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Posibilidad de realizar postdoctorado en Alemania

En este link que les dejo, pueden encontrar información sobre las oportunidades de postdoctorado en Alemania. Forma parte de la página oficial de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la U.N de Córdoba.

Anselmo Windhausen, pionero de la geología argentina

Si ustedes conocen algo de la historia de la Geología en Argentina, sabrán entonces que toda esa ciencia se desarrolló a partir de la llegada de una generación de geólogos alemanes que se instalaron principalmente en la Academia nacional de Ciencias, en Córdoba, y consecuentemente fueron también docentes en la Universidad Nacional de Córdoba, orgullosa heredera de esa tarea de avanzada.

Windhausen no fue de los primeros en llegar, sino que era parte de una segunda importación que le abriría las puertas a estudiosos que fueron luego próceres de la investigación geológica.

El Dr. Anselmo Windhausen (1882-1932) llegó a nuestro país desde su Alemania natal cuando apenas contaba con 27 años de edad y era ya un destacado Geólogo.

Su arribo se produjo al iniciarse el siglo XX, y desde ese momento, hasta su muerte prematura, recorrió nuestro país, abogando por la investigación petrolera en Plaza Huincul; relevando entre otros muchos sitios el Bosque Petrificado de Jaramillo, en Santa Cruz, cuyo nombre sería luego cambiado a Bosque Petrificado Cerro Cuadrado; y recomendando la explotación del lignito en el sitio que daría  nacimiento al yacimiento carbonífero de Río Turbio.

Como si eso no alcanzara para convertirlo en una figura gigantesca en la Geología Americana, colaboró además en 1923 con el científico sudafricano Alexis du Toit, quien dio pruebas vitales para sustentar la teoría de la deriva de los continentes, de Alfred Wegener.

Fue también Windhausen un adelantado en la aplicación de ese paradigma, antecedente inmediato de la Tectónica de Placas, al estudio de la geología sudamericana.

En 1925 fue miembro co-fundador de la Sociedad Argentina de Geografía (GAEA), y co-editor de su revista. En 1926 fue designado profesor de Geología y Paleontología en la Escuela del Doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba.

En 1928, la Sociedad de Geografia de Berlín le concedió (compartida con Fritz Khuehn) la medalla «Gustav Nachtigal» por su significativo aporte a las ciencias de la Tierra.

Pero su obra cumbre, la que le valió póstumamente el Segundo Premio Nacional de Ciencias, fue su libro en dos tomos denominado «Geología Argentina» (Ed. Peuser, Buenos Aires) que apareció en dos sucesivas entregas de 1929 y 1931.

Fue también tan adelantado como para proponer a YPF un convenio con la Universidad Nacional de Córdoba para generar un programa de becas para estudiantes de Ciencias Naturales. Muchos son los geólogos argentinos que se recibieron gracias a esas becas.

Cuando aún no había cumplido 50 años, falleció en el Hospital Alemán de Buenos Aires el 2 de abril de 1932.

De allí, lo invalorable de esta nota, firmada de su puño y letra, que hoy obra en mi poder, gracias al rescate del Dr Juan González Segura, quien -luego de sucesivos traspasos de un docente a otro- terminó heredando el escritorio que fuera de Windhausen.

Afortunadamente, al recibir ese mueble, el Dr Gonzalez Segura hizo una revisión cuidadosa de papeles que otros habrían tirado sin más a la basura. Por eso encontró entre otras cosas, este valioso documento, del que seré depositaria hasta el día en que Windhausen tenga su propio museo, ya que tantos otros personajes de mucha menos estatura lo tienen en Argentina.

Vean ustedes, por favor, la fecha que consta en el sobre donde fue conservada esta reliquia. Reza 24 de Diciembre de 1931, de donde puede deducirse que tal vez fuera la última nota que le envió a quien era en ese momento su colega docente, el Dr. Olsacher, el cual la archivó en una carpeta (de allí las perforaciones que se notan en el escaneo) que quedó por años en el escritorio del que les hablé.

Está, obviamente, escrita en alemán, pero me dio más trabajo traducirla que si hubiera estado en chino, porque la letra, por momentos es casi indescifrable. De hecho, hay palabras que sólo puedo decir que creo que dicen lo que traduje, pero no puedo jurarlo.

Aquí les presento los escaneos del sobre en que se conservó la nota, y del frente y dorso de la ficha en la que está escrita la misiva. Más abajo incluyo la traducción que pude hacer en función de lo que me parece leer en alemán.

