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Intentos históricos de establecer edades absolutas en Geología.

Hace ya bastante tiempo subí un post en el que hablé sobre el concepto de tiempo geológico, y más tarde hablé de la determinación de edades relativas, y les prometí hablar de las dataciones absolutas.

Hoy voy a entretenerlos un rato contándoles la evolución de esos métodos, desde los más dogmáticos y doctrinarios hasta los más científicos, y dejaré para más adelante los métodos en uso actualmente.

Les recuerdo que mientras que las dataciones relativas sólo intentan establecer un orden de acontecimientos geológicos, las dataciones absolutas intentan asignar valores numéricos, es decir establecer dentro de cierto rango, la edad probable, tanto de la Tierra, como de sus diversos materiales y eventos.

Los intentos para alcanzar esos resultados fueron muy interesantes a lo largo del tiempo, veámoslos.

¿Qué métodos de datación absoluta se fueron intentando a lo largo del tiempo histórico?

Repito que hoy se trata de un post enfocado en los avances históricos, de modo que ninguno ha sobrevivido al tiempo, y ellos son:

  • La interpretación del hinduismo, basado sobre creencias religiosas.
  • La interpretación cristiana, basada en la lectura bíblica.
  • La medición de la tasa de la sedimentación.
  • La salinización de los océanos.
  • El método de Kelvin.

¿Qué se planteó la filosofía hindú?

En la antigua filosofía hindú, la observación de los permanentes cambios que acontecen en la naturaleza condujo a pensarla en términos de ciclos, relacionados a su vez con los días de la vida de Brahma. Se entendía que cada ciclo- que a su vez se repetirían indefinidamente- tenía la duración de un día en la vida del dios, cuya longitud estimada era de 4.300.000.000 de años (en la nomenclatura actual lo escribiríamos como 4.300 Ma). No había otros fundamentos que la meditación de los sabios, plasmada en sus escritos sagrados, los que estipulaban además, que en el presente ciclo estaríamos transitando aproximadamente el año 2.000.000.000 (o 2.000 Ma). Si lo pensamos un poco, a la luz de la edad que hoy se le asigna al planeta (alrededor de 4.500 Ma), se aproximaba a la realidad mucho más que la siguiente versión, establecida por el cristianismo.

¿Qué se intentó en la religión cristiana?

La religión cristiana no aceptaba otra ciencia que la contenida en la Biblia, o eventualmente en los escritos de sus intérpretes. Por ende, siguiendo al libro del Génesis, según el cual el mundo fue creado por dios en seis días (ya que el séptimo fue su descanso), se consideró por muchos siglos ese espacio de tiempo de modo literal para el desarrollo de todas las características de la Tierra, pero no se especuló nunca sobre cuánto tiempo atrás eso habría tenido lugar.

Posteriormente, se descubrió, en las propias escrituras, un salmo que expresa: «Porque mil años a Tus ojos son como ayer…» Eso abrió la puerta a nuevas interpretaciones según las cuales, un día correspondía a mil años, y por ende la creación habría tardado 6.000 años. Considerando ese lapso, y el calendario por entonces vigente, hacia el año 1600 dC, el Arzobispo de Ussher se pronunció por una antigüedad específica para el planeta. Según sus «investigaciones» el mundo había sido creado en el mes de octubre del año 4004 aC.

¿Cómo se empleó la medida de la tasa de sedimentación?

Debido a que cualquier idea contraria a la religión dominante por entonces en Occidente era considerada herética, y por consiguiente muy peligrosa, dado el poder de la Curia, todo el desarrollo del pensamiento científico se retrasó algunos siglos. No obstante, la razón se fue imponiendo por su propio peso, y comenzaron a surgir intentos de datación con fundamento en observaciones objetivas.

Los primeros audaces que desafiaron todos los riesgos de presentar ideas ajenas a las bíblicas comenzaron a multiplicarse a partir del S. XVII, cuando el intento de explicar las diversas especies fósiles que se iban encontrando, a través de sucesivos actos de creación y destrucción divinas, comenzó a resultar claramente irracional, y los naturalistas llegaron a la conclusión de que la Tierra debía ser mucho más antigua de lo pregonado por Ussher.

No obstante, los primeros intentos de medir esa antigüedad sólo surgieron hacia los siglos  XVIII y XIX, a favor de las leyes estratigráficas ya establecidas, y que estimaban las edades relativas de los diversos materiales terrestres.

