre podemos elegir el día perfecto para realizarlas.

¿Qué detalles pueden servir de alerta con respecto a la posibilidad de ocurrencia de una tormenta eléctrica en poco tiempo?

  • La primera precaución es consultar los partes meteorológicos y planificar la campaña en consonancia, ya sea postergando la salida o evitando las zonas altas y descubiertas cuando se prevé la ocurrencia de tormentas eléctricas.
  • Observar cambios en el cielo, ya sea un oscurecimiento notable, un aumento de nubes del tipo cúmulo o cúmulo-nimbos (acá descubro otro tema que podemos tocar en el blog), relámpagos visibles en la distancia, truenos ya audibles aunque parezcan lejanos, incremento de la velocidad del viento, cambios bruscos en la temperatura, olor a tierra mojada.
  • En la época de tormentas, conviene recordar que las más intensas suelen sobrevenir en días de temperaturas muy elevadas, y por ende, es común que se formen en las primeras horas de la siesta. Por ello se recomienda tratar de completar las tareas en cumbres y zonas altas o muy expuestas, durante la mañana o muy poco más allá del mediodía.
  • Cuando es posible, dar por terminada toda tarea de campo cuando comienzan a notarse señales de tormenta inminente, o al menos elegir los sitios de trabajo más distantes a lo que parezca ser el centro de tormenta

Ante cualquiera de estos indicios, conviene minimizar el riesgo, marchando hacia zonas bajas, siempre y cuando no se trate de lugares inundables o propensos a recibir avenidas de agua, como las cárcavas, por ejemplo.

¿Qué debe hacerse durante la tormenta misma?

Si la tormenta se desata cuando ya se está trabajando en el campo y a distancia de zonas seguras, se deben considerar las siguientes precauciones:

  • No se debe correr durante una tormenta, sobre todo si ya se tienen el cuerpo y la ropa mojados, porque el movimiento veloz puede causar turbulencias en el aire y zonas convectivas capaces de atraer rayos.
  • Abandonar los elementos metálicos como martillos, palas, y otras herramientas. Como sé que casi nunca lo haremos los geólogos, al menos tratemos de tenerlos en el interior de estuches de madera o cuero que dismimuyan su excelente conducción. Si no se está en pleno desplazamiento, sino detenidos, tener la precaución de almacenar los elementos con puntas metálicas por lo menos a 30 metros de distancia de las personas. Esto es necesario porque si cae un rayo sobre ellos, surgen ondas de choque que pueden afectar a los seres vivos.
  • Apagar todos los elementos de comunicación o medición eléctricos o electromagnéticos que pueden atraer rayos.
  • No refugiarse debajo de árboles o elementos del relieve que estén aislados y sobresalgan del terreno. Cuando hay más de un árbol en un pequeño bosque, el riesgo disminuye, siempre que se elija cobijarse bajo los de menor altura.
  • Lo dicho para el instrumental metálico vale para todo otro elemento de igual material, es decir que hay que tomar distancia de alambrados, cañerías, líneas telefónicas, rieles de ferrocarril, maquinarias agrícolas, etc. Las redes eléctricas pueden conducir los rayos por varios kilómetros, y descargarlos a tierra en un poste distante, por eso urge alejarse de ellas.
  • Las zonas despejadas son peligrosas porque la altura de una persona constituye en ellas un auténtico pararrayos. No obstante, tenderse tampoco es seguro, ya que se aumenta la zona de contacto con el suelo que puede conducir la electricidad. En todo caso, la posición más segura es en cuclillas para sobresalir menos, y tener como único contacto con el suelo, la planta del calzado, que por principio para trabajar en el campo es de goma aislante.
  • Conviene alejarse de ríos, lagos, y otras masas de agua.
  • Algo que suele desestimarse o hasta no percibirse, es la alerta del propio cuerpo, que a veces advierte con un cosquilleo en la piel, o con el erizamiento del cabello.
  • Tanto esos fenómenos corporales como el zumbido que suelen emitir algunos objetos metálicos, responden al desplazamiento de cargas eléctricas, que indican que la atmósfera actúa como medio muy conductor. En este caso la caída del rayo es inminente en una zona muy próxima y no se debe tocar nada metálico ni a otra persona.
  • Estando en grupo, es bueno dispersarse porque si un rayo afecta a una persona, puede conducir la electricidad a todas las que estén muy próximas o en contacto con ella.
  • En realidad, la solución óptima, si el tiempo alcanza para llegar a él, es refugiarse en el interior del vehículo, que debe estar bien cerrado, con el motor apagado, cualquier antena bajada y desconectada. Esto constituye una  «Jaula de Faraday» que se cargará sólo por el exterior, permaneciendo seguro el interior. No obstante, no deben tocarse las partes metálicas del vehículo, incluso al salir de él.