Bueno, ahora, la traducción que pude hacer después de tratar de descifrar la letra, quedó así:

B. Aires, 24 Diciembre 1931.

Mi estimado Señor Olsacher

Adjunto uno de los cortes. Serán en total cuatro. Éste es del estrato con la fractura incipiente. Los otros cortes pueden ser útiles. El corte N° 2 será de la capa negra.

No se olvide de mi correo, y utilice la autorización para retirar el certificado.

Feliz Navidad y buen Nuevo Año.

Cordiales saludos.

A. Windhausen

La foto que ilustra el post es del mismo sitio del que tomé la información biográfica que he resumido en el post, y que pueden visitar haciendo click aquí si desean conocer más detalles.

 

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

La geóloga más peligrosa del lejano oeste

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Hoy estoy trayendo una anécdota de la vida real desde mi otro blog¿Y si hubiera una vez?-, y lo hago porque esto ocurrió con motivo de un viaje profesional a un evento científico en Alemania.

A la que suscribe le encanta viajar. ¡Vaya originalidad! ¿A quién no? Y ha tenido la buena fortuna de realizar viajes de trabajo, que sus flacos bolsillos, de otro modo no le permitirían. Y precisamente por eso, viaja en solitario, metiéndose a veces en situaciones que a la distancia son risibles, y se constituyen andando el tiempo, en divertidas anécdotas, pero que en el primer momento, implicaron algún riesgo. Por suerte hasta hoy ha salido sin daño pero pudo ser peor.

En noviembre de 2006 fui invitada a dar una conferencia central en un Workshop en Hanover, Alemania, y allá partí con mi valijita. Prolijamente empaqué para bodega todo lo que sabía que estaba prohibido llevar en cabina.

Cosas como mi set de manicura, que incluye un alicate o el kit de costura para emergencias en viaje, que tiene una tijerita, etc etc. Tuve también la precaución de sacar del equipaje de mano, los perfumes y aerosoles que por alguna razón consideran peligrosos, y OBVIAMENTE, puse en el fondo de la valija para bodega, mi aerosol de gas pimienta, fiel compañero de tantas andanzas, con el que me siento protegida en cualquier lugar del mundo, por desconocido y hostil que pueda resultar.

Por eso me causó mucha gracia ver en el mostrador de la aerolínea, mientras hacía el check in en Ezeiza, un cartelito con advertencias definitivamente ridículas. Decía textualmente (y puede atestiguarlo quien haya viajado en esa época, cuando hubo uno de los tantos picos paranoicos de seguridad aérea que por suerte han aflojado en estos dos últimos años) «Prohibido embarcar en equipaje de mano: cuchillos, tijeras, cortaplumas» y seguía un largo etcétera en el que se incluía «granadas de mano». Como cualquiera de ustedes lo habría hecho en mi lugar, me largué a reír pensando «¿Habrá algún bolud tontuelo que pretenda viajar con una granada de mano en el bolso? ¡Por favor! ¡Ridículo!» Bueno, pero…

Dspués de disfrutar una semanita en Hanover, con todos los gastos pagados por el Instituto de Investigaciones Geológicas, y habiendo recorrido ciudades y bosques, protegida por mi amado aerosol de defensa personal, embarqué nuevamente, rumbo al terruño.

Un poco más adelante que yo, un alemán tuvo la mala suerte de que se le rompiera la manija con la que arrastraba su valija y sencillamente la sacó, haciendo su registro con esa varilla rígida inocentemente en la mano. Como surgidos de la nada, aparecieron dos patovicas tamaño alemán extra large. (¿Se dirá Patoviken?) y lo sacaron de las pestañas, exigiendo una explicación para esa especie de bastón que podía usarse (según ellos) en un contundente ataque. (¡Pero por favor! Si esas manijas se doblan si le llegás a cargar un pañuelo de más al bolso) El caso es que lo revisaron entero, y hasta después de que hubo demostrado la inocencia del adminículo, se lo quitaron, lo reconvinieron, y con expresiones de repulsa lo dejaron pasar.

Yo miraba y pensaba «¡Pobre tipo, rompérsele justo acá la valija, con estos paranoicos en plenas funciones!»

Mientras tanto, la cola había avanzado, de modo que llegó mi turno. La empleada del check-in revisó mi bolso de mano con cierta displicencia, pensando seguramente «esta boludita ¿qué puede tener de peligroso? Luego me pidió la riñonera, la abrí maquinalmente y ella prorrumpió en germánicos alaridos:

-«¡Es gibt eine Waffe! ¡Waffe!- o sea, ¡Hay un arma! ¡Arma!