Cuando quedó claro que la depositación de estratos procedía lentamente para alcanzar un cierto espesor, se pensó en un método muy lógico: si se medía el espesor total de una pila de estratos, y se lo dividía por la tasa de sedimentación, podía obtenerse la edad total del paquete sedimentario.

Se entiende por tasa de sedimentación, el espesor promedio de materiales que se depositan en la unidad de tiempo elegida, en este caso un año.

Si había un espesor de 5 metros, y se calculaba que se depositaba 1 metro por año (tasa de sedimentación) la edad era la resultante de dividir 5 por 1, es decir que la edad del paquete era de 5 años.

Usando la información que podía establecer las edades relativas, el intento implicó un trabajo formidable, ya que se sumaron cientos de mediciones en distintos sitios para ir agrandando cada vez más el volumen de estratos que se sumaban en un apilamiento que pretendía representar toda la historia.

Se sumaron cientos de mediciones, y se estimó la edad de la Tierra en alrededor de al menos 100 Ma. Lejos de la realidad, pero representando un verdadero avance respecto a los pocos miles de años del Arzobispo.

Por supuesto los errores del método eran muy numerosos, veamos algunos:

  • Por empezar, no se podía medir en ningún lugar un apilamiento sedimentario que abarcara todo la historia terrestre.
  • Las tasas de sedimentación no pueden generalizarse para grandes intervalos de tiempo pues a lo largo de él van cambiando según se modifican numerosos factores intervinientes.
  • No se tomaban en cuenta los procesos erosivos que en muchos casos eliminan parte del registro sedimentario.
  • Tampoco se estimó la influencia de modificaciones tectónicas.

Por cierto, un paquete limitado, en un sitio determinado, con una tasa de sedimentación bastante confiable, puede llegar a ser asignado con cierta credibilidad a un determinado intervalo de tiempo, pero su aplicación a la edad toda de la Tierra decididamente fue demasiado aventurado.

¿Cómo se aplicó la salinización de los océanos?

Al iniciarse el S. XVIII, se propuso la salinización de los océanos como un posible reloj geológico confiable. En ese momento se estableció una fórmula teórica que debió esperar casi un siglo para su aplicación en la realidad, porque en el momento inicial no se contaba con los datos que debían ingresarse en la expresión matemática.

El razonamiento era similar al del método ya explicado. Asumiendo que el sodio era aportado por los ríos, a una tasa dada por año, la edad de los océanos podría conocerse dividiendo entre sí ambos valores. Cuando se estimaron, muchos años más tarde algunos valores idealmente confiables, se estableció la siguiente fórmula:

edad de los océanos = toneladas de sodio en el océano / toneladas de sodio añadido por año.

Los valores que se introdujeron inicialmente en la ecuación fueron 1,6 por 10 a la dieciséis toneladas de sodio, y 1, 6  por 10 a la octava toneladas de sodio por año.

Esto también arrojó un resultado de 100 Ma, lo que por un tiempo, dada la coincidencia con el resultado de la otra aproximación, se consideró la mejor estimación para la edad de la Tierra.

Pero también había numerosos errores en la medición, entre ellos:

  • El sodio que entra cada año a los océanos no necesariamente permanece disuelto en él, ya que una parte importante genera rocas o es incorporado por organismos vivientes.
  • Tampoco la tasa es totalmente uniforme a lo largo del tiempo.
  • La posición de los océanos ha variado a lo largo de la historia.
  • Tampoco los ríos existieron siempre o para siempre.

¿Qué método propuso Lord Kelvin?

Ya en pleno S. XIX, William Thompson, Lord Kelvin, propuso un método basado en conocimientos y mediciones de su área de especialización, es decir, la historia del calor.

Para comprender mejor este tema, les recomiendo leer este post, ya que se relaciona con el calor de la propia Tierra, independientemente del que le llega con la radiación solar.

Con alguna anterioridad a la formulación de esta metodología, se había medido ya en diversos lugares,  la ocurrencia de pérdidas de calor desde la superficie terrestre, del orden de las 40 calorías anuales por cm².

Suponiendo una pérdida continuada y homogénea por un lado, y por el otro de la premisa de que la Tierra se habría formado a partir de una masa originalmente fundida, Lord Kelvin propuso con razonamientos semejantes a los ya mencionados en los dos puntos anteriores, una nueva forma de datar la Tierra.