Por último debe recordarse que es un mito la creencia popular de que un rayo no cae dos veces sobre el mismo punto.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
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El día que se detuvieron las cataratas del Niágara

Hoy la elección del tema para mi post pasa por la efeméride. Efectivamente, el 29 de marzo de 1848, se recuerda un hecho curioso del que no se cuenta con registros históricos anteriores, y se trata del congelamiento completo de las cataratas del Niágara, fenómeno que duró treinta horas.

Vamos a recordar ese hecho, y usarlo de excusa para señalar algunas cosas más.

¿Dónde quedan y qué características tienen las cataratas del Niágara?

Las cataratas del Niágara – como casi siempre ocurre con las cataratas más imponentes del mundo- no están constituidas por una única caída, sino, en este caso, por al menos tres saltos mayores que detallaremos en seguida; y que se localizan sobre el río homónimo, en la región nororiental de América del Norte, entre Estados Unidos y Canadá. Se encuentran a unos 236 msnm y salvan un desnivel de  aproximadamente 64 metros.

Los saltos que mencionaba arriba son:

  • La Catarata Canadiense o Horseshoe Fall, en la Provincia de Ontario.
  • La Catarata Estadounidense, en el estado de Nueva York.
  • La Catarata Velo de Novia, de mucho menor tamaño.

Aunque no tienen una gran altura, sí  son las más caudalosas de América del Norte, ya que reúnen toda el agua de los Grandes Lagos. Son valiosas como sitio turístico y como fuente de energía.

¿Qué significa el término Niágara?

Toda la región estaba, a la llegada de los europeos, poblada por una tribu iroquesa, cuyo nombre era ongiara, pero a la que los conquistadores franceses llamaban «los mediadores», pues fueron con ellos muy amigables y facilitadores de su relación con otras tribus.

Según las leyendas de los ongiara, en la cueva que se encontraba tras la Horseshoe Fall, vivía HE-NO, el Dios del trueno, y en el idioma originario, la palabra Niágara significa «trueno de agua». Según esa misma leyenda, el jefe de la tribu concedió la mano de su hija Lelawala a un soldado invasor; pero ella prefirió desobedecerle e irse del poblado, para entregar su alma al Dios del trueno, con quien permanece desde entonces en la catarata.

¿Cuál es el origen geológico de los saltos de agua?

Como el propósito de hoy es simplemente recordar una efeméride, habrá otro post más completo al respecto en el futuro, pero hoy baste con decir que la catarata se originó hace alreddor de 10.000 años, de resultas del avance glaciario que cambió la topografía y el drenaje por completo, dejando como resultado los grandes lagos, cursos y saltos de agua que generaron los grandiosos paisajes que incluyen a las Cataratas que nos ocupan.

¿Además del que hoy se conmemora, hubo otros episodios en que se congelaron las cataratas del Niágara?

Si bien los fenómenos geológicos dejan sus propios registros, en la historia recopilada por el hombre sólo se reconocen tres episodios en que las Cataratas se congelaron de manera completa. Esos episodios son:

  • El 29 de marzo de 1848, tras una ola de frío en la que se alcanzaron valores mínimos de -35º C quedaron completamente congeladas. Para que eso ocurriera, fue necesario que primero un gran bloque de hielo la bloqueara permitiendo tan completo congelamiento.
  • La segunda ocasión documentada en la historia, fue en 1902 y hay registros de ella en la Biblioteca Pública de las Cataratas del Niágara.
  • El último congelamiento completo es del año 1936.

Hay también una imagen bastante famosa y conocida como «Cave of the winds in Winter Niagara Falls», que apareció en una postal de 1911, pero de la que no se sabe si fue de alguno de los dos episodios anteriores, o si también existió un fenómeno similar en ese año.

Existen otros episodios en que los saltos se congelaron, pero sólo parcialmente, como son los casos de 2007, de enero de 2014 y por fin del 23 de enero de 2019, en que tras el paso de la tormenta Harper, la temperatura descendió hasta -20°C.

¿Por qué se dice que no pueden volver a ocurrir esos congelamientos completos?

Como puede observarse, después de 1936 no volvieron a congelarse por completo, lo que en buena medida podría deberse a algún ligero cambio del microclima, inducido por la creación de la planta generadora de la Autoridad de Energía de Nueva York. Aunque esta aseveración no pasa de ser especulativa.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

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