Y, sí, mi amado aerosol le sonreía inocentemente desde el fondo del bolsito. Lo había olvidado por completo.

Los patoviken, que ya estaban algo excitados, volvieron a corporizarse a mi lado con cara de solución final.

¡Merde! -pensé- ¡están grandotes los monos!

Debí recurrir a mi sentido del humor, que ocultó muy bien el K Gaso y me eché a reír, explicándoles en mi mejor alemán, que soy una ancianita sudaka, acostumbrada a moverse sola por el tenebroso tercer mundo, plagado de irracionales e incivilizados delincuentes, con ese aparatito como único seguro anti violaciones («ya quisiera» habrán pensado los tipos) secuestros, y asesinatos en ocasión de robo.

Hubo un largo diálogo conmigo, y conciliábulos entre ellos, mientras yo derrochaba sonrisitas cómplices, modelo «ancianita bolu despistada metiendo la pata sin ninguna mala intención» y mi aerosol iba a parar al canasto donde retenían cosas mucho más inofensivas, como una lima para uñas o un shampoo.

Finalmente, me midieron con la vista, sopesaron mi amenaza y decidieron dejarme pasar con un par de advertencias:

-Agradezca que está en Hanover (aeropuerto pequeño, si se quiere- digamos como el de Córdoba-) y no en Frankfurt (aeropuerto monstruoso al que se dirigía mi vuelo, y que es un nudo de entrada a toda Europa). Y tiene suerte de hablar el idioma. Si no hubiera podido explicarse tan bien, quedaba detenida acá mismo.

Lo dijeron muy amistosamente, porque con un par de chistes cordobeses debidamente traducidos, ya éramos cumpas. Lo cual es lógico si se comparan los chistes cordobeses con los alemanes.

Eso sí, casi la embarro al final, cuando les dije:

-¿Me devolverían el aerosol? Cuesta como 10 €.

Cuando vi su mirada asesina, me apresuré a aclarar

-¡Es un chiste, es un chiste! Y me zampé sin demora por la puerta, antes de que se arrepintieran

Por eso digo que pudo ser peor, pero nunca tan malo como desperdiciar un fin de semana. De modo que a disfrutarlo y hasta la próxima. Besos Graciela.

La ilustración de este post es obra de Dayana, quien incorporó una foto mía en un cartel que según cree va a hacer las delicias de mis alumnos de la Facu. Puede que sí, pero por lo menos, se me ve con una alta cotización. 😀

Y si hay gente nueva en esto de los blogs y todavía no aprendieron muy bien cómo interactuar, vayan a estudiar en este link

Un abrazo y buen fin de semana, Graciela.

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Un abrazo y hasta la próxima. Graciela.

¿Hay explicaciones geológicas para el hundimiento en Alemania?

untitledalemaniabmpEl 1 de Noviembre pasado, la localidad alemana de Scmallkalden en Türingen (centro-este del país) se constituyó en noticia, porque se despertó con la novedad de que el suelo había colapsado, arrastrando un auto con él, pero afortunadamente sin generar víctimas.

El agujero resultante tiene casi 40 metros de largo, 15 de ancho y entre 20 y 25 metros de profundidad. Por obvias razones de seguridad se evacuaron los residentes de cinco viviendas próximas, en un radio de 250 metros.

¿Qué fenómeno geológico está involucrado en el hundimiento en Alemania?

En primer lugar, recordarán ustedes que cuando se produjo el impactante colapso en Guatemala, yo generé un post donde básicamente cuestionó el uso del término cráter para esta clase de fenómenos, y me opuse también a considerar aquel evento como un fenómeno kárstico (también llamado cárstico o cársico), según muchos colegas habían dado en llamarlo.

Expliqué entonces que lo de Guatemala implicaba un arrastre mecánico o sofusión, (también conocido como pipping) mientras que los procesos cársticos requieren la presencia de materiales solubles, que precisamente son arrastrados en solución.

En esta ocasión, sí se trata de un colapso debido a una verdadera disolución subterránea, es decir un karst. (Mil posts se vienen sobre este tema)

El proceso ocurre lentamente, y va vaciando un espacio, hasta generar primero una cavidad a cierta distancia por debajo de la superficie, y luego su progresiva magnificación, hasta que finalmente el techo de esa caverna no tiene sustentación suficiente y termina por ceder en un fenómeno de hundimiento repentino .

¿Qué material soluble constituía el subsuelo?

Sal, la simple y conocida combinación de cloro y sodio (cloruro de sodio) que como mineral se denomina halita. Para conocer el detalle de cómo se produce la solubilización de este compuesto les recomiendo que lean el post sobre las propiedades del agua.