Según él la Tierra tendría al menos 40 Ma.

Por supuesto también esas dataciones cargaban con sus propios inconvenientes:

  • No podía probarse la existencia de una Tierra inicialmente fundida, sobre todo a la luz de las teorías cosmogónicas con más consenso en el presente, pero que ya comenzaban a formularse en la época de esta medición.
  • No se consideraba el aporte de calor generado internamente en la propia Tierra con posterioridad a su surgimiento como planeta.
  • No alcanzaba coincidencia cuantitativa con los otros métodos propuestos.

En suma, sólo fue un valioso intento, que como todos los anteriores subestimó largamente la verdadera antigüedad del planeta, y por ende de sus materiales constituyentes.

¿Cuál fue el mérito de los intentos no religiosos?

Pese a los resultados erróneos que se obtuvieron, los métodos que se alejaron de las interpretaciones religiosas tenían precisamente el mérito de liberar el pensamiento de las estructuras rígidas que le impedían avanzar por caminos lógicos y con métodos científicos.

Por otra parte, condujeron a un importante cambio de escala para la apreciación del tiempo geológico, llevando el rango aceptable, desde unos pocos miles de años a decenas o cientos de millones de años, lo cual es un cambio de paradigma notable, y abrió las puertas a todas las dataciones posteriores, que habrían parecido descabelladas sin ese salto previo.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Efeméride: Santa Bárbara, patrona de los mineros.

Hoy nos ocuparemos de una tradición relacionada con la minería, que tuvo ayer, como cada 4 de diciembre, su conmemoración internacional: el Día de Santa Bárbara, que es también el Día Mundial de los Mineros.

¿Quién es Santa Bárbara?

Santa Bárbara, es una mártir de la Iglesia Católica, que fue canonizada como Santa, y que es no sólo la patrona de los mineros, sino también de otros trabajadores relacionados con los explosivos y la artillería, y a la que se suele invocar como protectora en las tormentas eléctricas.

Es precisamente en su honor que toman el nombre de «santabárbara» los depósitos de pólvora y municiones de las embarcaciones de guerra. Se usa como sinónimo de polvorín.

¿Qué se sabe de la vida de Santa Bárbara?

Según sus hagiógrafos, Bárbara nació en Nicomedia, hacia el comienzo del siglo III, como hija del sátrapa Dióscoro. Vale aclarar aquí que la palabra sátrapa está empleada en su sentido original, es decir simplemente designando al Gobernador de una provincia de la antigua Persia, hoy territorio de Irán.

Dióscoro encerró a su hija en un castillo para evitar que se casara con un joven cristiano y comenzara a profesar esa religión. Irónicamente, fue durante su encarcelamiento que Bárbara se convirtió al cristianismo y fue inclusive  bautizada. Llevó su desafío hasta el extremo de hacer construir una tercera ventana en su habitación, para representar a la Santísima Trinidad.

Al regreso de su padre, Éste había concertado un matrimonio al que ella respondió que sólo tomaría a Cristo por esposo. La ofensa a los dioses que adoraba el sátrapa sólo podía limpiarse a través del martirio, por lo cual se le infligieron terribles castigos, que no estoy dispuesta a relatar aquí, para ser luego enviada a un supremo Tribunal que la condenó a la decapitación. Fue su propio padre quien ejecutó la sentencia, y según la leyenda, una vez cumplido su cometido, lo alcanzó un rayo, que lo mató a su vez.

Esa supuesta intervención divina en forma de rayo y su trueno acompañante, determinaron que  andando los siglos, y al perpetuarse el relato, la propia Iglesia, luego de canonizarla en 1568, durante el papado de Pío V, la consagrara como protectora en las tormentas eléctricas.

El imaginario popular comenzó luego a relacionar los truenos con la artillería, los explosivos, y más tarde, con la minería que hace uso de ellos.

Ahora, como una yapita, podemos ilustrarnos un poco sobre geografía e historia.

¿Cuál era la ubicación geográfica de Nicomedia?

Nicomedia, que en griego antiguo se esribía Νικομήδεια,  era una antigua ciudad del reino de Bitinia, ubicada en lo que es hoy la ciudad turca de Izmit.

Bitinia fue por muchos siglos parte del Imperio Romano en el noroeste de Asia Menor. Estaba ubicado sobre la costa del mar Ponto Euxino, hoy conocido como Mar Negro. Ese mar era su límite por el este y el Mar de Mármara (en turco: Marmara denizi y en griego: Μαρμαρα̃ Θάλασσα, por entonces  conocido como Mar Menor, lo era por el oeste.

Para que no se pierdan en el mapa, les cuento que el mar de Mármara es un pequeño mar interior que comunica el Mar Negro con el Egeo.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es la pintura realizada por Francisco Bayeu en 1767 y se encuentra en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Aldehuela de Liestos, en Zaragoza, España, y yo la he tomado de Wikipedia.

La leyenda del volcán Lanín

Hoy vamos a ocuparnos de una leyenda muy bella acerca del volcán Lanín, cuyo marco geológico y características científicas reservaré para otro post, limitándome ahora a mencionar muy pocas de sus particularidades.

¿Dónde se encuentra el volcán Lanín y cuáles son sus características más generales?

El nombre mapuche del volcán Lanín es Pillañzegüñ, lo que según diversas interpretaciones podría significar «roca muerta» o «murió de un atracón».

El volcán forma parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, y se ubica en el departamento Huiliches, muy próximo a la ciudad de Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén, Argentina, pero con laderas que se internan en Chile, pues está¡ precisamente sobre el límite internacional. Lo rodean los lagos Paimún y Huechulafquen al Sur y el Lago Tromen al Norte, y todavía hay presencia de glaciares en algunas de sus pendientes.

Es un estrato – volcán cuya última erupción de gran intensidad habría ocurrido hace 1.600 años, por lo cual es considerado activo, y registra una altura de 3.776 metros sobre el nivel del mar. A sus pies se extiende el Parque Nacional Lanín, de una superficie aproximada a las 400.000 hectáreas, que incluyen 25 lagos, entre los que se encuentran el Huechulaufquen, el Ñorquinco, el Lolog y el Lácar.

¿Qué cuenta su leyenda?

Según cuentan los mapuches, el Lanín era el hogar de un pillán muy poderoso. Acá hagamos un paréntesis para aclarar que un pillán es un espíritu de un ancestro importante según la religión mapuche; y en este caso se trataba del alma del valiente cacique que había muerto en la batalla del Arauco contra los invasores. Los conquistadores españoles interpretaron el concepto de Pillán como sinónimo de demonio o ser maligno, lo que no tiene relación con la idea original de la cultura Mapuche.

En algún momento histórico, el cacique Huanquimil y los cazadores de su tribu llegaron a la cima del Lanín, persiguiendo huemules.

Esto desencadenó la furia del Pillán que desde el interior del volcán empezó a arrojar lava, humo, llamas ardientes y cenizas. Consultada la machi de la tribu, ésta señaló que para calmar tanta ira debían revertir la furia de Pillán y éste les informó que era necesario sacrificar a una virgen que fuera además muy bella y muy amada por toda la tribu.

La elección recayó naturalmente sobre Huillefún, la hija menor del cacique. Se encomendó entonces a Quechuén (en otras versiones se lo conoce como Talka), el  cazador más joven y más valeroso, que la arrojara al interior del cráter.

Pero como todas las leyendas implican historias de amor, Quechuén estaba secretamente enamorado de la doncella y no pudo arrojarla al volcán, sino que ascendió por la ladera con ella en sus brazos, y la depositó en un sitio medianamente protegido, en la esperanza de que ella encontrara un modo de escapar y conservar la vida.

Pero cuando comenzaba apenas su descenso, Quechuén (o Talka) escuchó a sus espaldas un ruido de batir de alas gigantescas, y sintió un viento arrollador. Al volver la cabeza vio cómo un cóndor inmenso, con los ojos como brasas encendidas, descendió sobre Huillefún, y sin siquiera posarse, la tomó con sus garras, alzando luego el vuelo, sólo para arrojarla en el interior del volcán, completando así la tarea que el enamorado no pudo concluir.

Según la leyenda, el volcán cesó entonces su actividad y ya no volvió a tener otra erupción.

¿Qué podemos agregar?

Pues que el Pillán no permaneció tranquilo para siempre, según parece, ya que hubo alguna actividad- aunque poco intensa- en 1892 y más cerca en el tiempo, volvieron a registrarse eventos moderados a partir del 15 de febrero de 2017.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Pseudociencia y un post diferente por una razón especial.