El terreno de la zona involucrada es reconocidamente salino. De hecho, todo el distrito de Türingen fue explotado desde tiempos medievales para producir sal de uso común y recurso particularmente valioso en esos tiempos.

Puedo agregar como detalle anecdótico que durante la Segunda Guerra Mundial, gran parte de los tesoros artísticos de Alemania se ocultaron precisamente en antiguos túneles de esas explotaciones. Por fortuna fueron inmediatamente recuperados tras la derrota de Hitler, porque dudo que las condiciones de preservación de ciertos pigmentos en muchos de los cuadros fueran compatibles con la sal.

¿Hubo aquí también convergencia de causas, como en Guatemala?

Sí, y de hecho casi siempre es así. Muy pocos modelados geomorfológicos responden al cambio de una sola variable.

¿Qué causas convergieron para producir este hundimiento en Alemania?

  1. Obviamente, la composición salina del subsuelo es la principal causa, y requisito indispensable para este fenómeno.
  2. La filtración de aguas que van arrastrando el material, y que responde en gran medida a condiciones naturales de la dinámica hídrica regional.
  3. La intensa antropización, es decir intervención del hombre, tanto a través de las antiguas obras de explotación de sal en regiones próximas, como en la posterior urbanización de un terreno ya debilitado.
  4. Casi como una consecuencia de lo anterior, toda urbanización implica riesgos de pérdidas líquidas en las conducciones de efluentes y también de agua para consumo.

¿Esto significa que lo que se hundió es una mina de sal?

No necesariamente. Un terreno puede verse debilitado a grandes distancias de la zona específicamente «vaciada», pero el sobrepeso de la urbanización genera las condiciones para que allí se produzca el colapso.

Cuando en una zona se produce un vacío, los materiales aledaños se reacomodan para nuevas situaciones de presión litostática. Tema del que ya iremos hablando también.

¿Esto puede volver a producirse en zonas aledañas?

Una regla de oro de la geomorfología es que todo lo que ocurre una vez, siempre puede volver a producirse. La alerta debe permanecer encendida.

PD: A los responsables y trabajadores de medios de comunicación que estén interesados en informarse para realizar notas sobre desastres naturales, los invito a visitar el post que escribí sobre Geología para periodistas y comunicadores.

Espero que este post los haya ilustrado un poco. Y a propósito de ilustrar, la foto la tomé de este lugar de la red. Un beso Graciela.

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Descripción literaria de una avalancha. Traducción de Die Steinflut

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Ya les he prometido este post la semana pasada, y aclaraciones al respecto pueden ver pues en la parte anterior en este link.

También esta vez la foto es del trabajo en que se describe el acontecimiento real al que se alude en la novela de Franz Hohler, Die Steinflut.

Traducción del párrafo prometido:

«…grupos enteros de hombres y mujeres se apresuran valle abajo, esperando alcanzar todavía a advertir y retirar a la gente, pues ahora ve Katharina ya, cómo los abetos de más arriba, que todavía están en pie junto a la zona de ruptura fresca, se derrumban hacia atrás en el gran Chlagg* y son simplemente tragados por él como si fuera un monstruo devorador de la montaña, y cómo todo el bosque de abetos viaja hacia el valle a través de la grieta, cómo los árboles son embestidos y arrollados por las rocas, y Katharina no comprende cómo todo eso pasa ante sus ojos totalmente sin sonido, como si de verdad no ocurriera, y recién entonces se acuerda la montaña de que debe tronar si quiere ser real, y retumba y traquetea y brama y alborota…»

Como ya les dije en el post anterior, encuentro magistral esa descripción de páginas enteras en un solo párrafo, sin un solo punto, que lo lleva a uno a leer con la misma sensación de urgencia que las víctimas deben haber sentido en la realidad.

*La palabra Chlagg la he conservado así, porque fue el nombre que se le dio al evento acontecido el 11 de Septiembre de 1881, en Elm, Suiza. De hecho es Der Grosse Chlagg, una forma local de referirse a Schlag, es decir golpe: el gran golpe. El término se extendió después a la gran cicatriz de la avalancha y a eventos similares.

Si este post les ha gustado, puedo seguir traduciendo para ustedes otros párrafos de enorme belleza de ese mismo libro, y también usar la misma metodología para traerles párrafos de textos en inglés. Espero sus opiniones.

Y supongo que también vale la pena que en algún momento prepare un post con la descripción científica de ese histórico evento.

Un beso. Graciela

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