El pasado 5 de marzo, hace apenas 4 días, se cumplió un mes del fallecimiento de John Clement Whitcomb Jr., quien publicó un libro pretendiendo explicar «científicamente» el Diluvio Universal. Su curiosa incursión en un campo que le era por completo desconocido, no deja de ser lo bastante interesante como para generar esta charla de hoy. Vamos a ello.

¿Quién era John Clement Whitcomb Jr.?

John Clement Whitcomb Jr.  nació en Washington D.C., Estados Unidos el 22 de junio de 1924, y falleció el 5 de febrero de 2020. Su verdadero metier era la Teología, lo cual explica prácticamente todo lo que charlaremos a continuación.

Sus padres eran Salome Josephine Fuller y John Clement Whitcomb. Debido a la profesión de su padre, oficial del ejército, vivió en el norte de China entre los 3 y 6 años de edad, lo que tal vez ya impregnó su visión con algún grado de misticismo que mucho más adelante se vería exaltado por su ingreso en el Grace Theological Seminary (Seminario Teológico de la Gracia), de Winona Lake, Indiana.

Estudió en la Escuela McCallie de Chattanooga, Tennessee, pero sus estudios en la Universidad de Princeton se vieron interrumpidos por su servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial. A su regreso se inscribió en el Seminario Teológico que ya mencioné antes, donde conoció al Dr. Henry M. Morris, quien defendía la interpretación literal de una Creación a lo largo de seis días y un Diluvio Universal, entre otras cosas.

Entre 1951 y 1990 fue profesor en el mismo Seminario, y al ser despedido, formó parte de un desprendimiento del mismo al que se denominó Conservative Grace Brethren Churches International. En el momento de su muerte residía en Indianápolis con su esposa Norma.

¿A qué se refiere su libro The Genesis Flood?

The Genesis Flood, (que puede traducirse como «La inundación del Génesis» o «El Diluvio Universal») fue publicado por Whitcomb y Morris en 1961,  y se transformó en un best seller y libro de cabecera entre los cristianos más fundamentalistas; pese a que fue totalmente ignorado por los científicos e investigadores universitarios.

En opinión de muchos, ese libro significó el despegue del movimiento creacionista en todo el mundo.

El libro señala como premisa básica que la Biblia es la «palabra infalible de Dios», razón por la cual todos sus argumentos en favor de un Diluvio Universal se basan en ella, y en algún momento explicita claramente que no puede armonizar esa fuente con los registros geológicos. Su personal opción es simplemente apegarse a la doctrina, no obstante lo cual, buscó darle algún matiz menos sesgado como veremos en seguida.

¿Cómo intentó incorporar algún matiz de conocimiento científico en su publicación?

Si bien buscaba la participación de un Geólogo con un título de PhD en Geología, ninguno de ellos podía aceptar una interpretación absolutamente literal del Génesis, y mucho menos abonar su abordaje creacionista, y la inclusión del Diluvio Universal en una historia geológica de la Tierra.

Así pues, recurrió al Dr Henry M. Morris, Ingeniero Civil con experiencia en Hidráulica, y fervoroso creyente en la literalidad de la palabra escrita en la Biblia, quien aceptó  redactar algunos capítulos «con fundamento científico», para el libro del que finalmente sería coautor.

¿Qué explicación dio Morris respecto a las objeciones geológicas y científicas?

Casi puede decirse que Morris confiesa abiertamente la falta de fundamentos de su sección geológica, cuando señala que los creyentes deben enfrentar un verdadero dilema entre asumir su fe, o aceptar el veredicto prácticamente unánime de los estudiosos de la Geología que niegan la posibilidad de una creación planetaria a lo largo de una semana; y niegan asimismo la universalidad de una inundación como la que se describe como Diluvio.

Pero luego, se desacredita a sí mismo cuando dice que «las evidencias de una completa inspiración divina en las Escrituras, tiene mucho más peso que las evidencias de cualquier hecho científico».

Luego intenta explicar los estratos portadores de faunas fósiles secuenciadas, no como una prueba de la evolución sino como un resultado de selecciones hidrodinámicas principalmente.

Y en un salto proyectivo de manual psicológico, expresa en otros párrafos, que las teorías geológicas comúnmente aceptadas no se basan en datos científicos sino que son más bien decisiones «morales y emocionales». Y uno no puede menos que preguntarse: ¿más morales y emocionales que los dogmas religiosos?

Pero bueno, no quiero abundar en detalles, porque acabo de darme cuenta de que algunas de las aseveraciones de Morris ameritan no menos de un par de posts futuros. ;D

¿Qué podemos agregar?

Pues todo lo que quieran. Podemos reflexioanr acerca del fundamentalismo religioso, del atajo intelectual que significa reemplazar la falta de pruebas y argumentos con referencias sagradas, y por ende irrefutables; del temor que inspira a mucha gente desafiar el poder religioso, etc., etc.

Pero me voy a limitar a invitarlos a ver otro ejemplo de pseudociencia, y una referencia al Arca de Noé, en sendos posts que escribí hace bastante tiempo. (Los comentarios de algunos de los lectores en el segundo post linkeado no tienen desperdicio, y son una gran muestra de fanatismo religoso)

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Las leyendas que explican el origen de las Cataratas del Iguazú.

Si bien ya conocen las explicaciones científicas acerca de la génesis y características de las cataratas del Iguazú, hoy sólo quiero contarles dos bellas leyendas relativas a su origen.
Pero empecemos por recordar lo más básico sobre el tema.

¿Dónde están y qué características tienen las cataratas del Iguazú?

Se trata de imponentes caídas de agua localizadas sobre el Río Iguazú que define el límite entre la provincia argentina de Misiones y el estado brasileño de Paraná.

Se encuentran a 195 msn, y la altura de mayor caída es de 82 m. Pero, repito, ya hablamos de ellas extensamente en otro post más científico. Y seguramente también aparecerán en mis anécdotas de viaje, porque las tengo…

¿Qué dice la primera de las leyendas acerca de la formación de las Cataratas de Iguazú?

Según se cuenta, Naipi era una bella india prometida en sacrificio al dios M’boi, señor del río, y proveedor de los peces, alimento primordial de los pobladores de la región.

Sin embargo, en el día mismo en que debía realizarse el sacrificio, que representaría el matrimonio entre la india y el dios, Tarobá, un valiente guerrero, enamorado de Naipi, y por ella correspondido, la raptó para salvarla.

Juntos descendían en canoa por el Río Iguazú, cuando el dios enfurecido se transformó en serpiente y se introdujo en la tierra, realizando enloquecidas contorsiones con su cuerpo, de tal manera que el terreno alteró su forma hasta generar los grandes saltos por los que se despeñó la embarcación de la pareja fugitiva.

Pero el dios indignado quiso perpetuar el castigo para toda la eternidad, y transformó así a Naipi en piedra, para siempre azotada por las aguas del río.

Tarobá, en cambio, se convirtió en palmera, quedando así condenado a observar para siempre el castigo de su amada, sin poder alcanzarla jamás.

Un detalle poético que se agrega en algunas versiones, explica el arco-iris que se observa en las cataratas cuando hay mucho sol, como un puente secreto en el que los espíritus de los amantes pueden ocasionalmente encontrarse, a despecho de la maldición de M’boi.

¿Cuál es la leyenda alternativa?

Esta otra leyenda incluye también a una pareja: Í, princesa de las tierras altas, y Guaó, príncipe guerrero de los territorios inferiores. Los pueblos de ambos monarcas vivían en guerra, de modo tal que los dioses Tupác y Jaci, concertaron el matrimonio entre los dos jóvenes herederos para establecer la paz tan necesaria.

Sin embargo, en el camino para encontrarse con Í, el príncipe Guaó fue herido de muerte  por una flecha de los guerreros de Í que no querían la paz.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano, el príncipe, llegó no obstante a encontrarse con la princesa, quien sólo logró abrazarlo en su suspiro final. Con el cadáver de su amado entre los brazos, Í lloró de tal manera, y con tanta abundancia que sus lágrimas dieron origen a las Cataratas que hoy vemos.

Si me lo preguntan a mí, prefiero la otra versión, porque esa serpiente que agita la tierra, alude de alguna manera a los cambios estructurales que ocurrieron en la historia geológica de la región, pero eso ya es parte de otro post.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de De Spouse of Leonard G. – Trabajo propio, Dominio público,

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